lunes, 8 de mayo de 2017

Y quince puertas grandes, una de ellas de oca


Solo por no tener que cargar al maestro, casi mejor que no lo saquen a cuestas


Lo del señor Casas, don Simón, es un no parar en esas prisas que le han entrado por demostrar la genialidad y el máximo acierto de su gestión al frente de la plaza de Madrid. ¿Para qué correr tanto? Sui esto es muy largo, independientemente de lo largo que se les pueda hacer a algunos. Y en este empeño, el señor Casas, don Simón va como la Trotaconventos jaleándose de lo genial que es, sin parar un momento en que sus soflamas se le puedan volver en contra. Aunque ya lo dejó caer anteriormente, ahora ha vuelto a insistir en que en la incipiente feria de San Isidro habrá quince puertas grandes, si no hay fallos inoportunos a espadas. ¿Y eso que quiere decir? ¿Qué no se puede responsabilizar de que los espadas pinchen? No hombre, ya puestos, asuma también ese compromiso y si el matador de turno pincha, no tendremos más que volvernos al burladero de “Empresa” y pedirle explicaciones al señor pgoductogg. Aquí lo de escurrir el bulto ni por asomo.

Igual puede resultar absurdo llegar a estos extremos, pero el señor Casas, don Simón, es quién ha iniciado el juego. Yo no le reclamaré un fallo a espadas, en eso puedo estar seguro, de la misma forma que no le podré responsabilizar de que haya mil o ninguna salida a hombros y menos cuándo ha montado una feria prácticamente calcada de las tantas anteriores que montaron sus predecesores de taurodelta, con los que ya compartió él mismo poder como miembro de aquel triunvirato maldito. Si el señor Casas, don Simón, hubiera presentado una feria revolucionaria de verdad, con variedad de nombres nuevos, de toros y toreros y estos nos hubieran regalado grandes tardes de toreo, casta, bravura y emoción desbordante, lo que siempre hemos creído que eran los toros, pues no solo habría que reconocerle los méritos de conocedor del estado de la fiesta, sino que estaríamos tardando en ponerle una calle. Si hubiera apostado por dar sitio a toreros permanentemente postergados y a ganaderías malditas y la conjunción de ambos nos devolviera aquello que muchos consideramos perdido, pues cualquier reconocimiento sería poco. Pero hombre, si la cuestión es más Juli, Roca, Manzanares, Perera, Castella y demás arañadores de orejitas autobuseras para justificar su contratación; y de la misma manera que seguimos con lo de José luis Pereda, Garcigrande, Victoriano del Río versión para figuras, Jandilla, Lagunajanda o la inevitable Núñez del Cuvillo, pues, pues. Que las apuestas más arriesgadas son Alberto Lamelas y la vuelta de Dávila Miura por un día. Que igual entre los dos ya suman una docena de puertas grandes y las restantes hasta quince se las dejamos a los caballos.

Que esto es más sencillo que las salidas a cuestas o no, que no tengo la menor duda que las orejas van a volar que es un gusto, solo hay que mirar lo sucedido recientemente en Sevilla y la tendencia confirmada de lo que viene ocurriendo en la plaza de Madrid en los últimos tiempos. Pero, ¿cuánto toreo veremos? ¿Cuántos toros nos pondrán los pelos de punta? Que no me valen esos que no aguantan ni la sola presencia del picador y que luego “la toman muy bien por abajo”, que no me vale eso de “fue bravo en la muleta”, mientras no aguantaba ni el peso de la puya sobre el morrillo. ¿Que ellos verán grandiosidad en animales a los que hay que esperar para dar el primer muletazo porque aún se está retorciendo del picazón del palos? Da igual, porque esto es “agte”. Lo otro es lo decadente, lo caduco y lo que hay que olvidar, lo que el señor Casas, don Simón, no se atreve a prometer, porque es bastante más difícil que garantizar quince puertas grandes, si no se fallan con los aceros.

Que si se quiere poner la medalla de los abonos, pues bueno, que no sé si él en su fuero interno estará demasiado satisfecho, pero bastante es que haya frenado esa tendencia de caída en la adquisición de abonos, que los anteriores empresarios llevaron a mínimos preocupantes. Pero tampoco nos preocupemos de que el señor casas, don Simón, decaiga en su afán de prometer y enaltecer su gestión, incluso antes de que se produzcan esos logros. Nos regalará, o no, “agte”, “cultura”, jolgoguio, jagana y quince puertas grandes, una de ellas de oca.



Enlace programa Tendido de Sol del 7 de mayo de 2017:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo meridianamente claro que para el señor Casas la tauromaquia es puro negocio.
No seré yo quien critique este planteamiento siempre y cuando la afición se beneficie de sus ideas. Ha habido cosas en este inicio de temporada que, a diferencia de sus predecesores, han suscitado el interés de la afición.

En un tono ya más pesimista, creo que por muchas ideas que tenga este señor, con lechuga, tomate, cebolla, aceitunas y, de vez en cuando, un poquito de atún o un huevo duro sólo podremos preparar una ensalada. Y es que en el campo bravo hay lo que hay y, en cuanto a los matadores, más de lo mismo. Sólo espero que con buena disposición y voluntad, podamos disfrutar en nuestra plaza de lechugas, tomates, cebollas y aceitunas de calidad decente como para que al menos saboreemos una rica y gustosa ensalada.

PD: que no se nos olvide el aceite de oliva virgen, jeje.

Un abrazo
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
El negocio tiene que estar, por supuesto, pero que al menos deje asomar un poquito de afición, cosa que no sé si tiene este señor. Y si es tan creativo y tan genial, que demuestre su ingenio arando con estos mulos.
Un abrazo