sábado, 6 de junio de 2009

¡Vaya forma de despedirse!

Dibujo de Enrique Martín, firmado por Luís Francisco Esplá, el día que anunció que 2009 era su última temporada en los ruedos


Vaya despedida la de Luís Francisco Esplá de la plaza de Madrid. Y quién iba a decir que iba a poder ser una tarde como la que fue, después de ver la mansada con malas intenciones que estaba echando Victoriano del Río y los que salieron después, pero justo el de la despedida fue otra cosa. Aunque se le dio la vuelta al ruedo, que nadie protestó, quizás fuera un poco excesiva, sin emplearse a fondo en el caballo, pero con un recorrido y una forma de embestir en la muleta espectacular. Allí le esperaba el alicantino, quien después de haberle cuidado en su lidia, colocándolo delante del caballo y poniéndole banderillas, empezó a darle una serie tras otra de derechazos hondos, bien rematados y tirando muy bien del toro, y aderezando todo con espléndidos remates, cambios de mano, pases del desprecio o de pecho. Siguió con la izquierda y volvió con la derecha siguiendo la misma tónica. Que Esplá ha sido siempre muy listo no se lo niega nadie, y como dice el refrán, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Tenía bien ganada una oreja y algo más, pero puede que no llegara a las dos de una forma rotunda. ¿Qué haría entonces uno de los fenómenos de la modernidad? Pues tirar de bajonazo y a asegurar. ¿Qué haría un torero con la idea del toreo y de la torería como Esplá? Pues alejarse unos metros del toro dando claras señales de que no iba a entrar a matar sin más. Se aproximó un poquito, lió la muleta y citó a recibir. El toro se arrancó y se encontró con una estocada, más de media, algo caída, pero que iba a originar la locura en la plaza. Después una oreja, otra y la vuelta al ruedo al toro y dos del maestro. Todo esto nos hizo felices, pero además hay que tener en cuenta que toda la tarde estuvo pendiente de la lidia, cómo ha venido haciendo durante toda su carrera, cuando se iba corriendo a recibir al picador de tanda al que iba acompañando desde la puerta de cuadrillas hasta su destino frente al 7 y 8, y además se le notaba que disfrutaba. Sólo se despistó en un momento y fue cuando después de ocupar su puesto en las banderillas del quinto, se entretuvo un segundo hablando con un conocido y Morante le esperaba para brindarle su toro. Pero no pasó nada, una carrerita y ya está.

Morante no tuvo su tarde, o a lo mejor no la tuvo el que metió la mano en los sombreros al sortear los lotes. El suyo fue infumable, manso y con peligro y al intentar empezar a lidiar a su primero, macheteándole por bajo, los indocumentados de turno empezaron a protestar, porque no se ponía a dar pases. Ese es uno de los males de la fiesta, que la gente confunde pegar pases con torear y lo que intentó Morante fue torear, poder al toro y a matar, que no había para más.

Pero con Castella bien que disfrutaron, porque este torero sabe dar pases y de torear ya sabe menos, aunque hay que reconocerle que ayer en su segundo le hizo lo que el toro no tenía y fue capaz de darle algunos pases, aunque tampoco era para regalarle orejas, como ya comentaban los expertos en toreo moderno. La verdad es que este toreo es un poco previsible, el inicio sin mover un ápice los pies, con pases por delante y por detrás, muy emocionantes, pero de torero lo justito. Pero la gente y quien esto escribe, estábamos con la mente en otra cosa. A Esplá si que le sacaron a hombros, no a cuestas como a muchos, sino que lo levantaron del suelo y se lo llevaron en loor de multitudes camino de la calle de Alcalá, mientras con la montera en la mano se despedía del público que siempre ha respetado su torería y honradez.

2 comentarios:

Olivier Franconetti Benamor dijo...

Vale!...e para ti...

"de Sanchez Mejias, dicen los gitanos, que versitos de oro escribia"

salud!

er formidable dijo...

Ha sido muy emocionante; se da uno cuenta de que se hace viejo cuando despide a un torero como este después de seguirle durante muchísimos años. Aún me acuerdo de aquella goyesca en madrid, hace veinte años, mano a mano con Curro Vázquez: el maestro se torció un pie y tuvo que retirarse lleno de rabia y dolor. Ayer lo compensó con creces. Fue lo más emocionante en una tarde más que aburrida.