sábado, 21 de abril de 2012

Dos mundos, dos Fiestas, dos direcciones opuestas


Un clásico, Domingo Ortega, probablemente no entendería estas moderneces de ahora

Esto parece no tener remedio. Creo que tenemos que empezar a asimilar que la Fiesta clásica de los toros va por un lado y este espectáculo repleto de triunfos, orejas, indultos y bandas de Reina de las Fiestas va por otro. Unos tiran para Cádiz y los otros para Mieres. Empieza a ser descabellado el pretender medir a ambos mundos, a las dos fiestas, por el mismo rasero. Quizás el único punto de unión que exista sea que cuando aparece el toreo clásico con el toro de verdad, pone a casi todos de acuerdo. Unos porque vuelven a encontrarse con lo que esperan ver cada tarde y los otros porque, aunque sorprendidos, no pueden evitar reconocer que algo se les ha removido por dentro.

Sería mucho simplificar si decimos que esta fiebre depende de la plaza de que se estemos hablando. Aparte de las características que definen a cada una, no se puede afirmar esto con rotundidad, ni mucho menos con sólidos argumentos. Desde hace años nos quieren convencer que Sevilla es un coladero donde el buen aficionado brilla por su ausencia y de que en Madrid solo van amargados a pagar con toros y toreros sus cuitas domésticas. En el resto de España solo hay ignorantes que van a la plaza a merendar. Pues la estrategia no está nada mal planteada, todos contra la plaza que mantiene una afición más estructurada por la frecuencia de los festejos y de esta contra los demás. Pues no, no creo que sea así, ni creo que nos debamos dejar manejar por esta burda maniobra. Baste como ejemplo estos párrafos de la crónica que la UTAASevilla tiene la gentileza de hacerme llegar al final de cada festejo. Corresponden a la gloriosa tarde en que José María Manzanares cortó cuatro orejas y abrió la Puerta del Príncipe:

Para hablar de los toreros, antes tenemos que hablar del toro de esta tarde en Sevilla y ¿cuáles son los argumentos?, desgraciadamente ninguno, porque toro, lo que se dice toro, esta tarde en la Maestranza brilló por su ausencia.
Ahora bien si entendemos como toro, aquel animal que se aprueba mal presentado, o sea anovillado, con escasos pitones, algunos de ellos sospechosamente romos o ciertamente reventados, entonces sí podemos decir que lo que salió por chiqueros hoy en Sevilla era lo que cada uno guste, pero nunca un toro integro o bravo.
Lo de esta tarde fue una pasarela del medio toro, de aquel animal criado para las presuntas figuras de hoy en día, que se queda corto en los capotes, que no recibe ni una media vara, que no admite un quite y que llega a la muleta con las tandas justas para que un torero a su medida ejecute una sucesión de muletazos desviados que enervan a quien quiera admitir esta tauromaquia de mentira.
En fín, estos fueron los toros de Victoriano del Rio, los que estas figuras de porcelana se matan por matar, y en este panorama ciertamente son los primeros del escalafón. Nunca serán cabeza del escalafón donde se lidia el toro encastado y         que presenta los problemas propios de su naturaleza brava.
MANZANARES es un torero fabricado desde pequeño en escenarios como el de esta tarde en Sevilla y ahí le reconocemos como número uno en unión de algún otro. Ejecuta la lidia con muchos tiempos perdidos para que el animal al menos le dure varias tandas, desviadas y con muchos resabios, pero pulcras y limpias y en eso basa su tauromaquia. Esa tauromaquia moderna a tiempos de hoy donde estas pretendidas figuras se igualan en lo fácil y eluden retos superiores porque no les interesa o posiblemente porque no saben, quien sabe.

No sé que pensarán al leer esto, pero me parece que no están demasiado de acuerdo con esta fiesta moderna que también les ha tocado sufrir. En sentido contrario podemos recordar como en una plaza seria y considerada de las duras, en Bilbao, el verano pasado se produjo el éxtasis durante una faena en la que Morante de la Puebla superó ampliamente el centenar de pases, sin que la mayoría se planteara ninguna duda al respecto. Bueno sí, las que se produjeron en forma de pitos al inicio de la faena, cuando para unos cuantos se estaban viendo los mejores momentos de la tarde. Que gran mezcla ¿eh? empezamos con lo clásico y seguimos por lo más moderno e innovador, el pase inocuo, el que no produce el más leve quebranto en el torillo.

