Los tiempos cambian, el mundo avanza y hay que evolucionar,
no se puede estar siempre anclado en el pasado y siguiendo los dictados de otra
época, que en la actualidad resulta no sólo anacrónico, sino absurdo, estúpido,
aburrido, sin sentido, un freno para el progreso, una renuncia al futuro y despreciar
una posible buena talegada de ingresos extras para los señores empresarios y
emprendedores que a veces se pasan tres pueblos en eso de emprender. Aunque si
por esto entendemos como el espabiladete que monta un esperpento para sacar más
pasta, pues entonces la cosa va bien, estamos en el camino ideal, y además a
una velocidad de cuidado.
Como en esto de los toros los que mandan pueden hacer lo que
les venga bien, literalmente, lo que más tela les reporte, pues reunidos los
gestores del corralito de Las Ventas, los Choperitas, alias “¿Y no se puede
arrebañar un poco más?”, Simón Casas, alias “Yo tengó un amigó francés que nos
lo hace a buen precio” y el señor Matilla, alias “Esto lo hago yo pasar por
toro”, junto con los representantes de la Comunidad de Madrid al grito de “lo
primero la fiesta, luego esto de los toros”, todos ellos han decidido que el
próximo año, el certamen de Miss España se celebrará durante la feria de San
Isidro. Como lo oyen, todos los asistentes a los festejos podrán contemplar las
bellezas de nuestro suelo patrio, mientras se representa el primer tercio de la
lidia. Esto sí que es evolucionar, esto sí que es ARTE y CULTURA. No me digan
que no es un verdadero acierto. Por una vez veo que se ha pensado en el
aficionado, que no en la aficionada, pero ya se sabe, la mujer en los toros
está para que los hombres, los machos ibéricos disfruten con su presencia. Las
amables señoritas desfilarán montadas en el caballo de picar, aunque sin
castoreño, ni mona, ni nada que afee su presencia. Incluso no será necesario
que piquen tal y como se viene haciendo hasta el momento. Grande ¿no? El gremio
de picadores también ha mostrado su total adhesión a la medida; lo que parece
indicar que no les han avisado de que ellos ya no saldrán al ruedo y que si
acaso, se les buscará un puesto como acomodadores, siempre y cuando estos
puestos no estén ocupados por las reinas de las fiestas de las localidades de
la Comunidad de Madrid. Realmente creo que este cambio no afectará en manera
alguna al desarrollo de la lidia tal y como se viene realizando desde hace
tiempo y además levantará el espíritu de los machos hispánicos que tan
vehementemente soportan esta Fiesta tan nuestra y que tan bien representa los
valores patrios.
Si alguien duda de semejante iniciativa, que se pare a
reflexionar sobre la de Alcurrucén. ¿Alguien habría echado de menos a los de la
montada acorazada si se hubieran ido a pasar la tarde a un spa? ¿Quien nos dice
que no estuvieron de juerga los picas y que mandaron a un parado que cobra
prestación y que está en su casa perdiendo el tiempo, leyendo libros o
estudiando idiomas? Yo en algún momento lo he sospechado, pero no tengo pruebas
para demostrarlo. De los seis, al primero, que derribó y todo, casi ni le
rozaron con el palo, se refugiaba en tablas y esperaba a los de los palos como
si no le hiciera gracia que le colgasen más cosas del lomo. Al segundo novillo había
que pillarlo, pues no aguantaba allí debajo ni el pestañeo de una miss. Sólo se
paró para esperar a los banderilleros. El tercero, que no se sabía si estaba
cojo de una pata, de dos o inválido de todas las extremidades. Salió
tambaleándose del caballo, sin que le hubieran picado ni para molestarle un
poquito. Tampoco se le picó en la segunda entrada, lo que gustó mucho al
público, que ovacionó al señor del caballo, creo yo que por no picar. Estos
parece que ya se olían algo de lo de las misses, los muy picarones. Nadie se compadeció
del animalito que se retorcía al notar los palos en el lomo. El cuarto salió no
queriendo alejarse de las tablas. Le picó el reserva cuando se le vino suelto y
con las mismas se fue a escape cuando vio que cabeceando no se podía quitar el
palo. Pero en la segunda vara ya bien colocado, se arrancó como un rayo y hasta
empujó con ambos pitones. Luego cortó por los dos lados y echó la cara arriba.
La cabrita desnutrida que hizo de quinto, corneó el peto y salió escapando a
otros lares, lo que debió ablandar el corazón del hombre del palo, que después
sólo le señaló la vara. Y no les llamo picadores, porque aún me queda la duda
de si eran los anunciados o unos impostores del paro. A mí uno se me pareció
mucho a un neurocirujano que conocía yo del Ramón y Cajal, y otro me recordaba
una barbaridad a un catedrático de la Facultad de Exactas de la Complutense.
Pero ya digo, que no tengo pruebas. Pero a lo que vamos; al sexto se le puso en
suerte desde dentro de las dos rayas, para ver como salía huyendo al notar el
hierro. Otro picotacito y se acabó. En banderillas pegó algún arreón de manso,
que seguro que no lo era, igual que el resto, aunque hicieron de todo por
disimular su bravura oculta, bravura que no pongo en duda, igual que la
presencia, que aunque fuera la de una novillada, seguro que no era así, las
apariencias engañan, porque no creo yo que unos insignes ganaderos y taurinos
como los Lozano, fueran a criar mansos con pinta de chivos escuálidos. Aunque
para no serlo, les quedaron que daban el pego como tales. Cuanta ignorancia
tenemos los que vamos a la plaza, que nos dejamos embrujar por las apariencias.
