miércoles, 4 de diciembre de 2013

Todos unidos y a balar como borregos

El toro es quien puede espantar borregos de la Fiesta


Pocas personas hay que se planten y no sigan una consigna que llame a la unidad, porque sobre todo aquí, por estos lares, esta casi al mismo nivel que la tortilla, la paella y el “Como aquí no se vive en ningún sitio”. ¿Que hay que ganar a Malta? Unidad ¿Que hay que acabar con la crisis? Más unidad ¿Qué hay que organizar una romería? Unidad ¿Una paella gigante? Unidad ¿Que hay que hablar con el jefe para lo de las subidas de sueldo? Unicidad, o sea, de uno en uno, que el que quiera peces, ya se sabe. ¿Qué queremos arreglar este sin dios de la Fiesta de los Toros? Pues hala, más unidad. Pero miren ustedes, que uno no está convencido de que esta sea la mejor fórmula. Será que no soy un buen español, que igual tengo por ahí un cromosoma bereber desperdigado y liándola o que uno es un desconfiado y no se acaba de creer esas palabras tan llenas de buenas intenciones.

Pero no se crea nadie que nací ya con esta desconfianza ante el ser humano, que va, mi desconfianza, entre otras cosas, viene de los taurinos, de los que manejan este lío que a tantos les tiene a mal traer y dándole tantas vueltas a la cabeza, que un día se nos va a desenroscar y va a acabar rodando por los tendidos hasta el callejón, donde esos mismos “profesionales” le darán una patada para apartarla del medio. Vemos como estos son los de la modernización, los de la humanización, los del toro artista y colaborador y todas esas pamemas que al final sólo procuran favorecer su negocio, aunque sea a costa de vender la casa para comprar la tele de plasma. Además hay que sumar a esta gentita el grupo de aficionados que con una mano sirven a Dios y con la otra al diablo, que hoy están justificando las tropelías de los taurinos y mañana te cuentan que esto está fatal y que hay que unirse para salvar la Fiesta. Ya aparece la palabra mágica, la unidad.

Uno no tiene ninguna duda sobre eso de que la unión hace la fuerza, pero eso se puede aplicar a un colectivo que aúna esfuerzos para conseguir un fin deseado por todos en fondo y forma. En el Toreo el fondo está claro, que sobreviva la Fiesta, pero la formas son tan dispares que no hay intento de unidad posible que los amalgame en un solo movimiento. Unos se enzarzan en que se legisle para impedir una posible prohibición futura, llegando a una situación que por las mismas puede revertirse y mediante otras leyes abolir de una vez los Toros. Los otros pretenden que la Fiesta se fortalezca desde la base, empezando por el toro, por su integridad, que a partir de ahí ya vendrá lo de ponerse en su sitio a los que se vistan de luces, pues si no, corren el riesgo de pagarlo caro. Los taurinos pretenden básicamente proteger su negocio y mientras este siga, les importa muy poco en las condiciones en que se desarrolle este espectáculo. Sus enemigos son los antitaurinos y según quien hable, también lo son los aficionados a los que ellos llaman toristas. Dos puntos de vista opuestos, pero que amenazan su bolsillo. Los aficionados también se ven enfrentados a los grupos antis, pero el peligro más inminente lo ven precisamente en los taurinos, en los que viven del toro, que parece que todo su afán está en recaudar lo que sea lo más rápido posible, pues están convencidos de que a esto le quedan dos telediarios. Y queremos que haya unidad. No sé si esto es un exceso de optimismo e ingenuidad o un maquiavelismo extremo, pretendiendo atraer a las víctimas hacia sus terrenos, para acabar engulléndolas sin compasión.

Nos invitan a formar parte de esa unidad teniendo que pasar por alto demasiadas cosas, tantas que los aficionados pueden pensar que qué pintan ellos allí con estos señores con los que no tienen nada en común. Se les exige que formen en estas filas supuestamente defensoras de la Fiesta, sin opinar en contra de las consignas que vengan de arriba y cerrando los ojos ante los atropellos que se vienen repitiendo desde hace demasiado tiempo. Y si te intentas desmarcar cargarás con el sambenito de enemigo del toro. Hay que seguir al líder que te impongan, hay que jalear sus órdenes, cumplirlas a ciegas y censurar a quien no lo haga, aunque tú te mueras de ganas por desobedecer. No sé a ustedes, pero a mí este panorama me recuerda a otros tiempos y otras situaciones. Imaginemos a un taurino de los “güenos”, de esos que emparentan a los figurones de ahora con las divinidades del toreo, uno de esos que acude a los foros aunque no le inviten, para comer, beber y mangonear, que lo mismo te quieren organizar un festejo que un homenaje a quien se tercie, situado en una colosal tribuna a gran altura, con los leales formados a sus pies y coreando al unísono las consignas del jefe. ¡Puff! A uno se le ponen los pelos de punta solo de pensarlo.

