viernes, 13 de mayo de 2011

El toro es así

Dependiendo de a quién preguntemos, la corrida de José Escolar ha sido una señora corrida de toros o todo lo contrario, imposible y a la que no se le podía pegar ni un pase. Pues de todo un poco, así que vayamos por partes. Si nos atenemos a la calidad de los toros y a su bravura, la corrida no fue buena, eso no creo que haya nadie que lo niegue, pero si echamos cuentas de la emoción, de la exigencia de los cuatro cárdenos y dos negros y de la incertidumbre, pues la tarde fue de lo más interesante. Solo el primero ofreció posibilidades de darle naturales y derechazos, pero cuidado, que esto tampoco era nada fácil, ni mucho menos. Recibió dos varas y una de gañote, pero en ninguna se empleó. Fue a partir de las banderillas cuando empezó a arrancarse en busca de los engaños, queriéndose comer la muleta, pero no permitía ninguna confianza, sobre todo por el pitón derecho, por el que apretaba ya de salida. El segundo empujó de aquella manera en el primer encuentro, pero no dudó en salirse suelto del peto, y en el segundo puyazo solo estuvo, sin más. Se defendió mucho, echando la cara arriba y con un pitón derecho que era el “bueno”, pero que era imposible; así que imagínense como era el malo. El tercero anduvo constantemente a su aire, sin que nadie le fijara lo más mínimo. Empujó en el caballo, pero el peligroso pitón izquierdo dificultaba en extremo cualquier lucimiento. El cornalón que hacía cuarto recibió lo suyo en el caballo echando la cara muy arriba y corneando el peto sin ningún reparo. Ya en banderillas se paró y esperaba a que llegaran los de plata con los palos en la mano. A partir de ahí todo fue a peor. El quinto incluso llegó a meter los riñones en la primera vara, para después liarse a cabezazos con las faldas del penco. En la muleta aguantó los cinco primeros pases, para después quedarse mucho por el pitón derecho. Como varios de sus hermanos, el último parecía mejor en el primer puyazo, empujando con fijeza, pero enseguida sacó su condición, queriéndose quitar el palo. Así he visto yo los seis toros. A ninguno se le ha lidiado correctamente, nunca se les ha puesto en suerte en el caballo en su sitio, se les ha permitido hacerse los dueños del ruedo y a todos se les ha querido torear con derechazos y naturales, algo que no era muy conveniente dadas las circunstancias. Las seis faenas exigían que se iniciaran con pases por bajo, castigando y quebrantando al toro y luego, si aún le quedaba resuello, pues a intentar dar algún pase bonito y si no, pues a matar. A los seis se les intentaron aplicar los usos del toreo moderno de forma mecánica; dos entradas al caballo y ya estábamos pidiendo el cambio, con lo peligroso que esto podía resultar.

Los matadores estuvieron como pudieron. Rafaelillo no tuvo su tarde, pero dio lo que tenía, fue Rafaelillo. Es un torero valiente y honrado, que se enfrenta a este tipo de ganado sin dudarlo, pero tampoco se le puede exigir según que. Su toreo es el de plantarse delante del toro, llegando a estar en muchos momentos a su merced, pero que no maneja los recursos de lidiador que este ganado exige. Repito que no estuvo bien, pero tampoco creo que sea para pegarle la bronca que se llevó. A mí personalmente me cuesta ponerme tiquismiquis con ningún torero cuando están ante un toro.

Fernando Robleño fue el que mejor salió del envite. A su primero le recibió con unas buenas verónicas, firme, ganando terreno y tragando quina por toneladas. En el quinto sacó algún pase por bajo de calidad y ahí se acabó todo. Los de Escolar no estaban para más fiestas, repito que en principio la cosa era para machetear por abajo y luego ya se vería. Bastaba con esquivar los gañafones que tiraba el segundo de la tarde y aguantar como se quedaba el quinto.

Alberto Aguilar no respondió a las expectativas creadas en el inicio de la temporada. Quizás se notó demasiado su poca experiencia, viéndose constantemente superado por sus dos toros, oponiendo solo quererse poner, lo que no era posible, y voluntad, pero hacía falta más. Nadie le podría echar en cara que se presentara a las puertas de la escuela de Madrid a pedir cuentas y preguntar por qué no le enseñaron a lidiar, en lugar de solo dar pases. Quizás habrá que esperarle en otro momento, aunque esperemos que no se convierta en costumbre el quedarse en blanco en la que debería ser su plaza.

