Joaquín Monfil podrá ver las faenas que soñó desde su grada. QEPD. |
Hoy hay un aficionado menos a los Toros, y no por decisión
propia, ha tenido que ser la de la guadaña la que le ha arrancado de su grada
del 7, de esa localidad que ocupaba todas las ferias de Madrid, que tiene su
mérito, pero no tanto como el acudir todos los domingos y fiestas de guardar,
cuando no hay que aparentar, ni hay nadie interesante que le pueda ver a uno.
No están ni los de la tele, ni los clubes y asociaciones taurinas de medio
mundo, sólo se ve a los que sienten un amor y una afición infinita por esto del
toro. La que tenía Joaquín Monfil, un parroquiano de Las Ventas que no pasaba
desapercibido, sí, el del julipié. Voz rotunda, presencia más rotunda y el
rostro escondido detrás un impresionante mostacho. Cargado como si se fuera de
mudanza y no a pasar una tarde de toros, se le veía acodado en los poyetes de
la entrada a su grada revisando el programa de la corrida. Pero siempre llegaba
alguien dispuesto a apropiarse de su sabiduría taurina, a que don Joaquín le
ungiera con el conocimiento del toro, de la lidia y del intríngulis de todo
este circo.
Yo tuve el privilegio de ser parte del mismo equipo que él
en Opinión y Toros, cada uno en su parcela. Antes de San Isidro, el mister,
Antolín Castro, nos lee la alineación en la caseta, repartiendo el trabajo para
cubrir todo el terreno de juego y no permitir que se quede ninguna parcela sin
tapar, y sin entorpecer al compañero. Todos preparados, tensos y Joaquín Monfil
en el 7, como aquellos grandes jugadores que se quedaban en su parcelita del
campo y desde allí hacían su juego, como Puskas o Luis. Es para sentirse más
que orgulloso de haber visto mis letras junto a las de semejante aficionado,
uno de esos que se recordará dentro de unos años, aunque se le echará de menos
desde ahora mismo.
Ya no estará para velar por la honra de su plaza, ya no
podrá impartir su magisterio y aunque pueda haber quien se atreva a tomar su
relevo siguiendo sus pasos y sus enseñanzas… Unos le recordarán con sincera
añoranza, otros lo querrán utilizar para reforzar sus teorías, sin importarle
si estas escandalizarían a don Joaquín; incluso los más ruines se atreverán a
atacarle y contradecirle ahora que ya no puede responder. Hasta de mal
aficionado le tacharán, igual que hemos visto en otros casos. Otros se creerán
en el derecho de vociferar a sus anchas, pues se consideran el siguiente en el
escalafón y piensan que con alaridos incoherentes se irán ganando el puesto.
Pero hasta para dar voces hay que saber lo que se dice; miren si no unas filas
más abajo en el tendido 7, ahora repleto de japoneses, pintones y curiosos,
convencidos de que es plantar allí el culo y la ciencia taurina les invade por
los poros de la piel. Allí, como en tantas zonas de la plaza ya no quedan casi
aficionados, si Jesulín decía que todos cabían en un autobús, ahora casi pueden
ir todos juntos en un taxi. Eso sí, te los encuentras afirmando que ellos lo
son y de los buenos, de los exigentes, porque ellos saben de que va esto, algo
que nunca le he escuchado decir a los más sabios de esto que es el toreo. Pero
los actuales lo saben todo y ni se les pasa por la cabeza reconocer que no
saben algo. Qué diferencia. Yo sí oí a Joaquín Monfil decirlo y hasta lo
comentaba, y era entonces cuando te dabas de la tauromaquia que le cabía en la
cabeza, una cabeza tan impresionante como su presencia o su voz, un fijo en las
ferias de Madrid, pero cuando te lo encontrabas con seguridad por la plaza era
“Siempre en domingo, don Joaquín“.
12 comentarios:
Amen Enrique.
