Cómo se enfadan los mansos al notar el palo |
La cosa empieza mal cuando hay que asumir que esos
animalejos, esos de los que don Victoriano del Río se siente tan orgulloso, hay
que llamarlos toros, que aunque desprecie a quien no se rinda a las pezuñas de
estas cucarachas con cuernos. Y como no tenía bastante con esto, pues también
se monta lo de los Toros de Cortés y así donde podíamos vender una corrida,
vendemos dos y donde no entraba una, ahora entra la otra. Todo muy propio de
aficionados que quieren a la Fiesta. El primero, gordo, derrengado de las
patas, recibió un puyazo trasero mientras corneaba el peto, se empeñaron en
ponerlo de lejos en la segunda vara, pero ¿cómo iba a ir? ni en broma (lo que
otros dirían que ni de coña) y acabaron metiéndolo debajo del caballo al
relance y en cuanto noto el hierro, pies para qué os quiero. Se dolió de las
banderillas y casi mientras el matador brindaba se lastimó la mano izquierda,
que casi no podía ni posar. Afortunadamente se tomó la acertada decisión de
tomar la espada y concluir con su sufrimiento innecesario. El segundo, un
novillo largo, fue al caballo sin que nadie lo fijara, para simular un puyazo
trasero tapándole la salida. El segundo encuentro tuvo el prólogo de que el
matador poco menos que lo dejaba tirado donde pillara. El animal no quería ni
ver esa mole, hasta que al final lo meten desde dentro, La puya yo creo que ni
le arañó, pero para el matador y el usía, don Manuel Muñoz Infante, nombre para
recordar como el impulsor de la vergüenza en la plaza de Madrid en la tarde del
24 de mayo, lo contaron como una vara. El angelito manso se dolió de las banderillas,
mientras esperaba a los señores que tenían que prender los palos. En la muleta
iba y venía con muy poquitas ganas, pero como allí ni le hacían pupa, ni tan
siquiera le hacían retorcerse para buscar el trapo, todo iba bien. Y, ¿creen
que quizá al tercero se le puso bien en suerte y se le picó bien? Pues si piensan
que sí, son tan ilusos cómo todos los que lo pedíamos en la plaza. Eso ya no es
moderno y si se te ocurre pedirlo o que se pique al toro, estás a un segundo de
que te lleve la autoridad. Resumiendo, a este ejemplar de don Victoriano se le
puso innumerables veces, de cerca, claro, por toda la plaza y la reacción fue
notar el hierro y salir rebrincado escapando y acordándose de la señora madre
del tío del gorro de ala ancha. Era un firme candidato a las viudas, pero el
futuro beato de los torillos, el señor Muñoz Infante, no quería manchar el
nombre del ganadero, ya lo manchaba él solito con mucho arte. Hubo de ser
pareado cerca de toriles, entre arreón y arreón, y haciendo hilo. En la muleta
más o menos iba, una vez aquí, otra allí, haciendo uso de todo el ruedo
venteño. Pues lo mejor de todo fue que en el arrastre, los sabios isidros que
poblaban los tendidos le brindaron una ovación. ¿Qué les parece? Lo del cuarto
fue otro caso de mansedumbre, pero con estilo propio, que es lo que tienen
estos seres, que tienen su carácter. Dos veces visitó al penco y el señor
cuidadoso de arriba, ese que apoya el palo en el lomo y procura no moverlo, no
vaya a ser que se arañe la piel del toro. Dos varas traseras, el animalito
topaba, se repuchaba y seguía, sería para tomar aire, porque fuerzas… En
banderillas esperaba y hacía hilo con los toreros, que tienen además que
agradecer la buena lidia de Javier Ambel, midiendo mucho la cantidad de
capotazos que le daba, intentando que fueran los menos posibles. Qué cosas, tanta
mentira, tanta basura y en mitad de todo eso se encuentra un torero. Un torero
que le dejó al maestro la pieza preparada para que desplegara todo su
repertorio. El quinto, también pasado de kilos y cortito, echaba la cara arriba
en el caballo, queriéndose quitar el palo a base de cabecear en el peto. Empezó
defendiéndose en la muleta, exigiendo una mano firme que le dijera quién
mandaba allí y al no hallarla se fue adueñando de la situación, revolviéndose y
obligando al espada a recolocarse constantemente. El sexto, otro de la raza de
bovino cortito, para no tener que alargar los pases, imagino yo, se arrancó
bien al caballo, derribando y poniendo en apuros al jinete. En la segunda se
fue a buscar el peto con prontitud, bien parado y picado en su sitio por Miguel
Ángel Muñoz, que evitó masacrarle y cerrarle la salida. Lo ordinario se
convierte en extraordinario. El de don Victoriano cumplió en el caballo y
apretó por el pitón derecho en banderillas. Desafortunadamente corneó y de
gravedad a Valentín Luján, el toro estaba demasiado cerrado en tablas y al
acercarse el torero se ha defendido y es entonces cuando ha echado mano al
banderillero. Cómo en el anterior, necesitaba que le toreasen, no que le
abanicaran con un trapo rojo para quitarle las moscas. Otra cosa habría sido si
le hubieran dominado y pasado con temple y mando, pero como eso no está en
boga, pues pasa lo que pasa.
