martes, 6 de septiembre de 2011

Joaquín Vidal, un domingo cualquiera

Romanear no quiere decir ponerse un casco con un escobón encima.


Resulta frecuente que los más “veteranos” recordemos nuestros días pasados como aficionados a esto de los toros, con ese complejo de “abuelo Cebolleta” que nos causa repulsión e incomodidad. Yo hoy no he podido resistir la tentación y emulando a varios maestros de esto de los blogs, me he decidido a dar el paso de comprarme un espejo antiguo y ponerlo delante de todo el que se quiera mirar. Y que cada uno decida si ha mejorado con los años, si le han salido demasiadas canas o si el pelo ha dejado de ser una realidad y se ha convertido en un deseo casi imposible.

Aprovechando que llega la feria de Otoño y que en ella se anuncia la ganadería de El Puerto de San Lorenzo, que desde hace tiempo sufre enormes baches, como que echa toros de bandera, aunque estos sean cada vez menos frecuentes, pues creo que merece la pena recordar lo que pasó hace unos años en Madrid y como lo contó un maestro de las letras, un tal Joaquín Vidal, leído por no aficionados y aficionados y al que ahora algunos quieren atacar. Qué valientes, ahora que no les puede dedicar ni una línea.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique, como bien dices, cada vez es menos frecuente que salga un toro de El Puerto en condiciones pero haberlos, haylos. Sin ir más lejos, recuerdo uno que le valió a Juan Bautista en Otoño para abrir la Puerta Grande. Recuerdo otro, un pavo de 615 kilos, que le sirvió a Abellán para cortar una oreja a ley, un toro que venía galopando desde 15 metros como si tal cosa (y sin caerse, para que luego digan que los toros que más se caen son los más pesados...)

En contraste con esto, nos hemos tragados unos petardos de órdago. Por desgracia, esto último es lo más frecuente. Conociendo el talante de Taurodelta a la hora de pagar por el ganado, no espero gran cosa de lo anunciado en Otoño.

Saludos
J.Carlos

P.D: Enrique, algo debió pasar con mi comentario sobre la feria de Otoño

Enrique Martín dijo...

J.Carlos:
Tu comentario de la feria de Otoño lo pusiste en la entrada anterior, la de la exposición, donde adelantaba un poco mi opinión, y ahí está, aunque si quieres extenderte más o hacer una entrada tú solo, ya sabes que solo tienes que decirlo, aquí tienes tu blog.
Sobre lo de El Puerto, pues no está en su mejor momento, pero también les ocurre que de repente les sale una buena corrida, generalmente justita de fuerzas, pero que no saben aprovecharla los figuritas. Y toros buenos los ha tenido grandiosos. Le falta quizás esa fuerza. Y no niego mi debilidad por este hierro, porque están en el pueblo de mi padre y eso pesa, pero digamos que están bien o mal, creo que nunca le descubrimos nada al ganadero, él sabe mejor que nadie como le salen las cosas. Ójala que una vez pasado ya casi el verano, estén fuertes y nos permitan comprobar la "agilidad" de estas tres figuritas de mazapán, donde ya incluyo a el Cid.
Un saludo

Xavier González Fisher dijo...

Es qué, dicen los "atacantes" (y no me refiero a los de "la delantera"), don Joaquín solamente se ocupaba de ver al toro "y poco veía y hasta despreciaba lo que el torero padecía delante de él...". Eso me lo dijo uno que escribe de esto (y vive de ello), quejándose de que "por culpa del tal Vidal" surgió un "monstruo como el 7 de Madrid"...

No me quedó más que reírme en su cara, ante la muestra de su supina ignorancia. La fiesta es de toros y por allí hay que empezar a verla, porque en el momento en el que se empiece a tomar el rábano por las hojas, pasará lo que sucede. Falta hicieron dos o tres Vidales que ayudaran a poner las cosas en su sitio, pero como de costumbre, ganaron otros de "costumbres más licenciosas".

En fin, que tengo que dejar esto aquí, porque viene una señorita muy mona, vestida de blanco, con unas bolitas de colores que parecen caramelos y dice que un señor que usa gafas de pasta dice que me las tengo que tomar y que si no lo hago, me van a "dar toques"...

Saludos.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
¡Qué se fijaba primero en el toro! Por favor, dame el nombre y dirección que le voy a mandar unas flores y un grupo de mariachis para que le arrullen. Quizás lo más lógico sea fijarse en la vecina de localidad, en el bocata, en donde anda el de los refrescos, en que te vean los amigos para que se enteren de que has estado en los toros y muchas cosas mucho más importantes que eso del toro. ¡Con la de bichos que crían y lo mal que huelen!
Te confieso que el otro día le di mi pastillita azul a un señor de la cama de al lado, pero no le pude dar más porque se puso muy raro, a moverse todo el cuerpo así muy rápido y como con mucha fuerza. Qué pena, lo bien que lo podíamos haber pasado.
Un saludo

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Ni los del Puerto ni otros tantos de otras ganaderias....
Pa colmo Gavira en el mano a mano...
Y pa colmo de los colmos la triunfadora del ciclo nocturno fuera de los carteles...
Una feria a medida de los desmedidos...

Enrique Martín dijo...

Diego:
La feria está muy bien montada de acuerdo a varios criterios; primero al de recaudar y no gastar, como siempre, y segundo en en el de quitar o estrellar a los molestos. ¿Y qué queda? Pues esta basura. Imagínate lo que podría haber cambiado la cosa si los Adolfos se ponen en el mano a mano. Pero entonces les podría haber salido otro Juan Mora en este Otoño y eso no se puede permitir, ¡Hasta ahí podíamos llegar!

Juan Medina dijo...

Enrique:
Debes andar ya en el patiocuadrillas liándote el capote. Que disfrutes una gran tarde entre amigos y buenos aficionados. Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Juan:
Pues sí, he disfrutado mucho y hemos hablado mucho de toros y me he acordado de los buenos deseos que tanta buena gente me ha hecho llegar. Muchas gracias y un abrazo.

Anónimo dijo...

He ido a parar a su blog, no me pregunte como, el caso es que al leer la crónica de D. Joaquín Vidal de la cual ud. reproduce una imagen escaneada, se me han puesto los pelos de punta al recordar al que fue paradigma de lo que debería ser un cronista taurino. Yo cada vez que empieza una nueva temporada, lo echo mucho de menos. Desayunar allá por los meses de mayo y junio sin la compañía de sus sabias crónicas, ya no es lo mismo. Y en cuanto al toro del Puerto ¿que quiere que le cuente a Ud.? soy valenciano y por estos lares ni sé el tiempo que hace que lo único que salen por los chiqueros del coso de la calle Xàtiva son monas. Va por ud. D. Joaquín.

Un saludo afectuoso.
José F.

Enrique Martín dijo...

José F.:
Muchas gracias por pasarse por aquí y bienvenido, solo espero poder seguirle recibiendo. Lo de don Joaquín era una lección en cada artículo. Cuánto sabía de todo, que culto y que buen aficionado.
Lo del toro de El Puerto es uno de los ejemplos de lo que sale, no se tenían en pie y el bueno menos que ninguno. Quizás sería bueno que se apartaran de Madrid durante un tiempo. De nuevo muchas gracias por su visita.
Un saludo