Ahora empezaremos con las controversias de si estos toros deben enviarse al matadero o no, o si todas las corridas de toros deberían transcurrir por estos cauces. Yo creo que no hay que elegir, como siempre, en el término medio está la virtud, pero a mi la corrida se me pasó en un santiamén, y en un permanente ¡huy! El ganado no ha tenido “toreabilidad”, pero no me negarán que le sobraba “lidiabilidad”. Pero visto lo visto, es más fácil que se mande al hierro de don José Escolar al exilio taurino y que no volvamos a verle anunciado por un tiempo y si no, que se lo pregunten a Moreno silva.


PD: Perdón por el retraso originado por un problema en blogger.

17 comentarios:

fabad dijo...

Pues no me aburrí ningún momento. Rafaelillo no tuvo su día pero tampoco fue para la bronca que le dedicaron.
Alberto Aguilar tendrá que espabilar. Lo vi mejor en Francia.

Anónimo dijo...

Soy uno de esos a los que les encantó la corrida de Escolar. Como bien dices, algunos no tenían “toreabilidad”, pero sí “lidiabilidad”. Algunos llegaron bruscos al último tercio pero es que tampoco se hicieron las cosas bien. Son toros que les enseñas un manual básico de inglés y te meten cornadas en inglés. Debemos agradecerles poder disfrutar de una suerte de varas donde les pegaron de lo lindo y que no hubo que cuidarlos porque no se caían.

Dicen que el pensamiento de Rafaelillo no estaba en la plaza. Todos somos humanos, pero si vienes a Madrid a torear una ganadería nada fácil, no debes venir y vienes en otra ocasión. Llega el último tercio y se pone a dar una charla en el micrófono, previamente había echado agua a la muleta. ¿Para qué? ¿Es que hacía una miaja de viento en la plaza? No. Después se va hacia el toro, sin montar la muleta, sufre un enganchón y el toro le achucha. Ahí estuvo la clave, el toro no dejó el mando en ningún momento. La gente se puso de parte del toro, la bronca estuvo de más pero tampoco han sido acertadas las declaraciones de un torero al cual el sector duro de Madrid fue quién le publicitó y le sacó del anonimato. No se puede decir eso de que “al público le va la marcha y querían que me cogiese”.

Robleño no tuvo suerte con su lote y tragó lo suyo. Eché de menos en el segundo el torearlo paralelo a las tablas, hubiera sacado algo más de él. El quinto metió bien la cara en el capote, luego se tornó brusco pero también es cierto que le ahogó en exceso y le llevó adonde siempre lleva a sus toros, a las tablas del 6 (mejor para ti, jeje).

El tercero, de Aguilar, tuvo motor y casta, que no bobaliconería. En la primera serie le enganchó la muleta en tres o cuatro ocasiones y ya dijimos que estos animales aprenden muy rápido. Lo ví bastante descolocado y acelerado, a veces destemplaba al toro lo que le hacía perder la visión de la muleta y esto impedía cualquier intento de ligazón. Creo que le pudo sacar más partido a éste tercero. El sexto se le comió de salida con el capote, toreando fuera de cacho e incapaz de aguantarle más de dos muletazos seguidos sin perderle pasos. Por el izquierdo, ni hablamos y tampoco estuvo especialmente acertado con los aceros.

En mi opinión, que vuelvan los escolares y por partida doble.

Saludos,
J.Carlos

Anónimo dijo...

Enrique, se me olvidó felicitarte porque la foto del programa de mano es un cuadro de los tuyos. Se lo he dicho a mi compañera cuando me la ha enseñado. Digo: "es de un buen aficionado del 6", jeje.

¡Enhorabuena!

J.Carlos

Enrique Martín dijo...