Para hablar de los toreros podría asumir la postura del
transeúnte taurino, ese que va tan a menudo a los toros, que al menos va dos
veces al año, lo que le hace convertirse en un profundo conocedor de la
tauromaquia, especialmente si toma en cuenta las opiniones y entusiasmos de los
locutores de televisión. Que también son muchos los que casi sólo alimentan su
afición con las retransmisiones, pero los comentarios son un sufrimiento que
deben padecer, si es que quieren poder ver toros. Los primeros pensarían que
qué mala suerte tienen estos chicos con estos toros, que así no hay manera. Y
menos mal que han estado dispuestos y han triunfado. La otra vertiente es la
del que está harto de que al tiempo que aparecen estos señores, aparece este
ganado, y así año tras año, desde hace mucho tiempo.
Monsieur Castelá quedó inédito en su primero, pero ya en el
cuarto sí que pudo explayarse y cascarnos su repertorio de toreo provinciano,
de mal gusto tosco y desustanciado. Pases por delante y por detrás a pies
juntos, derechazos y naturales con la muleta atravesada, tanto que casi resulta
cogido al meterse el toro entre trapo y torero. Retorcimiento y medios pases,
un invertido completo que ha sublevado el gallinero, cambios de mano sin orden
ni concierto, un martinete sin ninguna delicadeza. Pero los isidros no se lo
podían creer, cuanta felicidad para después de la merienda. Estocada entera muy
trasera, un aviso, un descabello y una orejita. Una oreja de esas que dicen de
peso, pero que más bien parecía de gomaespuma. Ese peso es el que hace que la
plaza de Madrid se parezca cada vez más a un circo.
El segundo era el Niño Manzanares, que porte, que elegancia,
que compostura o componendas, que ineptitud, que poca afición y cuanta
desinhibición de todo aquello que no sea dar pases a un mulo que va y viene.
Seis tandas le conté en su primer Victoriano y ni un pase que no fuera entre
disloques dorsales, pico, pases muy apartados, pierna contraria escondida y
toda clase de ventajas que tanto se aplauden hoy. Un ayudados para cerrar al
animal, siempre echándolo para afuera, más una entera muy trasera recibiendo,
que fue la guinda que faltaba a estas rosquillas del santo rancias y duras,
pero que le valieron dos orejas; al menos ya teníamos cena, oreja al
provinciano en salsa de “Joer que torpeza y mal gusto”. Al quinto lo recibió
con verónicas a medias, que no es lo mismo que medias verónicas. Con la muleta
no fue capaz de superar ni un mal gesto del Victoriano, no sé si sabrá o no
realizarlo, pero la sensación fue que no, eso no es moderno, eso quedaba para
los desgraciados que tienen que bailar con la más fea.
Alejandro Talavante dio la verdadera y real dimensión de lo
que es como torero, una nulidad con el capote, junte los pies o abra el compás,
algo que realiza sin justificación alguna. Siempre descolocado durante la
lidia, sin tener el más mínimo cuidado. No sabe por donde se anda durante la
lidia y en un periquete se le monta un pitote de altura, como el de la suerte
de varas del primero, que además se quedó sin picar. Inicio por alto, pases con
pico, cuando el toro empezaba a venirse arriba, no puede con él, pero sí que le
enjareta una larga colección de pases llevándolo por fuera, carreras para cazar
naturales, bernadinas zarrapastrosas y lo mejor del torero en lo que va de
feria, un estoconazo increíble, en el sitio y hasta la mano. Podría haber
ganado en belleza si a lo mejor hubiera marcado más los tiempos, pero aún así
es un espadazo digno de halago.
En el sexto deambuló, pegó trallazos, mucho trapazo
mentiroso, muchas carreras para recuperar el sitio dejando claro que es un
señor que se viste de luces que no sabe qué es torear, en que consiste y que
hace prevalecer la cantidad a la calidad y eficacia.
Una tarde más para la indignidad, una tarde más en la que
los dueños de todo han sido los tres que han elegido esta corrida de borregas y
esa tropa de isidros que quieren imponer a una plaza los gustos de la de su
pueblo, hasta que consigan que Madrid sea una plaza como tantas, provinciana y
que aplaude lo que nadie entiende. Y luego dicen que no loes gusta venir aquí.
