jueves, 28 de mayo de 2015

D-I-G-N-I-D-A-D

¿Tendrá fin tanto despropósito?


Hay cosas que cuando se pierden, es casi imposible recuperarlas, que no es simplemente que se extravíe una pluma que se puede reemplazar por otra, que a un niño se le caiga un helado al suelo, se compra otro y punto. Hay cosas que son imposibles de recuperar, la vida, la virginidad, la dignidad, ¿la dignidad? Igual resulta exagerado, de acuerdo, pongámonos optimistas y digamos que es casi imposible, pero si de lo que hablamos es de la Plaza de Madrid, en este caso no caben optimismos posibles. Todo parece indicar que hay demasiados intereses para que este milagro no sé, porque si se produce, no habrá ninguna duda de que será un verdadero milagro. Y si el punto de partida es que hay que creer en los milagros... No, no corran, no vayan tan rápido a tirarse por el Viaducto, en estas horas debe haber un embotellamiento de muy señor mío y aficionados a montones trepándose la verja que separa el asfalto del abismo. Al menos estos pueden elegir y decidir en el último momento no optar por empotrarse contra la calle Segovia. Que mala suerte tiene la Plaza de Madrid, a ella no le dan esa oportunidad; directamente una gente ha decidido tirar por la barandilla el honor, la historia y la dignidad de esta plaza.

Si ya todos los días me cuesta mis trabajos el intentar contar lo sucedido en cada corrida, contar esperpentos con supuesta apariencia de corrida de toros, eso ya me resulta muy duro, para esto tampoco me da el cacumen. Empezamos ya con un sapo difícil de tragar, el llamar corrida de toros a lo de Alcurrucén, aunque si tengo que emplear otra terminología, como esa de la toreabilidad, el toro para el torero, la durabilidad y demás palabros, cojo, cierro el kiosko y me voy a las inmediaciones del Viaducto a pedir número. Lo de Alcurrucén suele ser un animal que habita en esa delgada línea del sí pero no. Para los sabios y especialistas de la modernidad y la Tauromaquia 2.0, son el paradigma de la casta y la bravura en este siglo, pero si se le pregunta a uno de los seis o siete aficionados que nos quedan, estos nos dirán que es una bobona que va y viene, que no superaría ni en sueños un primer tercio, ni mucho menos dos tandas de muletazos con sometimiento, describiendo un arco y obligándoles llevándolos detrás de la cadera.

Morante de la Puebla debía tener muy claro que los de Alcurrucén son para tratarlos con mimo, con cariño y de lejos hacerles lo que se les hace a los toros de lidia. En su primero gordito y anovillado se gustó con un as verónicas que ya venía dando en el coche camino de la plaza. Pasito atrás y levantando el talón de la pierna de entrada antes de que el toro llegara a jurisdicción, así como si forzara el lance al extremo, pero no, no era el caso. El animalito estaba más para un Cola Cao que para recibir dos puyazos. El Cola Cao tampoco se lo dieron. Pero si sería malote, que hasta descabalgó al picador la primera vez que se encontraron. Se fue suelto, no fuera a ser que le echaran la bronca. Otro picotazo señalado tapándole la salida y a otra cosa. Morante se puso a destilar todo su arte con la muleta, que no fue otra cosa que medios pases sin correr la mano, abusando del pico y siempre muy fuera. Como no tendría el café preparado, dejó pasar un poquito el tiempo jugueteando con el animalejo, evitando así una posible bronca de los impacientes e inconformistas que siempre asoman. En el cuarto, casi lo mismito, el toro se le va suelto al caballo en el nueve, le tapan la salida, el animal cabecea en el peto. Ya a contraquerencia, con el toro sin colocar y desde dentro de las rayas del tercio a nada que notó el hierro salió huyendo. Se aquerenció en tablas, dificultando la tarea de los banderilleros, no humillando jamás. Y como el de la Puebla no quería conflictos, otra de pasar el rato con el moribundo cuarto, un bajonazo y si te he visto, no me acuerdo. El año que viene, si vuelve, ya se nos habrá olvidado este curso acelerado de “Cómo se pasa el trámite en una plaza de toros”.

