¿Habrá recuperado Uceda la espada? |
Si alguien llama a la puerta para ofrecerse para torear una
tarde en Madrid, ya directamente le decimos que ya tenemos de todo, que vuelva
el año que viene, que este ya no nos ni feria que planificar, ni ganas. Que
vayan pasando los que quedan y ya, y además que se den prisita, no vaya a ser
que se queden dentro los tardones, que igual se echa el cierre con ellos
dentro. Tantas apreturas unas tardes y ahora no se llega ni a la media entrada.
Lo siento por Taurodelta, con la ilusión que habían puesto en esto del Arte y
la Cultura y ya ven lo poco agradecidos que son los públicos, si hasta los ha
habido que ni han sacado las entradas para este apósito de San Isidro. No
valoramos nada, tienen el detalle de juntarnos todas las corridas de toros de
junio y julio en una semana y no estamos de acuerdo. Moraleja, el año que viene
que se lo eviten y no nos pongan esta semana de rondón así por la jeta. Que no
sé yo si la empresa llegará a esta misma conclusión en un futuro, con lo
aficionados que son ellos a las ferias, miniferias, preferias, postferias,
ciclos de novilladas, ciclos con novilleros, ciclo tímicos, ciclo nes, ciclo
pes y toda clase de ciclos que uno pueda imaginar.
Un trabajo no valorado, lo que les habrá costado encontrar
una mansada más, si ya no deben quedar mansos en el campo, ya parecía que
habían venido todos. Si hasta habían elegido como presidente de la corrida a
don Manuel Muñoz Infante, el azote de los mansos, que parece que los huele de
lejos y si encima los llama y ve como se acercan en los corrales, ya no le
queda ninguna duda. Qué pena que fuera su último día en el palco, cuanto lo van
a echar de menos las figuras y público clavelero y orejero. Ya se sabe, siempre
se van primero los mejores. El caso es que don Manuel tenía que estar afectado
por su adiós y sin querer se le coló una mansada de las buenas de Juan Manuel
Criado, de las que se les pone los toros al caballo y se lían a pegar
cabezazos, sin que apenas se les pueda dar más de dos picotazos cariñosos. Y
perdón por eso de poner el toro al caballo, es que uno es un antiguo y no logra
borrar la terminología de antes; lo más torero era dejarlos en las
inmediaciones del peto. No apretaban ni para comprometer al jinete, a lo sumo
se quedaban allí a esperar. Si acaso el quinto, que se permitió el lujo de
empujar cuando le tapaban la vía de escape. Uno potable que salió, el sobrero
de González Sánchez Dalp, tampoco fue un manantial de bravura, se ajustaba más
al tipo modernito que tanto se estila, casi muerto hasta el segundo tercio y
luego en la muleta empezó a embestir con buen son, incluso sin la habitual
bobonería que tanto se ve por esos mundos. Y quede como cosa curiosa el sexto
que intentó varias veces saltar la barrera, pero su escasez de fuerzas no le
permitió conocer otros mundos.
Uceda Leal, el torero que va a haber estado más años de
promesa, despachó a su primero con pases sin ambición ninguna, trapazos sin
mando, sin temple, sin gracia y sin nada, ya fuera con la diestra o con la
zurda. En su segundo, el sobrero de González Sánchez Dalp, en cambio la cosa
cambió casi repentinamente. Lo recibió a la verónica y de repente en un lance
se percató de que allí podía encontrar “colaborador” (qué término tan torero,
¿verdad?). Pueden que hayan sido las mejores verónicas de lo que llevamos desde
mayo, incluso de toda la temporada, que tampoco es decir demasiado. Pero bueno,
a uno le despertaron del aburrimiento, rematando de una media monumental por el
pitón derecho, con la planta erguida y con el toro metido en la tela, se lo
enroscó alrededor de la cintura. Con la muleta se puso pesado, abusando del
pico, de los estiramientos y retorcimientos, pegando tirones a un animal que
exigía temple y que no le dejaran enganchar las telas. El toro se le marchó sin
torear, pero antes pegó un estoconazo, haciéndonos recordar a aquel Uceda Leal
que mataba como un tiro, Don Manuel le concedió la oreja. Será cosa de querer
dejar un buen recuerdo en la parroquia. En el que no pudo matar Sergio Flores,
su labor se limitó a intentar muletear a un animal que se quería ir
constantemente y que entraba con la cara a media altura. Acabó con otra buena
estocada, que parece indicar que si no ha recuperado el sitio de la espada,
puede que esté en el camino.
El linarense Curro Díaz podía pensar de vez en cuando en esa
leal parroquia de curristas que le acompañan siempre que asoma por la calle de
Alcalá. Un torero que posee un tesoro, pero que parece que se le ha oxidado y
que él prefiere las baratijas modernas. Ventajista, muy perfilero, casi citando
de espaldas, sin ganas de nada, lo mismo retorcido que estirando el brazo
exageradamente; y eso que aún con ventajas, en su primero dejó ver el aire de
artista que tiene, pero si esto lo emplea en esconderse, pues no le sirve para
nada.
Sergio Flores parecía una sucursal del ciclón que parece que
está ahora instalado allá por el Golfo de México. Muy acelerado, dando muchos
pases y sin dejar claras sus aptitudes y conocimientos de la lidia o de lo que
es hilvanar una faena de muleta. Abuso de todos los trucos y modos del toreo
moderno, resultó cogido una primera vez, aunque siguió en el ruedo para no
parar de dar más trapazos, intercalando lo que se le venía a la cabeza, una
nueva cogida que ya le hizo entrar en la enfermería. Quizá fue el fiel reflejo
de lo ahora se entiende por torear, dar cuantos más pases mejor, si es a toda
prisa da igual, la cuestión es abanicar al toro. Después de todo esto a uno ya
le da mucha pereza todo esto, así que no se extrañen si alguien les dice que no
estamos para nadie.
4 comentarios:
Ostias! ahora he pillao lo de ciclotimicos, ciclones y cíclopes...
Y también he pillao ahora lo de los mansos en los corrales del Sr. ex-presidente Manuel Muñoz Infante.¡Que cortito soy joder!
Un abrazo. Si es que eres un crack te levantes a la hora que te levantes.
Uno que se ha borrado ya de Curro Díaz soy yo, que lástima.
un saludo
Marín:
Pues mañana lo seré, pero a partir de una hora no muy temprana, mañana sí que no estaré para nadie, pero de verdad, jejejeje.
Tú sí que eres un crack de verdad.
Un abrazo
Juan:
Qué pena, con lo que ese torero lleva dentro y la forma en que lo está dejando de cuidar.
Un saludo
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