La lidia es mucho más que intentar que un toro no se te venga al suelo de morros |
Anda que no llevan tiempo buscando un torero en Salamanca,
pero un torero que llene al menos parcialmente el hueco que otros dejaron, un
tal Santiago Martín El Viti, modelo a seguir por toreros y aficionados de
cualquier época; Capea y Robles, el amor propio y la calidad excelsa; aquella
clase media de muchos kilates, Juan José o Sánchez Bejarano. Luego una lista de
posibles, la corta irrupción de José Ignacio Sánchez que disparó las ilusiones
del aficionado, pero que una inoportuna lesión diluyó en un abrir y cerrar de
ojos. Y después una legión de charros que iban perdiendo ese aire de saber
estar y de saber manejarse que parecía innato a todos los que habían sufrido
los fríos que pasman por el Tormes y los mares de encinas desde Salamanca hasta
la raya de Portugal. José Luis Ramos, Juan Diego, Gallo, Chaves Flores, Javier
Valverde, Andrés Sánchez o el Capea, cada uno con su estilo, pero o bien les
faltaba clase o les faltaba ánimo, o las dos cosas. De esta lista he excluido a
Javier Castaño, simplemente por detenerme un poquito más en hablar de él.
Javier Castaño comenzó siendo un torero con pundonor y poco
más, poca clase, hasta algo tosco, pesado incluso, al que se le ofrecieron
algunas oportunidades, tampoco excesivas, para qué engañarnos, pero aquel chaval
no daba para más. Y pido perdón por la crudeza, quizá demasiada, pero si
siempre hay que decir lo que uno piensa, en este caso mucho más. Con estos
mimbres y en los tiempos en que nos andamos, lo más probable y siendo
optimista, era haber acabado ver a Castaño cogiendo los palos. Casi no se
esperaba ni un golpe de suerte; incluso hasta pareció que iba camino del
ostracismo taurino.
Pero hay ocasiones en las que la suerte se la forja uno
mismo y en los peores momentos tiene la serenidad y clarividencia suficiente
para echar por un camino que a priori no parece que sea ni cómodo, ni seguro,
ni mucho menos el bueno. Pues este salmantino se quitó de encima todo ese
pasado y se decidió por ser torero. No sé si la lección de este hombre se puede
aplicar a todos les estamentos de la Fiesta. En momentos de dudas, cuando las
cosas no iban demasiado bien, la elección fue clara, el Toreo, el de siempre,
el clásico, el que siempre ha tirado de los aficionados, dejando de lado la
clase, el arte, el pellizco o vaya usted a saber.
Castaño se entregó al toro y se puso inequívocamente a su
servicio. El torear se convirtió en un hacer a favor del toro, pero no en el
sentido que se entiende en la Tauromaquia 2.0, eso de no molestarle ni soplando
cerca de la oreja, no vaya a ser que le entre otitis. Todo lo contrario, este
hacer por el toro era pretender darle al animal todo el lucimiento, dejarlo
ver, ponerlo al caballo, darle sus distancias, lidiarlo que de eso se trata en
suma esto de la Fiesta de los Toros. Qué cosas, hacer lo que se debe es hacer
para el toro. Qué habrá quien así lo entienda, pero la realidad es que el
aficionado agradece y valora a los toreros que optan por todo esto. El toro
después podrá ser malo o bueno, pero ya se han podido ver las intenciones del
de luces, la sinceridad, la honestidad y la generosidad de mostrar el toro tal
cual. Porque claro, a nadie se le escapa que el toro bueno descubre al torero
malo, que si será esto peligroso, que hasta la gitana lo entendía cómo una
maldición. Pero Castaño ha asumido el riesgo u aunque unas veces esté mejor y
otras peor, no se apea del burro.
Lo que hasta ahora no he dicho es que para poder hacer este
toreo, hay que anunciarse con toros de verdad, no con llaveritos “encogíos” y
descastados. Miura, Victorino, Palha, Escolar, Adolfo y cualquier ganadería que
se gane su prestigio cómo un hierro duro. Que aquí uno se juega el prestigio,
por supuesto, pero también, y de que manera, los muslos y el mismísimo
espinazo. Que estos no son tontas del bote, que si te equivocas una vez, lo más
probable es que te levante del suelo y si te libras, ten por seguro que a la
siguiente echas a volar. Pero los toreros echan para adelante, pasan tanto
miedo cómo el que más, pero lo superan y lo vencen delante del toro. Porque
nadie me quita de la cabeza que Castaño pasa miedo, lo cuál da más valor a esta
nueva forma de torear de siempre.
Esa generosidad con el público y el toro se extiende también
a los miembros de su cuadrilla, sin ese racaneo absurdo de no permitir que el
picador o banderillero se luzcan, no vaya a ser que le roben palmas al maestro.
