martes, 20 de diciembre de 2011

El origen de todo


Hoy voy a dejar de lado a los taurinos, pegapases y criadores de bobonas desmochadas. Será por las fechas en que nos encontramos, que me he puesto más tierno que el día de la madre y he decidido dar rienda suelta a toda la ñoñería que me cabe dentro. Aparte de dedicar esta entrada a algo muy personal.

Cualquiera que se haya pasado por este blog habrá visto de qué pie cojeo en lo taurino, incluso habrá pensado que mis gustos y preferencias están a lo mejor un pelín trasnochados. Pues seguramente que eso es cierto. Hasta ha habido algún visitante de Toros Grada Seis que muy generosamente ha alabado mi saber de toros. No voy a decir que a uno le siente mal la alabanza. A todos nos gustan las rosquillas con anís ¿no? Pero tengo que reconocer que nada de todo lo que escribo es propio, todo me lo han soplado. Yo he podido leer libros, ver vídeos, ir a los toros siempre que puedo y hasta charlar con buenos aficionados, pero el principal culpable de todo esto fue un señor que me enseñó a entender el toro y luego el toreo, lo que no significa que entienda ni de lo uno, ni de lo otro. De él aprendí el por qué de todo esto, el fin del toreo, el motivo y la esencia de esta afición y de este espectáculo que es más que echar un toro en la plaza y que un señor se líe a abanicarle con unas telas.

Resulta que los toros eran mucho más, los toros inundaban toda la vida, a través de los toros me educó en el respeto, en el querer aprender y descubrir hasta el último secreto de las cosas y que a los actores de la Fiesta hay que respetarlos dentro y fuera de la plaza. Dentro del ruedo al animal que lo es todo, a un ser magnífico, que se crece al castigo, que no rehúye la pelea, pero que aúna en su espíritu la fiereza, la bravura y la nobleza. El torero, que se juega la vida a cada pase, pero al que hay que tratar con justicia, aplaudiendo en lo bueno y censurando en lo malo. Fuera de la plaza, al toro en el campo se le admira, pero no se le molesta y al torero se le puede admirar o no, pero se le deja vivir sin importunarle, ni mucho menos extender a la calle los trances ocurridos en la arena.

Durante años y años yo veía los toros con apuntador. Sentado allí a su lado podía ver como toda la plaza se volvía loca con un toro o un torero y él en voz baja y para que lo escuchara yo solo, me descubría la verdad. Luego, cuando las cosas salían como me había adelantado, se limitaba a mirarme y a guiñarme un ojo. Eso sí, cuando surgía el milagro la pregunta siempre era la misma “¿Te ha gustado?” Bien sabía él lo que me gustaba y lo que no, pues él había moldeado mi gusto y mi afición. A través de él vi torear a Domingo Ortega, a Pepe Luis, Manolo González, Pepín Martín Vázquez o hasta el mismísimo Manolete. Y también vi la tarde del homenaje a Rafael “El Gallo” y a los capotes de los peones llenos de puros para el maestro. Vi el enfado del Papa Negro con sus hijos al no dejarle salir al ruedo, como Curro se negó a matar un toro y luego salió a hombros al día siguiente o como Luis Miguel un día se proclamaba el número uno y otro le tiraban despojos envueltos en papel. Con él viví la marea humana que lo sacó de la plaza en volandas el día de rodaje de Tarde de Toros, contemplé en silencio como tentaba Arruza y disfruté de esto que llamamos Fiesta de los Toros. Jamás me empujó a esta afición, pero siempre me llevó de la mano y dejó que ésta me fuera invadiendo poco a poco.

Pues sí señores, nada es mío, todo son palabras de este señor que un día me sentó delante de él y me abrió los ojos para que viera lo difícil que era ser torero. Hace ya casi siete años que ya no va a los toros conmigo, aunque él sigue sentado allí en la grada junto a mi, igual que me dicta las entradas que publico en este blog y me dice al oído todo lo que toca al toro. En lo único que le hago menos caso es en la pintura, aunque cada vez que acababa un cuadro o un apunte, siempre aparecía el punto de vista del aficionado, que si la pata atrás, que si el toro tal o cual. Ahora ya todo el mundo conoce mi secreto, el que me reveló por años el señor Martín, mi padre y que me hace sentirme un privilegiado por haber tenido tal maestro. Pero también un tremendo cargo de conciencia por no ser capaz de transmitir todo ese saber. Perdón por haberme dedicado a mí esta entrada, pero ya digo, a veces uno es más tierno que el día de la madre y últimamente y en estas fechas, pues mucho más.

