sábado, 11 de junio de 2011

A merced del calendario

El toro, ¿volverá algún día a ser el rey?


La verdad es que empiezo a no entender demasiadas cosas. Seguro que algo tiene que ver la larga duración de las ferias encadenadas de Madrid, el que esté atorado y con la cabeza embotada, pero he tenido la sensación de que a actuaciones parecidas el público ofrece respuestas muy dispares y que en ello pueden influir decisivamente los nombres; los nombres de la ganadería y los nombres de los matadores. Ha sido una corrida como poco rara. Aunque siempre desde mi punto de vista, que ya digo que puede estar algo viciado por la acumulación de toros. He visto como los de Javier Pérez Tabernero han aprobado en todas las fases de la corrida. ¿Se les ha picado? Pues ni mucho, ni bien, se han limitado a estar, lo que no quiere decir que haya habido demasiados puyazos casi ni señalados. ¿Han ido bien a la muleta? Pues también, pero con muy poquita emoción, no era el ir y venir del toro bobo, pero más o menos. Si esta corrida me la ponen el 8 de mayo, igual mis comentarios serían bien distintos, pero claro, si me pongo a comparar, esta no ha sido tan mala. Y ahí puede que esté el verdadero problema, que la mediocridad la comparamos con la vulgaridad y se nota la diferencia, pero ¿y si todo lo comparamos con lo óptimo? Entonces ahí se nos viene el castillito abajo.

Los de Javier Pérez Tabernero por momentos parecía que no estaban en el ruedo; el primero empujaba con la cara alta, pero en la segunda vara ha tenido que ir a buscarlo el picador más allá de la raya, como si le llevara al caballo de las orejas. Luego en la muleta no de le podía bajar la mano para que no se cayera, pero seguía los engaños con una bondad manifiesta. El segundo se ha limitado a estar en el caballo y en la muleta ni ha rechistado, entraba, salía y calladito para no molestar. El tercero, que salió echando las manos por delante, incluso derribó al picador, por esa manía de no apretar de primeras. Le hicieron la carioca y empujaba de lado; luego en la muleta entró, salió y no osó fastidiar el mitin de Pinar, no fuera a ser que se lo echaran en cara al ganadero. El cuarto más cariocas, visitas al caballo al relance para cornear el peto, se dolió en banderillas y acabó en toriles. Al quinto se le picó muy mal, en la paletilla, mientras corneaba el peto como un descosido, en la muleta la misma historia de siempre, embestía, pero no entusiasmaba. El sexto iba por el mismo camino y el señor presidente permitió que nos mostrara su invalidez hasta el segundo tercio, en el que inesperadamente lo mandó a los corrales. Salió uno de Valdefresno, tan inválido o más que el devuelto, al que no llegaron ni a echarle una regañina en el caballo. En el último tercio pudo seguir la muleta gracias a las nulas exigencias del matador, que no dudaba en llevarle casi con los dos pitones fuera de la muleta, que ya sé que es un imposible, pero Pinar casi lo consigue.

En la rareza de la tarde Antonio Ferrera fue el más previsible, que no destacable. Fiel a su repertorio, manteó y bailo simultáneamente al torear de capote, bailó y corrió al poner banderillas a toro pasado entre saltos, cabriolas, exageraciones con el culo fuera y quiebros destemplados. Con la muleta practica un toreo realmente peligroso; tanto banderazo un día va a despistar al piloto de un 747, que va a intentar aterrizar en el ruedo, que como todo el mundo sabe, no es sitio para que haya aviones. Trapazos muy lejanos, sin ajuste alguno, destemplados, inconexos y vulgares, pero que muy vulgares. Este torero hace tiempo que decidió adoptar la velocidad como parte esencial de su tauromaquia y todo lo convierte en un agotador frenesí.

Sergio Aguilar ha exhibido una pulcra colocación, casi desconocida durante el extenso serial; adelantaba la pierna de salida y presentaba la muleta honestamente plana, lo que repitió en los pases siguientes, sin esconderla a las primeras de cambio. No se le puede reprochar casi nada al madrileño, pero todo estaba envuelto por una frialdad que evitaba que aquello cogiese vuelo. Aquí se me presentan dos opciones. Si el toro es bueno, entonces es el torero el que falla o si el torero se pone de verdad y la cosa no llega, entonces el mal está en el negrillo. Incluso puede ser que ni una cosa ni otra. Yo soy más partidario de que a Sergio Aguilar no le van los toros excesivamente noblotes que van y vienen, es un problema de los toreros; y si no, solo tenemos que recordar el caso de Diego Urdiales. Con esa colocación y esa honradez de cara al aficionado, si eso lo hace delante de un toro, probablemente la canción tendría otra letra y otra música. Dio algunos naturales y derechazos muy pulcros y con verdad, pero los de Javier Pérez Tabernero respondieron fielmente a los deseos del ganadero, quien quiere que el torero piense que no hay toro y que este no le moleste. Pues a Sergio Aguilar esto no le vale. Afortunadamente para el aficionado.

