viernes, 10 de mayo de 2013

Vaya… la que se avecina

Urdiales nos recuerda el toreo de siempre



Parece que hemos estado diez años exiliados en la Argentina, que al cabo del tiempo hemos vuelto y todo está tal y como lo dejamos, el sillón roto sigue roto, los cacharros del desayuno de hace diez años siguen en el fregadero, los libros descolocados, la cama a medio hacer, los cuadros torcidos, todo está cómo entonces. Y tras años de ausencia piensas, ¡vaya… la que se avecina! Porque claro, no vas a dejar todo manga por hombro. Pues lo mismo pasa con esto de los Toros y en especial con la feria de San Isidro. Hace once meses nos despedíamos de los compañeros de localidad y les deseábamos un buen verano. Esperábamos que todo el desaguisado de la feria acabara arreglándose y deseando que de una vez todo empezara a mejorar, el toro, los toreros, la afición, la prensa y hasta lo de aparcar. Pues bien, todo está igual, pero con un año de por medio.

Si nos paramos a pensar en lo hecho por la terna de Urdiales, Leandro y Morenito de Aranda y en el juego de los de José Luis Pereda, no cabe otro pensamiento que “¡Vaya… la que se avecina!” Con el presidente mayorista que no limpia pescado, el concejal vicepresidente y el conserje con hablar raro, pero en versión taurinos. Don Manuel no limpia pescado tampoco, pero sí cercados, llevándose todos los desperdicios que no quiere nadie; don Casas deseando convertirse en el supremo Napoleón de Madrid y a lo más que llega es a montar una barraca tabernera junto a la plaza; y el conserje, que mientras hace sus chanchullos por las dehesas patrias, comprando la seda cuando todavía no hay ni gusanos, para ver si así sale más barata la seda.

Después de los saludos y reencuentros con la familia con la que se comparte el mes de mayo, quién más y quien menos estaba dispuesto para que se le viniera encima el chaparrón de San Isidro. Un cartel que ya podía ser todo lo atractivo que quisiéramos, que los de Pereda lo echaban abajo de dos patadas. Muy en Núñez estos de Pereda, cada uno de su padre y de su madre, que si en algo recordaban so origen era en la forma de los pitones y en la salida fría, que en algunos les duró toda la lidia. Un primero grandullón, que simplemente se dejó picar, escarbando y que en banderillas cortaba que era una delicia, punteando la muleta, pero que se apagó enseguida y se defendía echando la cara arriba. El segundo, una cosa rara y fea, que perdía las manos con solo tropezarse con las brisas del Manzanares. No puedo decir si derribó en la primera vara o si fue el penco que se acostó solito. La cosa es que el picador no atinó con el palo y acabó en la arena. En la segunda vara se vengó más que de sobra de semejante afrenta. Agotado en banderillas, en cuanto pudo se escapó buscando la puerta de salida, hasta acabar sus días queriendo tumbarse próximo a toriles. El tercero, con unas puntas espeluznantes, para más INRI tenía la fea costumbre de entrar punteando las telas. Sin empujar en el caballo, sí es verdad que recibió lo suyo. El flojo cuarto casi derriba al caballo, con un molesto cabeceo. Escapó del peto de tanda y se fue al que hacía la puerta, donde continuó con los cabezazos, lo mismo que en la segunda vara. Hubo un momento en que parecía que iba a meter la cara, peo solo fue una ilusión. El grandullón que hizo no se sabe si tenía peor la pata derecha o la izquierda, se las dejaba atrás, se le encogían. Mal lidiado, salió suelto del caballo, para acabar viendo al torero dar vueltas a su alrededor queriendo adivinar si aquello tenía pases o no. Y salió el último zambombo, que ni correr podía con esas grasas que le rebosaban. Lo más espectacular fue verle irse de un extremo a otro de la plaza buscando al caballo, al que derribó en colaboración con un monosabio, aunque no vayan a ser malpensados y se lo achaquen a la bravura del Pereda, que de esto no tenía ni gota. Un mulo con peligro, tirando arreones, especialmente por el lado izquierdo, revolviéndose muy rápido, para acabar echando la cara al cielo en cada pase.

