lunes, 26 de agosto de 2013

Fuente Ymbro ¿Al contenedor azul o al amarillo?

Los Fuente Ymbro no tenían teclas que tocar, si acaso, el botón del portero automático de un hospital


Si ustedes creen que ya lo han visto todo en el mundo de los toros, hagan sitio para nuevas sorpresas. Seguro que todo el mundo recuerda casos de toros a los que se les ha realizado un análisis de vísceras post morten, generalmente tras apreciarse evidencias de un comportamiento extraño en los toros. Uno recuerda haber visto a algún toro tambalearse como si se hubiera puesto de Moriles hasta las fundas, o esos que parece que echan las manos como si el piso estuviera una cuarta más arriba de lo que está. Igual que cuando un toro se despitorra contra los petos o cuando la parte más afilada del pitón es como una pelota de tenis, o justamente lo contrario, cuando las astas son “extrañamente” astifinas. Entonces el motivo de la sospecha se mete en una cajita, se precinta y se manda a analizar. O al menos eso es lo que muchos nos pensamos que se hace en los casos citados y en otros parecidos. El toro debe saltar al ruedo íntegro y en plenitud de sus facultades, para superar los tres tercios de la lidia. Creo que en eso estamos todos de acuerdo, así debe ser ¿verdad? Pues no.

Ya saben que no me gusta juzgar una corrida de toros si esta no la he visto en directo, en la plaza, más que nada porque uno no se entera de lo que quiere enterarse cuando está frente a la tele. Admiro a los que tienen esa capacidad y ese dominio del medio, les admiro y les envidio, pero con una envidia malsana y rencorosa. Pero en el tema a tratar no resulta concluyente el haber sido espectador en el Bocho o en casa. Era la corrida de Fuente Ymbro, mano a mano pleno de interés y hasta algo de morbo, entre Miguel Ángel Perera e Iván Fandiño, la expectación por las nubes, ganado con ciertas garantías, según lo que pretendía cada matador. Pero resulta que los señores locutores empiezan a comentar una noticia a la que no dejan de aludir durante toda la corrida, la enfermedad que parece que padece el ganado de este hierro, que afecta al hígado, que influye notablemente y de forma negativa en el comportamiento de los toros, según parece debido a un tipo de pienso que incorporaron recientemente a la dieta de estas reses. Son cosas que pasan, de repente se cambia de pienso y se desencadena este problema.

Durante la corrida se pudo apreciar el bajo rendimiento de los Fuente Ymbro, no se les podía picar prácticamente nada, se venían abajo casi de repente, en el mejor de los casos, cuando no era que salían ya de los chiqueros hundidos en la miseria. Se vio como Miguel Ángel Perera parecía que empezaba a encontrarse a gusto con uno de su lote, cuando de pronto se quedó sin oponente, dato que el mismo confirmó tras el arrastre. Constantemente se veían imágenes del ganadero muy tenso, como esperando que se produjera el milagro, para acabar con la cara escondida entre sus brazos. Su cara era un poema y en ningún momento ocultó su problema. Intentaron entrevistarle a la muerte de uno de los toros, pero remitió al entrevistador al final del festejo, donde se suponía que iba a opinar del juego de sus pupilos y de la influencia de su enfermedad al transcurso normal de la lidia. Llegó el final y después del desastre y decepción que supuso el encierro, declaró que la cosa todavía la esperaba peor de lo que había salido. Una corrida infame, infumable y con casi absoluta ausencia del toro.

Siempre he dicho que a todos los ganaderos les sale una corrida mala, eso es inevitable. Eligen toros de varios sementales, de diferentes familias, pero todo se tuerce y el resultado es para cortarse las venas. Otro día en cambio, se repite el mismo proceso y la corrida sale impresionantemente buena. Son las cosas del toro. La lógica indica que no hay lógica posible, no hay predicción posible que acierte al cien por cien. Pero si el pronóstico es que todo va a resultar un desastre porque se ha vendido una corrida enferma, entonces hay que pararse un momento y reflexionar sobre alguna cosilla de nada, aunque la más grave es lo que todo el mundo afirmaba antes de la salida del primer Fuente Ymbro. Se vendió una corrida enferma, se aceptó en el reconocimiento matinal dicha corrida y hasta saltó al ruedo, donde el comportamiento no sólo confirmaba las peores expectativas, sino que hasta se esperaba algo peor. Como diría Gila, “aquí alguien ha timado a alguien”. Eso sí, el ganadero estaba hecho polvo, no encontraba consuelo; a ver si los dineros que se embolso logran quitarle la pena y le permiten dormir de una vez, que el pobre no podía ni dormir. Señor ganadero, hay que descansar, que si no, no se rinde y lo mismo le cuelas una basura de corrida a la plaza de Bilbao para su Semana Grande y les tiznas de vergüenza todo el Aste Nagusia de este año.


Pero me tranquiliza el pensar que seguro que no cobraron la entrada al público asistente, que les avisaron con antelación para que no fueran a la plaza y así evitarse el lamentable espectáculo de ver al señor Gallardo con esa pena, porque lo de ver un torillo arrastrase por la arena ya es algo que entra en el show. Lo que me gustaría saber es qué tal han pasado las vacaciones los señores veterinarios del Bocho, quienes parece ser que se fueron en plenitud, a un viaje organizado a la Riviera Maya y dejaron de suplentes a una pareja de la Benemérita para hacerles el control de alcoholemia a los Fuente Ymbro. El método ya me lo imagino yo, eso del “pasa tú que a mí me da la risa”. Un tira y afloja para ver quien le metía la máquina en el hocico al toro, para acabar decidiendo que como no circulaban en ningún vehículo de tracción motora, no era necesario hacer nada. Así que pa’lante. Pero que luego nadie se “rasque” las vestiduras si uno se encuentra a un aficionado ante dos cubos de basura gritando al vecino: Fuente Ymbro ¿Al contenedor azul o al amarillo?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos completamente de acuerdo en que sería necesario para el bien de la Fiesta hacer muchos análisis post mortem pero es como poner al lobo a cuidar de las ovejas. Estos análisis no tendrán credibilidad alguna a menos que sean realizados por un organismo independiente.

