lunes, 9 de junio de 2014

¿Y si no fueran de Miura?

Perfil agalgado de los Miura


Quizá no se habría pedido la vuelta de un toro que fue andando al caballo, que derrotó en el peto y que se dolió en banderillas y quizá tampoco se habría ovacionado a un toro de más de 600 kilos, con unos pitones que habrían provocado el cabreo generalizado otro día cualquiera. Hay días que dicen que los toreros se sugestionan y que se dejan intimidar por el nombre de la ganadería, Victorinos, Miura, Palha, Escolar o cualquiera que se tilde de dura. Pero en la última de feria ha ocurrido algo parecido a lo que antes pasaba con los Victorinos, se aplaudía todo lo que procediera de los toros. Aún así, la corrida de Miura ha tenido su interés, su variedad y no estado mal presentada, muy en Miura, ese toro agalgado y no siempre muy armónico, pero tampoco era la cosa para perder la cabeza, ni jurarles amor eterno. Eso sí, puede que sea de las mejores apariciones en muchos años, y me refiero, lógicamente, a lo que trajeron de Zahariche hace ya mucho tiempo.

Eso sí si pretendemos que se luzcan estos toros y se aprecien todos sus matices durante la lidia, ¿adónde vamos con Rafaelillo, Castaño y Serafín Marín? Parece una burla, o quizá pretendían que unos y otros, toros y toreros, se estrellaran contra un muro. No diría yo que no, y más después de escuchar los comentarios sobre otros hierros que recientemente han aparecido por esta plaza y que han dicho que eran unas alimaña o unos mulos descastados, faltando solo esa frase tan familiar de “¿Así los queréis? ¿Estos son los toros que pedís?” ¿Les suena? pero jamás lo dirán con lo de Victoriano del Río o Garcigrande, los toros que no hace falta picarlos, ya vienen lidiados de casa, un minuto en el microondas y listo para pasar de muleta hasta la extenuación.

Puestos a hacer alardes, Rafaelillo ha recibido a su primero de una larga afarolada de rodillas, el cual, una vez ya en pie su matador, tras dos verónicas y cuando iba a por la tercera, se ha dado media vuelta y ha seguido camino. Buen síntoma, sí señor. Mientras los de luces le hacían todo por arriba y el de Miura tomaba las telas como las toma un penco, sin humillar en ningún momento. Le pusieron al caballo y pies para qué os quiero, otra media vuelta. Entra al caballo con la cara alta, le hacen la carioca y así, como si no pasara nada, le organizan una verdadera carnicería. Con esa suerte de la batidora, que parece que el picador solo aguanta empalo, pero que le sigue dando de lo lindo. En la segunda se la señalan sin más. Apretaba por el derecho en banderillas, yendo con la cara alta y doliéndose de los palos. Ya con la muleta, Rafaelillo empezó por abajo, por el derecho le cortaba él mismo el viaje, acababa los pases con la mano alta y dejando que le tocara la tela demasiado. La misma tónica durante toda la faena, el toro se iba poniendo más peligroso, se le revuelve al torero, que por otro lado no para quieto un momento. Se lo acabó quitando de encima con tres pinchazos y media atravesada. El cuarto de la tarde iba largo por ambos pitones de salida. Le picaron trasero, mientras hacía sonar el estribo. En cambio, cuando le tapaban la salida empujaba con más fijeza. En la segunda vara, un puyazo trasero, volvió a cornear el peto queriendo quitarse el palo. Se dolió en banderillas, pronto por el pitón izquierdo, por el que más apretaba y que por cierto era por el que mejor tomaba a la muleta. Eso sí, el animal pedía que le templaran las embestidas y no que le sacudieran trallazos metiendo el pico, con un Rafaelillo retorcido hasta la lumbalgia. Se echó la muleta a la mano derecha para dar un cuarto de pase, retirando la tela violentamente. Intentó volver al pitón izquierdo, pero la cosa ya no daba más de si.

