Torear en tu plaza es un privilegio y una obligación. |
¡Ay! Qué estamos casi en Navidad, ¿no vamos a poder tener un
momento de paz, amor y fraternidad en esto del Toro? Pongamos un poquito de
nuestra parte. Mira que descolgarse ahora estos magníficos toreros mediáticos
con que no torearán este año en la Maestranza. O sea, que no torearán en
Sevilla, porque si se echaran para adelante y emulando a José Gómez Ortega se
pusieran a pensar en una Monumental, con mayor aforo que el Baratillo y con
entradas más baratas, igual les sobraban billetes a espuertas. Pero no creo que
esta fuera una mala solución, ¿no dicen que esta plaza ha perdido su identidad?
Pues que la busquen por otro lado, aunque si realmente se encuentran con la
personalidad verdadera del aficionado hispalense, lo mismo no les iba a gustar.
A ver si se van a dar cuenta de que siempre ha sido exigente y entendido, y que
esas niñas enloquecidas que les aclaman no son precisamente el paradigma de
aficionado sevillano; ese que no soporta ni un minuto más a la empresa y al que
llevan años echando de su plaza, el que se avergüenza de indultos y Puertas del
Príncipe de bochorno.
Me resulta entre ridículo e indignante como estos niños de
la burbuja creen siempre que los males les son ajenos y que son otros o un ente
abstracto y maligno el que los crea. Viven aislados del mundo en ese Edén
particular en el que les han acomodado los mismos que les desahuciarán cuando
ya no les sean útiles. Ya están con eso del respeto, ese al que se les falta
continuamente, como si fueran pandilleros de navaja en mano, que por una mirada
mal interpretada se creen ofendidos y es motivo para echarle las tripas fuera
al primer incauto que estuviera rondándoles. Todo por ser respetados. Tanta
obsesión por esta causa ya me empieza a parecer enfermiza o propia de una mente
que necesita un tantito así de madurez. Lo malo es que no se han puesto a
pensar ni dos minutos en que el respeto hay que ganárselo y no precisamente a
golpe de exigencias y bravuconadas. Pero también es verdad que ese ha sido el
método empleado hasta el momento y siempre les ha salido bien. Que si queremos
ir a Cultura, que si los derechos de imagen, que si el toro que quepa en la
muleta, que si con esos compañeros no, que si tarde y media en esa plaza, que
si me quitan a ese que voy yo, que si esos toros no y estos que yo tengo en el
esportón sí, que si hago lo que me da la real gana y tu tragas, que si ese
público me falta al respeto, que son muy malos y me tratan mal, que le llamo
cegato a un presidente y me ríen la gracia, que si me enfrento al público y al
del palco, que este periodista no me gusta, que me pitan y sigo dando por ahí
alargando la faena mientras unos me aclaman, o ni eso, haciendo el ridículo,
pero encontrando eco en los vasallos y esbirros parásitos del torero, que me
pongo a berrear ante un becerro y me hacen los coros. Que pena que nadie les
haya dicho un no a tiempo, que no les hayan enseñado a ganarse ese respeto, a
que el camino siempre es duro y que ser matador de toros y además figura es
algo muy grande y por ello muy sacrificado.
Deciden que no van a Sevilla, como que no van a Madrid,
Bilbao, Pamplona o que Zaragoza ya les pilla muy a trasmano, que o cambian el
Pilar al 15 de septiembre o que ya si eso lo dejan, que vayan los de segunda
división, esos pobres que tienen que ponerse delante del toro y no del mojicón
con cuernos. Estos, los de las gestas, los que un día se encierran con seis
monas y ya han hecho el año, pero que consideran que no tienen ninguna
obligación de pasar todos los años por todas las plazas de primera, lo cual es
cierto, es un privilegio que desprecian, un privilegio que deberían agradecer
como matadores de toros y hacer uso de su derecho como figuras que dicen que
son. Pero no, los caballeros dicen que no van a Sevilla y no van. Incluso
entendería que no estuvieran en la Feria de Abril si no llegaran a un acuerdo
con la empresa, que tal y como actúa esta, tampoco sería nada extraño; se
juntan el hambre con las ganas de comer. Pero no, han sido los cinco latinos
los que han decidido tomar esta medida para hacerse respetar, su gran
preocupación. Pero nada se habla del respeto a la afición de Sevilla, aunque
uno no sabe si lamentarlo o felicitarles. Ahí los tienen, Julián López “El
Juli”, que con sus trampas y chabacanería torera fue ensalzado como máximo dios
del toreo en esa plaza; Morante de la Puebla, al que eligieron como sustituto
de Curro, sin que le llegue ni al polvo que sueltan sus zapatos y al que
aguantan lo que le aguantan esperando que se parezca al maestro, aunque está
visto que a él le importa un pito el estar en la que debería considerar su
plaza y su feria; Miguel Ángel Perera, ese dechado de aburrimiento y vulgaridad
al que aceptan como torero dominador y poderoso con un ganado dominado y
entregado desde la finca; Talavante, que resulta que es casi la reencarnación
de Belmonte con su toreo casi suicida, cerrando los ojos a ese destormo
distante y sin el más mínimo conocimiento de lo que es la lidia de un toro con
dos gotas de casta; y Manzanares, el de los indultos, el artista supremo que
torea tan alejado del animal que no da a ganar un duro a las tintorerías
aledañas al Guadalquivir.
