Yo no estoy en contra de que se celebren festejos como el de la tarde de los Samueles, pero que avisen. Que se anuncie que no se van a soltar toros y que lo que se va a desarrollar en el ruedo poco tiene que ver con una corrida de toros. Nos podemos poner a sacar la lupa y empezar a rebuscar algo que se asemeje a lo que el aficionado espera, pero como ya he dicho en otras ocasiones, eso es colaborar con esta pantomima que nos azota.
El ganado de Samuel Flores y familia, nada tiene que ver con los toros que antaño lucieron el hierro de la “o” cruzada. Muy corralones, espectacularmente corralones, pero escuchimizados, escurriditos, zancudos y tan estrechitos, tan estrechitos, que cabrían entere los barrotes de una talanquera. Será por eso lo del exceso de pitones. Todos desarrollaron una mansedumbre preocupante. El que no la emprendía a cornadas contra el peto se retorcía como una lagartija queriendo quitarse el palo, siempre y cuando no saliera a escape buscando terrenos más templados, como podían ser los toriles. Se dolían al notar la vara, se dolían al notar las banderillas, se pasaron la tarde doliéndose. Y en la muleta solo tenían una faena posible, la del macheteo por abajo, los pases de castigo para quebrantarle y así poder entrar a matar con cierta dignidad. Pero que nadie olvide los tiempos que corren y la ineptitud de los coletudos para doblarse con estos mulos, junto con la incomprensión de los públicos feriantes que no entienden de otro toreo que no sea el pase y más pase, el derechazo, natural y algún remate florido; pero eso de hacer crujir al toro no entra en sus esquemas. Y si todo esto pareciera poco, una lamentable flojedad e invalidez, que si no se notó tanto fue precisamente porque esa mansedumbre les hacía que no se emplearan, que fueran con la cara por las nubes. El no tener que emplearse para seguir los engaños humillando ayuda mucho al inválido. Además salió un sobrero de los Chospes, tan manso como los titulares, pero al que se pudo torear con la muleta, a pesar de entrar rebrincado y sin que se le olvidara su mansedumbre.
Lo de los matadores es capítulo aparte. ¿Era éste un cartel redondo de esos que tanto proclamaron los taurinos? ¿Hay alguna justificación para incluir a estos tres espadas en la feria de Madrid? ¿Quizás es uno de los carteles que se cobran como buenos, pero que ayudan a recuperar los beneficios que la empresa considera que no se ganaron otras tardes? O será la crisis, que afecta a ganaderos, a trabajadores y muy en especial a los que pagan, a los aficionados, para que los empresarios mantengan sus márgenes de beneficio y para que las figuras no tengan que bajarse el caché, llenen o no llenen los tendidos.
Juan José Padilla volvió a Madrid, una vez que unos señores consideraron que ya se había congraciado con esta afición. Pero no hay nada más que verle salir al ruedo para darse cuenta de que este torero desprecia toda la liturgia y todos valores que esta plaza se empeña en mantener vivos. Aparte de histrionismos y contorsiones, su toreo se basa en el movimiento. No se para con el capote, que usa como una toalla de playa, da el pasito atrás como parte del lance; no se implica en la lidia más básica, como es intentar colocar el toro en suerte, pensando solo en el momento atlético de las banderillas. Banderillas siempre puestas a la carrera y a toro pasado, mientras en el ruedo se vive un verdadero caos de capotes, carreras, apretones y ademanes de toreros de opereta. Pero con la muleta la cosa no cambia, ni mejora. Primer pase y desarme, para seguir aguantando las broncas embestidas del Samuel, y sin saber por donde meterle mano a un toro que no estaba para derechazos, pero tampoco para ser asesinado con un bajonazo infame. Tampoco se puede decir que templara, lo que se pudo comprobar con toda nitidez en el cuarto, que cada vez que iba a la muleta se la tropezaba, cuando no se quedaba desarmado.