Sobre lo de Fuente Ymbro y otros casos parecidos, me parece bien que lidien las ganaderías que quieran, y en las condiciones que quieran, en Bilbao, Madrid o Villaburros de Arriba pero hay que avisarlo al que pasa por taquilla por si considera conveniente devolver la entrada e irse, por ejemplo, al teatro o de cañas y tapas. Incluso, si me apuras, es denunciable. Se valen de la falta de unidad de la afición y de que la exigencia para con los toros y toreros es cada vez menor.

Una solución del todo práctica es poner en cuarentena durante un lustro a todas aquellas ganaderías que peguen el petardo. Y son tantas...

Un saludo
J.Carlos




Oscar dijo...

La norma dice lo que dice. Que los toros no pueden salir al ruedo disminuidos físicamente (ni afeitados ni drogados ni enfermos).

Aunque se anuncie en el cartel o se avise de antemano sigue siendo ilegal lidiar un toro enfermo, al menos desde mi punto de vista (que no es demasiado entendido, todo hay que decirlo) es así.

Que la ilegalidad (el afeitado sin ir mas lejos) es algo instalado en este mundo de los toros lo sabemos todos... ahora, que se admita de forma más o menos clara que se sabía que la corrida iba enferma y que pese a saberlo se haya lidiado y aquí no pase nada, me parece que es como si un señor saliese en TV admitiendo que ha robado un banco y nadie tome cartas en el asunto.

Para los que creemos que hay un trasfondo ético en esto de la tauromaquia, que legitima el hecho de lidiar toros (y no legitima otra serie de practicas con animales) y que uno de los pilares de esta legitimidad es el toro bravo y encastado en plenitud de facultades este es un paso más hacia el abismo.

El Secreto de la Bravura dijo...

Enrique:
Por desgracia vi la corrida en el campo y no tuve mejor idea que ponerla en el blog, evidentemente sin saber nada de lo que sucedía. Después de esto he decidido no poner las fotos de ninguna corrida más.

Luego tuve otra genial idea que fue ver la corrida. Lo que vi no me gustó nada, pero los comentarios del ganadero aun me gustaron menos, porque pienso que fueron un engaño.

Es cierto (siempre basándome en unos conocimientos que son de simple estudiante al que le queda mucho por aprender) que un defecto en la ración o en los ingredientes de la ración que compone el pienso puede dañar el hígado de los toros. Hasta ahí todo correcto. Pero poniéndolo en relación con lo que vi creo que fue una escusa como otra cualquiera. Creo que un toro que tiene dañado el hígado lo que manifiesta es falta de fuerza y la mayoría de los toros de este señor manifestaron falta de casta. Un toro con un problema hepático se cae y se derrumba en el ruedo pero embiste o lo intenta. La mayoría de los toros de esta corrida se rajaron (síntoma de falta de bravura más que falta de fuerza). Hasta ahí la primera parte del engaño.

Si bien puedo estar equivocado y puede que esa falta de casta estuviese causada por el pienso (que no lo creo), pero suponiéndolo así el engaño todavía es peor ¡Menuda falta de honestidad es lidiar una corrida sabiendo que está enferma y que se va a derrumbar! ¿Eso es un ganadero o un ganaduros? Hace unos años Peñajara tuvo un problema similar y se negó a ir a Pamplona y lo dejó para el año siguiente. Este señor no solo tiene la cara dura de lidiar la corrida sino que incluso dice después que la esperaba peor...

En definitiva, por una vereda o por otra, este señor (al que antes admiraba porque lo consideraba aficionado) ha engañado a la plaza de Bilbao y a toda la afición y ha demostrado una falta de honestidad impresionante.

Un saludo Enrique y perdón por la parrafada.

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Esto es el "ellos se lo guisan, ellos se lo comen" y el resto, a pagar y a callar. Lo de Bilbao ha sido un timo en toda regla. Pero además lo que hacen es alabar a uno por "estar pasándolo mal" y al público por dejarse llevar el dinero y no rechistar. Lo que no sé ahora mismo es si sería posible un órgano independiente. Podría resultar algo fácil, pero los tentáculos de esta gente llegan a todas partes.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Óscar:
Tal y como lo dices lo veo yo y no hay más vuelta de hoja. Luego, que avisen y que entre el que quiera, pero gratis. Pero claro, si ya se cobra por todo, por esto mucho más. No ven motivo para no cobrar, igual que tampoco lo encuentran para tener un mínimo de ética. Esto es un robo reconocido, que al final llegó a buen término, cogió la bolsa y se marchó a su casa. Seguro que allí se le pasó la pena mientras contaba los billetes.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Alberto:
La parrafada, como tú la llamas, es muy clarificante. A mí tampoco me pareció tanto enfermedad, como falta de casta, pero si creemos lo que dice el señor Gallardo, es el reconocimiento a un fraude a conciencia, a ver si cuela y a seguir tan tranquilo. Actuó como un negociante sin escrúpulos, sin un mínimo de afición y yo diría que hasta la prepotencia y confianza de que nadie le iba a denunciar y que saldría impune. Vamos moviendo los límites y como decía Óscar, los vamos llevando más allá del abismo.
Un saludo