Debutaba El Juli en esta verbena isidril del 2015 y tal y como van las cosas, parecía firme candidato a entrar en el “Hall of Fame” del orejerismo. No ha podido ser, pero tranquilos, en la Beneficencia algunos hasta esperamos el tan codiciado rabo que glorifique esta basura de la Tauromaquia 2.0. Aunque no quiero yo cargar las tintas sobre el madrileño de forma gratuita, si lo hacemos, que sea con argumentos, o mejor dicho, con hechos. Salió un inválido novillo pobre de cabeza y desahuciado de fuerzas. Mantazos por aquí, mantazos por allá, al caballo lo tira el maestro al relance. tengo que confirmarlo con los forenses, pero creo que la vara le arañó. Se fue suelto, no fuera a ser que el de arriba cambiara de opinión. Otro puyazo al relance, que quedó en simple picotazo. Chicuelinas de Juli y Castella, apartándose ya que puede que no fueran capaces de llevar al toro jugando los brazos, pero eso es cosa mí, que el respetable tan poco respetado, aplaudió y todo. ya con la muleta en la mano se lo sacó el matador hacia afuera, para iniciar su recital de toreo distante, de lomos tronchados por el medio, pico, medios pases acabados delante, describiendo una línea recta como un junco, mientras el animalito luchaba por mantenerse en pie. Pases a destajo y cuando se le agotaron los que tenía preparados, un pinchazo hondo trasero y un bajonazo que afectó a la parte lumbar del animal; ¿qué quieren con esa forma de hacer la suerte? ¿Que clave en lo alto? Por favor, seamos serios y no pidamos peras al olmo. Al quinto no se sabe con certeza si lo recibió de capa o si le acorralaron para obligarle a que eligiera un capote. Por supuesto que tomó el de Juli. El toro suelto sin nadie que tuviera la delicadeza de fijarlo, aunque en esto de la Tauromaquia 2.0 eso es lo menos, luego siguen la muleta como los cachorros de Rin Tin Tín, Primera vara de lado y tapándole la salida, sigue corretón por la arena. Un segundo picotazo muy trasero y cuando el picador levanta la mano, la plaza se lo reconoce y se le ovaciona ¿Ustedes se dan cuenta de los niveles a los que hemos llegado? Que vamos a empezar a rifar melones entre toro y toro. Pero tengo que reconocerle al Juli el que en un quite por gaoneras, poca afortunadas, la verdad, no se colocara el capote como el que se pone una gabardina por los hombros y lo hiciera dando un lance al animal. Detalle que pasó desapercibido para Castella, que allí andaba en una esquina echando la capa como la que se pone un chal. Banderazos a una mano por alto, siguiendo con la izquierda por abajo, por ambos pitones. y si se acuerdan de lo de su primero, pueden hacer un corta y pega en este y se hacen una idea de su labor con la muleta en este toro. Y la estocada, pues lo mismo, un sablazo, pues resulta muy complicado matar en el sitio cuando el espada echa a correr para un lado, tapa la cara al toro y cuando han pasado los pitones aprovecha para hundir el estoque allá donde caiga. Que los hay que dicen que son formas de matar al toro y que cada uno tiene su estilo. ¿Y si les digo que tengo un primo que los mata de una cuchillada en los hijares? Pues pensarán lo mismo que yo, por muy primo mío que sea y no le aclamarán como un excelso matador de toros. Pero ya lo dijo Rafaé, “hay gente pa’ to”.