Si hasta tienen el chivo expiatorio del 7, a los que no hay que hacer caso, no vaya
a ser que hagan recuperar el gusto por
el toro a esta panda, que es eso, una panda, con su bocata, cubata y puro de
metro y medio de largo, mandando callar a todo aquel que opina diferente y que
no distinguen un burro de una tableta de chocolate. En cambio, para otros, esta
mentira se hace insoportable
7 comentarios:
¿Cómo recuperar la grandeza de esta fiesta? ¿Cómo ganarle batalla a 20 mil antitaurinos en plaza? Siempre he pensado que para armar la bronca basta 100 aficionados que de verdad defiendan la integridad de la fiesta. Y Madrid seguro que los tiene. 100 gritones llegan más que 20mil claveleros. Porque los claveleros son tan mal aficionados que ni saben lo que es una bronca. Hay que reventar, reventar y reventar. No queda otra, sino la fiesta desaparece. Y el buen aficionado tiene que comerse las broncas. Ya se han perdido muchas plazas, si se pierde Madrid se pierde todo. En Francia queda un buen reducto aficionado, pero que poco caso se le hace.
Saludos de un aficionado limeño, aquí estamos mucho peor, y encima tenemos que soportar a los de Canal+.
Gustavo Ortiz.
Este cabron si no le gustan los toros que se vaya a otra parte
hola Enrique,lo primero ánimo,a ver si con estos "shows" te va salir una úlcera del cabreo,parece que va haber que empezar a gastarse el dinero en otras ferias,véase Azpeitia o en Francia(no todas),que apuestan por la variedad,y dejar esta pantomima,y esperaté,que ya veras la del "el arte y la cultura",eso será "el síndrome del desoreje".Esto no hay por dónde cojerlo,habrá que tomarse un ansiolítico antes de entrar a la plaza y hacer la crónica viendo la opinión de los grandes columnistas de Aplausos,y perdón por dar pistas y no nombres,y,respecto a las corridas que estoy viendo por C+, mejor no hablar de la parejita, aquí todo vale,nadie dice nada y encima es lo que tengo que ir defendiendo cual Quijote por este mundo de antitauromacos y protauromafia,que aplauden a los bebes de los "capos" que pueblan el callejón,que manejan a sus anchas los hilos del Show de Truman 2.0, la gran mentira,y... ahora los giris con traductores simultáneos que cuentan lo que ocurre en la corrida,pero,que les contarán? quién les pondrá el guión?, el círculo se va completando,y lo peor que,o nos quedamos encerrados dentro,o pegamos un brinco y nos salimos de él,y otro asiento vacío y ocupado por un tifossi,hooligan o fan de la figura de turno,en vivo y en directo,con ustedes... bullfighter show,with the spanish toreadores in the The Ventas Arena Palace. Y no me equivoco mucho, como hagan Eurovegas,esto tiene pinta de convertirse en algo así, piensalo,que encaja todo, socorro!!!
y,por qué no nos detenemos a pensar en la forma de torear y lidiar, cuadrillas incluidas,que hay ahora? Que parte de culpa tienen las escuelas taurinas,que cojones les enseñan a estos chavales? Pero les han puesto un vídeo de "el Viti", Antoñete o Julio Robles?, tampoco digo que los imiten,pero si que se comparen con ellos,joder,a ver en que se parecen,que pena,un saludo Enrique,espero que la lucha nos sea placentera,y no acabemos con una úlcera.
Gustavo:
No sé si en Madrid quedan 100 aficionados, seguro que sí, pero lo que sí te digo es que no hay 100 que protesten de verdad, así de triste es, se quejan en el bar, a la salida, pero allí dentro no. Eso quizá se lo tendría que replantear más de uno.
Un abrazo y seguiremos
Anónimo:
Y siento no poder llamarle por su nombre, igual que usted lo puede hacer si gusta, con este "cabrón", pero sí que me gustan los toros, y mucho, por eso precisamente no me hacen ninguna gracia esta panda de tramposos y mentirosos, que nos quieren hacer creer que eso que hacen es la Fiesta de los toros y siempre hay ingenuos que se lo creen. Igual es porque no saben lo que realmente es la Fiesta de los Toros.
Un cordial y afectuoso saludo de un "cabrón" a un... ¿Quién es usted, porque Anónimo no me suena a nombre de persona?
Cárdeno:
Pues mira, de momento ahí lo vamos llevando y dejando que abusen de uno. Mi mal, como el de muchísima gente, es que esto me gusta mucho y encima soy cabezota y no me resigno a quedarme en casa. Hay que mucho que aguantar te pongas donde te pongas, lo del ruedo, lo de los que se sientan a tu lado, lo de los locutores y la tele, lo de la prensa, las radios, el pesado del bar. Son muchos los frentes, pero creo que no te descubro nada de nada. esto sólo lo compensa cuando sale el toro de verdad y si encima hay un torero, pues ¿para qué más? Pero esa es la dosis de veneno que nos hará aguantar otra temporadita más en esto.
Un abrazo
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