No siempre los ayudados acaban viendo pasar al toro, y si no, que le pregunten a López Simón |
Lástima que San Isidro no sea en marzo o en abril, porque si
la corrida de hoy se hubiera celebrado en esos meses, con el agua caída de
habría suspendido sine die. Será porque en esos meses la lluvia es diferente
que en mayo, porque no creo que sea porque ahora tienen casi todo el papel
vendido. Ha caído agua como para que se bañara Falete, pero no nos pongamos
espléndidos, que tampoco es para tanto, además, el agua es fuente de vida,
germen de la tierra y una excusa barata para justificar fracasos ¿no?
Será por el agua, será por el viento, por lo que lo del
Puerto de San Lorenzo ha salido flojo, manso, desigual de presencia, que
parecían de cualquier otra ganadería, menos de la que se anunciaba. Maldita
lluvia. Ésta ha sido culpable de que el primero no haya sido picado en ninguno
de sus encuentros y de que se fuera del caballo al grito de ¡antitaurino el
último! Pero anda que no apretó en banderillas, unos arreones que había que
andar espabilado para que no te arrollara. Eso fue lo que hizo cuando iba a
tomar el primer muletazo, iba como una bala y en el último instante pegó un
volantazo y se llevó por delante al torero violentísimamente. Después vinieron
las coladas, las no embestidas, que más parecían el ataque del carnero cuando
topa. El segundo, que salió que parecía que se iba a comer el mundo, lidiador
incluido, se fue suelto al caballo, aunque no por demérito suyo. Le taparon la
salida y evidenció una flojera desesperante. Al segundo encuentro no sé si le
llegó a rozar la puya, habría que consultar la “cámara superlenta”, esa que
mide la velocidad en que la gota de sudor resbala por la nariz, pero que no
recoge las trampas de los señores matadores. Pobre animalito, lo que le costaba
aguantarse en pie, y encima lo que le picaban los palos en los lomos. El
tercero parecía la cabra de la legión, por la presencia y por la forma de
tambalearse, ¿qué les darán a fumar a los toros? Me gustaría contarles su
comportamiento en varas, pero… no tengo datos, no le picaron. Se apoyaba de
lado en el peto y en el siguiente viaje le habría bastado una tirita para curar
la herida de la puya. El cuarto fue… como los demás, corretón de salida,
corneando el peto y a escapar. Picotazo y a aguantar la muleta. El mérito del
quinto fue provocar un tremendo caos entre los de luces, pareciendo aquello más
el Carnaval del Toro, con los capas queriendo robar muletazos al toro. No
quería ir al caballo ni empujándolo, por muy cerca que se le colocara. Eso sí,
para irse de allí abajo no había que decirle nada. Pero seguro que eso era por
la tromba de agua que estaba cayendo, porque ya se sabe, lloviendo no tienes
ganas ni de empujar en el caballo, ni de seguir la muleta, ni de nada, por lo
menos eso es lo que me pasa a mí, que no estoy para nadie. El último siguió la
línea de los demás, en el caballo echó la cara arriba, simplemente se dejó,
pero se marchó suelto, como en la segunda escapando de allí. Tan harto estaba,
que en esta ocasión hasta coceaba a lo que dejaba atrás. Corretón en
banderillas, violento en la muleta, topando y sin embestir, no paro quieto
hasta que no acabó en la puerta de toriles. Estaba allí como en su casa, no le
importaba ni que el buñolero, torilero, chulo de toriles de la plaza de Madrid,
que no exclusivo de Las Ventas, vaya vestido de luces, ni tan siquiera el de
las barbas. Que manía, por qué no irán vestidos con chándal y zapatos, con lo
elegante y torero que es eso.
Hay que ver lo que se ha alargado uno para contar las
evoluciones de unos mansos sobre la arena. Pero si empezamos con lo de los de
luces, de todo hubo. Una figurita, que cada vez es más pequeña y se aleja más y
más de lo que fue y del recuerdo de lo que hizo en su día en este mismo ruedo.