Aquí los tienen a estos fenómenos que no se sabe si hay que
mandarles al “Hermano Mayor” o a “Súper Nani”, porque no acabo de apreciar si
son adolescentes tardíos con una edad del pavo demasiado prolongada o unos
infantes caprichosos a los que hay que poner límites y ponerles las normas en
la puerta del frigorífico. Aunque tampoco les podemos cargar con todo el muerto
a este quinteto del arte, no, no seríamos justos con los Pagés- Canorea, no les
debemos quitar su mérito, que lo tienen. Unas veces dejaban fuera a unos porque
sí, por capricho, otras porque querían ahorrarse un duro y otras, pues vaya
usted a saber y ahora se dice que quieren contratar a José Tomás por lo que
sea. Algo no funciona bien en las cabezas, o quizá funciona demasiado bien.
Desde fuera, porque uno no conoce esa plaza, ni esa afición como para opinar
alegremente de lo que ocurre, pero la impresión que da desde aquí es que la
plaza de Sevilla se ha convertido en un feudo en el que a unos señores les
permiten obrar a su antojo y como en casi todas las plazas, el aficionado
cuenta más bien poco o nada. Luego viene eso de enfrentar Sevilla con Madrid y
en caso de dificultad se tira de orgullo local y se desvía la atención, aunque
me da que esas cosas no valen para el aficionado, aunque para el público sea
cuestión de suma importancia.
La conclusión al final de todo esto es que el aficionado
tendrá que callar, porque ya se sabe que sus derechos son pagar y callar, no se
le concede ni un ápice de opinión que pueda incomodar a los taurinos, no vaya a
ser que alguien aprenda y se forme la marimorena. Pero la receta está clarita
como el agua; juntamos un buen chorreón de soberbia, desconsideración, egoísmo
y vanidad, lo mezclamos bien, unas gotas de ignorancia, unos cubitos de
ineptitud, se mueve y se sirve frío, al gusto, decorado con una guinda de
fraude endulzada por unas crónicas partidistas de estómagos agradecidos. En
vaso largo o en copa, es indiferente, se le atiza al aficionado, teniendo la
precaución de taparle la nariz, no vaya a ser que tal pestilencia le eche para
atrás, sujetándole bien la cabeza para que no la mueva y después de haberle
atado convenientemente a una silla. Eso sí, no se le permite decir ni palabra.
Se le sacan los billetes de la cartera y andando, ya tenemos el mejunje ideal
para aguantar a unos niños “malcriados, caprichosos con el papá castrador”.
8 comentarios:
Desconozco el tema, así que me voy a abstener de entrar en profundidades.
Simplemente: ¿Y si al final la afición sevillana acaba agradeciendo que no toreen? ¿y si no hay mal que por bien no venga?
Porque a lo mejor hay que terminar configurando una feria con otros toreros de menos nombre y más pundonor. Porque a lo mejor con otros toreros se terminan las imposiciones en cuanto al ganado y se lidian otros hierros más encastados y menos artistas.
A ver si a resultas de todo esto, el abonado de Sevilla se encuentra con lo que no pensaba y disfruta de una feria con menos nombres pero más toreros...y de paso más casta, más emoción y más verdad.
Que se anden con cuidado estos cinco señores, que a lo mejor les sale el tiro por la culata y la conclusión que se saca de todo este tinglado es que no solo no nos hacen falta sino que es mejor sin ellos. Que se anden con cuidado, digo, porque a lo mejor se hace evidente que el rey está desnudo.
