La cantidad de recuerdos que se nos vinieron a la cabeza al ver aquello de la variedad de encastes |
Ya acabada la temporada de Madrid, que esperemos que no sea
la última o la penúltima, en otras circunstancias lo mismo estaríamos haciendo
memoria de las grandes cosas que hubieran pasado desde el lejano mes de marzo;
grandes faenas, soberbias lidias, toros de ensueño y una afición satisfecha con
lo sucedido en la arena de la plaza de la calle de Alcalá. Pero nada de eso
destaca como el sol en el horizonte, más bien son nubes amenazadoras cargadas
de agua como para arrasar todo lo que se le ponga por delante.
Este año comenzaba con la curiosidad de los aficionados por
conocer el pliego de condiciones que iba a regir la gestión de la plaza en una
temporada que parecía empezar movidita. Pobres ingenuos y nos pensábamos que
iban a cambiar unas cuantas cosas de todo este embrollo que es la Fiesta. Lo
que se complicó la Comunidad de Madrid para elaborar unos pliegos, que además
de favorecer al que tocaba, pudieran ser recibidos por el aficionado con unas
gotitas de esperanza. Si ese tocho de papeles hubiera caído en manos de un
marciano recién aterrizado en la Guindalera, pues a lo mejor se felicitaba por
la serie de cosas que parecían lo que no eran y esos buenos propósitos que
jamás se pensó en sacar adelante.
Todo regulado, marcado y estructurado a la perfección.
Tantas corridas con tantos matadores del grupo especial, ganaderías de
prestigio poniendo especial énfasis en los hierros de distintas procedencias.
Magnífico, las intenciones poco se podían mejorar, pero claro si en el grupo
Especial figuran los matadores con tantas actuaciones el año anterior, nos
encontramos que tenemos que tragar con lo que indica el pie de la letra, César
Jiménez, El Cid, Daniel Luque, Cayetano y otros tantos que no son santo de
devoción de la afición madrileña. ¿Se cumple el pliego? A rajatabla, pero, ¿el
resultado es satisfactorio? En absoluto. El resultado es un timo. Se montaron
carteles perfectamente acordes con los pliegos, pero no con el sentido común.
Podrían haberse admitido algunas excepciones, previa consulta a la CAM, para
anteponer el sentido común a la letra escrita y conseguir que el aficionado
fuera el gran favorecido. Pero claro, como todo indica en apariencia que la
confección de carteles no obedece a criterios taurinos y al gusto del que paga
y sí a criterios estrictamente económicos y que no admiten variación posible,
pues así nos pasa, que se cumple el pliego, creando un verdadero disparate.
La respuesta por parte de taurinos, empresarios y políticos
es muy sencilla: Para los tiempos que corren son unos carteles redondos,
elaborados con mucho esfuerzo. Falta la parte final en la que debería seguir
“para forrarnos de pasta hasta reventar”. Esto se lo preparan allá por febrero,
si no antes, se junta los capitostes del negocio, intercambian sus cromos de
plazas, toreros y ganado y así en un plis plas, se montan todas las ferias del
orbe taurino. Que si la de las figuras, la de los artistas, los mediáticos, los
atletas, la obligada del parche, los desgraciados que tragan lo que les echen y
los que sirven para cuadrar los presupuestos y llegar a las cifras de beneficio
deseadas por empresa y administración.
Los pliegos lo regulan todo, el número de festejos, mayores,
medianos, aburridos, muy aburridos y aburridos del copón; los puestos a cubrir
por unos y por otros, las tardes que tenemos que pagar religiosamente bajo la
amenaza de perder el abono, esa valiosa tarjeta que nos da derecho a seguir
padeciendo este purgatorio en la tierra. Quién gestionará los destinos de la
plaza, la medidas de altura, peso, pecho, talle, número de calzado, del tiro
del pantalón, capacidad de entreabrir en cesárea las tragaderas del personal,
ya sean ganaderos o toreros para poder ser anunciados en las Ventas, ya sea de
los aficionados, para ver si logran mitigar sus ansias de toros. A veces, hasta
da la impresión que los que redactan el pliego, que se dice, se supone, que son
los señores de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, les han leído el
pensamiento a los empresarios que serán los adjudicatarios de la plaza. Que
nadie olvide los desvelos de esta administración a causa de la Fiesta de los
toros; hasta se preocupan en poner los medios necesarios, sin recortes ni racanerías,
para acabar con la temporada, la afición y cualquier cosa que pueda oler a Fiesta
con un futuro prometedor. Que si una cubierta para poder dar festejos matinales
en invierno, pero que los evitará seguramente en el verano y primavera, justo
hasta San Isidro. Pero como nadie es perfecto y los políticos y empresarios
menos que nadie, resulta que cuando ya se va terminando la temporada, se recibe
una llamada en las altas esferas taurinas de Madrid y se oye que alguien dice
por el otro lado del teléfono “¿Falta la corrida concurso, ¿Cuándo pensáis
darla? Si no, sabed que incumpliréis el pliego de condiciones”. Y Zasca,
corrida concurso de ganaderías con novillos y novilleros, novilleros más verdes
que un chiste de Jaimito.
