martes, 15 de noviembre de 2011

La Fiesta, mejor que nunca, en su peor momento

Rafael "El Gallo" no necesito nunca que le reconocieran como un artista, porque el arte era él.


Si nos paramos a mirar el estado de la Fiesta y su consideración oficial, casi podríamos decir que nunca estuvo tan apoyada y tan bien considerada, pero luego la realidad no responde a tal espejismo. Hasta la UNESCO se está liando el capote de paseo para declararse a favor de las corridas de toros, o por lo menos eso se oye por ahí o eso se le está solicitando. Que si Bien de Interés Cultural, que si Patrimonio Inmaterial, que si un ayuntamiento se convierte en torero oficialmente y la guinda de que el Gobierno del Estado concede a los miembros del G- 10 el capricho de reconocer vía BOE, que esto que nos ocupa debe tener la consideración de hecho cultural.

Pero, digo yo ¿esto no resulta cuanto menos sospechoso de ocultar una realidad que se quiere tapar? ¿Alguien se plantearía que se considere como cultura la pintura, la escultura, la música o el cine? Evidentemente, no es necesario. Entonces ¿por qué hace falta hacerlo con las corridas de toros? El caso es que han cogido la Fiesta, la han pasado el plumero y la han metido en una vitrina acorazada con un cartel muy grande que dice “¡Ojo, que esto es arte!" Pero si eso la sabíamos hace décadas ¿no? ¿O todo esto se debe a que todas estas consideraciones no se las creen ni los que lo inventaron?

La realidad es que todo esto se produce en un momento en que escasea el arte, la bravura, la casta y la emoción. Quizás por este motivo hay tanta prisa por colgar la etiqueta que sea. Porque claro, si nos cogemos a un no aficionado, le tomamos de la mano y nos le llevamos a la plaza, contándole en el trayecto las grandezas del toro y de los toreros que se ponen delante; si le hacemos un recorrido por el Museo Taurino de Madrid, por las galerías de Las Ventas y finalmente nos acomodamos en nuestra localidad, aunque eso de acomodarse en la plaza de Madrid es casi ciencia ficción, y en esto que empieza lo “güeno” y nuestro acompañante, que espera ver todo lo que ha oído yendo a la plaza, lo que ve es un toro dando tumbos por la arena, a un señor subido a un penco que se da un paseo por el ruedo sin función alguna conocida y a un señor con las medias rosas poniendo extravagantes poses llenas de estiramientos y retorcimientos; un conjunto que no dice nada y que emociona menos.

Venga decretos, venga declaraciones y venga ILPs, que pretenden conservar y salvaguardar un hecho cultural muy poco culto y que no se sostiene por sí solo. Volvemos a ese tan arraigado proteccionismo patrio. Pero, yo me pregunto ¿por qué no atacamos el problema desde la base y dejamos de andarnos por las ramas? Estaré equivocado, pero creo firmemente que si se empezara a reconstruir la tauromaquia a partir del toro, que si se sustanciara de nuevo la suerte de varas y se ofreciera un toreo de verdad, quizás no harían falta tantos panfletos bien intencionados, porque la Fiesta se defendería por sí sola.

El edifico se nos cae a cachos y nos preocupamos por darle una mano de pintura a la fachada, o casi peor, queremos hacer creer que los desconchones son manifestaciones artísticas de vanguardia y lo pretendemos hacer colar como arte. Y llegados a este punto volvemos al inicio, en que nunca antes hubo tantas manifestaciones y declaraciones proteccionistas, ni la Fiesta estuvo tan necesitada de una reestructuración a fondo que la ayudara a recuperar lo que nunca debió perder, y que solo favorece a unos taurinos y unas figuras que solo se preocupan por su beneficio y por su comodidad. Lo demás les importa un bledo. La prohibición catalana les ha metido las prisas en el cuerpo para asegurarse que este proceso no se repita más en ningún sitio, creyendo que esto nos blinda contra una muerte por inanición. Pero si esto les hace felices, allá ellos.

17 comentarios:

fabad dijo...

