miércoles, 29 de febrero de 2012

El papel de Madrid en la Fiesta


Madrid es tan particular, que hasta disfruta con esos encastes minoritarios que desprecian las figuras, los taurinos y los modernos aficionados de libro y vídeo

El otro día en Linares, un buen aficionado me hizo una pregunta corta, pero que podría ser objeto de un libro, ¿cuál es el papel de la plaza de Madrid en el toreo? Casi na´. Esto, como diría don José Ortega y Gasset, tiene varias respuestas, lo que piensa el público de Madrid, lo que el público de Madrid piensa que piensa el resto del mundo, lo que piensa el resto del mundo, lo que el resto del mundo cree que piensa Madrid, lo que aparenta y lo que realmente es.
Yo no me atrevo a emitir un juicio valorativo, no tengo tanta capacidad ni conocimientos, pero sí que tengo mi opinión, que es lo único que puedo exponer. Una cosa está clara, aunque la afición venteña proteste, se queje, piense que lo que ocurre es la decadencia suprema de la fiesta y que ya nos movemos en el lodo, una cosa está clara, Madrid es muy, muy diferente al resto de las plazas y que entre éstas y Las Ventas, aún hay una gran diferencia. Y que nadie piense que ésta es el ideal de plaza. Eso desgraciadamente nos queda muy, muy lejos.
Es más, incluso no sé si la afición de Las Ventas tiene presente eso de la primera plaza del mundo y de ser considerada la más exigente del planeta. A veces creo que ellos solo pretenden disfrutar de los toros tal y como a ellos les gusta. Lo de las calificaciones y categorías puede que les preocupe más a los que nos visitan de vez en cuando o a los paisanos de los toreros que consiguen arrancar una oreja de esta plaza. Esos que se creen que cuando uno cruza el umbral de la plaza, automáticamente le ilumina el espíritu santo de la tauromaquia y los convierte en la reencarnación de don Antonio o don Gregorio.
Lo que sí caracteriza a Madrid es que tiene muy claro lo que quiere. No se detiene en nombres, el que hoy es un ídolo, en cuanto se le ve la intención de querer engañar, se despeña de su pedestal. Y con toda la exigencia que se nos atribuye, puede que sea la única plaza del mundo que premia la intención y que es capaz de esperar y esperar, hasta ver el camino que coge el torero, ganadero o director de la banda de música. Pero todo esto de acuerdo a sus gustos y a sus criterios del toro y tipo de toreo que quieren ver en el ruedo de su plaza. Pero claro, si los hay que se ponen farrucos y quieren adaptar estos gustos a sus intereses particulares, pues ahí los capitalinos se ofuscan, fruncen el ceño y dicen que nanay.
Pero insisto, no sé si es la mejor plaza del mundo. Depende a quién se lo preguntemos. Unos dirán que la de Albacete, otros que la de Bilbao, México DF, Ronda, si se lo preguntamos a Manzanares dirá que Sevilla, si es a JT, igual se inclina por Barcelona, quién sabe. Pero hay un rasgo positivo y creo que indiscutible que dice mucho a favor del público de Madrid y es su predilección por el toro. No por el toro gordo, cebado, grandullón y cornalón, aunque si hay que elegir entre el de gran arboladura y el mocho, se prefiere el bien coronado. Pero el aficionado madrileño prefiere el trapío, que no el volumen por el volumen, le gusta el toro encastado, no el carrilero y ante bravura noblota y casta con picante, también lo tiene claro.
A partir de aquí, su función en el mundo de los toros sería la de hacer ver y difundir que otro tipo de fiesta es posible, que no es necesario un pegapases y un tragapases. Y la satisfacción de sus propios gustos puede convertirse en modelo a seguir. Lo que no quiere decir que el camino sea fácil, pues igual que Madrid tiene que cargar con los sambenitos del toro pasado de peso y fuera de tipo, de la exigencia sin sentido, de sus fobias y sus filias, a oteas plazas también se les cuelga un cartel con una personalidad que facilita el fraude, pero que no tiene por qué responder a la realidad. A Sevilla se le ha hecho creer que guardar silencio es suficiente castigo. Valencia se cree en la obligación de ser una plaza amable, Pamplona bullanguera, Zaragoza se tiene que conformar con ser una outsider de las grandes ferias, por ser el final de la temporada.
En Las Ventas se pretende afear la actitud del 7 y de otros pequeños corpúsculos indómitos, rebeldes y protestotes, para los que lo primero es el toro. ¡Fuera el 7! se escucha desde las localidades del 5, el 6 y el 4. Quizás a los que más moleste la protesta cuando el actuante es el paisano por el que se han fletado autobuses para ir a ver la corrida. Pero hombre, señores isidros, no sean tan duros y estrictos con la parroquia venteña, piensen que si tienen que ser condescendientes con su paisano y si se callan el descontento por ser de su pueblo, más tarde también vendrán los nativos de otros pueblos y otros más, así desde marzo a octubre. Guárdense sus clamores para cuando lleguen sus fiestas patronales y aplaudan y saquen en volandas al hijo de la panadera o del carnicero, que se ha hecho torero para disfrute de sus vecinos.
Tengan en cuenta que si no existiera el 7, igual habría que inventarlo. Que a veces se equivocan, por supuesto, ¿hay alguien que no se equivoque nunca? Y piensen que ellos no son los enemigos, igual que el resto de la plaza, ni la grada del 8, ni la del 8, ni las andanadas son culpables de que el niño de la Justa no sepa torear, ni que los toros que pastan en el pueblo rueden por el suelo al oír la primera protesta. Demasiada simplificación ¿no? Piensen que si mañana desapareciera el 7, otro sector de la plaza pasaría a tomar el relevo para exigir y hacer ver cuales son sus gustos, porque lo que quieren es seguir disfrutando de una fiesta íntegra y les preocupa muy poco el papel que pueda desempeñar Madrid en la fiesta.

