jueves, 2 de junio de 2011

Seis mulos y un torero

La importancia de un quite a tiempo



Lo extraña que es la naturaleza humana, estamos a punto de concluir la feria de San Isidro de este año y la gente lo acusa; no es extraño que se le distorsione la percepción de las cosas, los hay que después de tanto toro, tanto pase y tanto torero, se llegan a creer que más de cincuenta pases destemplados más bajonazo, valen una oreja y si se consigue dos veces en la misma corrida, Puerta Grande, pero es que muchos de estos afectados, si vuelven la vista unas semanas atrás, lo mismo, ahora les parece excesivo. Cosas de la condición humana.

Otros fuimos a la plaza a ver los toros de Palha, un hierro que al menos nos garantizaba una lámina y un trapío espeluznante. Y eso se cumplió, su aspecto era espeluznante, aunque no en el sentido en que pensábamos. Es como si hubiéramos pedido un deseo al genio de la lámpara maravillosa y en el resultado se comprueba la ambigüedad del idioma. Unos bichos feos, algunos con pitones de chufla; los grandones, destartalados y los pequeños, anovillados. Pero bueno, lo que hay duda es de que saldrían encastados ¿no? Pues si entrar a los trapos como un burro tirando de una calesa es casta, entonces eran encastadísimos, pero si vamos al diccionario del aficionado, eran eso, mulos descastados hasta decir basta. Pero hombre… pero nada, no hay nada que salve a los Palha; otra vez han protagonizado una gran decepción. Ni presencia, ni casta, ni bravura, flojos, mansos y hasta antipáticos. Dos de ellos no se aguantaban en pie y tuvieron que salir en su lugar un sobrero de Carmen Segovia y otro de Aurelio Hernando, que salió al ruedo cuatro veces y se metió para adentro tres, o esa es la percepción de alguien que lleva ya unas cuantas boyadas este año. Y es que lo hablábamos durante la corrida, el escandaloso número de mansos que han salido al ruedo de Madrid, que aunque se volvieron para los toriles de nuevo, sí que lo estuvieron intentando todo el tiempo que se mantuvieron en él.

De los toreros poco se puede decir y bueno menos. Luis Bolívar, torero que en su momento paseaba la etiqueta de valiente, ahora puede ser catalogado como un torero muy pesado. No se puede estar diez minutos dando trapazos y que el toro/ buey, no se entere y que no acuse ni uno con mando y dominio. Aunque será por esa perturbada percepción de las cosas, pero daba toda la sensación de estar destormando. A su primero, que se acercaba con pasito lento y desanimado tanto al caballo como a los engaños, le recibió con ese original pase por detrás, pero sin emoción alguna por la fea condición del Palha y su cansino avanzar. Empezó el colombiano con el pico y el culo fuera, pero sin exagerar eso de esconder la pierna. Mucha carrera después de cada muletazo con la derecha y al natural, escondiendo la pierna, muy decidido a que el toro no la viera ni de lejos. Y esto de “de lejos” es literal. Pases y más pases hasta la desesperación y hasta escuchar el primer aviso antes de coger la espada. Bajonazo y a otra cosa. En su segundo varió el repertorio y lo del pase lo cambió por banderazos, levantándole la mano a un toro que cabeceaba que era un primor.

Salvador Cortés se vino a Madrid a pasar el día y será por su percepción personal o porque nadie le dijo que los toros eran de Palha, que se presentó sin el manual de intervención rápida para casos de mulos descastados. Él pensaba que iba a ser salir al ruedo y empezar a desplegar su arte a borbotones, pero no, la cosa iba a ser más complicada. En su primero, un manso de echar para atrás, la percepción general podía ser la un toro al que hay que dar distancia, porque se arrancaba con alegría, pero ¡amigo! Esa percepción era más falsa que un duro de madera. Cortés le citó de lejos y el toro se fue hacia la muleta como un tren, pero en el segundo pase, nada de nada. Lo volvió a intentar de la misma forma y para allá que iba el tren, ya con menos carbón en las calderas, y al segundo pase, otra vez parado, ¿Pero qué pasa? Pues pasaba que cuando el Palha veía que detrás del señor del trapo estaba la puerta de toriles, no lo dudaba un segundo, pero al contrario ya le suponía un mundo el alejarse lo más mínimo de la supuesta vía de escape. Estuvo el sevillano buscando los terrenos idóneos durante toda la lidia, pero no había nada que hacer, el manso, aún a favor de querencia, cada vez entraba con más reservas. Todavía le debía quedar algo rondando en la cabeza a Salvador Cortés cuando tuvo que enfrentarse a otro mansote del hierro titular que se frenó de salida y echaba las manos por delante. Mucho enganchón con la muleta, trapazos, muy desacoplado, pico, carreras y la eterna duda para encontrar los terrenos en los que el toro se hubiera desenvuelto mejor. La eterna y gran cuestión de los terrenos.

