viernes, 29 de mayo de 2015

¡Camareroooo! El toro está poco hecho


 
Hay veces en la que torear no es ponerse bonito y en los que la belleza está en el poder de una buena lidia
Los de Victoriano del Río ya se sabe que los matan las figuras, esos animalitos que te dejan subirte encima, tocarles el hocico, darles pases por aquí, por allá, ahora te sobo, ahora te mando a lo lejos, ¡huy, no lo piques! Que lo indulto del tirón. Pero parece ser que hay una rama de la ganadería, la que tienen detrás de una esquina, lo sobrante, eso que no ven las figuras ni en fotos, que el señor ganadero se lo echa a los que poco o nada mandan, aunque algunos lleven tiempo queriendo erigirse en Summum Imperator de la Tauromaquia. Un hierro de figuras, un prototipo de la Tauromaquia 2.0 y resulta que lo que sale poco tiene que ver con eso; si hasta se les puedo picar algo más que el picotazo y puyazo señalado. Que no seré yo quien alabe su pelea en varas, ni muchísimo menos, pero hasta el momento puede que sea la corrida que más ha cumplido en el caballo. Pero, ¡cuidado! Dentro de los niveles en los que nos movemos habitualmente.

Llegaba Urdiales a ver si los apuntes del otro día los podía pasar a limpio y ofrecer una actuación más consistente, que lo bueno sin toro se convirtiera en algo mayor. Pero el riojano no vino, ni tan siquiera parecía estar de camino. No sé si tendría una idea de toro en la cabeza y se encontró con otra cosa, pero al mismo tiempo, si siempre decimos que él sabe resolver con los toros que oponen alguna dificultad, no entendemos el motivo de tanta apatía. A su primero le recibió con verónicas de compromiso, que ahora tocan y punto. Le dejó que fuera suelto al caballo, le hicieron la carioca, pero el animal empujaba con fijeza, sobre todo hacia afuera. Para dentro solo se dejaba sin más y cuando le levantaron el palo, siguió encelado en el peto. En la siguiente vara, bien colocado en suerte, no se pasó de señalar el puyazo. En banderillas esperaba por el derecho e iba con la cara a media altura por el izquierdo. Luego se dolió de las banderillas, mucho, aunque no tanto como el del día anterior de la vuelta al ruedo. Complicado para la muleta, pues si se le bajaba un poquito la mano rodaba y si no, pasaba de frente como por una portera en la finca. Trapazos y el toro se revuelve, por el izquierdo, enganchones y las dudas e incertidumbre ya clarean en Urdiales. Levantando la mano, a ver a media altura, pero el toro dijo que nanay. Mientras el matador no parecía ver nada claro la situación, empeñado en querer darle derechazos. Unos trallazos por abajo y a otra cosa. En su segundo repitió la historia, los mantazos de recibo. Acudió al caballo en una primera vara al paso, empujó con fijeza, tapándole la salida, para después simplemente dejarse. Para el segundo puyazo dejó al toro tirado por allí, para que solo peleara corneando el peto por el pitón derecho. En el segundo tercio vino la aparatosa cogida de Domingo Valencia, que tuvo que ser llevado a la enfermería. Ya con la muleta, Urdiales comenzó con latigazos por abajo y levantando la mano, lo que hacía que el toro echara la cara arriba de mala manera. El toro se fue poniendo bronco, haciéndose el amo de la situación, al principio admitiendo dos trapazos y rehusando el tercero en el que apretaba al matador haciendo que se descompusiese. Este no encontraba el camino y cada vez la cosa iba a peor, hasta el punto en que ya no quería nada. Y sobre todo, lo que no quería de inicio era el que se pusiera nadie a darle derechazos y naturales. La consecuencia fue que Urdiales parecía estar a merced del toro, con enganchones, sin poder gobernar aquella situación, hasta que el de don Victoriano directamente se iba suelto de los muletazos. Y como punto final, un arrimón que no tenía razón de ser. El toro era malo, no cabe duda, pero la verdad es que algunos esperábamos otra cosa, algunos nos acordábamos de aquellos días en los que lidiaba un toro con la muleta, con mando, dominio y que hasta le hacían pasear una oreja en triunfo. No tengo por qué ocultar que Urdiales es una de mis preferencias en la actualidad, pero con su actuación se me han venido al suelo muchas expectativas. No creo que pueda irse satisfecho de este experimento con hierros comerciales, del que puede haber salido más tocado que fortalecido. No sé cuál ha sido el problema, pero lo que sí está claro es que así no vamos a ningún lado, porque el ánimo, las ganas de poder al toro, de implicarse en la lidia, eso no tiene que ver con hierros o con el nombre de los compañeros de cartel.

