jueves, 22 de enero de 2015

Técnica y durabilidad

La técnica huye de la verdad y la durabilidad se espanta con la casta.


Hacía tiempo que no rendíamos el homenaje merecido a la tauromaquia moderna, ¿se acuerdan? La Tauromaquia 2.0, que quizá ya hasta se haya visto superada por las continuas actualizaciones de este fraude que preside el Toreo desde hace ya años. No es de ahora el estupor que me produce escuchar y leer a los eruditos de este compendio de mentira y vulgaridad, lo que no quiere decir que queden claros sus argumentos, ni mucho menos que los hayamos superado. Hablar de claridad y modernidad taurina es lo mismo que esperar que se invente el hielo calentito, los corruptos decentes o los mercados solidarios. La solución a este “inconveniente” es tirar de eufemismos y verborrea sin freno, y el que logre aclararse en ese batiburrillo, que se lo haga mirar.

El otro día fui testigo mudo de una discusión entre aficionados, que si el picar a un toro medianamente con criterio trae como consecuencia una faena corta, pues la durabilidad del toro se ve notablemente dañada. Tienen toda la razón del mundo, si se pica a un toro, ya nos podemos ir despidiendo de las faenas largas, esas de mil y un pases. ¿Dónde hay que firmar? Yo me apunto a ello ahora mismo. Pero seguro que no les sorprende mi postura; la que sí me sorprende es la de esos “integristas/talibanes/que gran aficionado soy” que se pasan el día pidiendo variedad de encastes, que las figuras toreen de todo y mil cosas más y sean capaces de renunciar a dos tercios del espectáculo por alargar innecesaria e insustancialmente al tercio de muerte. ¡Caramba! A ver si va a resultar que muchos de los exigentes de los tendidos no nos enteramos de lo que pasa en el ruedo durante la lidia, no sabemos qué pasa con el toro y nos tenemos que agarrar al clavo ardiendo de los muletazos, que por otro lado no pueden ceñirse a 15 o 20, porque en ese espacio tan corto de trapazos tampoco nos llega la ciencia. Perdón por la dureza, quizá excesiva, en la que no hay ni un atisbo de intencionalidad de imponer gustos, pero lo que tampoco se puede pasar es que se le quieran imponer a los aficionados.

La durabilidad no es otra cosa, intentando traducir esto a un lenguaje más llano y accesible para nosotros los mortales, que el que un toro aguante la lidia de principio a fin; tres puyazos midiendo el castigo, con sus correspondientes quites; tres pares de banderillas intentando evitar que aquello se convierta en un correcalles circense; y por último la faena de muleta, que puede que no tenga que sobrepasar los 25 muletazos, siendo generoso, para cerrar con una estocada; no confundir esta con navajazo trapero, ni sablazo a traición, no tiene nada que ver. Si el toro llega muerto al último tercio puede ser porque le matador y el de aúpa no han medido el castigo o por falta de fuelle, algo a resolver el ganadero.

Pero muchos de los espectadores de los toros han claudicado sin condiciones a estas carencias ganaderas y en lugar de exigir la integridad del toro, no confundir con nada parecido a integrismo o integristas, admiten el timo y se dedican a justificar el que le metan la mano en la cartera. Qué cosas, como decía el sabio, es mucho más fácil engañar a estos conformistas, que convencerles de que les están engañando. Es más, es probable que se revuelvan en dos palmos para intentar pegar un derrote al cuello del que les intenta abrir los ojos. A nadie le gusta que le digan que es tonto, que eso es lo que ellos entienden que se les está llamando, en lugar de pensar que es a los taurinos a los que se les tilda de granujas.

Nos encontramos con un animalito que puede ni con la divisa y tal y como exigen los benévolos espectadores, hay que hacer que se mueva de un lado a otro, tenga o no tenga un gramo de fuerza y si se da el caso, no se le torea, se echa mano del “va y viene”. Y aquí viene lo de la técnica, hasta el término está elegido a la perfección. La técnica ese elemento que soporta el engranaje de toda actividad, esa serie de recursos indispensables dirigidos a la resolución de problemas y que te acercarán al éxito. Pero la técnica en el toreo no es otra cosa que la coartada que tapa la mentira, el fraude y la ausencia del toro, porque si este se hace presente, la técnica salta por los aires, entonces habrá que volver a echar mano de la torería, el sitio, el saber ver al toro, el mando, el dominio, el poder y lo que es más importante de todo, el sentirse, el querer ser torero. Lástima que seamos tan estúpidos que nos conformemos con las migajas, con la mentira y que acojamos con gusto y convencimiento al fraude, que con la durabilidad y la técnica nos creamos que estamos viendo una corrida de toros y de lo único que somos testigos es del triunfo de la vulgaridad y del asesinato de la Fiesta de los Toros. Y que nadie pretenda escurrir el bulto, que cada uno apechugue con su penitencia. Pero ya les digo que a mí no me vengan con pamemas, quiten de mi presencia eso de la “Técnica y durabilidad”.


PD.: Quiero agradecer desde aquí la forma en que me acogieron en Getafe Voz, en el programa Desde Chiqueros, José A. Mancha y Julián García Moreno. Y si quieren compartir ese buen rato, aquí les dejo el enlace.
http://www.spreaker.com/user/6970332/desdechiqueros-torosgradaseis

6 comentarios:

Luis Cordón Albalá dijo...

