lunes, 19 de mayo de 2014

¡Qué asco de ganadería!

Saltó un espontaneo al ruedo, que más parecía que pedía que le cogieran y con urgencia, no fuera a ser que tuviera que irse a la cara del toro


Se escuchaba una voz en los tendidos, una voz que retumbaba próxima a la Puerta de Madrid, una voz que parecía más que protestar, el canto del cisne de un tendido en el que en otros tiempos había mayor densidad de buenos aficionados que la que hay ahora de japoneses y curiosos que quieren saber que se siente al acomodarse en ese tendido. Qué tiempos aquellos en los que una voz llamaba la atención a la autoridad y esta se sonrojaba al verse señalada por quién sabía lo que decía y cuando lo tenía que decir. Pero como en todo, hay veces que los tiempos pasados fueron notablemente más fructíferos. De ese sentido se fueron los cerebros, algunos lamentablemente para no estar más entre nosotros, y se quedaron las voces, esas que a la casta de los Couto de Fornilhos, casta no para echar las campanas al vuelo, pero casta al fin, les hacía gritar eso de ¡Qué asco de ganadería! Que uno entiende y hasta comprende las causas de este clamor, pues no era un ganado apto para el pase, pase, pase y de remate otro pase, pero sin torear. Anda que no exigían estos que les torearan, pero a conciencia y sin errores. A ver si ahora va a resultar que estamos pidiendo ganarías encastadas, eso de los encastes minoritarios - que expresión tan desafortunada y dañina para el toro-, pero que si sale cuando no lo esperamos, nos parece mal. Será que ahora nos estremecemos con el toreo fino y estilista de la Tauromaquia 2.0, aunque tampoco lo parece, pues sale Fandiño con su valiente e irreflexiva tosquedad y nos rompemos las manos aplaudiendo.

Los augurios no eran nada favorables, dos de los toros portugueses fueron para atrás y en su lugar trajeron dos de Gerardo Ortega, los toros viajeros ¿Recuerdan? Esos que vinieron tras echarse para atrás la de los Bayones sin que nadie llegara a entenderlo y que ni tan siquiera bajaron del camión. Estos retales hicieron primero y sexto. Al primero lo paró bien Paulita, se puede decir que cumplió en el caballo en la primera vara, sin más, pero no en la segunda, un picotazo. Bien el maño poniéndolo en suerte, lo que se agradece. Flojito, seguía el camino marcado por las telas, pero puede que también por la cercanía en los cites, se fue quedando sin el poco fuelle que podía tener. El de Couto que mató Paulita salió dándose un garbeo por el ruedo, para después buscar refugio a favor de su querencia. Demasiado suelto, se arrancó al picador que hacía la puerta en los dos picotazos que recibió. Alegre y con la cara alta en banderillas, acabó midiendo la arena tras unos trapazos destemplazos, llenos de tirones. No toreaba, se la dejaba tocar en demasía y el de Couto se iba complicando poco a poco. Un toro para otra cosa que no esa ausencia de temple, ni para ahogar la embestida con eso del arrimón que demuestra disposición, aunque no saber hacer el toreo.

Morenito de Aranda parece empeñarse en no torear los toros que así lo exigen y que piden que se les mande, que se les domine y se les marque el camino. Hasta me atrevería a afirmar que la condición que presentaba, queriendo coger la muleta en el tercer tercio fue debida a la lidia ordenada que el burgalés le administró, con esos capotazos de recibo en los que se hizo con el toro. Lo dejó bien en el caballo, donde se dolió del palo sin disimulo, corneo el peto, especialmente con el pitón derecho y más al tapársele la salida. En el segundo encuentro lo dejó dos palmos más lejos, para que Francisco José Quinta le toreara con gusto a caballo. El de Couto se arrancó al cite, para salir dando respingos al notar el palo; quizá habría necesitado entrar otra vez, pero… En banderillas dejó ver como cortaba por el lado derecho. La embestida tenía cierta brusquedad, que no se arreglaba precisamente dejando que tocara la tela. Sacó cierto genio, pero tomaba la muleta. Morenito de Aranda no le templó, ni mucho menos le mandó en los primeros encuentros, lo mismo al natural que con la derecha, dando más la sensación de que se batía en retirada, en lugar de ir a por el toro, que a cada momento se iba creciendo y haciéndose el dueño de la situación. Que nadie piense que se le fue un toro de ensueño, ni mucho menos, era un toro de esos que dan la dimensión de un torero. En el quinto, el más parado del encierro ya de salida, se fue suelto al caballo reserva para recibir un picotazo de pasada. Ya en el de tanda un puyazo al relance, haciéndole la carioca y que podría haber dado con los huesos de Héctor Piña en el suelo, si no hubiera defendido como lo hizo, su cabalgadura. Nuevo picotazo otra vez en el reserva, para irse a refugiar a zonas más cálidas en las que no le hicieran tanta pupa. En el ruedo se hizo el caos, quizá contagiado por la gresca que se montó en la grada del 8, para que nos demos cuenta de que no solo en el tenis hay que estarse quietecito, también en los toros, y a no ser que sea por riesgo de muerte por inanición, sería bueno que no se aprovechara durante la lidia para abandonar la localidad, llamar al de los refrescos o saludar al cuñado, que está en el otro extremo de la plaza. El toro seguía buscando las tablas y Morenito optó por sacárselo dominándolo. Se fajó bien en los inicios de la faena, pero la aparición de los trapazos desmandados hizo que el matador perdiera el control de la situación.