David Mora dio la sensación en todo momento de querer estar, pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Al feo primero, que siempre llevaba la cabeza alta, como buscando a un amigo en el Rastro, costó picarle, costó banderillearle y costó meterle en la muleta. Una primera serie queriéndole meter en el engaño, pero demasiado movida. Pico, citando fuera de cacho, brazo estirado y con el riesgo de que el mulo le levantara los pies del suelo. En el sexto tuvo que apechugar con el jabonero de Aurelio Hernando, el que se dio la vuelta tres veces para volver a los corrales, salió distraído y se pasó los dos primeros tercios deambulando por el ruedo; acudió al caballo en cuatro ocasiones. La faena de muleta fue como una continuación de la del anterior, o para ser más exactos, repitió la faena que hacen todos y el toreo que hacen todos, aunque en algunos pases tiró bien del toro, pero con mala colocación.

Pero a estas alturas habrá quien piense que de todo lo escrito, sea por la percepción personal del lector o del que escribe, no se ha nombrado a ningún torero alabando tal condición. Pues fue lo más real y lo que tuvo más verdad en toda la tarde, y no es otra cosa que la actuación de un tercero, un torero de plata fundido en oro, Domingo Navarro. Empezó sorprendiendo en un quite providencial a un compañero, pero luego vino otro y otro, y otro más, así hasta perder la cuenta. Uno haciendo que se abriera el capote en la cara del toro como un abanico, para distraerle de su primer objetivo, cruzándose con el capote recogido, desde la barrera, soltando el capote un poco para luego dejarlo en toda su extensión, siempre aparecía Domingo Navarro, muy bien colocado toda la tarde, muy atento y oportuno y demostrando toda la afición que tiene. Como puse en mi comentario en Opinión y Toros, fue el Ángel de la Guarda de los toreros y eso vale mucho.

16 comentarios:

Scotty dijo...

Al jabonero lo destrozaron en varas, sino cuidado que podria haber sido bueno, su querencia natural al llevar 3 meses paseando, desde Ramos.

aun con la masacre metio bien la cara 10 o 15 veces...

Navarro es increible hay que tener mucha aficion para estar asi, siempre asi, lo demas AMEN!!

Enrique Martín dijo...

Scotty:
Al jabonero además le dieron una lidia infame. Entró al caballo cuatro veces, incluida la de clavo después del cambio, y le pegaron en dos.
Si no se tiene afición es muy difícil sentirse torero y así vamos, porque hay pocos que se sientan toreros.
Un saludo

Diego Cervera Garcia dijo...

Buenos dias tengas Ustedes, pues Enrique, creo que ya esta dicho todo, lo unico en lo que no coincido es con el comentario al sexto toro, yo pienso que aún que entrase 4 veces al caballo, al toro no se le castigo como tal, el toro a mi forma de interpretar el toreo, fue manso, quizas acusando los 3 meses de corrales... pero aún que no hubiese entrado 4 veces no creo que nos ubiesemos perdido nada.
Referente a su espeda, el Sr Mora, pues no le vi del todo afianzado, pero tampoco tuvo oponentes claros ni para buenos ni para malos, con lo cual, por lo que he podido ver anteriormente de el, me quedo con ganas de verle otra vez.

David Campos dijo...

Enrique:

No la he podido ver, pero leyéndote veo que no me he perdido nada. Gracias por la cumplida información. Creo al pie de la letra lo que cuentas.

Un abrazo!

Enrique Martín dijo...

Diego:
Que no se me interprete mal, el decir que entró cuatro veces al caballo no quiere decir que entrara bien. El error es mío al no aclarar que en la primera fue al reserva, donde solo le dieronun picotazo, en la segunda le taparon la salida y empujó de lado, más buscando la salida que afrontando la pelea. De ahí escapó al terreno de toriles. En la tercera le volvieron a tapar la salida y esa cuarta fue un picotazo. Espero haber completado mi primera opinión con estas líneas.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

David:
Tú verás lo que haces. Como decía el otro, "Fíate de la Virgen y no corras". De todas formas, muchas gracias por tu confianza.
Un saludo

Anónimo dijo...

La corrida de Palha fue un fiasco en toda regla. Desiguales de presentación, algunos sospechosos de pitones, flojos, huidizos en el caballo y dos toros devueltos. Mal balance.

Destaco especialmente a un quinto, al que cogieron miedo debido a su volumen, pero que arrastraba el hocico por el suelo y, aunque al principio tiraba el tornillazo al final del viaje, después desarrolló un mayor grado de nobleza.

El primero, pese a su mansedumbre, respondió bien en los medios y le permitió a Bolívar pegar 8 tandas de muletazos (que se dice pronto) sin hacer extraños. Es cierto que Bolívar lució al toro, tanto en el caballo como en la muleta, que se puso en el sitio la mayoría de las veces y que cargaba la suerte según mandan los cánones pero también es cierto que faltó acople con el toro y que los mejores muletazos vinieron casi al final de la faena, arrastrando la embestida del toro con muletazos de mano baja. El bajonazo en la suerte natural terminó de emborronar algo que no pasó de una mediocre faena.

¡Qué contar de Salvador Cortés! Equivocándose por completo en la elección de terrenos en el segundo y muy por debajo del toro menos malo de Palha, el quinto. Después se extraña de que no le llamen las empresas pese a las orejas antaño cortadas a los victorinos.