PD: Dedicado especialmente a Manuel Troya y a José Luis Bautista. Va por ustedes

22 comentarios:

Unknown dijo...

Si, como bien has plasmado esa es la esencia de las Ventas. Pero por el devenir de los últimos años creo que la exigencia y el conocimiento en los tendidos venteños ha bajado considerablemente. El 7, como dices, si no existiera habría que inventarlo, pero con demasiada frecuencia van cayendo en la falta de respeto a algunos toreros que no son de su agrado, a los que dan de cogotazos desde que hacen el paseillo, y a veces se tragan sapos inconcebibles, entre otros, la invitación a un ganadero que tenía podrida su ganadería y que no levanta cabeza desde aquel día. En las plazas faltan aficionados ecuánimes y con conocimiento de lo que sucede en el ruedo: del toro y del torero. Sobran muchos del "clavel" o "isidros" y algún que otro intransigente.

Saludos cordiales

Enrique Martín dijo...

Pepe:
Si puede que haya toreros con los que se transija menos, pero es muy difícil empezar cada tarde de cero con muchos de ellos. Es muy complicado no acordarse de todo lo que año tras año ocurre sistemáticamente cuando se anuncian cierto tipo de toreros, que traen ciertas ganaderías que han fracasado contundentemente, a pesar de echar una borreguita obediente en alguna ocasión. Y además la invasión de los claveleros que todo lo aplauden, lo que hace que tú sin quererlo te vayas al extremo opuesto.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Señor Pastor, que un ganadero se siente en el 7 a ver un festejo, no es nada del otro mundo, otros lo han hecho, o en otro tendido, yo los he visto en el 6 y nadie se rasga las vestiduras, solo usted , si quiere criticar a un señor en concreto, al ROSCO, lo diga claramente, pero no haga de una masa una actitud de un señor que esta en su derecho de ver los toros con quien quiera, de la casta de sus toros, eso nada tiene que ver con lo demas, no mezcle los temas.
A mi no me importaria ver un festejo con Victorino al lado, pero veo que a usted le pareceria mal.

