martes, 17 de septiembre de 2013

Alarmante ola de abandonos de toros indultados en gasolineras

ÉL NUNCA LO HARÍA.
En vacaciones, no abandone a su toro/ mascota indultado


O se toman medidas excepcionales o esto se nos va de las manos y nos veremos abocados al caos más oscuro y tenebroso. De repente, lo que unas horas antes era alegría, euforia y el delirio generalizado, pasa a convertirse en el abandono, la soledad y el desamparo. “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” se preguntará el burel recién indultado, aún con los olés frescos haciendo vibrar los crotales, con las heridas de la lucha aupadas sobre el morrillo y esa visión del trapo rojo que mil veces le llamó y mil veces le burló. Pero todo eso queda en recuerdo, todo eso ahora es una larga fila de coches delante de los surtidores, el bar de carretera frío y queriendo aparentar no se sabe qué, camioneros con camiseta blanca de tirantes, bermudas cantifleras y chancletas playeras para lucir los garfios enlutados. ¿Dónde está aquel bello efebo vestido como un ángel que con tanta donosura embrujaba al género humano, entonando bellas canciones que la concurrencia jaleaba?

Un testigo presencial, del que no se ha revelado su identidad, parece que asegura haber visto llegar a un camión de transporte de ganado de lidia a una estación de servicio próxima a Talavera. Una vez que el vehículo estaba estacionado en el área reservada para ellos, el conductor y un acompañante les abrieron los cajones y les invitaron a salir para que estiraran las piernas. Los animalitos bajaron con cierto recelo y no sin tomarse sus precauciones, se acercaron a una verde pradera con sombras y el agua que manaba de la fuente erigida por los ceramistas de la ciudad para pedir que no se desencadene ningún terremoto en la zona. Ya estaban allí tan confiados los animales, entablando relaciones entre ellos, interesándose por su procedencia, y cuando todos se encontraban celebrando sus raíces comunes de sangre Domecq, el motor del camión hizo añicos el silencio, mientras salía a toda prisa para tomar la carretera rumbo al sur. “Muuuu, muuuuu, mu, muuuu”. Un concierto de mugidos y berreos estremecedores disparó las alarmas. Otro caso en el que la ruta de recogida de indultados abandonaba la carga a merced de su suerte. Los pobres desvalidos, casi sin poder ni defenderse con esos pitones disminuidos, sin poder dar cuenta de quién fue su lidiador, pues todos daban las mismas señales. Un señor con medias rosas, vestidos con vestido chispeante, muy ágil y alegre al interpretar un airoso baile, siempre provisto de una tela más o menos grande y entonando un canto que producía el mismo efecto que el de las sirenas de Ulises, para aguantarlo te tenían que amarrar a un poste.

Ayer fue en Honrubia, hoy Talavera, hace unos días en Lerma, Oliva, Arévalo, Bailén, Trujillo, Alba de Tormes. Son ya demasiadas las gasolineras que han visto abandonados a los que fueron indultados en el ruedo, a esos colaboradores que tanta felicidad propiciaron. La administración no parece que haya reaccionado aún, la UCTL se ha desmarcado, pues según afirman, ellos se limitan a la cría del toro y no a la gestión de residencias de la tercera de edad para indultados. No les quedan ni vacas para cubrir, con tanto desmán, a los que vuelven a la finca los han tenido que meter en la pista de tenis y paddle de las fincas; no les quedan ni sitio para la piscina, ni espacio para columpios de los niños. Esto es un sin Dios. Tú mandas una corrida a una plaza y a los tres días te ves haciendo sitio a dos, tres o los que sean, que vienen de vuelta.

Varias sociedades animalistas en un principio corrieron detrás de la bandera de un programa de adopción de toros indultados, pero parece ser que la convivencia entre padrinos y apadrinados no respondían a lo esperado. Vale que las reses mostraban una docilidad inusitada, pero ese no se sabe qué que les impulsa a arrancarse a lo que se mueve, esa necesidad de espacio o el afán por sentirse los amos de la manada, han sido un freno demasiado fuerte para que el plan siguiera adelante. Ni se les podía sacar de paseo, ni dejarles en la terraza o en el jardín, no te traían las zapatillas y si se cruzaban con un hermano en el parque, entonces todo quedaba en manos de la providencia. ¡Por favor, que no se peleen! Multas por meterse el toro a refrescarse en el estanque del parque, por cagarse en el verde, obligando a sus dueños a retirar semejante mole y a guardarla en una bolsa del Carrefour de las grandes, de las que normalmente se reutilizan, pero que con semejante carga no parece ni posible, ni recomendable.


Las autoridades locales y autonómicas han pedido auxilio a Bruselas, pero parece que a los señores de la UE les ha atacado una ceguera y sordera repentina que les hace mirar para otro lado. Y ante este problema, del que nadie se quiere hacer responsable, todos miran al vecino, que si eso del indulto no podía ser bueno, sin acordarse de las juergas que se corrían a costa del pañuelito liberador que asomaba al palco, las celebraciones exageradas de locutores de televisión, de taurinos, de satélites parásitos de la tauromaquia, toreros que sumaban indultos como un barbero barbas afeitadas; todos escurrían el bulto. Hasta que se llegó al verdadero origen de este caos, el aficionado. Con su actitud irresponsable de ir a las plazas, pagar su entrada y por no protestar con la energía necesaria los casos de indultitis extrema, por esto y por mucho más, ellos son los responsables, los aficionados. Pero claro, ellos con eso de la pureza, la integridad y esas cantinelas de siempre, han dado la espalda a esta sangría de toros que no se estoquearon, de esta “Alarmante ola de abandonos de toros indultados en gasolineras”.

6 comentarios:

Xavier Gonzalez Fisher dijo...

Don Enrique: Es que la crisis ha pegado hasta en eso. Hace unos años, esos toretes indultados eran vendidos a un altísimo precio, junto con vacas que normalmente tendrían como destino el matadero, a señores que se dedicaban a negocios como el de la construcción, "pa' que se hicieran ganaderos". Hoy eso ya no cuela y por supuesto, los que criaron a los "abandonados" no son tan tontos como para echarlos a sus propias vacas, así que algo tienen que hacer para ahorrarse la pitanza de esos animalitos.

Mi enhorabuena.

Andres de Miguel dijo...

Muy bueno Enrique. A ver si consigues poner de moda enfrentarse a los problemas, desmanes y tontunas de la fiesta de los toros mediante el humor y no mediante el comentario agrio. El futuro y la afición te lo agradecerá. Andrés

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Es que puede llegarse al absurdo de que el toro se indulte en el ruedo y se apuntille en los corrales. Es una locura tan desmandada, que no sesabe en que acabará.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Andrés:
Todo eso depende de las circunstancias y de las personas, hay momentos que no permiten el humor, y eso que este cabe en casi todas partes, y también hay personas que se manejan mejor en otros parámetros. Pero sí que es verdad, que cuántas más risas, mejor.
Un saludo

Anónimo dijo...

Muy bueno Enrique, muy bueno.
Yo no apadrino un toro porque no tengo sitio en el piso porque sino...
además tu sabes que mi debilidad son los cárdenos, y a esos si que no los puedes apadrinar. Saludos.

Enrique Martín dijo...

Isa:
Pues igual alguno es capaz de meterse a uno en el comedor de su casa. Eso, sí, los cárdenos no creo que los toreen los indultadores oficiales.
Un saludo