Ya solo nos queda admitir que cada uno es aficionado a un algo -rito, fiesta, espectáculo o show- diferente, que cada vez se va distanciando más del otro. Unos tienen como referente el pasado y la evolución que durante décadas se han producido en este arte. Otros han decidido echarse a los brazos del triunfalismo, la alegría el jolgorio y la creación de ídolos a los que adorar, sin plantearse la consistencia de estos, ni si perdurarán en el tiempo. Da igual, siempre habrá un nuevo candidato que aupar al pedestal. En parte es una visión pragmática de la vida. Para qué quedarse enganchado en nombres que la mayoría ya ni sabe a quien correspondían, ni si cortaron mil o dos mil orejas; lo que interesa es el gozo del momento, participar de una locura colectiva, del histerismo contagioso y el poder decir que yo estuve allí. Puede que estos beatos de la nueva se encuentren con alguien a la salida que les pida que le cuente que ha pasado; probablemente no sabrán que decir, basta un indescriptible para que el inoportuno preguntón se calle y deje de dar la lata.

En la otra fiesta los habrá que recuerden tal o cual faena, los naturales o de pecho y la forma de embarcar a un animal que empezó ofreciendo muchas complicaciones al torero, pero que este superó a base de aplicar los conceptos eternos de la lidia. Unos alaban al señor que hace pasar el animalito a distancia suficiente para no mancharse el vestido, que a base de molestarle consigue que acuda mil veces al trapo y no ha hecho ni amago de hacer por el sujeto que le hace ir de aquí para allá. Los otros no necesitan tanta caminata, con veinte o treinta veces les vale, aunque exigen que sea porque el torero hace ir al toro por donde no quiere ir y que para seguir la muleta tenga que retorcerse y a veces hacerse un ovillo. Incluso llegan a no conformarse con lo que ven con la muleta, también quieren ver torear de capote y se mu8eren porque el toro acuda al caballo y muestre todo su poder y bravura. Son dos mundos, dos fiestas, que marchan en direcciones opuestas.

26 comentarios:

eldesjarretedeacho.blogspot.com dijo...

El gran problema es que tenemos dos fiestas por el mismo precio.Separar la paja del trigo.

POCHO

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Ya sabes o ya sabéis cual es mi opinión respecto a esto, el no gastar ni tiempo ni saliva en opinar de los modernos.
Al margen de todo esto solo me queda decir una cosa, os admiro a los que os sentáis a ver una corrida moderna o a dedicar tiempo en escribir mas de lo mismo sobre los modernos que no se manchan ni un alamar porque yo solo he visto 5 toros de la feria de Abril y donde han actuado toreros no modernos, en lo de mas, no pierdo el tiempo ni horas de sueño.
Ahora te pongo un ejemplo real que sucede en mi casa todos los días ¿corrida moderna con 2 Ges y un No Ge? La Sra Aurora que vea lo que quiera, para eso es su tiempo, su hijo, el mismo que escribe se levanta del sofá y se pone a estudiar o a hacer otro tipo de cosas. Conclusión como no sea por fuerza y compromiso poco voy a ver de lo moderno con geses, por gusto, que se vallan a....
Un abrazo

MARIN dijo...

Pues si Enrique, definitivamente hay dos maneras de ver esto. El otro dia, el dia de Manzanares, habia gente que ya en los alrededores de la plaza antes de la corrida venia predipuesta a que Manzanares mandara a uno de Victoriano del Rio para atrás, como si esto fuese algo que cada año se tuviese que dar. E incluso en el primer capotazo ya saltaban los olés... imaginate en la tercera tandilla del de Alicante como seria eso. Pa´ ir a mear y no echar ni gota.