Venteño

Enrique Martín dijo...

Venteño:
No conocía el caso de la supuesta invitación, ni tampoco crea que deba saberlo, no es cosa mía. Así que de eso no puedo, ni debo opinar.
Un saludo

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Yo pienso que no se puede añadir nada mas ¿no? solo quería matizar una pequeñita cosa, y es que como ya hemos citado en varias ocasiones, es que por nuestras ideas de concebir la tauromaquia somos unos bichos raros en peligro de extinción.
Un abrazo

Unknown dijo...

Para nada ha sido mi intención, y no se me ha pasado por la cabeza criticar a don Faustino, de los pocos aficionados cabales que van quedando en Madrid. Pero hay situaciones que pueden ser luego muy incómodas, porque por educación no puedes protestar como se hace, y debe hacerse en otros casos con otros toro de otras ganaderías. A eso me refería, simplemente.

Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Dinosaurios taurinos.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Venteño:
Creo que Pepe Pastor ha dejado claras sus intenciones con el primer comentario. Para mí siempre es admirable quién se lamenta de haber podido ofender y lo manifiesta públicamente.
Pepe un abrazo y gracias por actuar en este blog con esa sinceridad y naturalidad.

Anónimo dijo...

Que Madrid, en cuanto a nivel de exigencia, está por encima del resto de plazas creo que no admite discusión. Sin embargo, es justo reconocer que la exigencia de la afición está cayendo en forma de movimiento uniformemente acelerado. Lo peor es que no se ve un atisbo de que la “metástasis venteña” pueda ser revertida.

Estoy de acuerdo contigo en que en Madrid gusta el toro con trapío, el que está bien armado. En lo que no coincido es en que guste más el toro encastado y con picante que el carrilero. Al 7 y a algunos satélites bien localizados de la plaza nos gusta ese tipo de toro pero la inmensa mayoría de la afición prefiere el toro bobo y con motor, sin preguntarse si ese “motor” proviene de la condición natural del toro o que, como sucede en la mayoría de las ocasiones, tiene durabilidad porque ha sido respetado o perdonado en el caballo y debido a que no ha sido obligado en los lances de capa y muleta.

Por supuesto que el 7 es necesario, aunque no es menos cierto que el 7 ha “regalado” muchas orejas. No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que algunas veces el resto de la plaza ha premiado injustificadamente faenas que no lo merecían tan sólo por ponerse en contra de los “protestantes”.

La situación es tan desesperante (y tú bien lo sabes) que, fuera del tendido 7, te miran como a un bicho raro si te ven protestando cualquier minucia. Incluso a veces parece que te están perdonando la vida porque, a pesar de lo que piensen los isidros, los tolerantes somos nosotros porque jamás les recriminamos a ellos que pidan orejas para Bautista, Manzanares y otros. Ellos sí que se atreven a contradecirnos si ven que tocamos las palmas de tango o si hacemos un comentario con nuestro compañero de tendido de que no nos gusta el toreo que esté realizando el coletudo de turno.

Celebro que aún tengas esperanzas en esta afición, yo las perdí hace algún tiempo.

Saludos
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Ya sabes como pienso y quizás sea que estamos en el principio de la temporada o que todavía estoy de subidón. La verdad es que Madrid, comparándola con otras plazas, es la gloria, pero como digo, debemos olvidarnos de esas otras plazas y preocuparnos por lo nuestro y el que quiera imitar, que lo haga. En cuanto al toro seguro que tienes razón. Es un defecto mío el que a veces me dejo guiar por mi ideal. Ya me lo censuró en otra ocasión Xavier y tuve que darle la razón muy a pesar de los dos.
Un saludo

Scotty dijo...