El colombiano Ritter mostró cierta disposición, pero también dejo claro que no ha asumido de momento los secretos de la lidia y que pretende seguir un guión establecido, que casi nunca se cumple. En el único toro portugués que mató no cuidó los detalles de la lidia; le dejó muy cerca en la primera vara, para que le picaran trasero, mientras él echaba la cara arriba y hacía sonar el estribo. Lo mismo en la segunda, dejando el toro poco picado. Se dolió muchísimo de los palos, esperaba por el derecho, pitón por el que se vencía peligrosamente, que en conjunción con que el diestro dejaba mucho hueco al torcer la muleta, provocó que se llevara un buen susto. Siguió tirando derrotes, defecto que Ritter ni sabía, ni podía remediar, con mala colocación, presentando la muleta peor, se limitó a estar a merced del toro, lo que quizá dé idea de su valor, pero no creo que eso sea el toreo. El sexto, de Ortega, se quedaba por el lado izquierdo y punteaba los capotes. Se le picó trasero, empujaba de lado, echando la cara arriba, mientras se le tapaba la salida. El colombiano, embarullado, no parecía tener claro por donde meterle mano al animal y se decidió por el mantazo, por dejar la muleta atrás y torcida y por ahogarle en demasía la embestida. Arrimón, alardes propios de otros cosos y una vulgaridad plomiza. Un bajonazo triunfalista y punto y final a una tarde en la que hubo toros para que los lidiaran toreros, aunque según voces muy autorizadas de la plaza de Madrid, era un ¡Asco de ganadería!

7 comentarios:

MARIN dijo...

Enrique, que sigo por aquí!!! De resacón todavía, pero sigo. ¿Hay que hablar de toros, o lo dejamos pa otro día?...mejor lo dejamos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No entiendo nada Sr Martín, que tipo de toreros segunda Usted, podrían lidiar estos "bueyes "Portugueses, le gusto la corrida de couto que fue desrrazada no lo siguiente y la de Parlade un poco mas y la mandas al matadero toda la ganadería, en fin solo se que no se nada y menos de toros.
Antonio Caro.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Con que pases por aquí un ratito ya me doy por satisfecho.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Antonio Caro:
Esos que usted llama bueyes tenían mucho que torear, pero mucho. Precisaban el mando que no se les dio, el meterse con ellos y poderles, algo que los tres matadores no hicieron. Ni mucho menos eran toros para dar pases y más pases, para eso no valían, igual que no valen los toros bravos de verdad.
Yo no mando a ninguna ganadería al matadero, ni se me ocurre, pero sí que agradecería que se le pudiera picar mínimamente y que en este caso no hubiera que andar "cuidándolos", que es lo que muchos entienden por lidiar. El tipo de toreros que yo desearía se resume en dos palabras, los que toreen. ¿Simple verdad?
Un saludo

Anónimo dijo...

A mi juicio tarde bastante entretenida en la que elogiaré a tres matadores que dieron el 100% de lo que llevaban dentro. Después podremos hablar de disquisiciones sobre si lo hicieron bien o no, probablemente lo segundo, pero tuvieron vergüenza torera y no dejaron ningún cartucho en la recámara. Buena parte de los pocos aficionados que realmente sabían lo que estaba pasando dentro del ruedo han criticado la labor de los espadas. Puedo estar de acuerdo con ellos en el fondo pero no en la forma, los de Couto de Fornilhos ofrecieron lo que últimamente no hemos visto con ninguno de los “encastes minoritarios”, que no es otra cosa que casta y fiereza. Matadores con poca experiencia y prácticamente nula ante este tipo de toros, que no encastes puesto que Morenito o Paulita han tratado con ellos anteriormente, pero lo de Couto planteaba unos problemas que por ejemplo no plantearon los de Escolar el pasado día 11 ni creo que vayan a plantear ninguna de las ganaderías que quedan por venir al ciclo isidril. No me siento legitimado para criticar a ninguno de los tres porque aguantaron lo indecible y, aunque no hubo lidia eficaz, al menos no permitieron que se les subieran a la chepa. Desde tu espacio pido más oportunidades para ellos, la disposición que tuvo la terna no la he visto últimamente en una plaza donde habitualmente los comparecientes actúan como si ya se hubiesen comprado el cortijo.