Fabad:
A mí la tarde se me hizo muy corta, aunque imagino que a los de luces se les debió de hacer eterna. Yo me apuntaba a muchas como esta.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

J. Carlos: Pues verás como a lo mejor tardamos en ver de nuevo a estos toros "imposibles". Y volveremos a echarlos de menos como lo hacemos con los de Moreno Silva.
Los tres se empeñaron en dar pases y eso no lo admitía casi ninguno, quizás algo más el primero. Y que conste que yo valoro mucho todo lo que se le haga a estos toros, pero no se pueden cerrar los ojos y apaludir una permanente equivocación. Yo no sé si no se atreven a administrarles la lidia adecuada o no saben. Pero ya no solo con la muleta, desde que salían, despreciandop el mucho bien que les podía hacer el caballo. Tienen cogidos unos tics modernistas que no se quitan de ninguna manera. Dejaron el control y el mando a los toros, que a medida que avanzaba la lidia parecía que se iban haciendo más y más grandes.
Muchas gracias por lo del programa. Mentiría si no te dijera que estoy muy contento y más pensando en la corrida que era. Ni que lo hubieran hecho a sabiendas de mis gustos.
Un saludo

MARIN dijo...

La verdad es que ayer no pude ver la corrida de Escolar Enrique. Tuvimos tentadero y llegamos tardisimo, pero por lo que veo nadie comio pipas ¿no?. Pues en Sevilla este año, a toneladas.
Creo que como bien dices, el termino medio seria lo justo, pero bueno, a estos tambien hay que lidiarlos. Comprendo que para los toreros es una autentica papeleta, pero mi eterno debate siempre es el mismo: Yo quisiera ver a TODO EL ESCALAFON con este tipo de toros.
Un saludo Enrique.

Xavier González Fisher dijo...

¿Y por qué nos íbamos a aburrir? ¿Porque no se podían pegar pases? ¿Acaso a eso se reduce el toreo? ¡Acabáramos...! Yo la vi en el ordenador, a ratos y con muchos "tropezones" y sin embargo, por momentos me dieron ganas de estar a un ladito de Molés para largarle el micrófono por la tráquea para que se callara.

El apóstol televisivo de la "toreabilidad" acabó por tener que reconocer, a insistencia de Emilio Muñoz, que a veces también se puede hacer faena toreando por la cara y sobre las piernas cuando las condiciones del toro así lo exigen y que eso también es toreo.

Pero esos "Moléses" son los que "educan" a la "nueva afición".

En todas las ferias debiera haber, por obligación unas dos o tres de esas corridas, para ver lidiar de cuando en cuando, para sentir emoción, para tener esa sensación de que el toro puede hacerle daño al torero.

En fin, que yo no me aburrí. Y eso que no estuve en la plaza.

David dijo...

La consecuencia mas probable de ésta corrida va a ser, como tú bien dices, el exilio de ésta ganadería. Triste, pero será así. La corrida mantuvo el interes, fue rapida, no duró ni dos horas; ningún toro tuvo el triunfo que hoy en día se busca, esa "toreabilidad" de la que hablaís. Los de luces lidiaron mal la corrida, se picó peor aún (habría que mandar a los seis montados a picar piedra allá en la mina)y con la muleta quisieron dar naturales y derechazos como si fueran carretones; Robleño en su segundo principió la faena doblandose por bajo y cuando pensé que iba a realizar la faena de castigo que requería el astado, volvió a la sempiterna costumbre de intentar dar derechazos y naturales, el bicho no lo consintió y Robleño tuvo que tirar por la calle de enmedio. Rafaelillo estuvo mal, sin paliativos, y Aguilar anduvo gris, cardeno como los de Escolar.
En definitiva tarde interesante y sin concesiones.
PD. Enrique, no mientas, exigiste que si aparecía tu cartel debía ser en el programa de una tarde como ésta, jeje. Imaginate que lo hubieran puesto la tarde de Nuñez del Novillo. Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Tampoco es mala cosa tener que ir a un tentadero, menudo lujo. Como bien dices, no se comían pipas, algunos se podía comer los dedos sin darse cuenta. A todos nos gusta ver torear bonito, es lógico, pero yo estoy contigo en que hacen falta varias de estas a lo largo del año... y que las toreen todos. Y mira, me siento generoso, que no sean ni de esta ganadería, con que sean novillos y de Moreno Silva, ya me valdría. Lo que nos íbamos a divertir. En este caso sí creo que nos divirtiéramos de verdad.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Si necesitas que alguien te sujete al susodicho para lo de forrar el micrófono con una tráquea, me avisas, que estaré libre y podré ir. La corrida para mi fue de esas que el torero debe decir a todo el mundo "taparse" y demostrar su medida como matador de toros. Sobre Emilio Muñoz, al que estuve esperando toda la vida y que nunca llegó a la plaza de Madrid, las pocas veces que le he escuchado me ha sorprendido, porque aparte de lo que implica estar en ese circo, parece que se intenta evadir de esas presiones. Incluso llegué a oír como creía que el público de Madrid tenía razón en muchas cosas de las que pedía. Y lo decía él, que nunca nos tuvo demasiado cariño como matador de toros.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