Hola Enrique, que bueno, sublime, me ha emocionado, estoy aquí trabajando y no contestar.

Me parece que es una radiografía perfecta de lo que es Madrid, nos guardamos el enlace para cuando alguien diga esos tópicos que cuentas sobre las ventas.

No se si el sentimiento general refleja tu pensamiento de que el aficionado venteño no le da importancia a ser la primera plaza del mundo. Yo si se la doy, porque yo sé que vaya en agosto, octubre o mayo voy a ver un espectáculo íntegro y con máxima exigencia. Si se vieran toros desmochados, indultos a gogo y rabos, no iría.

Con esto te quiero decir que, que la grada en la que tu te sientas sea de las ventas es muy importante, si fuera otra seguramente no irías.

Un saludo y gracias por esta pedazo de entrada

Enrique Martín dijo...

Scotty:
Lo que dices es una gran verdad. Yo me refiero a que el aficionado lo que quiere ver es lo que tú has dicho y cuando no es así es cuando empieza el pim pam pum. Quizás la plaza tiene la importancia que tiene por el público. Las piedras no dicen nada. Cuando tú vas y protestas unas cosas y aplaudes otras, tú le estás dando categoría y seriedad a la plaza y para ti, creo yo, lo importante es la Fiesta, lo que estás viendo ahí abajo y no consientes que te engañen. Y hay días que te vas mosqueado y alguno feliz. Tú y tantos como tú, dais categoría a esta plaza, que por otro lado tiene muchos zapadores que la quieren reducir a cenizas y a quienes atacan son a los aficionados.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Madrid debiera de ser "el Vaticano" de la fiesta, pero pareciera que "alguienes" se empeñan en ponerlo al nivel de una Villa de los Melones cualquiera.

A veces pienso que el Marqués de la Valdavia tenía razón, por ejemplo, en oponerse a que se diera la Feria de San Isidro, afirmando que se rebajaba a Madrid al nivel de un pueblo cualquiera, porque el tiempo parece darle la razón, la feria vino a destrozar el resto de la temporada, que ha quedado hueca, sin razón de ser.

Y lo del toro. Yo no veo tanta dificultad, con que esté dentro de los parámetros zootécnicos de su encaste, con su edad adulta, sano e íntegro físicamente, debe ser aceptado. Yo creo que ya es suficiente del bulo ese del "toro de Madrid, o de Bilbao, o de Sevilla o de Peñalba del Monte"..., que eso solo sirve para justificar despropósitos en un extremo o en el otro.

Saludos.

Anónimo dijo...

Enrique, soy Juan Cruz Romera, el mismo que hace unos días se paso de frenada afeándote un post, hoy me siento mucho más cómodo al decirte que me ha encantado tu artículo, has dibujado perfectamente todos los paradigmas que se pueden dar en la Plaza de Toros de Madrid.

Enrique, lo que si me gustaría destacar de forma especial es la frase en donde dices "Lo que si caracteriza a Madrid es que tiene muy claro lo que quiere" este párrafo describe con absoluta claridad la peculiaridad de Las Ventas.

Yo no voy a entrar si es la primera plaza del mundo, ni me importa mucho, pienso que por estar ubicada en la capital de España, posiblemente lo sea, aunque eso depende mucho de la seriedad que reine en ella, desde las principales esferas que complementa la escenificación de una corrida de toros, incluyendo como es lógico y natural los aficionados que ocupan sus localidades.
Porque remomtándonos a otros tiempos, el discutido rabo de Palomo Linares, no contribuyó de manera positiva a esa categoría de primera plaza del mundo.

A mí me gustaría y esta es una opinión muy particular, que la salida a hombros de Las Ventas, fuese igual que en la Real Maestranza de Sevilla, porque no me negara nadie que es mucho más fácil salir por la Puerta Grande en Madrid que en Sevilla.

