martes, 13 de septiembre de 2011

Dos horas más, lo que esconden y lo que no se dice

¿En dos horas se puede aprender a torear como Pepe Luis?


Hoy me voy a apartar del guión habitual de esta bitácora, aunque tampoco creo que me aleje mucho. La duda es si centrarme en los profesores de secundaria de la Comunidad de Madrid o si hacerlo en su señora presidenta, doña Esperanza, esa misma que alardea de su afición al toro siempre que puede, que nos da medio con una mano y nos quita veinte con la otra.

Ahora resulta que trata de vagos y maleantes a sus empleados, esperando que su clientela, los padres de los alumnos, se vayan corriendo a ser empleados de otros señoritos, aunque quién nos dice a nosotros que el patrón pueda ser el mismo, pero con otras funciones no públicas. Pero esto es una simple conjetura personal y de momento indemostrable por mi parte. Aunque esto no quita para que yo me vea obligado a contar muy por encima lo que hace un profesor de secundaria en un instituto de la Comunidad de Madrid. Aparte de levantarse todos los días a las siete de la mañana, lo que tampoco es infrecuente, para empezar a dar sus clases a las 8:20, cuando no para reunirse con sus compañeros de departamento o con el resto de tutores de un curso, cuidar la biblioteca, mientras coloca y clasifica libros con la esperanza de que los niños pidan alguno prestado, también puede que se pase la hora hablando con teatros, museos, empresas de autobuses o lugares a los que llevar de visitas a los "chicos", como dice ella. También puede ponerse a hacer gestiones para conseguir que algún escritor de prestigio se acerque a su instituto a dar una charla a los chavales, cuando le toca acude a las reuniones que les marcan para conocer las directrices del examen de selectividad, ese que aterra a los estudiantes, para que vayan lo mejor encauzados que se pueda.

Pero que nadie se piense que todo es tan bonito y tan de color de rosa, no todo es trabajar y dar clases, clases que generalmente son de lo que a ella le gusta y lo que en su día estudió por elección propia. También tiene que hablar con los padres, que ya se sabe cómo somos, y si no, imaginemos nuestro comportamiento cuando creemos tener un figura y al niño no nos lo ponen ni en los carteles de las fiestas del pueblo. Pues esto es igual, con la diferencia que te lo ponen en unos papelitos y al tercer aviso te lo mandan a casa una semana. Como si fuera un indulto, pero rebosando cabreos, mosqueos y muchos “¿y ahora qué hacemos contigo?” y eso de “pues en casa, tú solo, no te quedas”. Luego también hay que llamar a los padres con cierta regularidad, cuando el niño precisa de una lidia firme y el papá o la mamá no se pueden acercar al instituto porque están muy ocupados y tienes cosas muy importantes que hacer. Aunque también los hay que son tan vagos y maleantes como los profesores y salen de su casa a las ocho de la mañana para volver a casa a las once de la noche, todo a cambio de un mísero sueldo que les da para bien poco, todo gracias a la crisis. Lo de pasar faltas, poner partes, impartir disciplina y esa serie de menudencias, lo dejamos aparte. Incluso el café que se toman en el recreo, dejando de lado que a veces no hay tal café, pero bueno si lo hay, se disfruta.

Y en estas estamos cuando nos dan las dos y media. Que gusto, ya hasta mañana, ahora ya a disfrutar de una tarde libre, de pasear por el parque, ir de compras, ver la tele, jugar con los niños, tratar a su marido como el rey de la casa cumpliendo las funciones propias de la mujer, según la Sección Femenina de hace 50 años, hacer postres y cocinar ricos platos o dedicarse a hacer la labor. Pero ¡quita! ¿Qué esto no puede ser? pero ¿Cómo? Ah, que ahora toca corregir exámenes, revisar cuadernos, leer redacciones, ver comentarios de texto o preparar clases. Pero, después de tantos años, las clases se prepararán con la gorra ¿no? Pues no, esto es como en los restaurantes, que uno quiere la carne muy hecha, otro vuelta y vuelta y otro en su punto, además de con poca sal, sin sal, muy sabroso, con salsa de roquefort, con salsa de champiñones, con patatas chips, fritas o panaderas, con ensalada, pero que no lleve aceitunas, con mucha lechuga y sin tomate, con tomate pero sin lechuga, sin cebolla, por favor. Pues enseñar La Celestina es algo parecido, porque a parte de tener que releerla todos los años que caiga, hay que descubrírsela al niño chino que lleva tres meses en España, los rumanos, búlgaros, magrebíes, niños con dificultades en casa, niños que la dificultad son ellos, niños que pueden con más de lo que se les exige o niños con deficiencias a los que es necesario adaptarles el material de trabajo. Y además, para incentivar a los niños y para que aprendan mejor lo que se les explica, se buscan textos literarios, se empeña en llevarles al teatro, se hace un periódico, se prepara un plan de fomento de la lectura, se les montan los vídeos de lo hecho en la clase de teatro, para que se vean, se mantiene al día un blog educativo en el que los niños vuelcan su creatividad. Todo esto con clases de 30 alumnos si son de la ESO, pero hasta 37 ha tenido si son de Bachillerato, máximo según ley, y siempre y cuando no tenga que dar una afín, que lo mismo puede ser geografía, que la sustituta de la religión, que latín, griego y según que casos, hasta gimnasia. Vamos, que más que una esposa, uno parece vivir con Super Mario BROS.