Qué tristeza provoca ver a El Cid por allí, dando la sensación de que se ve
incapaz y que ruega a sus peones que se lo lidien, corten en filetes finos, se
lo pasen por la plancha, muy pasadito, pero ni así, cualquier animal, sea como
sea, se le hace bola y no lo puede tragar. Se le vio desbordado de salida en su
primero, el inválido que no querían que fuera de vuelta a los corrales de
ninguna manera y como prueba esas prisas de El Boni, que no había cogido el par
de manos del Ayuda y ya las estaba clavando, no fuera a ser que el usía hiciera
caso al público. Luego vinieron pases para justificarse y mala cosa si este es
el objeto primario de un matador de toros, justificarse; dice mucho. En su
segundo se sintió más “cómodo”, naturales muy apartados, culo fuera, brazo
estirado, pico, barullo y la gente queriendo ver el renacer del torero. Ventajista,
toreando desde el patio de caballos y sin esa frescura que tantas alegrías le
dieron.
El figurón de Daniel Luque sigue sin encontrar esos toros
que le convertirían en figura. Y no será porque no ha matado corridas, pero no
sé si la cosa es al revés, que hay toros que buscan un torero para hacerle
figura, pero él no se da por aludido. Al primero le recogió por verónicas
mientras el del Puerto se tambaleaba. Luego un quite por chicuelinas entre
latigueras y apartándose. Más trallazos con la muleta, carreras, trallazos,
carreras, series de veleta, dando vueltas y más vueltas. ¡Párate ya! Un poco de
sosiego señor. Para que encima el inválido se vaya haciendo con la situación.
Lo mismo en el quinto, aliñado con mucha sosería. Habrá que esperar otro día y
si además practica para matar arriba, mejor, y así nos evitamos las estocadas
traserísimas o desprendidas.
Y por último, López Simón, el confirmante que demostró que
quiere ser torero. Llegó cómo se pide que vengan los jóvenes a Madrid,
novilleros o toricantanos, con muchas carencias, pero con una voluntad de
hierro. Con el capote ya se le vio que no estaba por estar, intentó hacer las
cosas bien desde el principio y nada evitaría cumplir este propósito. Ni ese
tremendo tantarantán que recibió antes de dar el primer muletazo. Fue como si
un tranvía cambiara de vía repentinamente y embistiera a un señor esperando en
la parada. Pero el chaval se levantó y acto seguido se fue a los medios de
rodillas. Que no es que sea lo que más le guste a un servidor, pero tengo que
reconocer que consiguió torear. Siempre intentó ponerse de verdad, luego los
mansos y el viento pusieron de su parte y hubo mucho enganchón y muchos
garabatos en la faena, pero la intención era clara, hacer las cosas como se
debe. Las coladas eran gajes del oficio, la violenta embestida también, él
quería hacerse torero. No le arredraba el tener que ir a toriles a por su
segundo, si era allí dónde tenía que ser. Por un momento hasta pareció dar la
sensación de que lo iba encauzando, pero aquel animal no tenía remedio.
Manoletinas con los pies clavados y a matar. ¡Ay la espada! Eso hay que
remediarlo de inmediato, porque con ella se ven los matadores de toros. Pero
bueno, al final al menos probamos un plato que nos dejó buen sabor de boca.
Habrá que medir bien las cantidades de los ingredientes, la sal, el tiempo de
cocción y esos detalles que se afinan entre los pucheros. Una tarde en la que
se puede resumir lo sucedido en que vimos una figurita, un figurón y la voluntad
de López Simón
2 comentarios:
Enrique;
Ayer hablando de fútbol por teléfono, recuerda qué te comentada qué últimamente veo más emoción y juego en los partidos de segunda qué de primera.
Ahora mismo, lo qué se juega en la capital aburre y deprime, y realizar un programa con tan poco contenido y siempre hablando de sota, caballo y rey aburre, por eso mismo, cómo aburre lo qué se juega en la capital, estoy dándole cabida a nuevos orizontes y nuevas caras, para no caer en la monotonía, y así de paso ser diferentes.
Ahora en tú blog te invito el día 26 del presente mes, a la novillada de Illescas donde debutan con picadores los 3 novilleros qué torearon en Albacete la final del certamen Soy Noviller@ con Filiberto Martínez, Álvaro Lorenzo y Ángel Olmo.
Un abrazo
Ayer me sorprendió Madrid Enrique, al aplaudir y reconocer la labor de Lopez Simón ayer. La verdad es que al chaval no se le puede pedir que esté como el mismísimo Domingo Ortega, y como es normal se le olvidó tocar al toro en los estatuarios y el "negrillo" que lo vio y se lo llevo por delante. Es normal en novatos y eso del toque le ha pasao a to kiski.
Eso si, después de un volteretón así no es fácil irse a los medios como se fue el chaval y estar como estuvo.
Un saludo.
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