Entonces parece que está claro que no quieren aficionados que edifiquen también sobre la crítica, no desde el halago, intentando eliminar carencias, construyendo un bloque sólido sobre el que se levantará el futuro, sin necesidad de leyes ad hoc, que igual que se promulgan se pueden derogar. Quieren borreguitos que vayan como rebaños a las plazas o donde les manden, para decir ´”beeeee, sí señor” cuando les manden. ¿Y a quién beneficia esto? Pues a los de arriba, a los que quieren seguir haciendo a su antojo, sin tener que dar respuestas a voces contestatarias que les pudieran obligar a poner más empeño en hacer las cosas bien. Ellos prefieren los borreguitos a los que un día sacan a pastar de la mano y vuelven al redil felices porque el jefe les llevado a su lado y les han humillado en público, a ellos, sólo a ellos y nada más que a ellos, porque hay que ver, que bien humilla el jefe. Así que ya saben el que quiera puede presentarse voluntario para ir todos unidos y balar como borregos.

6 comentarios:

Cárdeno dijo...

Pienso que no podemos caer en un “campeonato” de ver quien es mejor Aficionado.
Creo que desde hace muchos años el “Taurinismo” oficial lo que intenta es enfrentar a los AFICIONADOS, divide y vencerás,… y lo esta consiguiendo.
No se me entienda mal, estoy de acuerdo con tu exposición Enrique, pero es una idea que me ronda por la cabeza y no se me va.

Enrique Martín dijo...

Cárdeno:
Tienes toda la razón del mundo, entre otras cosas, porque no sé quién es mejor aficionado que otro, no hay criterio para identificarlos y para ponerles la medalla por ello. Pero los que sí creo que son malos aficionados son los que piden esa uniformidad obligada y segur los criterios de los que precisamente quieren amoldar esto a sus intereses. A nosotros nos cuentan una cosa y mientras se quieren hacer hueco en ese nuevo orden. Esa unidad yo la veo precisamente como adhesión a algo que permita todos los puntos de vista. ¿Que será más difícil ponerse de acuerdo? Por supuesto, pero precisamente por eso de que no hay un aficionado mejor que otro, creo que hay que dar paso a todos. Te agradezco que hayas expresado aquí esa idea que te ronda la cabeza y no se te va, para este blog es un privilegio. Y perdona, sí que hay mejores aficionados, los que venís por aquí sois los mejores.
Un abrazo

pedrito dijo...

Todos unidos: ¡ Si señor ! Como siempre, los taurinos delante, los que viven de nuestra afición, después los lameculos del sistema siguiendo y aplaudiendo, y por fin los aficionados borregos autorizados solo y como siempre a hacer "bêêêê", bêêêê".
Sin olvidar muchos pañuelos distribuidos gratis para pedir muchos trofeos garantizando la fiesta circo.
Saludos, y felicidades

Enrique Martín dijo...

Pedrito:
Ya es el colmo, parece que el objetivo de esto son los pañuelos blancos y las orejas y al que se salga de eso, palo. Pero bueno, aún tenemos ánimo para seguir y con ánimos como los que tú me das, pues con mayor motivo.
Un saludo

El Secreto de la Bravura dijo...

Enrique:

Aquí pasa como en la sociedad actual, los valores se están perdiendo. El respeto, ya sea al Toro como al aficionado, destaca por su ausencia. Aquí cada uno va a llenarse los bolsillos de dinero (de dinero de los aficionados) y si acaban con el Toro, con la fiesta y echan a los aficionados de la plaza no pasa nada, lo importante está en el bolsillo.

Y así no vamos a conseguir nada. Los toreristas dicen beeeeeeee hasta por un "aire" que se le escape al "torero" de turno, pero es que muchos "toristas" hacen lo mismo con ciertas ganaderías y ganaderos. No podemos criticar que los toreristas aplaudan todo al torero cuando muchos toristas hacen lo mismo con ciertos toros. Hay que ser realista tengamos los gustos que tengamos y luchar por la verdad en el Toro.

Hay que unirse, sea como fuere, porque no tiene ni pies ni cabeza que el que paga sea el último mono. No es lógico que el que reparte el dinero para todos sea al que menos en cuenta se le tiene. Hay que protestar, hay que exigir y pedir lo que queremos, y sino pues los dejamos de lado que ya verás como vienen a buscarnos luego, bueno a nosotros no, a nuestros euros. El torero, el empresario, el ganadero y el veterinario deberían estar a nuestro servicio y ofrecernos lo que queremos, que para eso pagamos y viven todos de nosotros.

En fin Enrique unidos o no, hay que luchar por esto, sino se lo van a cargar en dos días.

Un abrazo y enhorabuena.

Enrique Martín dijo...

Alberto:
Siempre habla tu afición y desde ese punto de vista lo ves, que es el del camino más recto. Pero estos sólo ven el dinero, tal y como bien dices, lo malo es que igual cuando quieran reaccionar ya es demasiado tarde. Esa unidad creo que tiene que ser alrededor de la verdad, porque sólo así podremos avanzar y fijar lo conseguido. Iba a decir que así todos estaríamos más a gusto, pero no, los que alguien tienen que esconder, esos cuanto más lejos de la verdad, mejor, aunque al final se verán atropellados por esta.
Un abrazo y para adelante