Y llegamos al número fuerte, con ustedes, el número de la cabra, protagonizado por Sebastián Castella, artista invitado un manso noblón de Alcurrucén y la inestimable colaboración de don Javier Cano, en el papel de presidente de la corrida. Saltó a la arena un novillote entradito en carnes, haciendo regates a su lidiador (esto sí que es ser optimista), punteando el capote, mientras este no dudaba en echar el pasito atrás en cada capotazo. Al animal le dejan suelto por el ruedo y cuando Castella lo quiere dejar en el caballo, no es capaz de quitárselo de encima con un recorte. Puyazo trasero simulando que le castigaban y acaba yéndose a su aire. Otra vara desde más lejos, tardea, leve picotacito y otra vez a escape, que allí hacen pupa. Asoma Morante según decían, para hacer un quite, pero eso está por confirmar. El de Alcurrucén se duele de los palos una barbaridad, dando vueltas como un trompo para aliviar el picor. Castella esperando en los medios. Pases por delante, por detrás, telonazos, trapazos sacudiendo la muleta por ambos pitones, sin llevar toreado al animal y pegando latigazos. Se echa la muleta a la siniestra y tanto mete el pico, que el toro le pisa la muleta y le desarma. El animalito realmente entra al engaño con entrega. Retorcimientos, pico, toreo distante, lo mismo con la mano derecha, mientras el animalito no se cansa. Naturales apelotonados, muy vulgares, multitud de pases, para acabar con la mano izquierda por abajo, por ambos pitones. Bajonazo insultante tirando la muleta, la locura y el señor presidente concede las dos orejas. ¡Ojo! Dos orejas no habiendo existido lidia en los dos primeros tercios, aparte de la calidad del toreo desgranado en el último y la forma de ejecutar la suerte suprema. ¿Una barbaridad? Pues esto no es nada. Ni corto, ni perezoso, el usía pierde los papeles y saca el pañuelo azul, ordenando por su cuenta y riesgo la vuelta al ruedo del toro, que ni me acuerdo como se llamaba, ni lo voy a mirar, porque no es recomendable acordarse del nombre de un manso, bravucón, pero manso. Sí me acuerdo del nombre del señor presidente, don Javier Cano Seijo, y de su asesor taurino, don Luciano Briceño, que imagino que algo habrá tenido que ver en este disparate. En el sexto aún estábamos digiriendo el sapo de la vuelta al toro, mientras el recién salido daba muestras evidentes de invalidez, arrastrando hasta el rabo. Primer puyazo trasero, le tapan la salida y el animalito se duerme debajo del peto. La verdad es que no había un sitio más cómodo, pues el de arriba ya se ocupaba de no picar. AL segundo encuentro ni le pusieron en suerte, eso solo es para los que saben, no para estas figuras. El palo cae trasero, no le pican y se marcha suelto por el ruedo, para toparse con el reserva en el tres. Castella comenzó la faena sentado en el estribo, intercalándose las caídas del inválido. Ya en pie fue una faena muy fiel al libro de estilo de Castella, mucho pase, muchas ventajas, acortando los pases, mientras el toro no metía nunca la cara, entrando atropellando más que embistiendo. Banderazos con la mano alta, para después de muchas vueltas sacudirle otro bajonazo también soltando la muleta. Lo que no sé es si el torero se sentirá orgulloso de los sablazos que ha pegado en tal tarde de gloria, vergüenza y una absoluta pérdida de la D-I-G-N-I-D-A-D.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo hemos hablado, Madrid está completamente desnortado. Yo ya he tirado la toalla, esta plaza no hay quien la arregle.

Morante "un poquito" más dispuesto que el año pasado pero debió cortar el apéndice que iba regalando el ensabanado primero. Con el cuarto no hubo opciones por la falta de fuerzas del animal.

Juli sigue tan alcayatizado como siempre, sin gusto y matando de forma horrenda, como siempre.

Castella se encontró con dos orejas que en otra etapa histórico no hubiera pasado de una tras ese bajonazo infame que recetó al tercero de la tarde. La vuelta al ruedo del manso es impresentable para una plaza como es la de Las Ventas.