38 comentarios:

MARIN dijo...

Joder Enrique, creeme que es de lo mas bonito que te he visto escribir. A veces, ponerse así de ñoño viene bien. Por lo menos a este que te escribe y que a la misma vez que escribe mira un cuadro, que tambien me ha hecho otro Martin de mi padre y que hace tambien hace nueve meses ya que no me dice que "estas loco cada vez que coges la muleta en la mano".

Gracias a ese otro Martin, hoy tenemos a el Enrique que nos hace pasarnos a diario por torosgradas6 para aprender lo que es SENTIR EL TORO EN TODA SU EXTENSIÓN.

Como decimos por aqui abajo, OLE TU por dedicarte una entrada para ti en la que muchos nos sentimos reflejados. Hoy mas que nunca Enrique... UN ABRAZO ENORME.

GRACIAS.

Amparo Gomar dijo...

Uf, Enrique ¡Qué bonito! Si en la última entrada me hiciste sonreir, en la de hoy, me has hecho llorar. Llorar de emoción, porque yo no tuve a nadie que me llevara de la mano a los toros cuando era chica. Y te envidio sanamente, como envidio a todos aquellos a los que desde pequeños les inculcaron este amor por la Fiesta. Lo mio, si bien heredado de mi abuela, fue más tardío. Por eso me queda todavía tanto por aprender.
Claro que te mereces esa entrada para tí.
Un abrazo muy fuerte

Enrique Martín dijo...

Marín:
Quizás sea esa la única cosa que sea capaz de enseñar, cómo siento el toro; y ya ves, tampoco es propio, es aprendido de mi padre. Ese sí que se merecía muchos olés. Muchas gracias por entrar todos los días a esta grada y por tanta cosas que me han ayudado a eso que dices sentir el toro. Otro abrazo para ti

Enrique Martín dijo...

Amparo:
No pretendía yo hacer llorar, no me gusta, me gusta más lo de la risa, pero si esto te ha servido para sentirte bien por unos segundos, bienvenido sea. Viniendo de alguien con tanta sensibilidad, es un halago que me guardo para mí.
Un abrazo

Unknown dijo...

Enrique, ya te he dicho alguna vez que me gusta tu blog por la sabiduría que desprendes al escribir, pero más aún porque escribes con el corazón.
No hace falta que te diga que la entrada de hoy es de esas que se te quedan dentro, como suele ocurrir con las grandes faenas de los buenos toreros.
Vamos que como te dejes vamos todos para allá y te sacamos a hombros jeje.
Yo también tuve la suerte de tener a un abuelo que me llevó con él a los toros y gracias a él sigo con esa pasión.
Cómo anécdota te diré que mi padre no era aficionado al toro en la plaza y al convencerle para pintar temas taurinos este año se ha visto TODAS las corridas del Plus y los reportajes del campo, incluso "amenazándome" de que quiere ir a Castellón y le veo disfrutar cada día como yo hago con cualquier cosa que tenga que ver con el toro. Para que veas que aquí se da el caso inverso. Hijo-padre.
PD:Podría haber dicho a Pamplona, el cabrón!
UN ABRAZO BIEN FUERTE MAESTRO!

Enrique Martín dijo...

Iván:
Pues de maestro no tienes precio, porque los resultados del lápiz de tu padre son espectaculares. De tu abuelo seguro que guardarás muchas cosas, pero la herencia de la afición a los toros seguro que no la cambias por nada. Esos maestros son los que nos enseñaron mucho más que saber que es un toro berrendo. Y esas cosas no caben en un tratado de tauromaquia, eso o lo sacas de dentro o si no, no hay manera.
Un abrazo

J. Salamanca dijo...

Estas que te sales , vaya Pluma, joder que tio.

Juselín dijo...

Enrique:
Gracias...

Y un abrazo

Enrique Martín dijo...

Javier:
La pluma que no falte. Muchas gracias, pero tú sé que me entiendes y que sabes que esto sale de dentro.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Juselín:
Gracias a ti, siempre.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias Enrique, me has emocionado, la conjunción de un maestro y un alumno alrededor de esta afición da este maravilloso resultado todo ello aderezado por el cariño y el reconocimiento
Un abrazo
Pgmacias

Enrique Martín dijo...

Pgmacias:
Lo que más me satisface es saber que los buenos aficionados saben de que hablo.
Un abrazo

Kolkod dijo...