David Mora puso el valor, las ganas y la firmeza. Ante el tercero (posiblemente el que más sentido desarrolló de los seis lidiados) sólo cabía presentarle pelea y demostrar quien mandaba en el ruedo. David Mora lo hizo, aguantó verdaderos tornillazos y se mantuvo en su sitio. Lo que no termino de entender es por qué se puso al principio por un pitón izquierdo cuando el toro le había avisado un par de veces: con el capote y al doblarse con él al inicio del último tercio. Con el jabonero sexto bajó algo el tono. Una vez enseñó al público que no se podía practicar el toreo de manos bajas, debido a la flojedad del animal, sólo cabía templarle, administrar los tiempos y correrle la mano, detalle éste último que le faltó al madrileño.

Como notas negativas, la gran cantidad de trapazos y bajonazos que se vieron y como nota altamente positiva, la labor del gran triunfador de la tarde: Domingo Navarro. Muy atento durante toda la tarde, en los toros de Bolívar y en los de sus compañeros. Siempre él solo en el callejón con el capote en la mano y presto para salir al auxilio de los tres matadores en cualquier momento. Hizo tres buenos quites en las banderillas del tercero mientras Salvador Cortés permanecía más quieto que una estatua. Además, desde el callejón, echó el capote para hacer quites en otro par de ocasiones.

Manda huevos que la mayor ovación de la tarde se la llevara el señor mayor de la grada del 8. Cuanto menos resultaba gracioso que toda la plaza se quedara mirando y aplaudiendo los devaneos de este señor con dos rubias que llevaban en la mano otra “rubia” pero de litro.

Saludos,
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J.Carlos:
La decepción de Palha ha sido grande, aunque no es la primera de esta ganadería. Por la presentación, el señor Folque bien podría haber alegado que no tuviera toros para Madrid, que parece ser que no los tenía. La falta de casta ya es otra cosa. Aquella gran tarde de ahace dos años, si no recuerdo mal, parece más un accidente que un acierto. Y los toreros pusieron en práctica eso de mirar el cartel, ver la ganadería y decidir que había que ponerse como un flan y dejar que el toro campe a sus anchas por el ruedo.
Un saludo

Anónimo dijo...

De acuerdo en todo con el comentario de Diego Cervera. Además la bravura va en la sangre no se pierde en los corrales, y tuvo comportamiento de manso desde salida ,algo muy similar a casi todo lo lidiado esta feria.
Gonzalo

Enrique Martín dijo...

Gonzalo:
Seguro que no sabrías decirme cuántos toros mansos han salido esta feria, casi tantos como han salido, pero para contar los bravos, igual te sobran los dedos de una mano.
Un saludo

Diego Cervera Garcia dijo...

Sr Enrique, no pasa nada, queda todo totalmente aclarado sobre los 4 puyazos, ademas, Usted es un gran aficionado donde no hay que poner ningun "pero" a sus cronicas, y a buen entendedor, pocas palabras bastan sobre las 4 entradas al equino del sexto de la tarde.
Y como dice el escritor Anonimo, el toro o es bravo, o es manso, otra cosa es que despues de 3 meses los animales acusen ciertas cosas de los corrales, regates en los capotes etc...pero suelen quedar definidos en el tercio de banderillas, y este sexto, bonachón y sin ganas de crear peligro, manifesto su mansedumbre a cada momento, eso si, precioso el jabonero.

Anónimo dijo...

Asi es , bravos y que emocionen en los tres tercios ninguno.Pero tampoco me sorprende con el ganado que sale por chiqueros porque es siempre el mismo .
Gonzalo

Luis Pineda dijo...

Hola Enrique:

Como sabes me estrenaba en el ciclo isidril acudiendo a una teórica corrida de las "duras", y salí totalmente decepcionado. Novillos que pasan por toros en la primera plaza del Mundo (al contrario que en Arganda, localidad en la resido y en la que los novillos que pisan el ruedo pasarían el reconocimiento de más de una plaza de primera).

Tarde de la que me llevo pocas cosas en la retina para alimentar mis blocs de dibujo, salvo los quites del "extraterrestre de plata" D. Domingo Navarro.

En definitiva, como se suele decir, tarde de expectación tarde de decepción, y para mí lo fue.

Esperemos que el maestro del campo bravo sr. Cuadri sea capaz de salvar esta tarde el barco de la casta y de la bravura por el bien de todos.

Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
El último yo no lo acabé de ver tampoco bueno, lo que ocurre que tampoco fue lo que los otros. En fin, que nos queda una esperanza. Yo solo pretendoq ue la corrida vaya saliendo y no hacerme ilusiones a priori.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Gonzalo:
Y aún nos queda otra y es que pueda ssalir el toro bravo y que los artistas no sepan que hacer con él.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Luis:
Lo de Domindo Navarro fue estupendo. Pero uno de los quites en que desplegó el capote como si diera una serpentina, fue de lo más plástico de la tarde. A ver si hoy hay suerte.
Un saludo