domingo, 14 de septiembre de 2014

Fandiño ingresa en la Cofradía del Baja Tú

Baja tú y si quieres, me toreas, aquí te espero.


Ahora sí que se puede afirmar con rotundidad y sin miedo a equivocarse, que Iván Fandiño es un figura. Ya ha alcanzado las cotas que otros ni sueñan rozar con los pensamientos. Él, el de Orduña, el que lo mismo entra matar sin muleta, que torea a unas velocidades que le permitirían pasar dos toros a un tiempo, el que fue censurado por un caballero, que previamente había pasado por taquilla y que no estaba de acuerdo con algún aspecto de su actuación, ni corto, ni perezoso le espetó con esa expresión tan del toreo de estos días: “Baja tú”. Ahí queda eso, con un par. Una sentencia que encierra mucho más de lo que aparenta a simple vista. Todo un compendio de filosofía taurina en solo dos palabras, “Baja”, “Tú”. La expresión del sentimiento que a un genio le emana de dentro, como el manantial lo hace de la roca. la lava del volcán o la ventosidad de entre las posaderas de la grosería.

Ya hubo otros que le precedieron, pero no vestidos de luces y ante la queja de un espectador, si acaso era un lugar común de la dialéctica de los faltos de argumentos taurinos para iniciar un diálogo sobre un hecho sucedido en el ruedo. Pero vestidos de luces no han sido tantos los oradores que se han expresado de semejante modo. El gentil Morante de la Puebla ya ofreció los trastos a un señor del tendido en la plaza de Madrid, pero aún siendo el fondo idéntico, no se atrevió a liberar esa expresión en la atmósfera madrileña: “Baja tú”. Hay que tener mucha decisión, mucho valor, mucha ignorancia y escaso respeto para espetar semejante rebuzno a quien paga por entrar a ver una función de toros.

Admiro este supremo gesto de humildad, este reconocimiento público de la incapacidad de un torero para hacer lo que se espera de un torero, que sin pensárselo pide el socorro de quién simplemente aspira a ser un mero espectador. El que cobra, el que se supone que debe saber resolver la papeleta que le presenta el toro, no puede cumplir con su función y clama porque se le tienda una mano con más pericia que la propia. Ya se adivinaban señales que hacían pensar que Fandiño era presa de carencias en el manejo de los trastos de torear y un profundo desconocimiento de los recursos que se le suponen a un matador de toros. Con decisión suple una perseverante ausencia absoluta de temple, lo que dificulta eso que se llama Toreo, teniendo que conformarse con intentar apartar como sea las telas del hocico del toro, lo que no es sinónimo de torear; si acaso digamos que ejecuta con destreza la suerte de la zanahoria.


Se decía hace muchos años, muchos, allá en los tiempos en los que los matadores de toros paseaban con gallardía su torería y fama bien ganada ante el toro, que lo no conseguido con capote y muleta se lavaba con la espada, en la suerte suprema. Pues resulta que don Iván, el señor Fandiño, ante esa poca maña para manejar la tela y la espada para dibujar la cruz que acabará con el toro, ha tenido que poner en funcionamiento la máquina de cavilar e idear unos modos y maneras que más parecen números circenses o tretas de matarife, que suertes del arte de torear. Será porque se le apelotonan los trastos, que las manos se mueven a su antojo, que no se ve capaz de dominar a un tiempo estoque y muleta. Y que conste que no me refiero únicamente a eso de tirar con desprecio un atributo reservado para los maestros, como es la muleta, antes de perfilarse, sino de ese mal gesto de en el momento del embroque soltar el palo a las manos del toro para conseguir que descubra la muerte y así poder meter el acero por el hoyo de las agujas, o dónde caiga, que esa es otra. Como si contempláramos un truco de prestidigitación, arranca con espada y pañosa y sale sin ninguna de las dos, así, ahora lo ves, ahora no lo ves. Creo que quedan claros los méritos adquiridos por don Iván Fandiño para ser reconocido como firme aspirante portar birrete y banda de la poco honrosa y reconocida Cofradía del Baja Tú. Sea.

6 comentarios:

franmmartin dijo...

No,si están consiguiendo que bajemos todos,pero a la calle para no volver más.
No se sí todavía funciona por aquí el Circo Americano,para cuando se queden todos solos,eso sí abajo,se contraten como payasos que necesitan hablen español.

MARIN dijo...

Si es que es lo que le faltaba a Fandiño. Dentro de nada irá equipado entre muletas y estaquilladores de unas magnificas Tchin Tchin de Afellou para enseñárselas al Sr. presidente ante la negativa a conceder trofeos por parte del usia.

Este es el mismo que se empezó a ganar el respeto matando Victorinos, Adolfos y Cuadris no? Y donde se quedó aquel torero...pues fijate Enrique, se ha quedado en el "baja tu". Que pena.

Un abrazo Enrique.

Anónimo dijo...

Mucho me temo que a ese Fandiño de grandes momentos con Victorinos o Adolfos como dice MARIN ya lo estamos perdiendo (si es que no se nos ha ido ya definitivamente), ha sido juntarse con las figuras y empezar a heredar estas malas costumbres como esta del baja tú, no señor, el público es soberano y paga por ver un espectáculo y si consideran que tú no lo haces bien pues te aguantas y sigues.

Iván, vuelve a lo que has sido antes de que sea demasiado tarde y te conviertas en un figurín que impone sus toritos y demás caprichos. Ah y dile a tu apoderado que deje de montar numeritos corriendo y gesticulando por el callejón mientras estás toreando, qu da vergüenza ajena verlo hacer el ridículo así.

Enrique Martín dijo...

Franmartín:
Son tantos los aficionados que se han marchado, que han bajado a la calle, como bien dices, que me sorprende que no se den cuenta. Porque estos podrían ser los que aguantaran la Fiesta, no los que van a merendar.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Pues ya lo ves. Luego puede que nos acusen de no haber apoyado al torero en determinados momentos, pero es lo que hemos hablado otras veces, primero la Fiesta y luego todo lo demás y como máximo representante de la buena salud de esta, el toro íntegro.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Igual ahora estamos viendo al verdadero Fandiño, al que él quería ser y no el otro. Y no veo muy factible el que reflexione y haga lo que está intentando Talavante, volver a las formas en que mejor se sintió. Otra cosa es que lo puedan conseguir y que no caigan en las tentaciones de irse a lo cómodo.
Un saludo