El Fandi venía a cumplir una tarde más y a poner en sus estadísticas una corrida más en Madrid. Pues bien, si por una casualidad no viniera, igual tampoco pasaba nada. Quizá haría mejor en ir a esas plazas que saben valorar lo meritorio de su toreo, pero es que por estas tierras no acabamos de saber entender este toreo meteórico. Mantazos de bienvenida, hasta que le dicen que ya, que vienen los caballos. El toro que se va suelto a por el picador y allí aparece Fandi lanzándose en una espléndida palomita para recoger al toro que ya se colaba por la escuadra. Realmente salvó un gol que le podría haber costado el partido. Pero, ¿de qué estamos hablando? Ya con menos desorden, en la primera vara le taparon la salida y el animal se limitó a cumplir, incluso aguantando bajo el peto con cierta fijeza, lo mismo que en la segunda, intercaladas por un quite por chicuelinas del matador, siempre apartándose y sin llevar al toro con el juego de brazos. En lo suyo, en lo que es grande de verdad - no hombre no, en lo del esquí no-, en banderillas, nos deleitó con tres magníficos pares con el motor a todo gas, a cabeza muy pasada, culminando con esa suerte tan torera de tomar el olivo sin vergüenza, lo que el público celebró airadamente. Dos trapazos de rodillas y como no, pues a dar trapazos en pie. Lo siguiente poco varía de lo de siempre, trapazos con el pico, con la muleta tan torcida que el toro se quiere colar por el hueco que queda entre trapo y bulto. Carreras, brazo estirado, retorcimientos, muy fuera, pero mucho y estocada entera trasera y los peones haciendo la noria con una gracia que no se puede aguantar, vamos, que no hay quién aguanta tanta vulgaridad. En el quinto ya de salida se vio acorralado por el de don Victoriano, pero no pasa nada, uno se da media vuelta y a correr para atrás. En el caballo el toro cumplió, se le pegó con ganas tapándole la salida en la primera vara y se le siguió dando en la segunda, mientras el animal se dejaba hacer. Lo de las banderillas, igual estuvo magnífico, pero es que tan rápido, tan rápido, no llego a darme cuenta del todo de como parea a toro muy, muy pasado. Me resulta más fácil recrearme con lo de las motos GP. La cosa es mucho más calmada, ¡Dónde va a parar! Lo de la muleta fue otro despropósito, sin saber rematar los pases y cuando ve que el brazo no le da para más, pega el tirón y le quita la tela de golpe al pobre animalito. Eso sí, el año que viene, no duden que volverá. Eso sí, se comenta que ya será patrocinado por Red Bull o cualquier bebida de esas que te ponen como una moto.


Iván Fandiño anda por unos caminos que no se sabe si sí o si no. Serán apreciaciones mías, pero es como si todavía estuviera enganchado en aquel cuarto toro de la famosa encerrona que abrió la temporada. Vienen muchos partidarios de Guadalajara para animarle en todas sus comparecencias, pero no acaba el de Orduña de sentirse cómodo. Si hasta parece que está de mala gana y enfadado con el público de Madrid. Pero si ahora mismo no creo que haya una plaza más cariñosa en el mundo, que lo mismo dan dos orejas como premio a latigazos y trapazos a cascoporro, que le dan la vuelta al ruedo a un manso bravucón. Mantazos de todas las clases al su primero, levantando los brazos, con enganchones, que para hacer eso, también lo puede hacer los peones, ¿no? Y quizá sería mejor. Para poner el toro al caballo es un calvario, como el de muchos, que no saben quitarse el toro del medio con un remate. Al final lo deja muy cerca, el animal tardea y acaba empujando con fijeza, mientras le tapan la salida. Para el segundo puyazo, ya mejor colocado, tardeó muchísimo más, puyazo trasero y el toro ya cabeceó al notar el palo. Igualmente, se dolió en banderillas. Con la muleta el inicio fue un afarolado de rodillas, de tal manera que muchos se preguntaban que qué era eso. Pues aunque no lo pareciera mucho, un farol... apagado. Si estaría apagado, que Fandiño no parecía ver nada claro y se lió. Naturales entre enganchones, carreras, destemplados, sin parar quieto un momento; y lo mismo por el otro pitón. Aburrido, vulgar, para acabar con un arrimón y esos contoneos que quieren parecer desafiantes, pero que simplemente resultan... Bueno, que no tiene por donde cogerlos. Al sexto, que ya salió flojeando, le dio sus dosis de capotazos echando el paso atrás, fue suelto a la primera vara, no se le picó, ni tampoco en la segunda, que sin tan siquiera señalarle el puyazo se derrumbó bajo el peto. Mucho desorden en el segundo tercio, especialmente cuando los dos banderilleros se encontraron desamparados en los medios y Urdiales andaba desaparecido, sin haber tan siquiera llegado a su sitio. Estas cosas ya no tienen nada que ver con tener un mal día o no, esto es estar pendiente de la lidia o no. Fandiño debió estar viendo la tele el otro día y se debió pensar que lo de los pases por detrás y por delante era la purga Benito, pero no. Y mucho menos si detrás van enganchones y retorcimientos, mientras el toro te va llevando discretamente hacia toriles. Trapazos al aire, lo que ayudaba a que el toro pegara derrotes. Banderazos, naturales en los que toro, torero y muleta no compartían ni espacios, ni tiempo. Cada uno por un lado. Absoluta incapacidad para hacerse con el toro. Uno no acaba de saber si es que este torero ya alcanzado techo, esperemos que no, si las expectativas fueron desmesuradas en torno a su toreo, que puede ser o si la cuestión es que quiere enfrentarse a ganaderías mucho más cómodas, que ponerse delante de ellas no es esa guerrilla constante que es el pechar con los hierros duros, con lo que las carencias se notan más, pues el torero tiene que poner sobre la mesa más recursos para poder lucir. Con esas ganaderías con las que Fandiño empezó a crearse un nombre, tal y como están los públicos en estos tiempos, con aguantar, aunque sea a merced del toro, y darle pases, aunque sean trapazos, ya está casi todo hecho. Pero es que el toreo es mucho más que eso, es muchísimo más complicado. El valor es imprescindible y se le supone a todo aquel que se viste de luces, pero luego hay que torear, que para eso no está preparado todo el mundo. Que lo mismo te sale un toro dócil, que uno que te quiere comer, que se te va subiendo a las barbas y entonces no vale ponerse a gritar ¡Camareroooo! El toro está poco hecho.