La variedad de encastes se resuelve con un ciclo que un
lince bautizó como de encastes minoritarios; hace falta valor. Quizás habría
sido más completo llamarlo “Ciclo de encastes minoritarios y novilleros
desplazados y poco placeados”. Pero oiga, el objetivo ya estaba cumplido, parecía
como si hubieran ido marcando cada una de las casillas del pliego que había en
el apartado “Cosas que hay que hacer obligatoriamente”. Lo malo es que la parte
más importante de todo iba en una hoja suelta y se traspapeló. Era el apartado
donde se añadía que tanto las ferias, como los ciclos, como corridas fuera de
abono, como todo el conjunto de la temporada, debía estar cargada de sentido
común, el menos común de los sentidos. En aras de cumplir el pliego se han
cometido verdaderas barbaridades que nos han venido estallando en la cara a los
aficionados, con el inevitable daño que esto produce a los cimientos de todo este
chocolate que desde dentro están empeñados en aguar.
Hay señores de Tapadelta, de Simóndelta, Matillasaldos o
Choperitas todo para mí, hagan el favor de no cumplir el pliego, cambien tanta
legalidad extrema por un poquito de afición. Si es que están en una posición
envidiable, aficionados a los toros, como debería ser pensando con lógica, tienen
en su mano el traer al ganado que les apetezca y poner enfrente a los toreros
que mejor les parezca en ese momento. Un privilegio del que hacen uso, pero
interpretando muy mal lo que significa la gestión de las Ventas. De acuerdo que
el aspecto económico es importante, pero hombre, no puede ser lo único. Eso si,
en este caso nos ajustamos estrictamente a lo marcado por el pliego y nos
lavamos las manos. Antes podía darse el caso de que si surgía un matador con
cierto interés por esas plazas de Dios, se le veía con más rigor y acababa
haciendo el paseíllo en Madrid. O si un cartel triunfaba, tres cuartos de lo
mismo. En Madrid, pliegos aparte, se veía lo mejor de cada momento, lo que más
atraía al aficionado y sin olvidar los nombres de siempre, tanto si se hablaba
de toros, como de toreros.
Habrá quien diga que sin un pliego de condiciones estricto y
riguroso, estamos perdidos y abocados a la catástrofe. Pues tiene toda la razón
y no me estoy desdiciendo de nada de lo anterior; y ¿por qué? Porque quizás sea
la única forma de intentar poner coto a unos negociantes que no tienen ni
afición, ni cariño por el mundo en el que se desenvuelven. Si luego son habas
contadas y en una temporada hay sitios para todos, pero claro, montar tantos
meses de toros solo con lo que se compra en los chino, es muy complicado. Y así
nos salen lo mismo gatos que mueven el bracito, como pijamas con lentejuelas,
pero que no entusiasman ya a nadie. Y lo que mejor y más barato les sale son
las esposas, para tenernos… maniatados por los pliegos.
4 comentarios:
Enrique, estamos hablando de la primera plaza del mundo. La que siempre ha mandado en todo esto y que se suponia tenia una afición que entendia de toros. Que no digo yo que no la siga teniendo, que la tiene, pero en menor numero. Te habla uno que sabes que ha estado sentado a tu lado en ese cemento del 6.
Con todo esto quiero decir que es la única plaza donde se puede imponer lo que se quiera por parte de la empresa. Me habrás escuchado decir que El Juli puede con lo que se proponga, José Tomás tambien, y así algunos mas. Pero hace falta que alguien los obligue, y solo Madrid puede hacerlo. Que vayan tres tardes en San Isidro, pero que vayan con una de Garcigrande, otra de Fuente Ymbro (que sigue siendo Juan Pedro via Jandilla) y que vayan con otra de Victorino, Miura, Cuadri, Moreno Silva... etc. Que demuestren que son figuras de verdad, que yo no lo pongo en duda para nada. Y el que no trague, que vuelva a tocar el año que viene en la puerta a ver si suena la flauta. Si se lo hacen a los novilleros, ¿porque no a todo el escalafón?. Pero esto solo lo puede hacer Madrid, y si me apuras, Sevilla. Las demás estan en manos de apoderados y figuras.
Ni pliegos ni leches Enrique, que esto es milonga pura. Como dices, sentido comun, coherencia y sobre todo AFICIÓN, mucha AFICIÓN. Lo demás solo son folios y folios. O por lo menos así lo veo yo. Pero vamos, que no me hagas mucho caso.
Un abrazo.
Marín:
Si yo no te hago nunca caso, jejejeje. Pues tienes toda la razón del mundo, a ver si ahora para comer bien tenemos que medir los gramos y prever el menú de aquí a un año. Qué pasa, que si un día de lentejas nos ofrecen un chuletón, vamos a decir que no toca. Pues puede ser, pero también demostraremos lo bobos que podemos llegar a ser.
Lo que arreglaría un pelín de afición y que no todo se viera con las gafas de contar billetes.
Un abrazo
Enrique;
Pienso prácticamente igual qué Marín excepto qué a los qué se consideran figuras, para mi no lo son, dado a qué no han matado ese tipo de corridas y encastes qué antes si se mataban.
Un abrazo
Diego:
Al hablar de los pliegos, lo malo es cómo se les consideran a unos de un grupo u otro y la obligación de ponerles en determinadas ocasiones. Esa es la man era de maniatarnos. Hay toreros que no interesan y los traen por esa regla y otros que no vienen, por el mismo motivo.
Un saludo
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