Los toros bastante manejables, tontos como ellos solos y bastante colaboradores. Vamos, de esos que aburren. Algunos con las fuerzas justitas para no poner en aprietos a las figuras.

Saludos
J.Carlos

MARIN dijo...

Enrique, pues a mi dentro de tanta vulgaridad me ha gustado Castella. Sin ser el paradigma ni la panacea de mi concepto de toreo, pero lo he visto algo diferente ayer. Quizás discrepo contigo en lo del pisotón en la muleta porque precisamente se la pisó (creo yo, tampoco te fies mucho) por querer torear por el medio y después, al ver que el toro la quería coger por abajo acabó abusando del pico. Pero bueno, que me gustó Castella.
Eso si, lo del presidente de tu plaza, la segunda oreja para Castella y la vuelta al ruedo a el mansito de Alcurrucen me parecen de traca. No sé si Madrid y su dignidad son recuperables. Me da mucha pena porque era el último bastion que nos quedaba por entregar al taurineo, pero creo que definitivamente se ha perdido Enrique. Se perdió Sevilla en su día, no hace mucho, y creo que Madrid ha entregado la cuchara. Y lo peor de todo, que ninguno de los que salgan al ruedo de aquí en adelante, por muy buenos que sean, ninguno se va a llevar el honor de la vuelta al ruedo precisamente por lo que ha pasado ayer. Ah, y el año que viene, tres de Alcurrucen, otra del Cortijillo y otra de Hnos. Lozano. Estos si que son los verdaderos triunfadores de San Isidro.

Un abrazo maestro!

Cincinato dijo...

A mí me gustó, y mucho, Castella.

Pero en una plaza de primera no se puede dar la segunda oreja con esa estocada. Y en Madrid menos. (Va una) Claro que eso hubiera puesto la actuación del francés a la misma altura que las que hasta ahora habían ¿merecido? algunas de las esperpénticas orejas que se han cortado en este San Isidro. De esos polvos...

El toro fue una máquina de embestir en la muleta, pero manseó ostensiblemente en el caballo. Toro "que sirve" (horrible expresión), toro noble... Pero no toro bravo. Así que lo mismo: eso no debería ser de vuelta al ruedo en una plaza de primera. Y menos en Madrid. (Van dos)

Morante no pasó de destellos. Este torero va a pasar a la historia como el mejor exponente de lo que pudo ser y no fue. Su forma de gestionar las temporadas desatinada. Según quien le apoderara le hemos echado la culpa al apoderado, pero va a ser que el problema es del propio Morante.

El Juli demostró mando en algunos pasajes con la muleta, valor en un lance con el capote a la espalda y... nada más. Poco bagaje, muy poco, para una figura. Y no soporto el julipié. Alguna vez, pase; pero recetarlo por sistema, es una falta de respeto al público y a sí mismo como matador de toros. No es admisible. Y menos en Madrid. (Van tres)

Lo de contar lo de "y menos en Madrid" es para lamentarme de que ya no nos queda ni la referencia de Las Ventas. Mirad que he sido crítico hace años con algunas durezas -a mí modo de ver a veces injustas- del publico madrileño; pero incluso entonces admitía que eso no era malo, sino lo contrario: que un punto de referencia de rigor y exigencia era necesario, imprescindible, en el mundillo taurino.

Ese punto de referencia se está perdiendo. Como se está perdiendo el nivel de los toros en Bilbao y como se están perdiendo tantas cosas... La reacción a las amenazas está siendo bajar la exigencia y potenciar el triunfalismo. Pasa en todas partes, pero donde creo que se nota más es en Madrid. Pues lamento decir que yo discrepo de los que apuestan por este camino: así, y perdón por la expresión, creo que vamos de culo.

Pero acabemos bien, aunque sea repitiéndome: a mí me gustó Castella.

eltentadero.es dijo...

