Curro Díaz nada tiene que ver con el maestro Ortega, pero al menos demostró que tiene personalidad |
Qué maravilla es la modernidad, todo son facilidades,
comodidades para el ciudadano y ya, hasta las situaciones más desagradables son
tan solo unos trámites sencillos y rápidos que no nos impiden seguir con la
cotidianeidad de nuestra vida. Perdonen este paréntesis, aunque seguro que
muchos de ustedes ya conozcan esta novedad o quizá no necesiten saber de ella
porque gozan de un puesto de trabajo con futuro, pero no todo el mundo está en
la misma circunstancia. Piensen en los picadores, por poner un ejemplo. ¿Qué
futuro creen que tienen? Prácticamente inexistente. En na’ y menos veremos a
los de castoreño sentados en una sala de espera hasta que les llegue el turno
de acercarse a esa mesa en la que hay un funcionario que ni te mira a la cara,
y mucho menos darte los buenos días. Me da pena pensar en los que salieron a
picar lo de La Palmosilla; qué ilusos. Con el esmero que se ponen ellos la
mona, la bota de hierro, para ir a la plaza y subirse en el caballo con faldas.
Pero nadie se preocupa por ellos, ni los taurinos, ni los ganaderos, ni el
público, nadie, si acaso algún ordinario gritón como los que van por la plaza
de Madrid. ¡A picar! Gritaban. Y el matador decía: “¡Vale, vale! Y el pica
diciendo: “¡Qué tengo hijos que mantener!” Pues haberte hecho veedor.
Es aparecer el toreo moderno y ya se tambalean los cimientos
de la profesión y la más mínima esperanza que pueda quedar se desvanece cuando
el toro se despanzurra por la arena. Será por esto que, como pasó con los de La
Palmosilla, cuando pillan chicha tapan la salida al toro y se aprovechan, pica
hoy lo que quizá no piques mañana. El primero ya salió tropezando y sólo se le
pudo señalar trasero el primer picotazo y ni eso en el segundo. El segundo, un
buey que necesitaba la dieta Ducan o Dukan, no sé cómo se dice, con su trote
farandulero de garza cigüeñera, pegó unos cabezazos al peto y adiós, y en el
segundo encuentro, como vio que allí no pasaba nada, se quedó a dejar pasar el
tiempo. El tercero, dentro de un caos épico en el ruedo, no fue digno casi ni
de que le dejaran dos picotazos, por llamarlo de alguna manera, de parte del
señor del gorro blanco de ala ancha. El que hizo cuarto, otro picotazo casi ni
señalado tapándole y raspalijón trasero. Perdón por repetirme, pero el quinto
tres cuartos de lo mismo, pinchazo trasero echando la cara arriba y… y algo que
hizo como si fuera la segunda vara. Y por fin el sexto, dos entradas andandito
y sin ganas, pero de picar, nada. Aunque tampoco es esto tan ilógico, porque
hay que contar que la primera vara es la de la divisa, que hay veces que sangra
más el toro por la escarapela, que por la puya. Ya ven, de variedad, nada; de
monotonía, todo. Podría haberlo resumido en dos palabras, pero he querido ir al
detalle, para que se aprecie el fraude que esto supone. ¿Y si se arreglara esta
lacra, harían falta ILP, pasos a Cultura y no se cuántas bobadas más?
Los matadores, cada uno con un estilo diferente, pues bueno,
por allí anduvieron. Curro Díaz estuvo hasta moderno, perfilero, con el pico,
sin ligazón, alargando el brazo y retorciéndose de una forma que no va con él.
Peor en su segundo, pues el mulo Palmosillo tampoco permitía más. He querido
dejar aparte el inicio de faena de su primero, plena de arte, gusto y torería,
permitiéndonos reconocer al Curro que el aficionado tiene en la memoria. Un
trincherazo muy suave, con la mano un poquito alta, un paso para adelante y un
derechazo templando y toreando, todo con esa torería que te hace sonreír y
darle codazos al vecino, para rematar con un cambio de mano, un natural
finalizado casi como un pase del desprecio. Pensarán que uno no sabe distinguir
entre uno u otro pase, que puede ser, pero es que es un toreo tan personal, que
a veces cuesta encuadrarlo y bautizar los pases. Pero ahí nos quedamos, lo que
vino después no tuvo ya nada que ver con este oasis de paz y toreo eterno.