Pero en esta Fiesta en evolución sólo hay una cosa que no
admite sustituciones y son los toreadores, nadie como ellos pueden liarse a
pegar tal cantidad de trapazos sin ponerse colorados. Fíjense en El Cid, con
que soltura pega unos trallazos y mantazos por la derecha, la izquierda y por
donde mande la concurrencia, estirándose y contorsionándose para largar tela y
mandar al animal allí a lo lejos, que es lo único que de momento manda este
torero. Enganchones, banderazos y muestras de incapacidad, mientras algunos
discutían en los tendidos si era mejor el hermano gemelo que venía hace años, o
este que nos mandan ahora. Este tiene tal desgana que da la impresión de que
preferiría estar de jurado de las misses el año que viene. Pero esta feria ha
dejado para el recuerdo una aportación propia y es el quite del “por aquí, no,
por ahí, no por…”, en el que el matador cita por el pitón derecho,
inmediatamente cambia al contrario y vuelve al original, algo muy apropiado
para hacérselo a un toro encastado y si encima se lo hace dos veces, será para
ponerle un placa junto a la de la corrida más brava de San Isidro, la de
Chotoria… perdón, don Victoriano del Río, en la que ya se podría haber probado
eso de las misses en el primer tercio.
Además había dos toreros de allende nuestras fronteras
patrias, incluso de allende de los mares patrios y de las aguas
internacionales, de por México decían en los papeles, que ya es lejos, pero muy
lejos. Que si quieres ir a comer allí el Día del Padre, hazte a la idea de que
no vuelves antes del Día de la Madre, y lo mismo te pierdes los primeros
desfiles de Miss España. El primero, Joselito Adame, se ganó ocupar el lugar
dejado por el convaleciente Iván Fandiño, por sus actuaciones anteriores. Sí
bien hay que valorar su disposición durante tosa la corrida, no perdonando un
quite y arrancando más de un ¡ay! en uno por gaoneras, que si bien se coloca el
capote a la espalda como el que se sobrepone un gabán. Aguantó las embestidas
sin mover un pelo, con riesgo para las costuras del traje de luces. Pero en
esta ocasión todavía le he visto más acelerado que en su anterior actuación y
más conservador, poniendo en práctica los vicios de la Tauromaquia 2.0. Sin
temple, haciendo parecer que la muleta era una bayeta. Quieto, pero sin manejar
del todo bien las telas, muy perfilero, ofreciendo al toro la espalda en
algunos cites y toreando como si lo estuviera haciendo para una plaza de un pueblo
de provincias… Igual era esa la realidad y algunos nos dejamos deslumbrar por
las apariencias, creyendo que estábamos en la de Madrid. Tras unas zapopinas
muy bailadas, marcando la salida por un lado y escapando al otro. Mucho trapazo
y pierna escondida, innumerables pases, sin que se pudiera rescatar uno, aunque
sí que hay que reconocerle un trincherazo que de repente destelló como un
fogonazo, pero el resto siguió igual. Un pinchazo y una casi entera atravesada
y caída le hicieron cortar una oreja. Ahora a ver qué camino toma, el de la
verdad o el de las apariencias.
Cerraba Juan Pablo Sánchez, que como casi todos, no se
interesó demasiado por eso de la lidia y poner el toro en suerte. Comenzó con
unos pases lentos por bajo a un toro que no se sujetaba en pie. Pico y echando
el toro para afuera, pases y más pases sin emoción alguna, que prolongó en el
segundo, sin aparente lógica en eso de ahora con la derecha, ahora por el
izquierdo, pero con trallazos por ambos lados, banderazos y un excesivo abuso del
pico. Acabó con un soberbio bajonazo, aunque la gente ya no estaba en esas
cosas, el público ya estaba pensando en el futuro, ese futuro de alegría para
el macho ibérico, cuando sea testigo de excepción en el Certamen de Miss España
durante la próxima feria de San Isidro.
4 comentarios:
Resumiendo, una ganadería mansa y pastueña que llevaba varias orejas para cortar y que fueron desaprovechadas la mayoría de ellas. Vamos, lo que el actual escalafón sueña con que salga por chiqueros.
Cid sigue su declive paulatino. El mexicano J.P. Sánchez con cierta elegancia en sus "pases" pero carente de la verdad absoluta, justo lo que ya habíamos visto de él en su etapa novilleril. Adame dispuesto y entregado pero, en mi opinión, le faltó pellizco y cierta verdad para tocar pelo. Una vuelta al ruedo nos hubiera puesto a todos de acuerdo.
Un saludo y vamos por los "ibanes". Espero que salga alguno como el "Pistolero" del año pasado.
J.Carlos
Y a mi que me dicen muchos que porque protejo las imágenes del blog... pues por eso, porque después llegan los del Ayuntamiento de Burriana y te la lían.
Oye, y no me digas que no será mejor ver a niñas con buen tipito en traje de baño encima de los pencos antes que ver a los del castoreño. Total, pa lo que hacen. Que hacen su trabajo a la perfección, pero es que su trabajo hoy en día es no hacer nada. Eso si, exceptuando a D. Tito.
Un abrazo y ánimo, que ya habéis acabado.
J. Carlos:
De todas formas, ¿no te parece que este año han salido muchos menos de esos que venían con las orejas con imperdibles? Ha sido tan malo el ganado, que casi ni opción para fracasar han dado. Es lo de la maldición de la gitana, pero ellos a lo suyo.
Un saludo
Marín:
Pues ya ves para lo que han quedado los del castoreño, que si el jefe dice que no se pique y el público les llama de todo, pues adelante, les queda muy poquito amor propio y por la fiesta.
Un abrazo
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