Buenos días Enrique,

No soy de dar palmas de tango, por aquello de que voy a disfrutar y pase lo que pase disfruto, pero ayer me vi obligado a tomar esa decisión porque Madrid a perdido norte, sur y lo que sea posible perder. NO se pueden corta dos orejas en Madrid si no se mata arriba, en su sitio. No se puede dar una vuelta al ruedo a un toro que canta la gallina hasta que empezó a embestir de una manera extraordinaria en la muleta. Y para colmo y esto no me pasaba, vi a Castella, toreando en linea, con la pata escondida, salvando algunos detalles buenos del inicio y fin de faena.
Esto de los toros me llena porque me hace sentir y me hace sentir mucho y es lo único que busco verdaderamente. Y no se si es porque he empezado a escribir, porque me da pena como esta Madrid o porque carajo, pero este San Isidro lo único que me ha emocionado ha sido la embestida de Lenguadito.

Espero y deseo que esto cambie y que la evolución en la que estamos inmersos sea posible respetando unos mínimos.

Un abrazo.

PD. Enrique la virginidad si se puede recupera, pregúntale a Leticia Sabater, que debe ser amiga de la Vane.

Eltentadero.es dijo...

Ha perdido quería decir. Disculpa por la falta de ortografía.

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Esto es ya jaula de grillos. Hace años igual habrían salido los tres apedreados, incluido Castella, pues se habría tenido mucho en cuenta las condiciones del toro y como poco, se le habría exigido estar a su altura y si encima le larga ese bajonazo, igual le tienen que amparar los civiles.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Esto ya no tiene remedio, el bajón es tan brutal, que ni va a rebotar. No hay sentido ninguno. Castella podía haber echado mano de una cosa que se llamaba temple. A mí lo que no me gustó es que fueran latigazos, sin sosiego. Que igual se podría decir que se los dio el toro a si mismo y el otro, pues puso la tela. lo del pisotón a mí no me pareció así, la sensación que me dio es que al agarrarla muy atrás, no le dio tiempo a jugar la muñeca y al llevarla torcida había que girar mucho, pero eso da lo mismo. Fuera con o sin pico, ya ha habido grandes faenas con desarmes por accidente. La cosa es el conjunto y como fue toda la faena, que desde luego acabó de una forma muy fea, una forma que descalifica todo lo anterior.
Y ya lo dices, habrá toros mejores que pasarán sin que muchos se enteren. Y ahora que viene el toro, que es más difícil de ver, porque acusan mucho más las cosas mal hechas, pues peor. Pero esperemos. Ya te he comentado otras veces que hay alguna tarde que espero con ilusión.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
Madrid ya no existe, la Plaza de Madrid ha muerto y ahora solo hay un edificio, el de Las Ventas, que acoge una locura cada tarde, pero ya no existe la plaza de Madrid. Sobre Castella solo digo una cosa, hace años, tampoco tantos, con ese bajonazo y soltando la muleta tan descaradamente, no solo no le habrían dado no una, ni mucho menos dos orejas, sino que le habrían corrido a gorrazos. Pero ahora pasamos el que con el bajonazo pueda cortar algo.

Yo no te puedo decir que tenga ánimo para nada, es más, veo que esto se acab para mí. Ya me han asomado por la cabeza las intenciones de decir que se acabó, y cuando diga un día que ya, entonces no volveré.
Un abrazo y gracias por esta visita, se te echaba de menos.

Enrique Martín dijo...

elTentadero:
Según dicen, por la India o por ahí, la operan, jajajaja, pero no hay operación que nos arregle esto. Las cosas son tal y como dices y esto que ocurre es lo que nos hace perder la ilusión, perder las ganas de protestar, de hablar o de escribir, pues es darse cabezazos contra la pared. Y luego están los que vienen un día al año y te dicen que te calles, no vaya a ser que les chafes la juerga. Una verdadera pena.
Un abrazo