David Fandila “El Fandi”, como diría un periodista de los de
antes, no tengo palabras. Dicen que ha mejorado mucho, y no lo dudo, pero es
que había tanto que mejorar. La cuestión es saber si tiene el nivel necesario
para anunciarse en la feria de San Isidro, aunque en su caso hay muchos más, no
es un problema exclusivo del granadino. Acelerado como siempre, basando su
labor en exceso en la capacidad de su físico, pero muy lejos de lo que es la
verdad del toreo. Pero si su fuerte son las banderillas, pues apaga y vámonos. Falsos
alardes, como poner un par de tres palos, después de no haber clavado las dos
en el primero. Pares a toro pasado, de lejos, tirándolas, como decían los
antiguos. Y cuando nadie se lo pedía, ni se le pasaba por la cabeza hacerlo, se
arranca con un cuarto par, uno de esos en que echa a correr y se pasa los palos
de aquellas manera por detrás de la cabeza. Le llaman el par del violín, pero
casi es más el par de la castañeta. Muy vulgar con la muleta. Destroza el
natural, machaca los derechazos y todo lo que se proponga hacer. Inicios de
rodillas, bajonazos, carreras para recolocarse. Una prenda. Pero bueno, en
estos casos hay siempre algo muy positivo y es que tiene margen para mejorar,
pero mucho margen.
Confirmaba la alternativa David Galván. Seguro que el
muchacho ha hecho méritos para hacer el paseíllo en Madrid, pero no lo demostró.
Un fiel discípulo de la Tauromaquia 2.0, con todas sus “virtudes”. Mucho pase,
muco pico, mucha ventaja, mucho distanciamiento, la muleta muy despegada y en
consecuencia los achuchones pertinentes cuando el toro ve el hueco entre el
bulto y el trapo. Sin temple, sin mando, no torea, acompaña y parece que no
demasiado seguro con el estoque, si nos fijamos en lo hecho en el sexto. Volverá,
porque de ello se ocuparán sus mentores, pero o mejora o que se vaya informando
de que ya se puede sellar el paro por Internet.
8 comentarios:
Enrique, me temo que vas a poder hacer muchas crónicas como esta. guardala en plantilla y la vas sacando cambiando los nombres.
El viernes nos vamos a Vic Fezensac con la esperanza de ver algún Toro y alguna suerte de varas en condiciones. El resto (el destoreo y eso) no creas que anda lejos de la generalidad.
Un abrazo.
Dentro de los "cánceres" de la Fiesta,la degeneración del público de Madrid (y Sevilla) es uno de los más nuevos pero también de los más graves.
Da pánico pensar en una Fiesta en manos de ésta cuadrilla,sin el más mínimo control y exigencia que haga de contrapeso ,por parte de los que sostienen el tinglado.
Como aficionado me encuentro prácticamente en el paro y veo que son legión los que vienen detrás preparados para que les sellen su deserción.
Animo que ya quedan cuatro menos.
Paco este año por cuestiones personales no subiré a Vic, lo siento mucho, y mas este año que nos necesitan... iré a Madrid en contradicción, una vez mas de mis ideas, los tres últimos Festejos.... que os lo paséis divinamente.... y ojo con las ostras..... jajajajajajaja. Recuerdos a los compañeros.
Lo que sale de ojo es la inclusión del Fandi en Madrid.
Hay muchos toreros que no son figuras pero que,una faena deja huella.Señor Martin la ilusión por la fiesta la renovamos cada día a pesar de las decepciones.Gracias.
E.M.U.
Fabad:
Pues a ver si tienes suerte y ves eso que llaman la suerte de varas y nos lo cuentas a los que algo suponemos, pero que hace mucho que no vemos.
Un abrazo y buen viaje.
Franmartín:
Es malo que los buenos os vayáis,pero es que no sabes lo que viene. Es como cambiar a Messi por mí y encima yo creerme el que lo inventó. Ni saben que durante la lidia uno se tiene que estar quietecito y cuando se aburren, se levantan y se van, mientras van despidiéndose de las amistades.
Un abrazo
Cárdeno, pues si vienes a Madrid..., tranquilo, que no te voy a hacer emperatriz de Lavapies, pero sí que me gustaría tener oportunidad de saludarte.
Un saludo
E.M.U:
Firmo debajo de lo dicho por usted. Hay muchos que se anuncian por ser apoderados por alguien con influencias y otros que querríamos ver, se quedan en casa. Y con todo lo que pasamos, aún nos queda esperanza.
Un saludo
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