Tampoco entendí ese grito de “qué asco de ganadería”. ¿Acaso no son ellos los que piden encastes minoritarios, los que piden casta? Pues eso es la casta señores. Los que decían eso son los mismos que se levantaban para guardar el medio-minuto de silencio por Joselito. ¿De veras piensan que lo que Joselito mataba eran palmosillos o montecillos? Seguramente los de ayer se quedaban bastante cortitos de fiereza en comparación con lo que mataba el de Gelves, ¡ y eso que se aliviaba en bastantes ocasiones! Pero los alivios de Gallito desarrollaban más problemas que las tontas del bote que vemos hoy.

No me gustó Paulita en su primero, al que ahogó en exceso. En el cuarto fue otra cosa, inició por bajo sometiendo al rudo y aguantando el tipo. Tuvo la complicación de ser un toro bronco y a la vez escaso de fuerzas, si le bajaba la muleta en exceso se caía y, si le llevaba a media altura, pegaba gañafones con mala intención. Merecidísimo saludo que debió ser una vuelta al ruedo a ley (que ya sabemos que en otra época hay hasta quien hubiera tocado pelo pero es lo que tenemos actualmente y creo que cumplió de sobra, pero para mí tiene más mérito esta faena que muchas de las orejas que se han cortado en la plaza en los últimos tiempos).

Morenito inició su primero con uno de los toreos de capa más estéticos del escalafón ante un toro que de tonto no tenía ni un pelo, que sabía lo que se dejaba atrás y que pegaba tornillazos de todos los colores. Morenito expuso lo suyo y a punto estuvo de llevarse una cornada cuando toreaba al natural. Como gesto de pundonor y hombría, tras desengañar al toro por el pitón derecho, volvió al izquierdo para decirle al toro quien mandaba en la plaza. Lástima la ejecución y colocación del acero pero estuvo más que digno y, en mi opinión y dados los tiempos que corren, mereció una vuelta al ruedo. Más deslucida estuvo la cosa en el quinto de la tarde, un bravucón que se asentó en tablas, que amagaba y que siempre dejaba la duda de un posible arreón de inciertas consecuencias.

Ritter en la misma línea que sus compañeros, un torero valiente que lleva la impronta de Antonio Corbacho pero que aún está verde, más aún para estas “guerras”. Le faltó doblarse con su primero pero resulta curioso ver como un joven matador se la juega ante un toro complicado y pone la muleta plana mientras que llega tal que un Enrique Ponce con un ganado facilón y se alivia con todos los trucos habidos y por haber y aún así fascina a los isidros. En el sexto el colombiano aguantó todo lo habido y por haber.

Saludos
J.Carlos
PD: como me he extendido más de la cuenta tengo que seguir el comentario en otro post.

Anónimo dijo...

No hubo poesía, no hubo estética, probablemente tampoco hubo lidia, pero hubo valor, pundonor y coraje. Hoy no hubo palmas de los isidros, ni se enteraron de lo que estaban viendo. Es curioso como apelan a nuestra insensibilidad cuando no aplaudimos tal que a un Ponce por poner un ejemplo reciente. ¿Dónde estaba hoy su sensibilidad viendo que se la jugaron 3 tíos ante unos barrabases? Todos los portales taurinos han querido condenar el ganado al matadero pero poco decían de La Palmosilla o las aberraciones ganaderas a las que no se les pica ni para un análisis. No eran santacolomas pero demostraron más fiereza que el conjunto de todos los cuadris, victorinos, escolares, adolfos y demás que pasaron por nuestra plaza el año pasado. No eran nobles, no eran francos, eran fieros e intentaban dar cornadas porque si dieran caramelos todo el mundo sería torero (esto creo que lo dijo Frascuelo… el antiguo). De entre todos los que allí estuvimos sentados, no creo que hubiera ni uno solo de nosotros que deseara estar abajo.


Saludos nuevamente
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
De los de Couto yo esperaba aún más fiereza y me sorprendió que fueran más toreables de la idea que yo tenía. Los vi muy en Atanasio y con complicaciones propias del toro, pero ahora que tanto se habla de técnica, creo que lo que les faltó a los matadores es saber solucionar ciertos problemas que presentaban.
Un saludo