Pero también hubo tres toreros por allí, Diego Urdiales, al que se le sigue esperando, y habrá que continuar en esta espera. Frío como el ganado, alargando demasiado las faenas, quizá queriendo regalar algún pase suelto, pero cuando no hay toro, quizá lo más sensato se abreviar con la espada. Resultaron atractivos unos doblones por bajo para cuadrar al primero, con cierto temple y gusto. En su segundo, por un instante parecía que aquello podía subir en intensidad. Un redondo, luego otro mejor y cuando tenía que aguantar una tercera embestida decidió recolocarse y ahí terminó todo. Leandro Marcos, de Valladolid anda por este mundo de los toros con el sello de artista y torero de gusto. No diré yo que no, pero se toma tantas ventajas y precauciones, que hace difícil el entusiasmarse con su toreo. En su primer Pereda se hartó de pegar banderazos, o nos hartamos los que lo estábamos viendo, pero en el quinto, ni eso. Mucha postura, buen porte, pero nada de toreo. De lo de entrar a matar casi es mejor no hablar, aunque no le vendría nada mal un curso a distancia de CCC, “Tu Futuro está en la espada”. Pero que no tenga pena, que tal y como está la empresa de Madrid, igual le dan alguna sustitución, porque lo estar siempre mal colocado ya es lo habitual en este y en todo el escalafón de neotoreros. Y cerraba Morenito de Aranda, acelerado, retorcido, pero sin saber solventar lo que tenía delante. Demasiado desajuste con sus toros y excesivos trapazos para acabar sin conseguir nada del señor presidente. Pero nada, esto no ha hecho más que empezar. Vaya… la que se avecina.

14 comentarios:

franmmartin dijo...

Las lidias,¡esas lidias! que tanta importancia tienen en el comportamiento de los toros.

Cincinato dijo...

Menudo aburrimiento de corrida.

¿Estaré perdiendo afición? Lo cierto es que me senté con ilusión ante la TV y acabé distrayéndome con una mosca y con ganas de que acabara.

Tuvo que ser duro verla en la plaza.

Difícil de explicar a un neófito que haya gente que pague por ver esto.

Una mansada de toros, vale. Pero mal los toreros también.

Me decepcionó especialmente Urdiales. Le ví sin sitio y sin ideas. Como bien dices, Enrique, hubo un momento en su segundo que cuando parecía que se podía intentar que aquello rompiera ... él mismo se apartó. Lancé un improperio en casa que sorprendió a una de mis hijas, que se había animado y llegó a ver media corrida conmigo. Ni que decir tiene que ahora hay menos posibilidades de que vea la siguiente.

Lo de Leandro con la espada es para hacérselo mirar. Ya le dura demasiado. No es matador de toros. Y siento decirlo, porque le he visto cuajar alguna buena faena (sin matar los toros, claro)

A ver si hay suerte y a pesar de este mal comienzo podéis disfrutar de algunas buenas corridas.

Pero la cosa está muy mal. Me atengo a lo que ya comenté hace una año: toros y toreros pueden estar mejor o peor. Pero antes, en Madrid y algún otro sitio, al menos se veía una especial voluntad de intentar hacer bien las cosas. Y ahora, incluso en Madrid, días como ayer yo creo apreciar una desgana en la lidia que no me dice nada bueno sobre la actitud de los coletudos.

Pero lo dicho: que tengas suerte en el ciclo isidril, Enrique. Y en la final de copa también, por cierto.

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:

Qué la virgen de Lourdes te arme de paciencia.....
Un abrazo

Xavier González Fisher dijo...

Don Enrique: Reza un dicho popular: "por las vísperas se conoce al santo...", y creo que lo de ayer cabe perfectamente en el refrán, porque de alguna manera inició el trazado de lo que será la línea de los sucesos de esta Feria de San Isidro.

Coincido con Cincinato en el hecho de que "el esperado" Diego Urdiales se vio sin fijeza de ideas, lo que le llevó a la frialdad... y sigue sin dar palo ante "la cátedra". Al parecer le queda una fecha. Ojalá se sacuda el pánico escénico y de una vez demuestre lo buen torero (dije "torero", no "pegapases") que es.

Y por lo demás. No me entra en la cabeza que se conciba siempre a la faena como una sucesión de pases con la derecha y con la zurda. Cada toro tiene su lidia (a veces meramente de aliño) y el pretender hacerlo al contrario de lo que el toro requiere, acaba por aburrir al personal y demeritar a los toreros y a la Fiesta.

Expreso esto con las limitaciones lógicas que genera el haber visto por televisión el festejo, pero razones de distancia y de tiempo me impiden estar en Las Ventas para atestiguarlo en persona.

Enhorabuena por el comentario y mi más sentido pésame por el calvario que inició Vuecencia ayer...

Unknown dijo...