Sr Enrique yo creo que esto sería un paso atrás en sus carreras si el resto del escalafón tuviera toreros con personalidad y machos, pero como el elenco esta lleno de vulgares como ellos que arriesgan cero aunque maten diferentes encastes esto seguirá igual mangoneandonos a los que sacamos las localidades. Un saludo a todos
Óscar:
Esos que no pertenecen a estos grupos de "privilegiados" tienen la ventaja de haber tenido que enfrentarse al toro de verdad muchas tardes, han tenido que tragar quina y con sólo salir andando de la plaza ya era un triunfo. ¿Te imaginas que sin orejas, ni salidas a hombros, la gente se entusiasmara al verles vencer al toro? Ese podría ser un renacer de la Fiesta. Ahora son simplemente excepciones aisladas y las empresas no propician la continuidad, pero yo me apuntaba a eso. Y coincido contigo, que es mejor sin ellos. Pero los que tienen el negocio standarizado prefieren seguir haciendo fotocopias de los carteles de un año para otro, pasándoselos de feria en feria.
Un abrazo
Molí:
Que bueno verte por aquí, debe ser la única forma en que no te encuentre delante de un toro, jejejeje. No creo que haya que confiar demasiado al resto de toreros, pero si salen con el toro, al menos eso que ganaremos. Y si algo tienen estas figuritas es que al toro no lo quieren ni ver.
Un abrazo
Tengo una entrada preparada de este mismo tema, y muy similar a esta, pero no la he querido publicar esperando a que Canorea se bajara los pantalones, porque sabía que no iba a tardar mucho. Ya lo comente el otro día en Facebook, y me reafirmo, que esto se va a quedar en agua de borrajas.
Al final vienen por los menos dos tardes cauno (cada uno traducido al castellano). Y sino al tiempo. La afición de Sevilla Enrique, no es diferente a las demás. Todavía quedan buenos aficionados si, como el amigo Franmartín, pero hablando en lineas generales es como la de Huelva, como la de Madrid, como la de Marbella...como todas. Aquí montas una feria sin estos cinco y no va ni el Tato.. Que no se confunda nadie.
El año pasado redujeron fechas, y perdieron abonos. En la antigua semana de preferia (que es la que se cargaron el año pasado), con corridas de hierros exigentes y toreros modestos, no se llegaba a la media plaza, y sin embargo en la del sábado de feria, con Rivera Ordoñez, el Cordobés y el Fandi no había papel. Que la identidad la perdió esta plaza hace mucho tiempo, tanto como el que se les ha permitido a esta gente apoderarse del cotarro. Y ahora que le has dao el caramelo al niño, no se lo quieras quitar, que el berrinche puede ser histórico.
Que no Enrique, que ya Canorea sacó ayer un comunicado bajándose los pantalones, que estos hacen y deshacen lo que quieren porque saben que los Franmartin y compañía hace tiempo que dejaron de ir a los toros, y claro, el pobre Canorea se vé solo y que se va a tener que ir a pedir a la calle Sierpes para pagar el deficit de la feria. Aquí, hasta que no se ponga freno a esto, van a hacer y deshacer esos a sus anchas. Ahora...a ver quien es el guapo que le pone el cascabel al gato.
Pero no me eches tampoco mucha cuenta, que yo, ni se de toros, ni soy torero, ni ganadero, ni mucho menos empresario (valgame Dios).
Un abrazo.
Hace años que me bajo a la Preferia (últimamente recortada) y Sevilla ciudad lo merece, si hay TOROS voy a la Plaza,… bueno casi no salgo del Arenal…, y si no a otra cosa mariposa… anda que no hay “cosas” que hacer.
La última vez que fui a ver a estos ¿señores? Me toco el día del indulto del novillo de Manzanares, ya le había aguantado unas cuantas puertas grandes… me quede sentado en el tendido cubriéndome la cabeza y pasando una vergüenza bestial…, aun que se anuncien ya no voy ni a esa Plaza ni a ninguna… no con mi dinero… ¡Que les den!
Marín:
Si ya sabía yo que tu no sabías de na' de na', pero uno te hace caso. Es verdad que a estos les dieron el poder hace tiempo, les han dejado acomodarse en la poltrona, han montado sus redes de manejos y ahora es muy complicado levantar la trama de la Tauromaquia 2.0. Pero también te digo una cosa, cuanto más tiempo pase, peor. Los empresarios podrían plantarse, pero claro, si en lo que dicen que es la primera plaza del mundo el manejo corre a cuenta de tres patas que ni tienen afición, ni nada que se le parezca, que se limitan a poner siempre a los mismos y que no se rompen la cabeza ni un poquito, pues ya lo tienes.
Un abrazo
Cárdeno:
Lo siento, siento que aquel día tuvieras que sufrir aquel martirio y desprecio a la fiesta y al toro. Ahora los empresarios creen que pueden ir manteniendo el negocio sin el aficionado. Aquel día sobrabas tú y otros tantos aficionados, era un día de jolgorio para el público, pero este abandonará a la mínima, no aguantará lo que puedas haber aguantado tú, porque ellos quieren la recompensa inmediata y no saben esperar.
Un saludo
Publicar un comentario