3 comentarios:

franmmartin dijo...

Esta Temporada,Sr. Martín,se ha venido Vd "arriba" como les sucedía en la antiguedad a los toros bravos,que no artistas ni atletas.Y en sus crónicas veo,además de una información de primerísima mano que me entera de lo sucedido a partir del segundo toro (que es cuando me duermo habitualmente),un ponerse en ese sitio en el que a los toreros los suelen coger los toros, y a los que opinan libre y paganamente sobre lo que ven, intentan cornear,ora los "profezionales"de la cosa,ora los fans (qué palabro tan taurino) del "fenómeno" de turno , ora los de su Peña , ora las fuerzas oscuras del taurinismo Federacional e Internacional y de los grandes expresos......

Corre Vd el riesgo que le suceda lo que a un opinador con nombre de día festivo de otro cuaderno - este parece que más "profezioná" - que por opinar del divino Ponce como torero tal y como le sale de su entrepaño , sin ceñirse a la repugnante campaña de loas , sahumerio y botafumeiro que a diario , por llevar quince años de torero , gran torero, y diez de vacaciones (cobrando) , le dedican todo tipo de Peñas , Asociaciones , Amigos de la Escuela , paisanos de Valencia , paisanos de Jaén , pseudo periodistas con mucha Moral , que manifiestan ante cualquier discrepancia , que ellos escriben en su cuaderno lo que les da la gana , porque para eso es suyo… ¡¡¡¡¡öooooole!!!!! etc etc ; lo ponen – al Señor con nombre de día festivo - a parir.

Pero,claro, a los inquisidorcillos esos , ni los conoce ni creo que los tenga en cuenta nadie y a Vd. lo valoramos y seguimos un puñado de personas,más numeroso de lo que pueda suponer, a las que nos parece un milagro,mientras dure, que pueda florecer una hermosa flor en medio de un estercolero.
Sr. Martín,mi agradecimiento como aficionado cavernícola ,cafre,inhumano,salvaje y talibán.Agradecimiento que está completamente al margen de la amistad.
Es casi imposible torear cien corridas de TOROS en un Temporada.
También tiene que ser muy difícil conducir a contramano por las “autopistas de la información taurina “ , con las señales trucadas y los guardias vendidos al mejor postor.
Pero lo que no tiene mérito no vale nada.
Sin toro nada tiene importancia.La importancia la tienen los que ,con dos calzones,lo cuentan,lo manifiestan,lo resaltan.Y además pagando.

Como puede Vd observar,este comentario ha salido más corto- un poco - que el anterior.Lo que indica que vamos aprendiendo y progresamos adecuadamente.

Enrique Martín dijo...

Franmartín:
Yo aprecio y hago caso de todos los comentarios, aunque te confieso que de estos que me dedicáis con estas frases tan generosas, me cuesta mucho admitirlos, lo que no quiere decir que los desprecie o crea que es palabrería, no, por Dios, pero es que me cuesta, será entre otras cosas por eso de que me dice que no creo que me siguen un puñado de aficionados. Y mira que me dáis muestras de cariño y lealtad, pero debo tener todos los esclavos romanos pegados a mi oreja diciéndome eso de que "recuerda que eres mortal". Y sé que hasta puedo parecer desagradecido o adornado de una falsa modestia, pero cuando veo que aficionados tan grandes me hacen una vista por esta grada, no puedo evitar el empequeñecerme.Respeto tanto a los buenos aficionados, que no puedo por más que taparme, dejaros y contemplar vuestro trasteo. Que además leéis a este o al otro, que ya es tener Moral, y yo me limito a ir a mis toros, apuntar lo que veo, sintiendo que se me escapan muchas cosas, y encima tengo el atrevimiento de escribirlo por aquí. Tiene bemoles.
Eso sí, a todos los buenos aficionados que pasáis por aquí os hago responsables de que yo siga escribiendo, pues con vuestros permanentes ánimos no hacéis otra cosa que mantenerme despierto.
Muchas gracias de corazón y un abrazo fuerte

Antonio Fernández Box dijo...

Buenas noches Enrique,gracias por tu coherencia y objetividad a la hora de ver toros y toreros, en este mundo en general y en el del toro en particular hace falta gente como tú.
Saludos.