Lo que ha quedado claro es que ni Castaño, ni su cuadrilla están a la altura de tiempos pasados, que por otra parte, no están demasiado lejos. Recibió al segundo de la tarde con verónicas aseadas, pero sin sujetar al Miura, que rondando por el ruedo se marchó suelto hacia el picador reserva, de donde lo rescató Fernando Sánchez. En la primera vara se fue al relance. Empujó bien, pero solo con el pitón derecho. En la segunda le colocaron y fue al paso en busca del peto, sin alegría ninguna, lo mismo que en la tercera vez que le pusieron, esta desde un poco más lejos. Acudía sin ningún entusiasmo al caballo, en la segunda no se le castigo apenas y en el tercero recibió un picotazo trasero. De los banderilleros destacaría a Fernando Sánchez, más reposado y clavando más en la cara que su compañero David Adalid, quien lo fía todo más a sus facultades físicas. El toro se dolió mucho de los palos, pero aún así, quedó en buenas condiciones para el último tercio, en parte gracias a la buena brega de Marco Galán. Castaño le recibió con la muleta por abajo y levantándole la mano al final de cada muletazo. Se dejaba tocar demasiado la muleta, pases sin mando, tomándole de lejos se limitaba a darle aire al animal. Tanto tropezar la tela perjudicó la calidad de las embestidas, un tanto bronco incluso, empeorando poco a poco a medida que avanzaba la labor de Castaño, que fue consiguiendo que le toro fuera a peor. Muchos pedían la vuelta al ruedo para el Miura, pero en caso de haber sido concedida por el presidente se habría cometido otro desmán que sumar a los ocurridos durante esta feria. En quinto lugar tuvo que salir el sobrero de Fidel San Román, por sensible invalidez del de Miura. Castaño volvió a dejar muestras de que cuando las cosas no ruedan, no lo hacen para nadie. Él recibió al toro con insulsos mantazos, el picador picó muy trasero, tapando la salida, mientras el toro empujaba de lado, solo con el pitón izquierdo y sin meter la cara. Por momentos el ruedo se convirtió en el escenario de una capea de pueblo, con el matador vagando como un bulto sospechoso. Afortunadamente también estaba por allí Marco Galán. En el segundo puyazo le siguieron pegando al animal, para acabar señalando el puyazo. Entusiasmo general ante los saltos de adalid, clavando sobre un pitón, mejor Fernando Sánchez. Luego no quedó muy claro si los banderilleros saludaron a requerimiento de su jefe, si lo hicieron desde dentro del burladero para no desatender sus tareas, el caso es que hubo cierto desajuste entre ambas partes. El último tercio se redujo a muletazos desajustados, pases de tanteo y visto lo visto, a optar por tomar el estoque.


Serafín Marín sigue viviendo de aquellos días en los que era querido por el público, luego las circunstancias cambiaron radicalmente y su ánimo también. Capotazos enganchados al tercero, dándose la vuelta y cediendo terreno hacia los medios. Lo tiró al caballo, para que le picaran trasero, barrenando, tapándole la salida. El castigo no bajó de intensidad en la segunda vara, incluso cuando el de a caballo perseguía al toro más allá de las rayas del tercio. En banderillas apretó bastante por el pitón derecho, lo que no amilanó a Curro Robles, que en los pares se jugó la cornada, viendo como se le ponía el pitón rozando el pecho. Marín se sacó el toro levantándole la mano, facilitando que echara la cara arriba. Enganchones con la derecha, acortando el viaje, toreando muy fuera, lo mismo con la mano izquierda, si no peor, para empezar a acortar injustificadamente las distancias. En el sexto, un grandullón más que justito de pitones, se le ovacionó de salida, sería por sobrepasar los 600 kilos, que siempre impresiona. Le picaron trasero, tapándole la salida, mientras empujaba solo por el izquierdo. En el segundo encuentro no se le pico y para colmo, el último de la feria se llevó la vara enganchada en el morrillo. Pegaba cabezazos por el pitón derecho, mientras el catalán pasaba el tiempo en probaturas. A los derrotes que lanzaba el toro, el diestro pretendía pegar pases insustanciales. Lo mismo pasó por el lado izquierdo, y lo único que quedaba claro es que aquel pozo se había secado, igual que esta feria de trastorno bipolar de la plaza de Madrid, que ha dejado claro que sus parroquianos cambian cada tarde, que los habituales son escasos y conformistas, que aquel sector inconformista del 7 ya es más un nido de japoneses que de aficionados y que eso que parecían desear e impulsar desde los micrófonos de muchos medios, eso de echar por tierra el prestigio de una plaza dura y seria, eso sí que se ha logrado. No me queda nada más que agradecer profundamente el seguimiento que han hecho a mis opiniones y que nos iremos viendo. La primera cita no creo que tarde, las siguientes… las siguientes ya se verán.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquellos aficionados entendidos y defensores del toro en Madrid,son cada vez menos.
El de hoy es un público que ovaciona lo intrascendente y es más amigo del toreo superficial que de la ortodoxia.Ya no cuestionan,sino que además jalean con su pertinaz triunfalismo.Lo felicito por sus artículos y a la espera de los futuros.
Leromo.

