Cuando se reclama un primer tercio de verdad, ¿es para todos o solo para cuando nos viene bien? Si no responde un toro en el caballo, ¿se le puede pedir la vuelta al ruedo? |
Uno de los argumentos de peso para supuestamente proteger a
los novilleros es que evitar que estos pierdan la ilusión, porque si dejan de
tenerla, ¿qué nos queda? ¿El abismos? ¿La nada? El apocalipsis. Pero, ¿es que
aquí solo se desilusionan los chavales que quieren ser toreros y que arriesgan
todo el capital de la familia, de lo que otros se aprovechan, y de qué manera.
Quizá esos que temen que el chaval diga que hasta aquí y con ello vean echar a
volar a su gallina de los huevos de oro. Pero nadie piensa en que el que paga,
el aficionado, se harte y tire una línea en el suelo y diga que ya se acabó
esto de pagar para nada. Cansados de que los novillero solo aprender las
triquiñuelas, los vicios de sus mayores, porque según les han enseñado, eso es
lo que les hará hacerse ricos. Lo otro no, lo otro son mandangas de viejos que
chochean y que seguro que nunca se pusieron, otro argumento de peso que lo que
quiere decir realmente es “a mí déjame en paz, que yo voy solo a lo mío”.
Pero los hay que resignan a perder la ilusión y se agarran
al clavo ardiendo de un natural aislado, una media, una cara descompuesta, un
mohín de aparente gallardía, un animal que va y viene y lo toman por… bueno, no
sé por qué lo toman. Pero bueno, allá cada uno, que igual resulta muy duro
sobrellevar la carga de que te digan, que te pregunten si es que no te gusta
nada. Claro que gustan cosas, pero no nos las dan, ni tan siquiera amagan con
hacerlo. Y más difícil parece el no entregarse a quienes llevan el nombre de alguien
que una tarde nos regaló la felicidad de ver torear, ¡qué gran felicidad! Que
en Madrid hicieron el paseíllo dos jóvenes hijos y sobrinos de toreros de hace
años y uno que solo podía decir que venía de Jerez, que ya es bastante decir,
afortunado él. Curro Durán, Alejandro Mora y Miguel Andrades. El resultado,
pues igual si se hacen un corta y pega mental de otras muchas novilladas, igual
se pueden hacer una idea. Que sí que es verdad que a los novilleros no solo hay
que perdonarles la precipitación provocada por ese querer comerse el mundo, sino
que a veces, hasta habría que jalearlo. Mucho mejor atropellarse, que ir con la
galbana del que lo tiene todo hecho. Eso sí, ¿es esto lo mismo que ir
acelerado? Que cada uno en su estilo, parecía que querían soltar la lección
aprendida de memorieta toda de una vez y cuanto antes, mejor. Más pendientes de
sar pases, que se torear, lo que les obligaba a tener que recolocarse permanentemente.
Te suelto el trapazo y hala, a por el siguiente dos metros más allá. Quizá
Durán fuera el más fiel a la modernidad, Mora el que se acordaba de algo que
había oído, pero muy de lejos y al menos intentó unos ayudados a dos manos por
arriba. Eso sí, desoyendo lo que le diría un clásico y puede que haciendo más
caso a uno de plata, se pegó una vuelta al ruedo por su cuenta y descaro, que
como no podía ser de otra manera, también se la pegó casi a paso de legionario.
Miguel Andrades, pues dejó muestras de lo que él cree seguro que le dará a
ganar dinero. Aquello que se decía de dar espectáculo, bullidor, poniendo
banderillas, que al menos no lo hizo con excesivas ventajas, pero tampoco para
aclamárselo. Con la pañosa, pues ya saben, apelotonado, se le montaban los
trapazos y tuvo la mala suerte de que le tocara uno de Guadaira que acudía a
todo lo que le mandaban. La corrida fue un tanto desigual de presentación, unos
justos, sin más y un par de ellos que igual pasarían por toros en alguna plaza
de relumbrón. El encierro fue entretenido, ni eran barrabases, ni la tonta el
bote, sin complicarle la vida a nadie, solo uno se aplicó en el caballo, justos
de fuerzas más de uno y sin apenas recibir castigo en el peto. Que había
maestros de escuela que pegaban más fuerte que los de aúpa. Menudos eran los
maestros de antes con su lógica y expeditiva pedagogía. Pero los picadores de
ahora deben ser también de los que el primer tercio tiene que ser lúdico y que
entretenga a los toros, pero razonando, oiga, nunca haciendo daño. De entre
todos, quizá el que más destacó fue ese último ya señalado, que no se cansaba
de embestir, que hasta daba la sensación de que se le estaba viniendo arriba al
gaditano, quien no tenía otros argumentos que la vulgaridad adornada de mil y
un enganchón, algo no exclusivo de él, sino que también practicaron sus
compañeros de terna, como los tirones, el abuso del pico, citar fuera, largar
tela… lo de siempre. Lo más espectacular quizá fuera la muerte de este
colorado, agarrándose a la vida como lo hacen los bravos. Fue un momento pleno
de emoción, lo que quizá empujó a algunos aficionados a demandar la vuelta al
ruedo del toro, que no seré yo quién se la discuta, no me atrevería a tanto,
pero entonces me salta por los aires lo que me quisieron enseñar de chico, que
si en el primero tercio el novillo se limita a dejarse en el primer encuentro amagando
pelear solo por un pitón y en el segundo se lía a pegar derrotes al peto, pues
permítanme que dude de los méritos para que fuera paseado en loor de
multitudes. Eso sí, repito, en la muleta iba adónde le llamaran, lo uno no
quita lo otro. Que quizá es que el respetable se había ilusionado en exceso con
el animal, lo mismo que los tres alternantes lo habían hecho con verse anunciados
en Madrid, de la misma forma que lo hicieron los que escasos asistentes a la
plaza para ver lo de Guadaira. Pues al final solo queda por saber, a ver quién pierde
antes la ilusión.
Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:
https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html