Rubén Pinar es otro tipo de torero, muy diferente de lo que es Sergio Aguilar. Éste sí que se sabe mover con estos toros anodinos. Si el toro no tiene emoción ya se ocupa él de ponerla; si hace falta hasta puede corear cada pase con un prolongado ¡eeeeeeeeeeh! y con semejante provocación ¿quién se resiste a jalear también el pase mientras el toro camina en las lejanías del matador, mientras este pone todo su alma en llevarlo enganchado en el pico? Ese destoreo, acompañado de las carreras necesarias para colocarse a cada pase, ya que con la muleta no logra dejar colocado al toro, ese retorcimiento que también practica y que crea la ilusión de que se remata el pase, cuando lo único que se hace es acompañar la rectitud de la embestida del toro y la estocada, bien ejecutada, aunque trasera, hizo que el público le pidiera la oreja. Oreja reglamentaria por el número de pañuelos, pero sin el valor artístico que se le puede exigir a una oreja cortada en Madrid. En su segundo estaba decidido a cortar una más y a salir a cuestas de los porteadores oficiales; repitió la misma receta, con el toro más alejado si cabe y bastantes más carreras aún y unas manoletinas trapaceras como ellas solas, pero la espada nos libró de soportar de nuevo ese lamentable espectáculo de ver a un torero vulgar camino de la calle de Alcalá. Empeñado en no matar con la mano izquierda, pinchó y desinfló los ánimos del personal. Salió trompicado por esa manía de llevar muy alta la muleta, pero afortunadamente todo quedó en un susto.

Y así fue como yo lo vi, aunque entiendo que alguien percibiera todo de otra forma. Incluso estoy seguro qde que el señor Moncholi habrá salido más que satisfecho de todo lo que ocurrió en el ruedo de las Ventas. Afortunadamente es la penúltima de la feria, aunque como esto de la tauromaquia es un mal casi incurable, ya estamos muchos comentando los carteles de las próximas corridas y penando en si la familia va a permitir que nos sigamos escapando a toda prisa después de comer, con la almohadilla y la entrada bajo el brazo, con la esperanza de volver a ver aquello que una vez nos emocionó.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

sigo sin entender que hace un monchili de comentarista.No he conocido nunca a ningun critico tan sumamente ignorante como el.Es de una ignorancia fuera de lo normal eh!!!no dice mas que paridas.
anda que ayer el pinar vaya formas y maneras..que mal torero es coño!!que forma de retorcerse de estar despegadisimo del toro!que forma mas vulgar de torear con el capote.Y MADRID TRAGA!!DENTRO DE NADA SALE A HOMBROS EL CAPEA EN MADRID.madrid empieza a dar pena.

David Campos dijo...

Enrique:

Veo que te vas animando a acuarelear tus dibujos. Gran paso. Excelente resultado.

Un abrazo!

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
No te equivoques, ni te dejes engañar por las apariencias, yo creo que Moncholi sabe de toros, quizás demasiado, otra cosa es lo que diga, que muchas veces tie´ne más el objeto de adaptar la realidad a lo que le interesa y otra que informe o describa lo que pasa. Eso sí, coincido contigo que suelta muchas cosas que no viene a cuento, pero a este señor no hay que perderlo de vista, cuidado.
Y de lo de que Madrid empieza a dar pena, igual ya da pena de forma absoluta. Da pena todo y encima nos quieren convencer de lo maravilloso de todo esto, entre otros el señor Moncholi.
Gracias por la visita.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

David:
Ya lo ves, ahí andamos. Llevo tiempo haciendo un amago en Opinión y Toros, con tinta china aguada. Yo pensaba que iba a ser más rápido, pero me equivoqué, aún tardo más, pero bueno, el resultado no es del todo catastrófico, jejeje.
Un saludo

Anónimo dijo...

Enrique, coincido plenamente con tu crónica.

Ferrera ha hecho bueno su apodo y más parece un “Ferrari” con la palanca de cambios en “marcha atrás” que un torero.