En mi blog ya lo digo bien claro: Este tiene un temple en las dos manos inusual, pero el dia que lo vea torear así, cargando la suerte, mandando en el muletazo y con un toro con cara de toro... me hago el arakiri. Pero es que yo pertenezco a la otra parte de la aficion, a la rancia, a "los antiguas", a los "karkamas" del toreo... a los que no sacan nunca el pañuelo para pedirle la oreja a uno ni a otro. y soy de los que veo a un banderillero dar un capotazo como Dios manda y me solucionan una tarde mientras otros aprovechan el tercio de banderillas para bajar a la cantina a pedirse el JB de marras.

Será que me enseñaron malamente, pero es así como lo veo. O simplemente es que estoy equivocado.

Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Pocho:
Además no quieren que se separe el trigo de la paja, quieren revolverlo todo.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Hombre sin fe, como no van a estar bien estos señores, ¿no dicen que son las máximas figuras de la historia del toreo? Mira si serán poderosos, que ellos solitos han conseguido convertir el toro en un gatín y sin ayuda, en unos pocos años han dinamitado una historia de toreo de dos siglos.
Un saludo y otro para la señora Aurora

Enrique Martín dijo...

Marín:
Pero ¿tú que buscas en los toros? No me digas que tú vas a ver la corrida. Y el güisqui y el bocata y las pipas y hablar por el móvil a voces. Eso es lo que hay que hacer en los toros. Lo de ver la corrida es de rancios y vejestorios.
A mí me gustaría ver a Manzanares aunque fuera un día en su vida, añadir al temple mando, poder y naturalidad. Por favor, que alguien le de un masaje para que se destense un poco. Dios mío, cuánta crispación reconcentrada.
Un saludo

Anónimo dijo...

Lo de Sevilla, chapeau! Ya veremos el recibimiento que tiene Manzanares en Madrid…

Bilbao hace tiempo que perdió su seriedad. El nivel de la plaza de Bilbao está en la presencia del toro y no siempre. La afición de Bilbao es muy facilona, como en todos lados hay buenos aficionados pero la inmensa mayoría no sabe analizar lo que ve.

Saludos
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Acuérdate de los pitos de Bilbao a lo bueno que hizo el año pasado. Luego el pasear al aire lo jalearon como leones.
Un saludo

EMILIO ROLDÁN HERNÁNDEZ dijo...

Por cierto, si por indignación u otras causas te da por cerrar este espacio, avísanos con tiempo a tus ávidos lectores, para que imprimamos y encuadernemos todo lo aquí escrito. Gracias.

Enrique Martín dijo...

Emilio:
Seguro que en esta tarea serías más cuidadoso y minucioso que yo, que soy un desastre para eso.
Un saludo

fabad dijo...

Menos mal que te podemos leer. ¡Vaya feria de Sevilla!.

CIncinato dijo...

Poco puedo opinar de lo de Manzanares porque no ví la corrida.

Me he declarado insumiso ante los derroteros que sigue esto y no me he hecho de Canal Plus Toros.

Voy a comprar corridas sueltas. Trae cuenta: entre las que no me interesan y las que no puedo ver, solo he seleccionado dos corridas entre Sevilla y Madrid. Una de ellas, la de hoy.

Pero volviendo a Manzanares, aunque no lo ví sospecho que no fue para tanto, que faltó toro y que hay mucho triunfalismo desatado.

Generalizar es malo. Ni todo Madrid es igual, ni lo es todo Bilbao, ni supongo que lo es todo Sevilla.

No creo que nadie pueda decir que en Sevilla no hay aficionados. Si me apuras, igual hay más que en Madrid. Pero tienen otra escala de valores que el aficionado venteño tipo. Si es que tal cosa sigue existiendo. Viendo las corridas de Madrid que pude ver el año pasado, encontré a la plaza más hetereogénea que nunca, con el aficionado tan diluido como en otras plazas y con un enfrentamiento entre tendidos para hacérselo mirar.

¿Bilbao? Soy de Bilbao, y nuestro público sí que es hetereogeneo. Aficionados exigentes, otros que no lo son tanto, público de aluvión, afionados que vienen de otras partes de España ... El resultado es un guiso de gusto impredecible.

Los pitos a Morante que mencionas todavía colean. Yo ya escribí entonces que estaba en la plaza y que aluciné con los pitos, discutiendo con mis vecinos diciendo "pero, ¿qué pitáis? ¿no véis que está toreando?" Pues todavía hay gente (aficionados) que dicen que no: que estaba despachando al toro hasta que de repente tuvo una epifanía y cambió de opinión. ¡Qué complicado es esto!