Enrique. reitero mi total agrado sobre tu documentado artículo y te pido disculpas por mi comentario del otro día, en donde estuve bastante desafortunado.

Un abrazo

Juan Cruz Romera

MARIN dijo...

Bueno Enrique, haber por donde le empezamos a meter mano a esto. Yo siempre he dicho que en cuanto a exigencia, Madrid es la primera del mundo y que de no existir, como bien dices, habría que inventarla. Pero no solo al 7, sino a toda la plaza.

El aficionado de Madrid ha demostrado no ser el "tonto la pandereta", y se exige el toro que ellos piensan debe salir: bien presentado , Encastado y Bravo por este ordén. O por lo menos así lo veo yo. Que un toro por pesar 647 Kilos no quiere decir que no se mueva (y a los últimos años me remito) ni por pesar 490 no quiere decir que esté mal presentado.

Lo que si puedo discrepar a veces con Madrid son las formas de manifestar sus desacuerdos. No podemos empezar a pitar a un tio solo por hacer el paseillo. Siempre he pensado que hay que esperar a que el toro salte al ruedo y ver lo que sucede allí y luego opinar. Ni tampoco pitar a ciertas ganaderias solo por llevar el hierro que llevan.

Si llevas razón en lo del paisanaje que llevan muchos toreros por detrás, pero eso tampoco justifica que se pite a un tio que se está jugando la vida en plena faena. Quizás ahí estoy un poco mas de acuerdo con Sevilla, pero sin llegar a el "amabilismo" de Valencia.

Aun así, sigo pensando que Madrid si no existiera habría que inventarla. Nos hacen falta en los tendidos aficionados como vosotros.

Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
No sé si se debería prescindir de la feria, pero sí que creo que podría ser bastante más corta y que aparte de los toros en festivos, se podrían dar toros los jueves, por decir un día, con los toreros y ganaderías que podrían ir a la feria. No estoy de acuerdo en lo que pasa ahora, que parece que todo lo que no sea en San Isidro está devaluado. Y así llegamos a ese vaciado de contenido del que hablas muy bien.
Sobre el toro de... es un absurdo empeño de etiquetar, que ni consigue aportar una idea de que toro es al que se refieren, ni aporta nada.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Juan Cruz:
Perdona y espero que entiendas mis palabras, pero no puedo consentir que una persona que expresa su opinión con equilibrio, educación y convencimiento, deba pedir perdón por ello. Eso lo pensaste en aquel momento y te aseguro que he pensado mucho sobre lo que me escribiste. Agradezco igualmente tus halagos de ahora, pero no dejo de valorar aquello. Sería hacer trampas despreciar lo que no son flores y solo tener oídos para lo bueno. Quizás aquello me ayudó mucho más de lo que te crees. De todas formas, si te sientes más a gusto, yo te perdono, aunque tampoco soy nadie para ello. Pero que sepas que de aquel comentario guardo más un recuerdo positivo que negativo. Así que de pasarse de frenada, nada de nada.
Sobre lo de Las Ventas, a mi tampoco me importa que Madrid encabece o no la clasificación de importancias. Con que me den lo que quiero ya me vale. Es un absurdo, sobre todo si echamos mano de las orejas, puertas grandes y otros triunfos de los últimos tiempos. Lo de Palomo fue el colmo.
Y coincido en que dos orejitas arañadas una más una, no pueden ser suficientes para salir a hombros. Eso es salir a cuestas. Pero puede que esto sea una tergiversación de los valores de la fiesta. Algunos pueden pensar que el objetivo es el toro, poderle, la lidia y el arte, pero si la mayoría busca el triunfo a costa de lo que sea, pues entonces estaremos como estamos.
Muchas gracias por pasarte por aquí y muchas gracias por expresar tu opinión, la que sea, le guste a quien le guste. Y así espero que sigas, por favor.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Creo que has marcado el orden de preferencias a la perfección. Sobre las protestas estoy en ligero desacuerdo. Una de las pretensiones de muchas figuras que vienen a Madrid es que cada día se empiece de cero, que el público olvide el pasado y eso no es posible. Tanto para lo bueno como para lo malo. Cuando Madrid protesta desde el paseíllo es para demostrar su descontento con sucesos inmediatamente pasados, esa mañana en el sorteo, los reconocimientos de la corrida o posibles maniobras de los toreros. Si la protesta empieza en el primer tercio suele ser a causa del toro y la obcecación del matador por tapar el fraude, para a continuación descargar culpas sobre un animal que no servía desde el principio. Y luego con la muleta, la bronca puede venir de la obcecación de un presidente en mantener a un toro, e incluso cuando se ve que de nuevo se va a repetir la pantomima habitual cuando las figuras se anuncian en Madrid. El Juli, Manzanares y tantos otros, ya dan cierto recelo de principio. Imagínate qué pasa cuando se confirma la peor de las sospechas.
Un saludo