Aguilar practica un toreo de gran pureza muy de mi gusto, lo cual no implica que siempre esté bien. En los tiempos que corren, es una delicia poder ver a un torero que no gana terreno al toro (y no al revés, que es lo que vemos cada tarde) y que siempre está bien colocado. También es cierto que ayer debió haber aprovechado mejor su lote. Hubo muletazos ajustados de gran profundidad entre otros enganchados lo cual, unido a esa frialdad que el vallecano transmite a los tendidos, hizo que la faena del tercero no terminara de tomar vuelo. Cuando se queda descolocado a la finalización del muletazo, en vez de seguir tirando del toro y vender su producto (lo que hace la mayoría del escalafón), lo que hace es volverse a recolocar para seguir practicando EL TOREO y eso enfría al público. Por su concepto, es un torero al que siempre esperaré. Quiero pensar que su falta de rodaje es la responsable de no haber estado más solvente en la tarde de ayer. Estoy convencidísimo que si torease el mismo número de corridas que los Fandi, Rivera, etc, tendríamos un torero de primera fila. La estocada al tercero, para enmarcar.

De Pinar decir que, en el tercero, nos ofreció su mejor versión (lo cual no es mucho decir). Cuando vimos la salida del tercero, algún compañero llegó a insinuar que el toro podría estar toreado. La verdad es que tenía sus complicaciones. Me dije a mí mismo: “Pinar, aquí tienes toro”. La verdad es que consiguió meterlo en el canasto con la virtud del temple y que la estocada fue buena. Su problema, el de siempre, esa posición excesivamente inclinada del torso y toreo hacia las afueras (destoreo). No obstante, se los pasó más cerquita que otras veces. Para mí no es de oreja, pero tampoco es de esas que te llevan a protestar.

El ganado manso y flojo, pero con orejas para cortar. Ya sé que no es nada pero, habida cuenta de lo visto hasta ahora, no hay grandes motivos de queja.

Saludos,
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Lo de Ferrera no tiene más comentario. Sobre Sergio Aguilar, yo cada vez estoy más convencido de que no le ayudaron los toros. Sobre lño que comentas de la colocaión, puede que sea producto precisamente de la condición del toro. No se le puede someter demasiado, no se emplea y no sigue el engaño hasta el final, no tiene casta suficiente que le empuje a buscar la tela hasta el final, antes se marchay es entonces cuando el torero tiene que hacer lo que no hace el toro. Rubén Pinar está muy amanerado con los vicios que se aplauden en otras plazas. Como bien dices, si comparamos la cosa no estuvo tan mal, pero que no nos pase como a los jóvenes toreros y aficionados, que se miran en un mal espejo.
Un abrazo

Diego Cervera Garcia dijo...

buenas tardes señores!!! pues Enrique otra vez mas he de decirte que has descrito la corrida tal como a sido.
Ahora yo, poniendo mi punto de vista como aficionado, he de decir que lo que viene de atanasio no me emociona mucho, pero si es cierto que cada toro tiene su lidia, y cada espada lidia de una manera.
Para mi, Sergio Aguilar, es uno de esos toreros que sin ser figura (ni falta que le hace) hace disfrutar al aficionado con su verdad.
Pinar, el joven Pinar, pues tiene una tauromaquia muy "Ajulianada" osea, parecida a la del Juli.
Y Ferrera, pues el torea como es, acelerado y sin temple, y el ir acelerado y con prisas solo es bueno cuando uno va a robar a un banco, pero en esto de los toros, torear despacio y con temple es lo bonito.
Lo que si destaco de Ferrara a su favor, que es un torero que se gana los contratos dia a dia, y dentro de lo malo no es ningun ventajista, y pasa sus tragos, o esa es la sensación que yo tengo.

Adios San Isidro, adios.... ojala en el 2012 la plaza de toros de las ventas caiga en mejores manos donde podamos disfrutar de una feria mas integra y con mas verdad.

Enrique Martín dijo...

Diego:
Me apunto a esos deseos, aue no sé si se llegarán a cumplir, o si esto seguirá en caída libre.
Un saludo y adiós San Isidro

FALLERO dijo...

Creo que los aficionados seguidores de este blog hemos aprendido mucho con sus anilisis de cada festejo,echare de menos el ver la corrida por tv despúes de leerle y comprobar lo acertado de sus comentarios
.Por cierto me gustaria oirle radiar una tarde de toros con sus amigos de Huelva.Os sigo por internet cada lunes y me encanta su aportación al ritmo del chotis.
ENHORABUENA es Ud un crack.

Enrique Martín dijo...

Fallero:
Muchas gracias por sus palabras. Nunca he pretendido enseñar a nadie, especialmente porque para enseñar hay que saber hacerlo y eso me pilla algo lejos, pero si le han parecido interesantes mis opiniones, pues eso ya me llena. A mi también me gustaría oír comentar una corrida a los integrantes de El Paseíllo, lo que no sé es si yo abriría la boca o me quedaría escuchándoles toda la corrida.
Un saludo