domingo, 30 de noviembre de 2014

Seguidores del Atlético de Madrid asesinan a uno del Deportivo de la Coruña



En alguna que otra ocasión he traído a este espacio el fútbol, en momentos de máxima felicidad en los que mi equipo, el Aleti, conquistaba algún título. Y aunque aquí se hable de toros, creo que hay circunstancias que nos deben hacer apartar ciertas cosas y centrarnos en lo importante de verdad. No creo que haya nadie que no esté informado de lo ocurrido a las puertas del estadio del Manzanares, cuando dos bandas de maleantes y delincuentes se han dado cita simple y llanamente, para montar una monumental pelea. Desconozco los motivos, es más, no los quiero saber, porque eso es entrar en el juego de estos clanes mafiosos, si allí pegaron a uno o a veinte, si aquí agredieron a mil, me da igual, no hay nada que justifique estos hechos y no hay ofensa que valga la vida de una persona. Seguro que habrá quién pretenda presentar a la víctima de tal forma que haga pensar que se lo merecía. ¡Qué barbaridad! ¿Cómo puede alguien merecer que le maten y menos de esta forma, mientras unos y otros se esconden debajo de los colores de un equipo, ¿cómo puede llegar a ser tan absurdo el pensamiento humano?

Ya identificarán a los culpables, serán detenidos y juzgados, nos darán detalles hasta la náusea de cómo se desarrollaron los acontecimientos, pero no olvidemos que ha muerto una persona. Se le apaleó salvajemente y se le tiró al río, como si los asesinos quisieran dar una muestra mayor de su falta de humanidad. Pero lo que a mí me da que pensar es que estas cosas ocurren porque a alguien le interesa. Estaba aún volviendo a casa después del partido, cuando escucho por la radio del coche como el señor Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, no ha tardado un segundo en querer escurrir el bulto, que si ha sido a un kilómetro del campo, que si el club no tenía nada que ver y que esto no es fútbol. De acuerdo con lo último, e indignado y avergonzado del resto. ¿Qué más da que sea a uno o mil metros del campo? Si nadie le va a culpar a usted del asesinato don Enrique, ni le van a tocar tan siquiera el bolsillo, estese tranquilo, ni tan siquiera le podrán acusar de falta de amparo, pues los sucesos fueron tres horas antes del partido. Pero yo sí le hago culpable de algo, a usted y a los que trabajan en el club y que desde hace años vienen dando cobertura a esta gentuza, a esos que un día decidieron que se ponían de pie durante los partidos, a esos a los que extraoficialmente se les dieron atribuciones que no tenían, entre ellas las de representar a una afición. Cada quince días los tiene a todos juntitos en el fondo sur, de cuando en cuando le desean que se muera a quien les apetece y a pesar de tanta cámara y tanto control, no pasa nada, son unos “chicos graciosos y simpáticos” que animan al equipo. Se les permite entrar al recinto antes que a nadie para preparar esos tifos tan espectaculares, se les ceden espacios para que los usen como mejor consideren y se les “facilita” acompañar al equipo allá donde este viaje. Eso sí, a un kilómetro o medio kilómetro del campo, ya no son cosa suya.


Solo se molesta si le gritan a usted, si le insultan y si le piden que se vaya, que abandone el Atlético de Madrid. Entonces sí que le pican estos “chavales animosos”. Pues ya lo ve, unas veces le insultan a usted, otras inventan cánticos, otras organizan mosaicos de gran colorido, otras desean la muerte al adversario y otras, como hoy, directamente deciden que son ellos los que deben ejecutar sumariamente a un ser humano. ¿Delito? Ser del equipo contrario y procesar una ideología opuesta a la suya. No valen leyes, ellos deciden ser la ley, la ley del odio y la muerte, la ley de la extrema ignorancia, de la manipulación y del poder oscuro de quienes se esconden debajo de unos colores, igual que lo hacen debajo de esas capuchas que les tapa el rostro, pero no lo que son, unos asesinos. Ya nada se puede hacer, ya no hay solución posible que revierta lo ocurrido este domingo negro, solo buscar a los culpables, juzgarlos y condenarlos, si se demuestra el delito a los acusados. Irán a la cárcel y punto, mientras que la gente del fallecido solo podrá ir a visitarle al cementerio, porque una mañana se le ocurrió ir a un partido de fútbol. Muy a menudo se oye eso de “hasta que un día pase una desgracia” Muy bien, ya pasó. Espero que los que mandan en el Club Atlético de Madrid no profundicen en la vergüenza y el deshonor y que tomen medidas para que esto no vuelva a pasar jamás y también se lo pido a todos los responsables del fútbol, el deporte y la nación. No creo que sea posible retirar al equipo de la competición, pero algo hay que hacer para ayudar a que el mundo sea mejor. Eso sí, no habrá nada que haga olvidar lo hecho por unos salvajes en el nombre del Aleti. ¿Qué no es así? Pues no, pero ellos creen que tenían potestad para hacerlo. Asesinos.

6 comentarios:

MARIN dijo...

Recuerdo que no hace mucho tiempo Enrique, estos llegaron a entrar en un entrenamiento encapuchados y se permitieron el lujo de hablar con jugadores y entrenador.
El Atlético es mucho más que cuatro gatos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Amigo Enrique, desde mi total indignación y vergüenza por estos hechos, esta barbarie desatada que desembocó en la trágica y brutal muerte asesinado, de un ser humano, que demuestra la ralea de estos delincuentes, que como bien dices en tus palabras en diversas y variadas ocasiones sus "gracietas" son consentidas e incluso jaleadas por las instancias dirigentes de nuestro equipo, nuestro Atleti, responsables al compás de otras instituciones de no cortar de raíz estas historias genuinos ejemplo de la violencia de la sin razón
Un abrazo y como atlético agradezco tu escrito
Pgmacias

Enrique Martín dijo...

Marín:
Lo malo es que los que mandan en el club se han dejado mangonear por estos seres y si a una alimaña no la corriges, ni le dejas claro quien es el que manda, al final hasta te morderá en la mano mientras le echas de comer. El Aleti es mucho más y mejor que estos, pero el cáncer no tiene miramientos y se mete en cualquier sitio, en este caso en la afición de mi equipo del alma.
Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Pgmacias:
Ya estoy más calmado, que no menos indignado, con estos que consintieron y que ahora se lavan las manos escurriendo el bulto. Aunque dicen que a esta peste la han expulsado del club, creo que podemos permitirnos albergar ciertas dudas, al menos hasta que veamos consumada esta expulsión.
Un abrazo

pedrito dijo...

¿ Violentos, los aficionados a los toros? ¿ De quièn se burlan los que pretenden esas tonterias?
¿ Pero, en que mudo vivimos? Mañana, habrà que prohibir boxeo, deportes automoviles, y sobre todo futbol...No??

Enrique Martín dijo...

Pedrito:
Si hubiera educación y respeto, la cosa iría mejor, ¿no? No sé si coincides conmigo en que cada vez es más agresivo el público taurino. No sé si será por las circunstancias actuales, pero así lo percibo. Y es una lástima, pues aún siendo exigente, nunca ha sido violento, que no digo que ahora ya lo sea.
Un saludo