Eso sí, las vacaciones son de lujo, aunque bien es verdad que sumando horas todavía te faltan días libres; que a veces esas vacaciones se tienen que dedicar a hacer cursos, pagados del bolsillo de cada vago y maleante en caso de no optar a una beca; sin contar la sustanciosa merma de sueldo durante dichos períodos vacacionales, lo mismo que las pagas extras que distan mucho de ser una paga más, ya que los posibles suplementos desaparecen de repente en verano y Navidad. Pero eso sí, es un trabajo fijo, ¿o no? ¿Quién dice que no se esté intentando privatizar la docencia dejando la puerta abierta a señores irlandeses con traje de lectores de inglés y a los que se les encarga dar clase de Conocimiento del Medio, por poner un ejemplo, sin contar que estos lectores no son ni titulados? ¿Quién dice que supuestas fundaciones, detrás de las cuales se encuentran grandes bancos o empresas privadas, no están aprovechando ciertas facilidades de la administración de la CAM, para acabar haciéndose cargo de la docencia en Madrid, o dónde sea? Y sobre el trabajo seguro, quizás no opinen lo mismo los miles de profesores interinos que este año verán los toros desde la barrera.

¿Y qué suponen esas dos horitas de más? Pues que muchas cosas de la mañana desaparecerían, que los chicos se limitarían a sentarse en sus bancos, recibir el chaparrón y para casa, que las clases estarían superpobladas, que un profesor de lengua y literatura sordo, podría dar música, que uno de gimnasia tecnología y así hacer las combinaciones que queramos. Solo por dos horitas más, que según el aumento de los últimos años, el pasado fue una, este dos y el que viene, ¿qué serán tres?

Así que esto va por todos esos vagos y maleantes, por mi vaga y maleante que todos los años se despide de mí allá por mayo, que organiza todo para que un servidor esté puntual en su grada del seis, a las siete de la tarde, que lo tiene todo preparado para cuando vuelva poder ponerse a dibujar y escribir para Opinión y Toros, para contar la corrida en Toros Grada Seis y para que yo pueda seguir viviendo esta pasión. Creo que se lo debía, aunque ella ya sabe mi postura, aunque sea una vaga y maleante ¿o no?






PD: Perdón por esta zambullida en algo no taurino, pero era para dejar claro que doña Esperanza hace tanto por la Educación, como con su declaración de BIC por la tauromaquia.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Con un poco de suerte, esta crisis se lleva por delante a los del G10 que están dejando vacías las cajas de los ayuntamientos. Y empezamos a ver en los pueblos, novilladas financiadas con las propias entradas, dejando las corridas de toros para las capitales de provincia donde se puedan organizar sin recibir dinero público alguno.
Y por extensión, con un poco de suerte, esta crisis se lleva por delante la educación pública, cara donde las haya, dando como resultado alumnos cada vez mas uniformes en pensamiento, sin capacidad de raciocinio y de memoria.
Abajo los medios de producción públicos!!!
Abajo todos los festejos taurinos organizados por entidades públicas o subvencionadas!!!
Arriba la iniciativa privada y el esfuerzo personal!!!

Un saludo

Enrique Martín dijo...

Anónimo:
Como podrá entender, no puedo compartir ni uno de sus argumentos. Incluso si me pongo, ni los del G10, si las cosas se plantean en estos términos. Si entendemos que el que un ayuntamiento contrate a toreros y ganado para las fiestas de su pueblo porque así lo demandas sus vecinos, como subvención, pues quizás estemos cometiendo un error de partida. Otra cosa es que en todos los pueblos se quieran anunciar a las figuras y que no sepan asumir el papel de fomento de la fiesta desde la base.
En cuanto a la enseñanza, pues es una forma de verlo. Lo que es evidente es que la enseñanza pública es la que mejor garantiza la igualdad de oportunidades para todo el mundo, pudiente o menesteroso, porque en cualquier momento se puede pasar de un grupo a otro. Y eso de la uniformidad de criterio, pues no me ha quedado muy claro si se refiere a la enseñanza pública, donde no es posible ningún tipo de adoctrinamiento, ni se marcan líneas de actuación, o si es sobre la enseñanza privada, que es el negocio de unos señores que han optado por él y mientras se ajusten a la ley, no tengo nada que decir; no creo que se deba querer meter mano en casa ajena, pero la pública sí es mi casa y exijo que se mantenga con un niveles óptimos de calidad.
Un saludo

Anónimo dijo...