Antonio Ferrera sigue la misma escuela de Padilla, pero con ese rictus de estar permanentemente cabreado, haciendo verdaderos esfuerzos para que la gente note su crispación. No se para quieto con el capote, verónicas agitadas sin mando. Él espera su momento en el segundo tercio, para poder seguir moviéndose. Carreras a toda velocidad para clavar a toro pasado, aunque es de justicia reconocer que cuadrara más en la cara en el que hizo quinto, pero sin asomarse al balcón en ningún momento. Cerró con un par al quiebro clavando los palos muy horizontales, más saliendo del compromiso como podía, que con la serenidad y torería que se requiere en estos casos. La muleta no es lo mejor que tiene el extremeño, pues es donde se ven y se corroboran todas sus carencias. Además de los males propios del momento, pico, pierna atrasada, cite fuera de cacho. toreo lineal y vaciar la embestida delante de la cadera, hay que añadir el que no se para quieto un momento y las continuas carreras que tiene que dar para colocarse. Desperdició al más manejable de los Chospes, que ante la inseguridad de su matador, se fue haciendo dueño de la situación.
El caso de César Jiménez es el de un torero de esos a los que se les ve por la plaza y te dices “ahí va un torero”, pero que de repente ves como se hurga la nariz y todo se te viene abajo. Pues algo así es el madrileño. Lleva años haciendo que apunta, pero cuando dispara a la diana, le pega a un avión y además, no pone banderillas. Torea aplicando las teorías más vanguardistas del toreo, lo que le obliga a estarse recolocando continuamente, pasándose el toro muy lejos y tomando para sí todas las ventajas y precauciones. El momento más lúcido lo tuvo ene. último, un toro imposible, al que se decidió a machetear por bajo, pero con tan poco convencimiento y decisión que no sirvió para nada. Consintió al toro dejándole irse a toriles para ver si ahí había alguna opción, pero los chicos de don Samuel y familia, no estaban para nadie. Quizás estos ciervos exigen cosas diferentes a las que se le hace a un toro de lidia.
El ganado de Samuel Flores y familia, nada tiene que ver con los toros que antaño lucieron el hierro de la “o” cruzada. Muy corralones, espectacularmente corralones, pero escuchimizados, escurriditos, zancudos y tan estrechitos, tan estrechitos, que cabrían entere los barrotes de una talanquera. Será por eso lo del exceso de pitones. Todos desarrollaron una mansedumbre preocupante. El que no la emprendía a cornadas contra el peto se retorcía como una lagartija queriendo quitarse el palo, siempre y cuando no saliera a escape buscando terrenos más templados, como podían ser los toriles. Se dolían al notar la vara, se dolían al notar las banderillas, se pasaron la tarde doliéndose. Y en la muleta solo tenían una faena posible, la del macheteo por abajo, los pases de castigo para quebrantarle y así poder entrar a matar con cierta dignidad. Pero que nadie olvide los tiempos que corren y la ineptitud de los coletudos para doblarse con estos mulos, junto con la incomprensión de los públicos feriantes que no entienden de otro toreo que no sea el pase y más pase, el derechazo, natural y algún remate florido; pero eso de hacer crujir al toro no entra en sus esquemas. Y si todo esto pareciera poco, una lamentable flojedad e invalidez, que si no se notó tanto fue precisamente porque esa mansedumbre les hacía que no se emplearan, que fueran con la cara por las nubes. El no tener que emplearse para seguir los engaños humillando ayuda mucho al inválido. Además salió un sobrero de los Chospes, tan manso como los titulares, pero al que se pudo torear con la muleta, a pesar de entrar rebrincado y sin que se le olvidara su mansedumbre.
Lo de los matadores es capítulo aparte. ¿Era éste un cartel redondo de esos que tanto proclamaron los taurinos? ¿Hay alguna justificación para incluir a estos tres espadas en la feria de Madrid? ¿Quizás es uno de los carteles que se cobran como buenos, pero que ayudan a recuperar los beneficios que la empresa considera que no se ganaron otras tardes? O será la crisis, que afecta a ganaderos, a trabajadores y muy en especial a los que pagan, a los aficionados, para que los empresarios mantengan sus márgenes de beneficio y para que las figuras no tengan que bajarse el caché, llenen o no llenen los tendidos.
