miércoles, 5 de junio de 2013

Cuestión de voluntad


La variedad con el capote, algo tan propio de los toreros mexicanos
Las vueltas que le he dado a esto de escribir sobre el añadido del Jarte, que de esto uno tiene la cesta llena, del jarte de no soportar ya ni un minuto más aguantando bodrios. Lo de la Cultura ya es pretender dar un barniz a esto que no deja de ser algo pretencioso y poco cercano a la realidad, pero al final me ha podido la voluntad de querer llegar al último día contando, aunque sin contar nada, porque no hay demasiado para contar.

La voluntad que le faltó a los de El Montecillo para ser bravos, aunque esto sea más cuestión del ganadero que de los pobres animalitos, que a la mínima se arrastraban por la arena intentando mantener el equilibrio, que salían como alma que lleva el diablo horrorizados de lo que daban en el caballo. Quizá habría que recuperar aquella idea de las diferentes tallas de pullas según el toro. Y a los que sean de la misma condición que estos ponerles un borlón con un pompón en la punta, para así no quebrar la voluntad de los de las patas negras, leales “colaboradores” con los muleteros, pero a los que no habían dicho nada de que les pincharían. Flojos y mansos., pero mansos de esos que piden a gritos las negras y que sirven para poner en evidencia al presidente, que se conforma con un amago y medio de picotazo, para poder cambiar el tercio. Incluso los matadores corrían para que no les devolvieran el toro a los corrales, ¿qué estaba sin picar? Y qué más da. En otros tiempos eso sería un suicidio y hoy, la única consecuencia es que el encargado de ponerse delante gastará menos en vendas, tiritas y agua oxigenada. Sólo fue medianamente “colaborador” el tercero, el que tenía más pinta de toro, manso como sus primos y hermanos, pero al menos sacó una chispa que daba cierta emoción a la faena de muleta de Joselito Adame.

Antonio Ferreras llegó dando la impresión de que él ya había pasado de curso y no tenía voluntad de subir nota; no la necesitaba, porque para lo que él quería le daba de sobra la media, con lo hecho seguro que podrá pedir algo más de dinero en esas plazas del mundo y a lo mejor hasta actúa en algún sitio más. pases a toro pasado, numeritos de hacer quiebros y requiebros, para después liarse a pegar pases citando desde fuera, con el pico, intercalando muchas carreras y cuando parecía que el cuarto le iba a sobrepasar, tomó el estoque y punto, no fuera a ser que le hicieran devolver lo conseguido.

Serafín Marín llegó tan desorientado y desganado que daba la impresión de no tener ninguna voluntad de salir del hoyo en el que se encuentra desde hace ya bastante tiempo. Ausente y toreando con el piloto automático, queriendo aplicar la faena de siempre a todo lo que se le pusiera por delante, lo mismo un novillote de El Montecillo, que un caballo de picar, que el delegado de la autoridad. Uno ignora el motivo de todo esto y por qué salió de las ferias en las que era un habitual, pero así será difícil retomar aquella vereda.


Joselito Adame, que hubo un tiempo en que le faltaba esa voluntad tan necesaria para ser torero y más para ser un fijo en las ferias, en las últimas actuaciones en esta plaza ha dejado bien claro que su actitud es otra. Ahora le sobra voluntad y quizá lo más complicado para él sea dominar esa fuerza y encauzarla para alcanzar sus propósitos. Intervino en quites en los toros de sus compañeros y no se arredró al recibir a su tercero, tragando sus parones y sus escandalosas huídas de los caballos. Comenzó la faena con unos estatuarios a un toro que parecía un moribundo, continuó muy bullanguero, no queriendo ceder en la pelea, consiguiendo un derechazo completo y de calidad, aunque también los hubo enganchados, la mayoría. De los naturales posteriores, otros dos para recordar, pero insertados en una cadena de enganchones y pases sin demasiado temple, la verdad. Pero hay que valorar el poder ver un natural rematado atrás. Ayudados por bajo flexionando la rodilla, en los que se valoraba más la intención que la ejecución, pero si es necesario claudicar a ver el toreo para ver si los toreros se administran sus buenas dosis de voluntad, pues amén. Acabó con entera muy caída, lo que no fue obstáculo para que se le concediera la oreja. En su segundo salió desde la portagayola a llevarse esa segunda oreja, derrochando eso que tanta falta hacía, voluntad. Quite por zapopinas, que aquí llaman lopecinas y un comienzo de faena vibrante, citando desde los medios, pero la cosa no estaba para arriesgar y esas buenas maneras del tercero en el que en la mayoría de los casos adelantaba la pierna de salida, ahora quedaban archivadas. Ese no querer perder se tradujo en abuso del pico, retorcimientos, demasiado espatarrado y con la izquierda tirando con la uve de la muleta del animal, echándole hacia fuera y escondiendo la pierna de salida. Despertó al público con detalles toreros, pero un buen toro para la muleta, que no para otra cosa, se llevó las orejas puestas. Habrá quién diga que fue por culpa del descabello, pero si se piensan un poquito las cosas, lo mismo llegan a la conclusión de que otra oreja habría sido excesiva, a pesar de la buena voluntad del respetable que gusta de ver salir a hombros a los jóvenes toreros rebosantes de… ganas y voluntad.

2 comentarios:

Jesus Torres Briones dijo...

Una lástima que Adame dejara ir esas orejas que estaban prendidas con alfileres. Peor aún los señores de Canal+ Toros llamando "Lopecinas" a las Zapopinas, cuando todos sabemos que Juli le robó el quite al maestro Miguel Ángel Martínez "El Zapopan" y lo presentó como propio en Europa.

Bien por nuestros paisanos que en este año están demostrando su calidad en Madrid... Pero les ha faltado más correr la mano

Enrique Martín dijo...

Jesús:
Ya ve, las zapopinas parece que no existen por aquí, pero sí que están para los aficionados que saben la historia de este quite. Aunque permítame decirle que tal y como las dieron, apartándose según llegaba el toro, podríamos llamarlas lopecinas, porque en las zapopinas el torero mueve los brazos y no echa a correr. SObre sus paisanos yo sólo espero que se les trate como toreros sin más, sin distinguir de donde son, aunque cuando están bien, tendrán motivos de orgullo para airear que son paisanos de ustedes. Ya se sabe el orgullo de la gente cuando triunfa uno de la tierra. Y eso siempre ha estado muy bien.
Un saludo