Es vergonzoso e impresentable lo de la Espe y sus chicos y chicas de la CAM, magnífico post Enrique y por desgracia real todo lo que sucede, como bien expones por sufrirlo en primera persona tu mujer, con quienes se dedican a esa noble y fundamental profesión de la enseñanza, espero que con solidaridad y juntos consigan ganar esta batalla a esta increible mujer que os toca padecer en esa Comunidad en este campo y en el de la Fiesta de los toros
Un abrazo
Pgmacias

fabad dijo...

¡De acuerdo Enrique!

Enrique Martín dijo...

Pgmacias:
Ya sabes lo bienvenido que eres por aquí. Lo malo de todo esto es que te quieran hacer comulgar con ruedas de molino. QUizás deberíamos olvidarnos si son de uno u otro partido y limitarnos a exigir calidad en los servicios y responsabilidad en las malas gestiones, porque no creo que ni tú, ni yo, ni mucha gente, hayamos provocado esta crisis, que sufrimos y de la que no nos beneficiamos, que nos la echan en cara a la mínima de cambio, sin que nadie parezca capaz de resolver nada. Elloos hacen que se enfrentan, que puede ser, nosotros nos enfrentamos entre nosotros y mientras ahí siguen muertos de la risa. Y como bien dices, solo hay que mirar a nuestra pasión y ver como nos toman el pelo y al que se queja palo y tentetieso.
Un abrazo muy fuerte

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Muchas gracias.
Un saludo

Juan Medina dijo...

Qué país más raro éste, Enrique. Tiene uno que leer un blog de toros para que le cuenten, sin prejuicios ni perversas intenciones, la realidad de la enseñanza en España. Gracias por reivindicar mi oficio.

Y me atrevo a recomendar "En ocasiones... leo libros" que, como las mejores novelas juveniles, enganchan a todo el mundo amante de los libros:

http://enocasionesleolibros.blogspot.com/

Un abrazo para los dos.

Unknown dijo...

¡!!!Oolééééé!!! ¡Hasta la bola!

I. J. del Pino dijo...

Cierto es que para entender las circunstancias hay que vivirlas. Mi opinión sobre el tema no está formada, o no está bien formada, pero reflexionando sobre lo escrito y extrapolándolo a mi campo, si yo me pongo enfermo cuando el legislador se mete en mi terreno sin tener ni puta idea de cómo es la selva en el proceloso mundo de la Justicia, imgano que a los sufridos enseñantes les ocurrirá otro tanto cuando ven llegar a la rubia cual elefante en cacharrería.
Un matiz: vagos y maleantes hay en todas las profesiones, pero quiero pensar que somos minoría.
Saludos.

Unknown dijo...

Políticos, políticos, tragones, incompetentes, ignorantes todos. Partidocracia indecente e insufrible. Bien Enrique, buen puyazo en el sitio.
Saludos

Enrique Martín dijo...

Juan:
Ya sabes que no suelo salirme de lo que es el toro, pero cuando uno oye y ve ciertas cosas, creo que está obligado a aportar su granito de arena. Y si lo que se empieza es por llamar vagos y maleantes a los que tienen que formar nuestro futuro, mala cosa. Gracias por esa recomendación, con la que estoy muy de acuerdo, y mucha suerte.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Carlota:
Y ahora a echar la pata pa'lante y carfar la suerte.
Un beso

Enrique Martín dijo...

I.J. del Pino:
Cuánto se te echaba de menos. Y ahí has dado en el clavo, unos ignorantes, sin encomendarse ni a Dios, ni al diablo, se ponen a decidir y a legislar con su mirada a veces absurda, partidista e interesada y como niños malcriados arremeten contra todo lo que creen que no es afín, aunque con ello se lleven por delante lo más sagrado. Y yo no digo que los profesores tengan razón, aunque tengo mi opinión, pero si se les ataca no puede ser con metiras o medias verdades. Y lo siento, pero no te veo yo como vago y maleante. Me cuesta creerlo.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Pepe:
Uno tiene sus ideas políticas, por supuesto, pero ya me estoy empezando a cansar de que jueguen conmigo y que pretendan que yo haga como ellos, lo de enfrente siempre está mal y lo nuestro siempre bien. Un poco más de seriedad y honestidad, y que no nos metan en su negocio, que en realidad, quien manda debe ser el pueblo.
Un saludo

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Así nos luce el pelo a los españoles

Enrique Martín dijo...

Diego:
Y el empeño que ponen en que no se sepa la verdad. Por desgracia ¡cuánto se parece el mundo del toro a la vida diaria!
Un saludo