Juan José Padilla volvió a Madrid, una vez que unos señores consideraron que ya se había congraciado con esta afición. Pero no hay nada más que verle salir al ruedo para darse cuenta de que este torero desprecia toda la liturgia y todos valores que esta plaza se empeña en mantener vivos. Aparte de histrionismos y contorsiones, su toreo se basa en el movimiento. No se para con el capote, que usa como una toalla de playa, da el pasito atrás como parte del lance; no se implica en la lidia más básica, como es intentar colocar el toro en suerte, pensando solo en el momento atlético de las banderillas. Banderillas siempre puestas a la carrera y a toro pasado, mientras en el ruedo se vive un verdadero caos de capotes, carreras, apretones y ademanes de toreros de opereta. Pero con la muleta la cosa no cambia, ni mejora. Primer pase y desarme, para seguir aguantando las broncas embestidas del Samuel, y sin saber por donde meterle mano a un toro que no estaba para derechazos, pero tampoco para ser asesinado con un bajonazo infame. Tampoco se puede decir que templara, lo que se pudo comprobar con toda nitidez en el cuarto, que cada vez que iba a la muleta se la tropezaba, cuando no se quedaba desarmado.
Antonio Ferrera sigue la misma escuela de Padilla, pero con ese rictus de estar permanentemente cabreado, haciendo verdaderos esfuerzos para que la gente note su crispación. No se para quieto con el capote, verónicas agitadas sin mando. Él espera su momento en el segundo tercio, para poder seguir moviéndose. Carreras a toda velocidad para clavar a toro pasado, aunque es de justicia reconocer que cuadrara más en la cara en el que hizo quinto, pero sin asomarse al balcón en ningún momento. Cerró con un par al quiebro clavando los palos muy horizontales, más saliendo del compromiso como podía, que con la serenidad y torería que se requiere en estos casos. La muleta no es lo mejor que tiene el extremeño, pues es donde se ven y se corroboran todas sus carencias. Además de los males propios del momento, pico, pierna atrasada, cite fuera de cacho. toreo lineal y vaciar la embestida delante de la cadera, hay que añadir el que no se para quieto un momento y las continuas carreras que tiene que dar para colocarse. Desperdició al más manejable de los Chospes, que ante la inseguridad de su matador, se fue haciendo dueño de la situación.
El caso de César Jiménez es el de un torero de esos a los que se les ve por la plaza y te dices “ahí va un torero”, pero que de repente ves como se hurga la nariz y todo se te viene abajo. Pues algo así es el madrileño. Lleva años haciendo que apunta, pero cuando dispara a la diana, le pega a un avión y además, no pone banderillas. Torea aplicando las teorías más vanguardistas del toreo, lo que le obliga a estarse recolocando continuamente, pasándose el toro muy lejos y tomando para sí todas las ventajas y precauciones. El momento más lúcido lo tuvo ene. último, un toro imposible, al que se decidió a machetear por bajo, pero con tan poco convencimiento y decisión que no sirvió para nada. Consintió al toro dejándole irse a toriles para ver si ahí había alguna opción, pero los chicos de don Samuel y familia, no estaban para nadie. Quizás estos ciervos exigen cosas diferentes a las que se le hace a un toro de lidia.
16 comentarios:
pues Usted lo ha comentado todo Don Enrique, creo que no hay nada que añadir.
Impresionante cornamenta los de Flores y familia...
esperemos que hoy con la novillada, los chavales esten mas frescos y con disposición,que por cierto, la novillada de hoy me parece muy interesante, de donde se pueden sacar muchos matices.
Diego:
Esperemos que los novillos salgan mejor que sus hermanos mayores y que al menos se les pueda picar. Los novilleros son para verlos. Uno para comprobar que le manda el apellido, otro para ver si quiere ser torero o se conforma con lo de ser figura del toreo y el otro, pues a esperar. A las nueve de la noche tendremos la solución.
Un saludo
De moruchada se podría calificar los toros de Samuel Flores. No voy a intentar justificar a unos toros que no debieron haber saltado al coso venteño. No obstante, creo que a alguno se le pudo hacer algo más, aunque sólo sea un poquito. Muy justos de presentación, sobre todo alguna que otra sardina que se tapaba por la cara.