Sobre lo de las dos fiestas, creo que te equivocas, Enrique. Me da la sensación de que añoras un pasado que nunca existió. Que esa división ha existido siempre y que la "edad de oro", siempre pasada, es una utopía.

Añoramos a los Camino, Viti y Puerta de los 60. Pero entonces se añoraba a Manolete, Pepe Luis y Ortega. El de Córdoba era menospreciado por los que le comparaban con José y Juan, siendo estos criticados por los que recordaban a Lagartijo y Frascuelo.

De hecho, ha habido épocas peores que esta. Los 70 y los 80 fueron un erial. Con decir que las máximas figuras fueron el Capea y Espartaco está dicho todo. Con todos sus defectos imaginarios o reales, Ponce, Joselito y El Juli, por decir algunos delos que surgen a partir de los 90, les dan mil vueltas. Y los toros se caían más que ahora. O eso creo, que ando mal de memoria.

En un Episodio Nacional de la segunda serie, hay un aficionado que despotrica sobre la falta de autenticidad de la Fiesta, de los trucos de los toreros de entonces (1830) en comparación con los de antes, etc. Cambia dos nombres y tienes un comentario tipo de hoy.

Siempre ha habido lo que consideramos "aficionados" y "público".

La diferencia es que ahora se da un fenómeno curioso: por un lado la gente de a pie tiene menos cultura taurina que nunca por la desparición, cuando no estigmatización, de los toros en la vida cotidiana; y por otro se dan más corridas que nunca pero con un ánimo no didáctico sino triunfalista, que en vez de formar nuevos aficionados confunde a los que ya lo son.

Eso y que el "hombre-masa" del que hablaba Ortega cada vez es más osado. Antes cuando un aficionado trataba de explicar algo al público de aluvión, creo que se le respetaba aunque no siempre se le hiciera caso. Ahora todo el mundo sabe mucho y hace callar a cualquiera. Creo que en Madrid habéis notado el cambio más que en ninguna plaza.

Y ojo: que yo creo que el que paga tiene derecho a opinar. Pero me llama la atención que los que han visto media docena de corridas se creen que lo saben todo, y los que llevamos lustros en esto, leyendo libros, etc., cada vez somos más conscientes de lo poco que sabemos.

Menudo rollo. Mejor paro.

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Igualmente y gracias. Lo que ocurre es que a uno se le va agotando la gasolina y luego, cuando hay temas, como lo que vendrá en San Isidro, es casi siempre lo mismo.
Todavía nos quedan tardes que sufrir.
Un saludo

Cincinato dijo...

No tiene nada que ver pero pregunto:

Acabo de ver que el día de la final de copa -a la que casualmente voy a ir- hay una interesante novillada de Fuente Ymbro en Las Ventas.

Supongo que a no ser que el festejo se prolongue demasiado me daría tiempo de coger el Metro e ir al Calderón a tiempo (22,00) O incluso, aunque no me haga gracia, podía salir al morir el quinto.

Nunca me ha gustado mezclar planes, pero la idea es tentadora.

¿Cómo está lo de las entradas para las novilladas? ¿Es difícil pillar una en el último momento?