Enrique:
¿Conque testigo mudo de una conversación entre aficionados? No sabía que tú eras también de esos que se esconden detrás de los visillos, so pájaro...
La verdad, yo también firmo para que sea como dices ... ¡¡ni que la durabilidad fuera sinónimo de bravura!! Ni siquiera de casta, creo yo. Y luego no solo está lo de no picar... También en aliviar al toro a la hora de embestir, sin obligarlos mucho por abajo y llevándolos siempre en línea recta. Si fuera al contrario, ya veríamos cuantos toros duraban tanto, por muy crudos que queden y muy seleccionados que estén para durar.
Por cierto, habría que preguntarles a esos aficionados a los que haces referencia por Juan Mora, por ejemplo, un torero cuyas faenas no es que sean largas precisamente. ¿Quizás nos lo traerás en sucesivas entregas?
Un abrazo

MARIN dijo...

Otra vez has vuelto a tocar la tecla, que para mi, es la que mueve todo esto. El problema, como bien dices, es que la mayoría de los toros que salen por la puerta de chiqueros, y no hablo de ganaderías o encastes, salen picados. Cuestión de ganaderos. El otro día escuché decir a Daniel Ruiz (por poner un ejemplo) en tendido 0, que sus tentaderos se los hace casi en su totalidad El Juli, y que el se fia y deja la responsabilidad de toda una camada de futuras madres y padres de toros a el buen hacer de dicha figura del toreo. Es lo que hay.

Pero centrándonos en la suerte de varas y la "durabilidad", ¿que pasaría si a todos los toros se midiese en el caballo fuese cual fuese la ganadería?, que de vez en cuando, en algunas comerciales también se equivocan y salen algunos de aupa. ¿Que pasaría si la suerte de varas se ejecutase como está mandao, de menos a mas según requiera la condición del animal?. A los que necesiten un puyazo uno, y a los que necesiten cuatro...cuatro de menos a mas.

¿Porqué esa manía de que los tercios de varas duren en todos los casos 3 minutos?. En la mayoría de los casos con un picotazo señalado para no matar a el animalito y en otras con un monopuyazo tremendo a las primeras de cambio. En los primeros para que no se les caiga los pobres animalejos, y en los segundos por buscar una excusa a tanta impotencia.

Lo de la durabilidad es consecuencia de todo lo anterior Enrique, de lo que críe el ganadero y lo que el torero de turno quiera poner en práctica. Nadie, nada mas que ellos pueden cambiar esto. Que le pregunten al maestro Juan Mora lo que es una faena perfecta en lo que a "durabilidad" se trata. ¿Cuantos toros enseñó a el aficionado el maestro Esplá incluso a costa de no triunfar?. Pero Esplá ya se ha retirado, y a Juan Mora no lo dejan.

Perdona por el chapón de turno, pero es que creo que esto precisamente, es lo que está echando de los tendidos a mucha gente, el no dejar ver a los toros en toda su lidia, ni para bien ni para mal. El ser todas las faenas iguales, cortadas por las mismas tijeras, sin exigencia ninguna ni para toro ni para torero. Por cierto, el programa de radio estuvo genial. Tres tíos grandes delante de un micrófono no puede salir mal.

Un abrazo Enrique.

Antonio Fernández Box dijo...

Enrique, acabo de leer una entrevista publicada en cuadernos de tauromaquia al maestro Paco Camino, en las que en el tema de la durabilidad del toro manifiesta que las faenas a toros de su tiempo terminaban cuando empiezan las de ahora,aparte de esto decía tambien que los toros de Victorino y el encaste Santa Coloma no se parecen en nada a los toros actuales de dichos encastes, y es que actualmente creo que valoramos mas la forma que el fondo,la cantidad sobre la calidad, como bien dices de Juan Mora no hace falta pegar treinta pases, con media docena y una buena estocada es suficiente.
En cuanto a la tecnica, creo que es un invento postmoderno, yo creo en la inteligencia del torero que sabe visualizar con unos pocos detalles el tipo de toro que tiene delante para adaptar la lidia a sus condiciones y saber sacarle lo bueno que tenga, de verdad sin ventajas; si la tecnica es torear aliviandose y sin obligar al toro para mí esto no es torear.
Saludos

Enrique Martín dijo...

Luis:
En dos palabras lo dejas todo clarito. Pero tienes que entender una cosa y es que hay quien se deleita con un bocado exquisito y quien para llenar la panza tiene que atiborrarse a berzas. Pues que se atiborren, pero que no me quieran convencer a mí de lo que no es.
Habrá que hablar de Juan Mora, sí señor.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
¿Te imaginas tres puyazos? Pero claro, tampoco sienten esa necesidad los de la coleta, porque si sintieran que el negrillo les come la merienda y que la cosa puede ir a más, ni puyacitos de arañado, ni puyas retráctiles, ni nada parecido. Para estos medir el castigo lo toman como picar poco o nada. ¡Ay! Si hubiera un mínimo, cuantas carreras veríamos.
Muchas gracias por aguantar la hora y media de programa, pero es que los anfitriones lo llevaron a las mil maravillas, con una afición desmedida y hablando de toros sin sentir que pasara el tiempo.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Antonio:
Así es, que cuando estos quieren pensar en empezar, los otros, como Camino, ya habían puesto la plaza boca abajo. ¡Qué cosas!
Lo de la técnica es otro timo. Para estos, técnica es hacer que ande una máquina de coser, mientras que como bien dices, ver el toro y aprovechar sus condiciones, eso es otro cantar, un cantar mucho más bello y melodioso.
Un abrazo