La desconfianza de la terna es algo que los moruchos notaron y que hizo que se acrecentaran sus múltiples defectos. Se me viene a la memoria un samuel que toreó Diego Urdiales hace tres años, un toro con mucho peligro que no tenía un pase pero que, a base de sobarle, aguantarle y poderle, logró sacar al final de la faena dos o tres tandas estimables por ambos pitones.
Desconfiado Padilla en el primero en cuanto el toro le desarmó al primer muletazo, a partir de ahí todo a la deriva. Aclarando de antemano que el cuarto no valía un duro, decir que la lidia consistió en una capea digna de cualquier pueblo de la geografía española.
Ferrera tan voluntarioso como periférico en el segundo, incluso a la hora de recetar ese bajonazo periférico con el que despenó al toro. El quinto, otro toro para pasar página, manso de solemnidad y flojo como él solo.
Algún atisbo de recuperación hizo presagiar César Jiménez en el tercero (el mejor de los samueles) aunque, a mi juicio, no hasta el punto de saludar una ovación tras un bajonazo en toda regla. En el sexto anduvo con dudas, ya sé que lo que tenía enfrente era un morucho pero el toro humilló en los doblones iniciales, sin embargo después no le bajó la mano en ningún momento, toreándole por las alturas y muy periférico. Al final de la faena, le vuelve a bajar la mano y el toro humilla y sigue la muleta. ¿Quizá debió haber apostado un poco más por el morucho? A lo mejor sí.
Esperemos que la feria remonte con las de Palha y Cuadri, saludos
J.Carlos
eso es Don Enrique, a las 9 de la noche ya tendremos la solución, pero independientemente de lo que pueda suceder, a mi es una novillada que me a generado mucha espectación desde que vi presentados los carteles de San Isidro, lo que pueda pasar es una incognita, ojala disfrutemos de una buena tarde.
J. Carlos:
Pues sí, fue una moruchada a la que se empeñaron en hacer el toreo de todos los días. No creo que hubieran mejorado demasiado dándole la lidia que merecían, pero como no mejoran es con esas capeas, esos carnavales de carreras, de dejar el toro a su aire y de miles de capotazos. Al menos hubiéramos visto lo que debe hacer un torero. Esa faena de Urdiales es una de las más laboriosas y entregadas que recuerdo en los últimos años. A ver los Cuadri y Palha. Y seguro que si no salen buenos, ya los estarán mandando al matadero. En cambio a otros...
Un saludo
Diego:
Ójala que lo disfrutemos.
Un saludo
¿Ciervos? Los ciervos tienen mejor percha Enrique. Cabras montaraces es lo que parecían y como tales se comportaban. Y pensar que hace 20 años "los figurines" se los disputaban...
Xavier:
Ahí puede que esté el problema, cuando empezó a matarse por ellos Ponce y el resto de figuras. Un toro que era fuerte, hondo, bien armado, muy bien, pero no de esta manera. Pobres ciervos y pobres cabras montaraces.
Un saludo
sed un poco justos, por favor. esa ganaderia ha tenido saneamientos durisimos, hubo uno de hace 5-6 años que les dejo realmente en el cuadro la ganaderia. y contra eso...
cuernos y pitones en el palomar?, todos. unos cuantos venaos de record son de alli. los colmillos de los guarros, tambien. los pitones de los gameros, parece que mejor que nunca, aunque la casta....
hasta las patirrojas estan cuajadas de veras. esa finca es un paraiso.
suerte ganadero, y no dejes tentar a los toreros.
siempre he observado el sufrimiento que pasan los toreros comentando una corrida o llevando una ganaderia, lo considero casi casi ANTINATURA; son facetas que no me gusta nada como las suelen realizar
saludos
Lesaqueño:
Das en el clavo en esa frase de que no deje tentar a los toreros. Yo entiendo de tus palabras que a ciertos toreros. Quizás ahí empezaron los males de don Samuel, incluso los de poder completar una corrida para Madrid con un solo hierro. Mientras estaba viendo la corrida recordaba uno de casi 700 kg. que entró al caballo con una termenda bravura, y que luego fue matado por José Luis Gallosos. Era una ganadería muy diferente a la que luego torearon otros. Y ya he heblado de la paciencia que hay que tener con ciertas ganaderías y esta es una de ellas, aunque quizás la ayuda no sea el traerlos en San Isidro. Siempre habrá fechas menos comprometidas y con menos presión para venir a Madrid.