Será por palmas, si nos sobran. Desde hace años tenemos un stock de palmas, olés
y admiración a los toreros, que no les damos salida ni en las rebajas
festivaleras de las tardes del clavel. El aficionado recuerda los tercios de
varas de Tito Sandoval, los pares de Adalid, triunfador de la temporada de 2012
en Madrid, quienes curiosamente acompañan a Javier Castaño. La consecuencia más
inmediata es que el matador de toros salmantino es una de las esperanzas en las
que el aficionado tiene puestas sus ilusiones para la temporada que empieza,
pero no para ver el toro, ni a la cuadrilla, lo cual sería injusto. Se le
quiere ver a él, porque es una de las escasas oportunidades en que uno puede
reencontrarse con el Toreo. Un torero generoso, que encuentra la recompensa a
su trato con el toro, con el público y su cuadrilla, en verse convertido en un
torero al que se valora por su buen hacer y sus ganas de no querer engañar. Eso
sí, que nadie espere gollerías que paren los relojes, ni andares de modelo de
alta costura. Este tío no es guapo, pero cuando torea nos parece un Adonis
vestido de luces. Y aparte de los contratos que se va ganando en la arena,
puede que este sea el premio a su generosidad. Gracias torero.
12 comentarios:
Puede ver un vídeo de Castaño aquí, es de mi canal de YouTube, un saludo, http://blog-de-tauromaquia.blogspot.com.es/2013/02/javier-castano-en-primera-persona.html
!!!!OOOLEESSSS!!!! permitame unirme a uste en el agradecimiento a este Torero. Por el cual, dan ganas de hacer kilometros y gastarse unos euros sin muchas dudas.
Un saludo.
Kaparra
¿Que si pasa miedo Castaño? ¡No te lo puedes ni imaginar!. Es mas, el día que un torero no pase miedo, podemos cerrar el chiringuito Enrique.
Yo también estoy contigo en que en sus principios, Castaño parecía un torero mas del montón. Recuerdo verle una novillada en Madrid, creo recordad junto a Robleño y Uceda Leal o Eugenio de Mora, y era el mas vulgar de los tres. Pero ahí está, que ha apostado por el toro y el toreo y ahora no hay quien me baje a mi del burro que es uno de los mejores.
¿Y sabes lo mejor que tiene una tarde de Castaño de hoy en día?, que no solo vas a verlo a el. Sabes que vas a ver al toro, bueno o malo, pero lo vas a ver, vas a ver un tercio de varas con unos señores picadores, vas a ver una gran cuadrilla de toreros de plata... en fin, que vas a ver la fiesta en su plenitud. Es el único torero que ha sacado a dar la vuelta al ruedo junto a el a un picador.
En fin Enrique, que coincidimos una vez mas. Que cosas...
Un abrazo y aupa Atletico!
Pedro:
Muchas gracias por el enlace y porque de esta forma he sabido de tu blog, al que me enlazaré en cuanto pueda para seguirte y poder conocer estas cosas de primera mano.
Un saludo
Kaparra:
Siempre hay que agradecerle al que sea sea el que nos devuelva un poco de la ilusión que tenemos casi perdida.
Un saludo
Marín:
No sé por qué, pero te veo más de una vez con la camiseta rojiblanca, aunque sea en intención, porque seguro que tienes cerca a alguien que se la pondría tal cual, acompañada de bufanda, pero bueno, eso es lo que pasa cuando alguien tiene ilusión.
Castaño es tal y cómo dices, con sus deficiencias y sus méritos y entre estos está esa reflexión que en su momento se tuvo que hacer y que le llevó a querer volver a lo auténtico y a las fuentes del toreo clásico. Luego cada uno tiene la gracia que tiene y el arte que Dios le ha dado, pero el querer ya es bastante para poder.
Un abrazo
Castaño es muy malo, hay que decirlo claro no entrevelado, aunque algunos ahora les da por el salmantino/leonés, malo es de barato.
Veremos este año....
las gachubás, o nada o si no al
tiempo.
Saludos;
MADRILES
Gracias Enrique. Un saludo.
Enrique:
Desde luego es un torero al que hay que agradecerle muchas cosas, pero lo fundamental es que cuando torea él podemos ver una corrida de toros completa. Toreando Castaño tienes la posibilidad de ver el tercio de varas y un buen tercio de banderillas. Solo por eso ya merece la pena ir a verlo. Además torea con verdad y se la juega siempre, algo que en estos tiempos es de agradecer. Por todo ello verlo siempre es un placer.
Ahora lo bueno sería que muchos jóvenes de los que empiezan se fijasen más en toreros como Castaño y menos en las figuras. Así de aquí a unos años tendríamos varios toreros de su corte y la fiesta, poco a poco, volvería a ser lo que fue. Pero claro si los jóvenes ven a Manzanares saliendo por la puerta del príncipe hoy sí y mañana también con las ventajas y el tipo de toro de siempre pues normal que los chavales adquieran los "vicios" de las figuras en lugar de la verdad de Castaño.
Un abrazo Enrique. Otra entrada más llena de coherencia taurina.
Madriles:
Creo que he dejado clara mi opinión sobre Javier Castaño, un torero del montón, pero que se ha desmarcado de ese grupo anodino de la única manera posible, por el toro. No esperemos arte, estilismo, pero nos deja ver el toro y eso ahora, es mucho. No sé lo que pasará en el futuro, si sigue por esta línea es probable que aguante, pero como quiera otras cosas, entonces puede estar perdido.
Un saludo
Pedro:
No hay por qué darlas. Un saludo
Alberto:
Dices algo con mucho sentido y es el modelo que tomen los que vienen. Si un chaval aprende esa idea de toreo en el que el toro es el centro y además puede poner de su parte arte, gracia y variedad, pues puede que tenga mucho avanzado. Lo de ver el toro será algo necesario, pues esta forma de entender la Fiesta lo exige.
Un abrazo
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