Como siempre pones el dedo en la llaga. En efecto, si esto volviera a lo que no debió de abandonar, no habría que defenderlo ni buscar justificaciones para su continuidad.
Yo siempre he sido de los denostados toreristas. Siempre he pensado que con el Toro presente (sin él no tiene sentido) el importante es el torero. Solo a partir de que un aficionado (que lo soy) tan poco exigente como yo, echa de menos el TORO es cuando dejo de ser torerista y me vuelvo "purista" para, al menos, pedir el toreo auténtico, que desgraciadamente tampoco se hace o se hace cada vez menos.
Nos quieren engañar definiendo una nueva Tauromaquia, que no lo es. Necesitamos un TORO que se quiera comer al torero y un TORERO que le pueda. Si además nos dejan disfrutar con el ARTE, se justifican tantos años de pasión como llevo con este lio.

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Como bien te comente ayer, cada vez entiendo menos todo esto…..
Todo empieza a ser una mezcla de sin saber el porqué de las cosas…derechos de imagen, cultura, y otras tantas cosas que creo que a todos se nos escapan de las manos
Lo único que está claro es una cosa, cada vez las plazas se llenan menos, o por lo menos esa es la sensación que yo tengo según lo visto en la feria de la Aste Nagusia y el Pilar de este presente año, ¿podria influir algo la crisis? Desde luego que sí, es lógico y cae por su propio peso, pero lo que está claro, es que algo raro está pasando….
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pero Enrique, estamos con lo de siempre, ¿tú crees que con los 'figuras' que hay actualmente se puede volver a la esencia del toreo? ¿a la verdad del toreo? Es imposible, son todos unos señoritos acomodados que persiguen instaurar la borrega tonta para ganar más y arriesgar menos (hombre es que tienen que salir en una revista, presentar un perfume o anunciar un reloj y si se llevan un revolcón queda muy feo en la foto).
Pero sabes qué es lo peor, que cada vez hay más 'gediez' en las ganaderías.
Si te soy sincero, no sé dónde está la solución o por dónde empezar.
Feli.

Anónimo dijo...

Últimamente me fijo mucho en los turistas que van a la plaza, muchos van por ver algo nuevo, porque han oído hablar de la fiesta, etc. Sus caras reflejan aburrimiento, sopor y, como tú bien sabes, muchos de ellos abandonan el festejo antes del tercer toro.

Por cierto, Enrique, ¿ya has firmado la ILP? Yo no, ni pienso hacerlo. La fiesta que quieren, que la avalen ellos mismos. Por el sondeo que he hecho entre la gente que suele ir todos los Domingos a la plaza, algo más del 50% tampoco la ha firmado.

¿Será que no les convence la idea? Posiblemente

Saludos
J.Carlos

MARIN dijo...

El otro dia Enrique, me comentaba un amigo, buen aficionado a esto y que piensa igual que nosotros, que le daba miedo el que las figuras del G-10 dejasen de torear. Y este amigo se basaba en que la gente que va a ver a las figuras, en su mayoria, no son aficionados y que solo van a verlos a ellos. Que solo con los aficionados de verdad no se mantiene esto No se equivoca mucho el tio.
Me comentaba tambien que ama tanto esto, que preferia incluso que saliesen las corridas desmochadas a que desapareciera por completo. Se sorprendio cuando le dije que desde mi punto de vista, si la fiesta tiene que morir... que se muera. Pero que se muera con la verdad y la honestidad por delante. Y creo que aun sigue sin comprenderme Enrique.
A lo mejor, los que estamos equivocados somos nosotros. Quien sabe. Pero al igual que en su dia me negé a pagar por torear y colgué los trastos, hoy puedo decir que estoy tranquilo con mi honestidad intacta, y eso amigo Enrique... tampoco lo comprendia este otro amigo que tanto ama esto.

Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Es muy complicado eso de torista o torerista, porque sin el toro no hay nada, pero sin el arte del toreo, esto puede ser una simple pelea. El toreo es pelea, pero sin excluir el arte. En lo que creo que coincidimos todos es en que el TORO es lo primordial y lo que da sentido a todo esto. Y me doy cuenta que al final decimos lo mismo, pero con distintas palabras, lo que me alegra por mi parte.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Lo que pasa es que unos van por un aldo y otros por el opuesto. Unos se preguntan por la causa que hace emigrar a los aficionados y otros se vanaglorian de lo guapos que son y se lamentan porque otros no les adoran. Así nos van las cosas.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Realmente es que la sensación que tengo es que no nos fiamos ya de nadie. Tantos han sdio los palos, que ya desconfiamos hasta del viejecito que nos da un caramelo a la puerta del colegio. Y además hay otra cosa, ¿qué es exactamente lo que quieren salvar? ¿Su fiesta o la nuestra? La nuestra es la de siempre, porque como ellos mismos reconocen, la suya es una maravillosa evolución de la nuestra. Pues yo de ésta me borro.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Marín:
No te esfuerces, que nunca te van a entender, sois de dos mundos taurinos diferentes, vamos opuestos como el blanco y el negro. Yo también prefiero que la Fiesta acabe con dignidad por muerte natural, que el mantener un adefesio desnaturalizado. Así que mira, otro al que tampoco van a entender.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Bien lo dice Paco Abad, pones el dedo en donde si rascas, duele... Alguien aquí en mi pueblo dice que el mayor alcahuete del mundo es el terno de luces. Entonces, ¿porqué los jerifaltes de la UNESCO no se lo han querer poner?, ¡han de pensar que se verían "hermosos" con uno de esos puesto!

Por lo demás, insisto en que cada día entiendo menos. Yo "aprendí" de esto, a partir de que el toro era el eje de todo. Hoy, los monigotes que se ponen delante del cuadrúpedo cuasi-cornúpeta que sale al ruedo, parecen ser la summa del "espectáculo"... y yo, como dijo el gringo que se perdió en una barriada de Ciudad de México: "mi no entender"...

Luis Domínguez Barco TAUROPINIONES dijo...

Cuanta razón llevas Enrique, toreros que se retuercen en vez de erguirse, picadores que no pican, toros sin casta porque ya la bravura ni esxiste, empresarios chapuceros y periodistas anquilosados. Quizá todo lo que rodea a este circo derroche arte, pero lo que se ve desde el tendido desde luego que no y encima las nuevas generaciones como Manzanares confunden corridas duras con variedad de encastes. Ha matado una de La Quinta y se cree Ruiz Miguel, Padilla o El Fundi.

Enrique Martín dijo...

XAvier:
Es que lo que tú y algunos más aprendimos, no tiene nada que ver con toda esta filfa. Será por eso que admiro tanto a los jóvenes que no vieron, pero creen y que tienen la certeza de que esto es otra cosa. Es de admirar. Y ójala que lleguen a verlo algún día.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Luis:
Yo tengo mi opinión muy particular sobre la capacidad intelectual y el conocimiento de algunos de estos muchachos. Le repiten tanto lo grandes que son, que al final se lo creen. Vamos que se ven más cerca de los dioses que de los mortales. Eso sí, no llenan ni una plaza.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Y otra cosa Enrique, también dudo de su capacidad auditiva, no escuchan otra cosa que un estribillo que dice: "bieeeen, bieeeen...". Son como los discos de hace quién sabe cuántos años, monaurales...

Enrique Martín dijo...

xavier:
Estoy completamente de acuerdo contigo y ya se sabe eso de que "no hay poer sordo que el que no quiere oír". Pero que se den cuenta que los que solo tienen oídos para el halago, son los mediocres. Ellos verán.
Un saludo

Juan Medina dijo...

Enrique:
Sólo recuerdo dos veces la plaza de Badajoz llena hasta la bandera (es grande: 13.000 para una ciudad de 150.000). Con José Tomás en 2008 y con una de victorino hace unos 25 años.
Las dos veces el reclamo fue la emoción. La que genera el toro bravo y encastado, y la que provoca un torero que se pone donde otros ponen la muleta.
Si se diluye la emoción, pocos argumentos tenemos que ofrecer a una sociedad que vive ajena a los toros y aletargada con la memez animalista. Con la emoción presente (y la inteligencia de saber administrarla sin sobredosis de espectáculos infumables), hasta los medios extranjeros se interesan por los toros.
Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Juan:
Es que no hay otra, es lo que dices, cuando el espectáculo es como debe ser, se vende solo y la gente se interesa, pero luego está lo que nos quieren hacer creer que es fabuloso, pero que no convence a nadie.
Un saludo