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
No pares, que es un placer leerte. Claro que generalizar es malo, pero caída de la afición es preocupante. Lo que describes de Bilbao se puede aplicar a muchas plazas, Madrid entre ellas. En Bilbao pitan a Morante cuando toreaba y en Madrid protestan un manso para que se cambie, ya ves, todos navegamos por los mismos sitios.
Lo de la guerra de tendidos tiene una fácil explicación. Los protestones suelen corresponder a gente que va habitualmente y casi siempre suelen ser los mismos y te vas un domingo cualquiera y los vas viendo. Los otros son esos de aluvión, los que cambian cada día, los que no quieren que les agüen la fiesta y además traen la idea de que el 7 es malo. Y mira si tendrán ese prejuicio asimilado, que a los que no están en el siete no nos montan esas guerras, lo que no quiere decir que nos llamen de todo.
Sobre lo del pasado, bien es cierto que se idealiza, por supuesto, pero los 70 y 80 no fueron peores que lo de ahora, ni mucho menos. Los que encabezaban el escalafón no eran los mejores, pero había toros y toreros y se veía torear bien con mucha mayor frecuencia que ahora. Se caían los toros, pero de momento se les picaba, entraban tres veces al caballo y no se había inventado eso de hacer que se aprieta. Es más, había que frenar a los del castoreño. La misma forma de torear exigía más al toro, que además era bastante más encastado que el de ahora. No existía tanta uniformidad ganadera. De los nombres, pues no se debe olvidar que en aquellos años estaban Paco Camino, El Viti, Antoñete, Curro Romero, Manolo VázquezAndrés Vázquez, José Fuentes, Tinín, Miguelín, Julio Robles, Curro Vázquez, Galloso, Paula, Ángel Teruel, Roberto Domínguez, además de una clase media bastante mejor que las figuras de ahora, El Inclusero, los Campuzano, Raúl Aranda, Palomar, Ruiz Miguel, Marismeño, luego Ortega Cano, Pepín Jiménez, los primeros años de Ponce, Joselito, Yiyo, Esplá, Pepe Luis y seguro que se me olvidan muchos. En el toro había bastantes más ganaderías; solo cogiendo ganado del año 80, veo a Bernardino Jiménez, Murteira, Branco Nuncio, Sepúlveda, Garzón, El Campillo, Cobaleda, Bohórquez, Alipio P. Tabernero, Cuadri, Victorino, Pablo Romero, Albaserrada, Moreno de la Cova, Prieto de la Cal, Guardiola, Antonio Pére4z, Atanasio, los Tulios y ya me he cansado de escribir, jejejeje. Y cada tarde podía saltar la liebre y con el estilo de cada uno. Yo echo de menos cosas que he visto y que ya no veo, ni casi tengo esperanza de ver. ¿Qué daban petardos? Muchos, más que días buenos, pero no tiene ni punto de comparación con esto de ahora. Al final ya ves que también me he liado, pero da gusto intercambiar opiniones con quién sabes que te entiende.
Un saludo

Cincinato dijo...

Coincido plenamente en que había más riqueza ganadera. Y eso era bueno.

Pero yo, los mayores petardos que recuerdo en mi plaza son de esos años. Me refiero sobre todo a los 80.

Discrepo en la valoración de toreros. Es cierto que hubo excepciones, como los fugaces buenos años de Ojeda y Ortega Cano. Pero considero que la aparición de Ponce y Joselito marcó un punto de inflexión en un escalafón que andaba muy mal.

De todas formas, reconozco que puedo estar equivocado. Mis recuerdos de entonces se basan sobre todo en una feria de una semana como es la mía y alguna breve excursión a Madrid.

Los que veaís muchas más corridas al año seguro que tenéis una visión más completa.

EMILIO ROLDÁN HERNÁNDEZ dijo...

El dos de Mayo, los de la liga nos han colocado el Atleti-Real Sociedad a la misma hora que la corrida goyesca en nuestra plaza...no sé qué hacer...que harás tu?. Un saludo.

Elías Zamora dijo...

Tenéis mucha razón. Esto es la Fiesta ahora. Pues conmigo que no cuenten. Que vayan a los toros los que quieran ver cómo se hace el paseíllo. Los que queramos ver toros no vamos a Youtube, que ahí tenemos videos de corridas con toros de verdad.
Ya no renuevo más mi abono en la Maestranza.

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
Si sales con un margen de 45 min. o una hora, llegarás de sobra. Lo de las entradas no creo que haya demasiados problemas, pero es una cosa rara, porque los abonados han sacado sus entradas, aunque muchos no van, pero según se dice de como ha ido la venta de estos, puede que este año no haya problemas ningún día.
Espero que llegues a las dos cosas