Javier Salamanca
....cabeza impresionante como su presencia o su voz, y su BIGOTE!!!!, Como dices: su MOSTACHA, su BIGOTE conquistador de mosquetario de la afición como hay pocos, y su magisterio que compartia con nosotros todos, no para impresionar los novicios que desean saber siempre màs sobre la tauromaquia, pero solo para defender la fiesta brava, quitarla de las manos de los trampayres.
Yo soy muy triste, hé perdido un amigo, y todos los amantes de la fiesta brava hemos perdido un maestro. Que enfrentaba y combatia los apóstoles de la fiesta circo con ànimo y autoridad.
No puedo olvidar que lo que figura en primera pàgina de mi blog, Joaquin me le dió.
Joaquin MONFIL, de la casta de los
aficionados de verdad, en nuestro corazón, para siempre
Bonito, sentido y emocionante homenaje a un AFICIONADO
a pesar de que es triste que se nos haya ido, nos queda y quedará para siempre su saber ser y estar en la Fiesta de los Toros...coincido con vosotros Enrique, Javier y Pedrito
Pgmacias
Que en Paz descanse Joaquín Monfil, "Sota"=Mas que siete, con todo lo que eso significa en los Tendidos de Madrid.
Lo conocí en Madrid y coincidimos algún año en Céret. Leía sus crónicas.
Hay que estar loco (bendita locura) para ser aficionado toda la vida. Que nos enchufe ahí arriba a ver si esto se arregla algo...
Enrique: Solamente tuve la oportunidad de conversar una vez con Joaquín, pero mantuve correspondencia ocasional con él. Yo creo que es uno de esos aficionados que han hecho "escuela", que en algunos de nosotros han dejado "algo" que nos empuja a procurar saber algo más que aquello que sucede en la plaza, para poder valorarlo mejor y exigir que sea auténtico.
Su partida es una gran pérdida sin duda, pero podemos paliarla siguiendo los caminos que nos dejó trazados.
Y suscribo en su integridad lo que nos has dejado escrito.
Javier:
Un abrazo
Pedrito:
Seguro se podría decir más sobre Joaquín Monfil, mucho más, pero dudo que pudiera haber más sentimiento y amistad que en tu comentario. Quizá la tarea que desde donde esté nos ha puesto este gran aficionado sea la de no olvidar su legado y transmitírselo a los jóvenes que tan expuestos están a las influencias neotaurinas.
Un abrazo
Pgmacias:
Siempre se siente la pérdida de un buen aficionado, pero en este caso creo que concurren circunstancias especiales sobre Joaquín Monfil. Un mundo con tanto "sabio" deseando dar la lección y este hombre que te hablaba con toda la naturalidad del mundo. Tenemos muchos ejemplos actualmente de ignorantes que parecen doctores y que tendrían que aprender de este hombre.
Un abrazo
Fabad:
Pues yo me lo imagino sentado con San Pedro, hablándole de toros y como al final le acabe haciendo partidario de José Tomás.
Un abrazo
Xavier:
Coincido contigo, ha sido un aficionado que nos ha descubierto muchas cosas y que nos ha ayudado a ver mejor al toro en el ruedo, eso que algunos valoramos tanto y que tan difícil me parece. Y por supuesto que debemos seguir su camino, el no hacerlo creo que no sería justo con él.
Un abrazo
Joaquin, cuantas charlas tuvimos en Madrid y en tu Casavieja. He podido comprobar que además de ser un gran aficionado eras un gran amigo. Si hay otro mundo, estoy seguro que volveremos a charlar y a pasar buenos ratos juntos. Mari Victoria, mi más sentido pesame.
Un fuerte abrazo de Paco y Rosa.
Francisco:
Muchísimas gracias por elegir este espacio para dejar sus emociones.
Un saludo y mi más sincero pésame. Al menos habrán podido comprobar cuanto se le apreciaba a Joaquín Monfil
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