David:
Ya sabes tú que Taurodelta no pregunta, ni pide parecer, pero para que negarlo, me encantó que lo utilizaran, aunque no te dieran ni las gracisa, y mucho más para esta corrida.
La forma de lidiarlos fue nefasta y creo que a partir de ahí empezaron los problemas para los tres. En el pecado llevaron la penitencia y Robleño se limitó a aprovechar lo poco que tenían para lo del pase y pase, aunque me extrañó como a tí, que viendo que por bajo le podía y que la gente lo jaleaba, que se decidiera a solo plantarse delante. Es como si en estos casos solo entendieran que la única opción es quedarse a merced del toro. A mí me daba la impresión de que cada vez los toros eran más grandes.
Un saludo

Anónimo dijo...

Has visto perfectamente la corrida: LA CORRIDA DE TOROS.
El problema está en que nos estamos acostumbrando, o más bien nos quieren acostumbrar, a corridas de toros-notoros y para los interesados en esto y defensores de la torerimaquia (terminado acuñado por Acuña), solo vale la “toreabilidad”. Dices que al ganado le ha faltado ésta y le ha sobrado “lidiabilidad” y yo discrepo, pues, con TOROS-TOROS, la primera es consecuencia de la segunda. Con una buena lidia, casi todos los toros acaban siendo toreables.
A la pregunta de ¿qué es torear?, Pepe Luis Vázquez contestó: “Lidiar con arte”
Y alguien que no recuerdo quien (lo cual lamento y si alguno lo sabe le agradecería lo dijese), hablando de Joselito y Belmonte afirmó ¿qué es lidiar?: Cocinar el guiso (Joselito), ¿y torear?: Comérselo (Belmonte).
Creo que con esto queda claro, lo que pasa es que ya no hay cocineros, ahora todos son “restauradores”

Unknown dijo...

Anda que como para no guardar el programa de mano ¿eh?
De tu entrada Enrique ¿qué te voy a decir?
Impecable.
Ebhorabuena por las dos cosas, por la entrada y por el programa.
Un abrazo!

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Siento no poder dirigirme a tí por tu nombre. Tienes toda la razón del mundo y en lo de la toreabilidad coincido plenamente. Yo me refiero a esa toreabilidad como sinónimo de "bobonería" del toro.^Pretenden que al toro se le pariete la oreja y que se ponga a embestir, como la corrida de los juanpedros. Yo me inclino primero por la lidia y luego, si se puede, por el toreo más bonito o artista, pero antes que la lidia nada. Y si ahora no es tan importante es por el tipo de toro. Si a lo largo del año hubiera diez o veinte corridas como la Escolar, esntonces se verían obligados a aprender a lidiar, a torear en definitiva. Pero la vez o dos veces que se los encuentran en un año se creen que solo pueden limitarse a plantarse ahí, cerrar los ojos y que sea lo que Dios quiera. Repito que coincido contigo plenamente.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Iván:
Muchas gracias por tu apoyo, como siempre y como siempre haces que me suba el ánimo a las nubes.
Un abrazo

Anónimo dijo...

se te olvida decir que rafaelillo es ventajista hasta decir basta!!!que tengas merito con su estatura enfrentarse a estos animales pues si!!!pero se pasa los toros a kilimetros de distancia y siempre torea con la pierna retrasada a mas no poder!!!

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Quizás sí que se me haya olvidado. No pretendía hacer un juicio general sobre él, solo quería ceñirme a su actuación. Mi opinión sobre él la he amnifestado en varias ocasiones y coincide bastante con lo que dice, con ese ventajismo del que habla, más perdonable con el toro toro, pero que siempre pone en práctica, incluso con ganado más benévolo, lo cual se convierte en un defecto imperdonable.
Un saludo