Un saludo
Lo que me produce auténtico pavor es pensar cómo todas las ganaderías van hacia lo mismo olvidándose de la casta.
Me gustaría saber cuales han sido los criterios de selección porque de verdad que no lo entiendo.
Y para colmo la novillada de ayer...
I.J. del Pino:
Aparte de que en la mayoría de los casos nos movemos entre las mismas ganaderías y que los toreros solo saben estar delante de un tipo de toro, los ganaderos quieren ir hacia un toro dócil que solo entre y salga de la muleta y lo que nos encontramos es que se están viendo más toros mansos que nunca. Estamos "domesticando" tanto al toro de lidia, que al final le vamos a mandar a que nos haga la compra, aunque no podrá ir solo, porque si le salen dos matoncillos de barrio, igual les entrega la compra, el dinero y hasta los cuernos. Esto es lo que se podría decir que los ganaderos han ido a por lana y han salido trasquilados.
Un saludo
Bueno Enrique, no te voy a comentar nada de lo infumable de lo de Samuel Flores. Ya lo has dicho tu todo. Pero despues de leer el comentario de lesaqueño, no sabia nada de lo del saneamiento. Pero aun siendo así, el ganadero deberia empezar por lidiar primero en novilladas y saber que es "lo nuevo" que tiene antes de mandar esto a Madrid.
Ahora, ¿viste las monisquetas con la cadera de Ferrera en el tercer par al quinto? Dios mio, esto lo veia yo hacer en el Comico taurnio del bombero torero cuando era pequeño. Ufff....
Un saludo Enrique.
Llevo algunos dias sin entrar en ésta, tan importante tertulia. Hoy no me he podido reprimir, aunque me faltan horas con las 24 del día para verme toda la información de San Isidro, y al mismo tiempo tratar de captar el impacto de mis comentarios críticos sobre el Arte del Toreo a Caballo, en los que exijo como en el de a Pie, la Verdad.
Pero no es ello, lo que motiva mi presencia aquí, sino que como consecuencia de mi cruzada particular a favor de la "morucha" (raza de razas) quisiera que el término no fuera usado en tono despectivo, como lo han hecho algunos de los señores que han intervenido con sus comentarios.
La raza morucha, ha refrescado muchas sangres a finales del XIX y el primer tramo del XX, se reconozca o nó. Y todavía podría seguir haciéndolo, si algún ganadero quisiera cruzar para a través de la incomodidad de la casta -se dice mala- fortalecer las sangres que te permitan encontrar la bravura, si es que todavía queda alguna entre los ganaduros.
Cruce, cruce y cruce, pero entre los que aún tengan casta y raza. Los encastes, que no eran otra cosa que familias, pasado el primer tercio del XX, no han traido nada más que mucha y fea degeneración, consanguinidad; y como dijo un día el maestro Enrique Martín, dar lugar a que la bravura se fuera por los desagues. Un saludo
Gil de O.
El simil de los ciervos es acertadísimo. Llevaban las caras, como queriendo equilibrarse.
Marín:
Me ha gustado eso de "monisquetas" y me ha hecho echarme mis risas con la palabra e imaginando a Ferrera. A mi me parece qu tienen equivocados los términos gracia, torerí y garbo, pero bueno, allá ellos.
Un saludo
Gil de O.:
Tampoco te pongas así. Si es verdad que utilizamos el término moruchada en tono despectivo. Quizás será por comparación de uno y otro ganado, aunque en la tierra de mi familia, allá en Salamanca, a pesar del término, nunca se han fiado de estas vacas y toros, porque en cualquier momento te la podían liar. Incluso a veces la apariencia es terrorifica. De todas formas, muchas gracias por la aclaración y por la intervención, que ya sabes que es muy bien recibida y acogida. Pero aprovechando tu visita, voy a abusar y a plantearte algo que me ronda la cabeza en esto de refrescar las sangres. No sé si se hará en algún momento o no, poero ¿no crees que en algunos casos y momentos esa renovación podía venir de ganaderías de segunda? Ahí te lo dejo, y es que le llevo dando vueltas a esto hace años.
Un saludo
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