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
Sobre lo de los toreros, a mí Ojeda no me llenó, Manili hacía lo mismo, con toros más complicados que el otro. Aún recuerdo un toro con plátanos en lugar de cuernos y al de Sanlucar poniendo poses. Ortega Cano tampoco fue santo de mi devoción, aunque tenía un pundonor tremendo y no toreaba mal del todo. De los demás, a casi todos les he visto torear bien, y a José Ignacio Sánchez, que se me había olvidado. Ahí hay toreros que tenían mucha clase o dominio, poder, pero que no fueron de torear 60 al año, pero con indudable valía. Y los petardos existían, ya te decía que además muchos, pero era mucho más fácil ver torear a un toro. Si estos geses de ahora se tuvieran que enfrentar al toro de antes, o si lo hicieran con estos torillos y su forma de torear, les apedreaban, literal. Si entonces se miraba el piquito, el remate, el codito, la mano en tensión, si se doblaba, si tal o cual, con estos no acabarían nunca. No sé si será eso, el ver a los toreros varias veces al año, que esa es otra, quizás ayude también eso.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Emilio:
Yo no saqué la entrada del 2 de mayo y podía pensármelo, porque mi hija quiere pisar el ruedo de la plaza, pero creo que me iré a despedir de las amistades del Manzanares, no vaya a ser que el año que viene no vaya a poder ir.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Elías:
Lo que dices es muy gordo, porque no eres el primero, ni serás el último en no renovar. Yo me planteo que algo tendrá que pasar cuando aficionados de siempre acaban abandonando los tendidos asqueados y resignados de que esto no tiene remedio. Pero los que deberían pensárselo siguen a lo suyo. Ójala te den motivos para volver a la plaza.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Me tardé en pasar por aquí, pero no te librarás de que meta mi cuchara... En estos tiempos revueltos en los que la sopa de liebre es de gato o de cualquiera otra especie distinta a la anunciada en el menú (espero que no me lea algún defensor de los mininos), creo que no podemos esperar que nos ofrezcan "trigo limpio" en las plazas de toros...

Estamos en la era de la comodidad y de la apariencia. Hay que verse bien, sentirse bien y pasarla muy bien y los señores que se visten de toreros, no tienen por qué ser la excepción. Entonces, ¿por qué echarles al ruedo al toro "molesto", "antipático" como dice un torero retirado de aquí de mi pueblo? Cada día es más frecuente leer sus declaraciones que ellos van a la plaza "a disfrutar" y solo con lo que los vemos ahora en el ruedo, considero que eso es posible.

Lo que conocimos como "tauromaquia" o "toreo" o "fiesta" y que hoy le ponemos el apelativo de "clásica", implica riesgo, crispación, miedo y aquí le dejo, porque tendría que repetir todos los sinónimos que recitaba Juncal... Era una verdadera lidia y no una danza de posturas de, como decía Luis Miguel, "un señor vestido con medias rosas", delante de un "medio toro"...

Por eso voy a insistir en que el día que vuelva a salir el toro por esa puerta de la que solía salir, todo se pondrá donde debe estar. Así de fácil es la solución y los que no tienen sitio en esto, se irán para su casa.

Y ya me callo, porque un par de fortachones vienen con unas correas, creo que me llevan a una sesión "eléctrizante"...

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Tal y como iba el camino de lo escrito, esos fortachones igual obedecen a un señor de medias rosas, que además maneja el aparatito de los "toques".
Coincido contigo en que esto no tiene más salida que volver al toro. Ahí cada uno se recolocaría donde le correspondiera, en el sillón de casa, en el ruedo como matador, en un kiosko de periódicos, donde fuera. Pero me asusta lo convencidos que están muchos ganaderos de no criar toros de lidia y lo satisfechos que se sienten de crear toros para los fotógrafos. En ese punto está la solución.
Un saludo

Anónimo dijo...

Hay dos fiestas, una la de siempre, otra la que han inventado los taurinos para beneficio propio.

El problema es que nos están imponiendo esta última. Yo aunque a penas la he visto se que la de verdad existe, y es la que quiero ver en la plaza, aunque cada vez sea más difícil. Saludos.

Enrique Martín dijo...

Isa:
Ya sabes de mi admiración por los que no lo habéis visto, pero sabéis que existió. No flaquees y aunque a veces te hagan sentir como un bicho raro, no olvides que lo que algunos contamos es tal cual lo decimos, que no es idealización, ni solo aversión a este mal sueño. Y saltábamos de nuestros asientos ante el toro y los toreros que los toreaban.
Un saludo