Poco que añadir a tu acertada entrada, Enrique, incluso a los brillantes comentarios que dignifican este blog, pero, desde mi posición de "sufrida televidente", traslado una sensible decepción con D. Urdiales, quien, a pesar de vérselas con el peor lote (de entre todo lo malo de la tarde) careció de mando y anduvo muy poco resolutivo, espero por el bien de todos los que amamos la pureza, y por lo bueno que hemos visto en el, regrese sobre sus fueros y nos haga reconciliarnos con la verdad del toreo. Creo que, los espadas deben estar por encima de sus oponentes, y de Urdiales lo espero de veras.
Remarcar igualmente, el segundo par de banderillas de Aranda, aún con un auto-bombo demasiado evidente, la humildad se agradece tanto...
El ciclo es largo, cierto, y parece que los señores Taurodelta ("de las aguas mansas") entienden por cambio únicamente la sustitución del árbol del paraíso, en el patio de arrastre por un olivo, que no está mal, porque de la nueva estatua, mejor no hablar...
Suerte y al Toro, Maestro!.

MARIN dijo...

Vaya regalo de corrida Enrique, aunque la cosa tampoco está para pedir mucho donde escoger. La lidia muy mala. Momentos en que había muchísimos capotes en plaza (y eso que en la tele no tenemos la misma perspectiva que vosotros en plaza).

Urdiales necesita un toro con mas poder, porque es torero poderoso. Ya sabes que a mi Leandro en Sevilla me acabó de desilusionar, y sinceramente Morenito me gustó. No es que me entusiasmara como para ser el triunfador de San Isidro, pero creo que lo que tuvo delante tuvo mucha guasa y estuvo dispuesto, que es lo primero que se le debe pedir a un torero.

Un abrazo y que Dios te coja confesao.

Anónimo dijo...

¡Cuánto me alegro no haber asistido a este esperpento!
Y es que cada vez más me queda la sensación de que un día no voy a la plaza y no me pierdo nada.

He tenido la suerte de ver por televisión el fenomenal par de Luis Carlos Aranda, que viene a refrendar la gran torería que atesora después de repetir lo que hizo en la feria de la Comunidad con los nuñez de los Lozano.

Un saludo y sólo te deseo que no te aburras ni la mitad de lo que me he aburrido hoy.
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

Franmartin:
Pero seguimos pensando que lidia es una chica mona del 2º B. No se cuida nada, ni colocación, ni ejecución de las suertes. Y eso también es porque este toro bobo lo permite, porque no castiga los errores, se traga todo.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Cincinato:
Que buena visita. Ójala se cumplan tus deseos para esa final. Sobre lo taurino, tienes toda la razón en que se viene a Madrid como si no pasara nada. Unos porque no van a perder contratos por arriesgar un poquito más y los otros, pues igual piensan que ya habrá más oportunidades. Y no se dan cuenta de que a lo mejor en el futuro todo puede que empeore.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Pues sí, porque como me dé fuerza, les quemo el chiringuito.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Lo verás por la tele o por donde sea, pero hablas desde la lógica, que desafortunadamente no coincide con la realidad. Pero creo que en estos casos no hay que adaptarse a esa realidad, no cabe juzgar los pases uno por uno, como si fuera un control de calidad de coches. Hay que llevar todo a esa lógica, a ver al toro, qué pide y cómo se le da. Igual somos unos ilusos, unos idealistas, pero tenemos que volver a la lógica. Aunque por un tiempo pasemos como individuos que necesitan de pastillitas azules.
Sobre Urdiales, pues poco más hay que decir. pero a veces parece tan aburrido de estrellarse contra esos mulos, como lo empieza a estar la gente.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Gloria:
Urdiales estuvo tan aburrido como lo estaba el público. No sé si podría haber ejercido más mando y dominio sobre aquellos burros. Lo que quizá sí que podía haber hecho es abreviar y coger la espada mucho antes.
Luis Carlos Aranda siempre derrocha torería, pero también es verdad que la gente le viene entregada desde casa. Aunque su segundo par nada tiene que ver con los otros dos que hicieron desmonterarse a un torero por clavar a toro pasado. Seguiremos en el tajo.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Dios nos tiene que coger con los siete Sacramentos recibidos, incluidos el matrimonio y sacerdocio, los dos a la vez. Leandro se descubrió solo, pinturero, pero sin perspectiva. Morenito sabe torear,pero con estos mimbres, poca cosa. Y Urdiales, pues aburrido. Como me pasa siempre con él, deseo que le salga un toro malo, pero con fuerzas y picante, para ver a ese león como tira de torería y lo deja como un guante. Pero nada, seguiremos.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Que mala cosa es esa, el que no puedas ir y el que te alegres y no eches de menos la tarde en la plaza, pero así es, no hay más, es a lo que nos han llevado estos "profesionales del toro".
Pero bueno, intentaremos seguir y compartiremos aburrimiento muchas tardes.
Un abrazo