Enrique: es muy bonita esta entrada. Es el origen de la afición. Quién sabe si a mi me pasa lo mismo.

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Eso que haces "no se vale". Es una media lagartijera... (Y con abundante derrame... lagrimal)

Esos grandes señores, a los que el "establishment" político, educativo y cultural de hogaño, con seguridad calificaría de "pervertidores" o "corruptores" sí que nos cogen la mano para sacar adelante nuestros desvaríos, como hacían las maestras y maestros de las escuelas a las que tú y yo fuimos (porque entonces, aunque no se llamara así, la enseñanza era "personalizada") para que aprendiéramos a agarrar el lápiz o la pluma y a "escribir" como Dios manda...

A tí el tuyo te falta hace casi siete años, a mí hace casi seis... Pero, no dejo de recibir sus fundadas opiniones y regañinas cuando hace falta.

Un abrazo e insisto: ¡No se vale"...

Juan Medina dijo...

¿Cómo era aquella frase, Enrique? Lo visible es sólo una parte de lo real.
Pues eso, que sigue a tu lado y te acompaña a la grada del 6 y te inspira las entradas que luego nosotros disfrutamos.
Un abrazo para los dos.

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Muy muy bonito y muy sentido, todos tenemos unos orígenes y un porque en las cosas, y a sido muy emocionante como nos has mostrado tus sentimientos plasmados a través de esta entrada.
Solo me queda decirte que con aficionados como tu, la llama siempre estará viva en los aficionados y desde hace tiempo todos los que te leemos aprendemos algo de ti al estilo “TOROS GRADA SEIS”
Un abrazo.

Enrique Martín dijo...

Kolkod:
Te pasará si tú quieres, aunque el maestro no será tan bueno como el mío. Un beso hijo.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Tú sí que me entiendes, jejeje. Ya sé "que no se vale", pero hay veces que la añoranza es muy grande. Pido perdón por ello. Y por lo que veo, a ti también te sigue regañando. Eso será porque eres muy revoltoso.
Un abrazo muy fuerte y de nuevo perdón.

Enrique Martín dijo...

Juan:
Le daré tu abrazo. Hay que tenerle contento, porque como se quede en silencio, no sé que será de mi. Al final tendría que acabar hablando solo del Aleti, y la cosa no está para fiestas.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Que responsabilidad tan grande. Yo me atrevo, pero contando con la ayuda de todos los que mantienen el blog.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Ole, Enrique.

En mi caso fue mi abuelo y me lo enseñó más por el verbo que por los actos.

Nunca les estaremos lo suficientemente agradecidos por habernos metido en la sangre esta afición.

Aún así, siempre intento estar a su altura como aficionado.

Un abrazo. Luis Miguel.

lesaqueño dijo...

Muchisimas gracias Enrique por esa sensibilidad. Todas las cosas en la vida dependen de los maestros que se hayan tenido, de LA SENSIBILIDAD PARA TRANSMITIR Y QUE EL ALUMNO ASIMILE.
En mi caso para la mayoria de las cosas, fueron mis abuelos mis mejores maestros y en los toros en particular.
Mis padres no han sido muy de toros, a mi padre le gustaba mucho luis miguel, que podia con todo; a mi madre tambien, siempre me decia que era elegantisimo, pero las que armaba el cordobes siempre eran el espectaculo del año, que ni jesulin.
Siempre bordas las entradas Enrique, esta en particular.
Tienes que hablar un dia de LAS FUENTES DE LA AFICION y como se pueden poner y mejorar en la practica. Analizar y desmenuzar estas cuestiones es apasionante...y muy necesario en los tiempos en los que estamos.

Saludos y felices fiestas para todos, en especial para la gente del campo, y en particular para todos-todas los que cuidan a "mis bichines favoritos". Me encantaria poder dar-recibir unos mimos al igual que lo obtienes de una buena seter a los sementales y a las buenas madres, si se dejasen....y si supieran el cariño que les tengo....
Gracias, cuidaros

Enrique Martín dijo...