Anónimo dijo...

Gracias a ti Enrique. Una d las cosas que más voy a echar en falta después d San Isidro es mi cita habitual con el blog de la grada del seis. Esperaremos las siguientes citas.
Fernan

Anónimo dijo...

Las Ventas son como el Bernabeu muy a mi pesar esta la parte de los comepipas que con un arrimon se vuelven locos y un toreo puro nonlo valoran y los que vamos y por quejarte te miran mal los de al lado que van a hacerse la foto y decir luego que han visto a Morante a sus amiguitos los cuales no saben ni para que sirve la suerte de varas.Pero bueno es lo que toca y esperemos que se enmiende.Un saludo Enrique nos vemos el año que viene o en Otoño
Manu Ortega

Anónimo dijo...

El encierro de Miura ni fu ni fa, no me ha disgustado pero tampoco me ha hecho levantar del asiento. Creo que merece la pena repetir a pesar de que algunos de ellos salieron con los pitones tocados, incluso se pudo ver un primer plano en las noticias de Telemadrid, con un pitón que daba pena verlo en los corrales.

Rafaelillo no me ha gustado, inicios por bajo marca de la casa y quién sabe lo que hacer con este tipo de toros. Tan bien sabe lo que había que hacer que mandó masacrar en el caballo al primero de la tarde. Es una vergüenza ver cómo un toro negro parecía colorado de la cantidad de sangre que manaba. El toro, sosote, se quedaba corto en los viajes, enigma difícil de resolver para la sapiencia de Rafaelillo. El cuarto estaba flojo pero su nobleza le hubiera permitido regalar una oreja al matador de haberle hecho las cosas bien y no ese toreo totalmente alcayatizado que puso en práctica el murciano.

Coincido en que ni Castaño ni la cuadrilla están al nivel que solían. Puede que tanta ovación les haya hecho relajarse. Adalid va bien servido desde hace unas cuantas corridas en que le están jaleando pares con salto a toro pasado. Fernando es más puro en la ejecución y puso un par soberbio al segundo de la tarde. No entiendo (como en la de Cuadri) por qué no inició el banderilleo y dejó que Adalid pusiera de nuevo los dos pares. Marco Galán estuvo bien con el capote pero esta vez hubo algún enganchón y, en el de Fidel San Román, acompañando el viaje pero sin recoger al toro. Tampoco entiendo por qué la gente pretendía que se desmonterase cuando en realidad debió hacerlo el Lunes, dado lo impecable de su labor. Pasó lo mismo que el año pasado, les piden la vuelta al ruedo el segundo día pero cuando realmente estuvieron bien fue el primer día. Tito, además de no tener material con el que lucirse, no me ha gustado en esta feria. Quien sí estuvo bien fue el picador Fernando Sánchez con Zahonero. Castaño no estuvo a la altura del toro pero considero injustos los pitos. De acuerdo en que era toro de una o dos orejas, que toreó despegado y con algún enganchón pero no es menos cierto que lució al toro. En ningún modo le tapó las distancias e hizo ver todo el potencial que tenía el miura, no como hace la inmensa mayoría del escalafón, pegarse el arrimón y ahogar la embestida para que el toro parezca peor de lo que es en realidad. Quizás no merezca dos tardes pero no seré yo quien se lo recrimine, el día que Castaño deje de venir tampoco veremos a su cuadrilla y es de lo más destacable que podemos ver en la feria.

Serafín Marín completamente desdibujado y no diré más. Mención especial a un Curro Robles que estuvo extraordinario, tanto en la brega como con los palos.

