viernes, 30 de agosto de 2013

Iván Fandiño no es glamouroso, ni falta que hace

Parece que Fandiño va desterrando eso de tumbarse sobre el morrillo a lo que salga, bienvenido sea


Don Iván, ¿qué vamos a hacer con usted? Anda que no ha sabido usted colarse en todas las ferias, con esa carita de bueno que tiene, muy serio, pero que cuando sonríe desarma al más duro de corazón. Pero usted a lo suyo, a abrirse paso  y de tal forma lo ha conseguido, que ya hasta eclipsa los mano a mano entre las deidades tauromodernistas, cuanto más al resto de divinidades del Olimpo de la Tauromaquia 2.0. Perdóneme usted, pero así no se hacen las cosas, que resulta que Talavante, don Alejandro, se enfrentó en Madrid a seis de Victorino, aunque parecieran cualquier cosa menos Albaserrada, en una gesta digna de llenar los anales del toreo con letras de oro; ya se encontraría el motivo para ello, pero de momento se escribiría con áureas palabras. Que fue capaz de trapacear a un animalito como para que el pueblo le pidiera las orejas del animalico. Que de las mismas el señor Perera manteó hasta la desesperación a otras bregas con plátanos en la testa, Castella nos deleitó con su misticismo, Manzanares se mostró, Mora puso caras y alguno más crecido por las veleidades orejinales de la plebe, pero resulta que la afición se queda con su labor en un toro, pues el tener que pasar a la enfermería le impidió enfrentarse a ninguno más. Así que haga usted el favor, no vayamos a tener que tomar medidas, porque estando así las cosas, igual tendremos que prescindir de los servicios de… toda esa panada triste, aburrida y tramposilla que se llaman artistas.

Uno piensa en su trayectoria y no puedo negar sus progresos, ni mucho menos su disposición para querer ser torero. Eso sí que es empeñarse y no conformarse. Hace un tiempo casi toda su labor la basaba en el pundonor, el valor y a veces, hasta el desprecio por su integridad. Esto último sorprendía y era digno de admiración, pero tengo que reconocerle que no acababa de convencerme eso de que en el caso de ver próxima una oreja, sólo viera como única opción el tirarse sobre el morrillo de forma más suicida que torera. Uno pensaba que quizá sería más fácil y aconsejable aprender a ejecutar la suerte suprema con pureza y verdad. Y según lo visto en los últimos tiempos, debe haber destrozado más de un carretón. Le alabo el gusto, pues esta es una buena muestra de que usted prefiere ser torero antes que matarife, y que no es lo mismo pretender dejar la espada en todo lo alto, que quitarse de en medio al toro, aunque sea de infame bajonazo, porque para la mayoría basta con enterrar el acero, lo demás no les importa.

Al contrario que en otros casos, uno no puede poner pegas a eso de la colocación, a eso que se dice de adelantar la pierna de salida. Casi todos la ponen por delante al citar para el primer pase, aunque despidan el toro para afuera, pero a continuación y exageradamente, la esconden sin temor a que les llamen tramposos. Pero usted, en ese empeño de dejar mal a los trileros, mantiene esa actitud de verdad de dar el medio pecho al toro. Unas veces más y otras no tanto, por supuesto, pero lo que creo que debe ser tenido en cuenta es la actitud. Que esto de la actitud no es cosa a despreciar pues uno ha visto como después de no conseguir trofeos en su primer toro afirma que será en el siguiente y cumpliendo sus palabras y precisamente por la actitud, al final ha de salir en volandas en brazos de la cuadrilla, areneros y demás dispuestos, camino de la enfermería. No piense de mí que soy un carnicero, nada más lejos, pero uno valora estos esfuerzos, aunque nunca querría que tuvieran que ir al hule, eso mejor lo evitamos, para usted y para todos los que se visten de toreros. Igual que hasta parece sentirse orgulloso de que en Bilbao no se le conceda una oreja, porque en su plaza no hay favoritismos.


No se crea que le voy a jalear aquí a la vista de todos el que descubra a tanto… a tanto… a tantos otros, pero no crea que no se lo voy a agradecer, pues siempre está bien eso de desenmascarar a quien se oculta detrás de excusas, cosas que no son verdad, pamemas y cuentos chinos. esos que dicen que templan una barbaridad, cuando la verdad es que sus toros no se pueden arrastrar a mayor velocidad y entonces nos quieren convertir de que templan. Nada más lejos de la realidad. Peo si me permite el atrevimiento, quizá estaría bien que intentara templar un poco más a sus toros de usted, más que nada por eso del parar, templar y mandar, que decía el otro. Aunque no sé si el origen de todo esto se puede buscar en esa costumbre de no picar a los toros. Hay que reconocerle el valor de dejárselos muy crudos, pero si en el caballo dejara que les pegaran un poco más, igual los animales embestirían con menos violencia y menos brusquedad, pero no tome esto ni como un consejo, ni como una exigencia, simplemente es el parecer de alguien que osa escribir y mostrar lo escrito para que lo lea el que quiera. Ya ve usted, uno que se pone a decirle que hay que mejorar, cuando sabe de sobra que en esto del toro no se deja de mejorar y aprender nunca. Eso sí, hay una cosa que si le pido, no compare los comentarios que le he dedicado a usted y su toreo con los que se debería hacer a la mayoría de los alternantes con los que comparte paseíllo tarde tras tarde. No hay comparaciones posibles, pues a estos hay que empezar por aplicarles eso de verdadero o falso, de toreo o manteo, de toreo o pantomima, sembrados en los que no nos gustaría verle, porque ya sabe eso de que Iván Fandiño no es glamouroso, ni falta que hace.

4 comentarios:

MARIN dijo...

Hemos comentado muchas veces Enrique, que este torero a mi me encanta desde que lo vi la primera vez. Que habrá toros a los que temple y otros a los que les tenga que aguantar las tarrascadas, depende del animalito. Pero cierto es que en todos sale con la misma predisposición, este en la plaza que este, y que este no se da coba ni se permite una. ¿Se le puede pedir algo mas a un torero?.

No he visto nada de Bilbao, me hacia falta un apagón de esa tauromaquia 2.0. Pero por lo que me dicen, no me he perdido nada. Bueno, eso si, y me jode un montón, el haberme perdido a un grandísimo Urdiales. Pero eso de mandar toros a una plaza sabiendo que están enfermos... tie mucha guasa.

Un abrazo Enrique.

Anónimo dijo...

Es un matador que te podrá gustar más o menos pero que casi siempre (yo diría que en Madrid siempre) tiene disposición a hacer su labor de una manera digna. Visto lo visto no me pesa verle dos tardes en la Feria de Otoño y, los que vengan desde atrás, que arreen si quieren ganarse el puesto.

Un saludo
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

Marín:
Creo que cuando hablamos de Fandiño o Urdiales los juzgamos como tales, que lo son, y puede parecer que se sea injusto, pero es que de los demás no hay quién diga nada. Estos al menos permiten las opiniones sin reservas. Es lo que tienen los toreros.
De lo de los toros enfermos, pues no pasa nada, pones cara de pena, cobras y al aficionado que le den, que para eso está. Eso sí, el día que dejen esto, se van a acordar mucho de todas estas perrerías que se le hacen.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Quizá sea lo más justo que se ha visto en los últimos tiempos. Aparte reconocerle el no volver la cara, el querer que se le vea en Madrid, porque quizá sea algo innecesario para él, desde el punto de vista de los modernos actuales, pero si uno quiere ser torero y se siente torero, es lógico que quiera demostrar lo que no pudo en mayo.
Un saludo