Anónimo dijo...

Con todo respeto para MARÍN y en lo referente a su frase: “… eso tampoco justifica que se pite a un tio que se está jugando la vida en plena faena”
En mi opinión, y llevo más de 60 años viendo toros en Madrid, no he visto a ningún AFICIONADO pitar a un tío si de verdad se está jugando la vida; sí he visto pitar en esas circunstancias a algún ESPECTADOR ignorante … y eso los AFICIONADOS se lo deben reprochar, y de hecho lo hacen.
Y también he visto a AFICIONADOS pitar a matadores por tratar, y conseguir, ENGAÑAR a ese público facilón y poco docto que llena las plazas, incluida Las Ventas, con el ARRIMÓN ante un semoviente que se mueve menos que uno de los de Guisando o haciéndole creer que está en manos de la muerte ante un descastado y moribundo que ni siquiera ha pasado por el caballo. En esos casos me parece muy bien que piten.

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Quizás es lo que ya hemos comentado muchas veces, que Madrid no soporta que le quieran engañar, pero de la misma manera se entrega cuando ve buenas intenciones. El que luego lleguen a buen puerto ya es otra cosa, pero el querer hacerlo bien ya se valora, y mucho.
Un saludo

Anónimo dijo...

Pepe Luis.

Un brindis desde Madrid conmueve a cualquier aficionado de provincias. ¡Va por ustedes!... me ha traído el aire venteño, el tufo de: Los Clarines, Puerta Grande o la Taberna de Antonio Fuentes... el cafetito en el antiguo Albero mientras se mecían las banderas de las Ventas con gallardía amenazante. Me ha traído recuerdos, me ha despertado ilusiones: Domingo de Resurrección. Vivo la añoranza de tantas tardes en Madrid viendo a mis toreros elegidos, jamás me defraudó la plaza, nunca me importaron los resultados: la solemnidad, la seriedad del rito, me acompañaron en el viaje de vuelta. Me siento aficionado de Madrid, mientras viva será la última plaza descartable, muchas ya lo son. Ver toros en Madrid desde el 7, a la vera de Javier o Faustino como aquella tarde, en la que mi sombrero salió despedido de mi mano y planeó hasta los terrenos de los toro bravos y los toreros machos mientras Curro -"er de linare, er Díaz"- forjaba una faena de dos orejas, es plenamente satisfactorio. Es un lujo. ¡Las Ventas! Ni “El Guerra” pudo con ella, mientras haya toros existirá erguida sin echar rodilla a tierra.

Gracias Enrique por tu brindis y por tu artículo.

Pepe Luis.

Enrique Martín dijo...

Pepe Luis:
Esto ha sido como ir a recoger la montera a la barrera y encontrar dentro una pitillera de plata. Pues no la rechazaré, me la guardo solo para mí en el bolsillo de la chaqueta, el que está pegado al corazón.
Un abrazo