Ha sido acabar San Isidro y, como por arte de magia, se ha desinflado mi interés por la Fiesta. Viendo los próximos festejos programados no me entran ganas de volver a la plaza, quizás vaya a ver qué ha hecho Carolina Fraile con el segundo hierro de la casa. Aún recuerdo un gran toro, Buscón, premiado con la vuelta al ruedo en Agosto de 2009 que regaló una oreja a Francisco J. Corpas y que le puso en bandeja de plata la otra.

Un placer compartir opiniones isidriles contigo.
Un abrazo
J.Carlos

Juselín dijo...

Enrique, muchas gracias por regalarnos tu visión diaria, exigente como debe ser al menos en esta plaza, y por enseñarnos a los que sabemos mas bien poco de esto.
Yo si que he notado un cierto cambio de público o al menos de actitud. Le comentaba a Jose Luis, el cadahalseño de extrapicurciela, el excesivo ruido que me pareció que había esta feria.
No se como a la gente le da tiempo de comer tantas pipas, beber tanto gintonic y hablar tanto y tan alto, en fin…

Enrique Martín dijo...

Leromo:
Muchas gracias, espero tener fuerzas para próximas ocasiones. La afición ya empieza a ser algo utópico o del pasado.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Fernan:
Muchas gracias. Claro que habrá nuevas citas.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Manu:
Habrá que hacer recuento de esas cosas de los piperos, a ver si algún día podemos entender cómo ven esto.
Un saludo y hasta cuanto antes, mejor.

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Ya lo has dicho todo. Creo que hubo cierta psicosis miurista y que quizá les quisieron hacer pasar por mejor de lo que eran. Si me dieran a elegir, yo optaría por otras ganaderías antes que esta, pero claro, entre estos y los de los figurones, no hay color. Está el interés de siempre, como con Pablo Romero, de ver un toro tan diferente y que no tiene comparación con ningún otro, pero es que algunos han perdido la cabeza con esta corrida.
Siempre es un lujo contar con tus opiniones, nos haces pensar y volver a ver la corrida cuando leemos tus apreciaciones. Verás como nos encontramos pronto por los pasillos de la plaza.
Un abrazo y muchas gracias por ese apoyo diario.

Enrique Martín dijo...

Juselín:
Me alegra esto que dices, pues yo me pensaba que eran cosas mías, o que me estaba volviendo demasiado tiquismiquis. No paraba de decir que notaba muy rara la plaza, pero ya ves, igual lo que hace tanto ruido es eso, el gin tonic, pipas, bocata, conversación por el móvil, conversaciones a voces. Estamos como queremos.
Un abrazo y muchas gracias

Anónimo dijo...

Buenos dias señor Martin, dejeme dicrepar con usted un rato sobre Miura, por que yo me esperaba que se me movieran menos que los ojos de Espinete, y mire por donde se movieron. Todos los años nos los comemos por aquello de la tradicion en Iruña citi, y ahora ha cambiao un poco el rollo, pero hace 4 dias los hechaban un dia despues de los Aguirres, y hera pasar de heavy metal a Mana. A mi me gustó lo que hecharon en Madrid el otro dia, firmaba de ya para que fuera igual la de Pamplona, aunque ...habra que rezar mucho. y Miura !!!!! SON UNOS AFEITADORES!!!!!!!!!.
He leido en unos cuantos blogs serios la falta de criterio en Madrid este año. Eso si que seria garrafal, y una pena. En fin, espero que no se venga usted abajo y le siga dando kaña al blog.
Un saludo.
Kaparra

Enrique Martín dijo...

Kaparra:
Perdona tanta demora. Coincido contigo, ojalá fueran así los peores de Miura. Eso lo firmaba yo también. lo único es que vi demasiado entusiasmo con la corrida, que parecía que había renacido la Fiesta con estos Miuras. Que salieran así en Pamplona, Sevilla y cuatro plazas más.
Un abrazo y de nuevo, perdona. Y gracias por visitar esta grada.

Enrique Martín dijo...

Kaparra:
Perdona tanta demora. Coincido contigo, ojalá fueran así los peores de Miura. Eso lo firmaba yo también. lo único es que vi demasiado entusiasmo con la corrida, que parecía que había renacido la Fiesta con estos Miuras. Que salieran así en Pamplona, Sevilla y cuatro plazas más.
Un abrazo y de nuevo, perdona. Y gracias por visitar esta grada.