Luis Miguel:
Benditos abuelos que en muchos casos son los "culpables" de muchísimos aficionados. Incluso a un abuelo le tenemos que agradecer que podamos disfrutar de José Tomás.
Me parece magnífico el que quieras alcanzar a tu maestro. El que lo logres da igual, que seguro que sí, pero el intentarlo me parece una extraordinaria muestra de cariño.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Lesaqueño:
Veré si le puede meter mano al reto que me propones. No es fácil Quizás para eso tendría que ponerme en el lugar del maestro y no del alumno, lo que me resulta muy difícil hasta de planteármelo. Es una delicia poder hablar de los gustos de nuestros mayores, de sus debilidades y sus pasiones. Y otra vez, una vez más, los abuelos que enseñaban a los nietos lo que era el toro.
Me uno a tu felicitación para la gente del campo, que al final son los que tienen la llave de todo esto.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Te felicito por partida doble. Primero por haber aprovechado muy bien todo aquello que te enseñó el señor Martín. En segundo lugar, por traducir a la perfección, al idioma de las letras, el lenguaje de los sentimientos.

Más que merecido, en estas fechas tan señaladas, el homenaje a tu señor padre.

Como sé que a menudo hablas con él, transmítele mis saludos y dile que algún día, espero que lejano en el tiempo, veremos alguna corrida todos juntos porque allá, en el cielo del toreo, habitan muchas figuras que seguro nos van a deparar magníficas tardes de toros.

Un abrazo
J.Carlos

Gastón Ramírez dijo...

El tema es fundamental. Sin padres, abuelos, tios o padrinos que le abran a uno la puerta para habitar en el espléndido mundo del toro, es difícil hacerse buen aficionado. Ha escrito uno de los textos más bonitos, nostálgicos y verdaderos que he leído en mucho tiempo. ¡Gracias! ¡Enhorabuena!

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
No te preocupes, que yo me ocupo de las entradas de allá arriba, aunque haya que esperar muchos años. No pasa nada, nos esperarán viendo toros. Además me han dicho que allí todo es verdad porque el toro de mentira, los que engañan con el pico, los que hacen trampas y los golfetes, a esos los mandan al negociado de don Pedro Botero. Que no digo que allí se esté mal, quizás la calefacción demasiado fuerte.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Gastón:
Coincido con usted que esta afición tiene que ser descubierta y enseñada por un maestro que te guíe. Luego allá cada uno con las ganas y curiosidad que tenga para documentarse sobre otras cosas menos importantes que la esencia.
Un saludo

Manolo Troya dijo...

Gracias Enrique por volver a derramar el tarro de la esencia.
Mi padre me falta desde hace 9 años y no te puedes imaginar los recuerdos que has hecho revivir con este maravilloso escrito.

Gracias de Corazón.


Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Manolo:
Gracias a ti y enhorabuena por tener esos recuerdos que te lo mantiene vivo en tu corazón, aunque... cuánto se les echa de menos ¿verdad?
Un abrazo

Anónimo dijo...

Te puedes dedicar todas las entradas que quieras, reconozco que se me ha puesto un nudo en la garganta leyendo tu artículo, así que ni puedo ni quiero añadir nada más. Tan solo un apunte: creo que eres muy capaz de transmitir lo que te enseño. Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Isa:
Muchas gracias, aunque de momento intentaré aguantarme las ganas. No sé si soy capaz de transmitir nada, entonces cojo el camino de en medio y escribo lo que siento, así si me equivoco o no, es a conciencia.
Un abrazo

Unknown dijo...

Mil gracias, Enrique, por esta entrada. Es en esencia lo mismo que siento por mi padre, fallecido hace ya más de dos años, y cuya más valiosa herencia fue la de los toros. Suscribo cada uno de tus párrafos. Felices fiestas.

David Campos dijo...

Enrique:

Es que el buen aficionado está cortado por el mismo patrón. Padres, abuelos, tíos o el íntimo vecino, pero siempre hay alguien cercano dispuesto a dar la alternativa. Y ojalá que así siga siendo.

Un fuerte abrazo!!

Enrique Martín dijo...

Juan Carlos:
Esta es una herencia imborrable, el dinero se gasta, las casas se venden, las joyas se empeñan, pero esta afición puede ser traspasada a los que vienen detrás en perfecto estado, y eso solo se puede hacer con cariño, el que se tiene a los herederos y el que se tiene a esta Fiesta tan grande.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

David:
Que verdad tan grande y que maravillosa sorpresa supone encontrar a otros cortados por ese patrón. En el momento en que te das cuenta de ello, todo fluye más directa y cálidamente.
Un abrazo y creo que hoy no hay más comentarios posibles ¿no?

kaparra dijo...

Oiga,que bonito le ha salido el escrito y afortunado de uste que tubo de un grande del que aprender

Enrique Martín dijo...

Kaparra:
Muchas gracias por todo.
Un saludo