viernes, 18 de junio de 2021

Quién no esté de acuerdo, que se vaya

Si quisieron echarle a él, no van a querer echar a otros


Es algo que no es nuevo, pero ahora parece que se intensifica eso de que el que no esté de acuerdo, que se vaya, al que no le guste, que no venga y si acaso, te dan la oportunidad de bajar tú, de hacerte ganadero tú, de ponerte a vender helados tú, de alicatarte la cocina tú, de fabricarte un coche tú, de hacerte los muebles… ah, no, que esto ya pasa. Y el que no esté dispuesto a aplaudir como una foca en el circo, que se vaya. Que al final es lo que esta gente quiere, focas en los tendidos. Palmotear y palmotear sin rechistar; bueno, sin rechistar no, que nos permiten hacer oink, oink, pero sin acritud, eso sí. Los taurinos solo son capaces de ofrecer una opción: la salida. Hay que excluir a todo quisque, hay que apartar a todo aquel que no trague ruedas de molino, pero de las gordas.

Un sector se ha apoderado de esto, se ha creído que esto de los toros es suyo y cómo los críos consentidos, como el balón es suyo, se creen con derecho a quitar o poner a quién se les ponga en el moño. ¿No somos ya suficientemente pocos como para ser cada vez menos? ¿Es que esto está tan boyante que nos podemos permitir enmudecer las voces que difieren un tantito así de la línea oficial? Pero no nos engañemos y no pensemos solo en los que manejan esto, que si miramos al otro lado de la calle, con tan solo cruzarnos a la otra acera, supuestamente la de los aficionados, también hay excluyentes profesionales, también están los que marcan la línea a seguir y si no estás de acuerdo o no te adhieres a sus pensamientos, te invitan a que tomes la puerta, te vayas y la dejes bien cerradita para evitar corrientes, que ya se sabe, que las corrientes son muy malas. Que los argumentos de unos y otros no son los mismos, pero tienen la misma intención, que te vayas, que te sientas aislado, que te creas un bicho raro.

Unos han llegado a un nivel tal de degradación que lo mismo se rompen el alma y las manos para aplaudir a un señor al que le suenan los tres avisos y sigue dale que dale con el verduguillo, sin atender ni pitos, ni clarines, ni señales desde la barrera, ni una fanfarria de la corte celestial atronando los oídos de los justos. Que será que el fulano en cuestión no es justo y por eso no se enteraba. Igual que no eran justos los voceros del régimen, que confundían los clarines con vaya usted a saber qué. Que la sordera no es culposa, pero el querer cambiar la realidad por la mentira por el simple hecho de que un caballerete no pareciera lo que era, bonito, lo que se dice bonito, no es. Pero esta gente está muy bien preparada. Si lo estará, que a cada atropello, a cada aberración y a cada insulto a la integridad de los toros, responden con una excusa que ofendería hasta a un niño de cuatro años. Que si el descabellar desde el burladero es una genialidad más, que si el abandonar hierros casi extinguidos es el mercado, que si el subirse por los tendidos exigiendo trofeos o indultos es cosa de engrandecer no sé qué cosa que dicen ellos, que si el hacer de la trampa un método es sabiduría, magisterio y bla, bla, bla, bla, bla, bla.

Que ya digo que esto no colaría ni para un niño de cuatro años, pero claro, si nos ponemos en posición tal que así, dispuestos a tragar carros, carretas, ruedas de molino y cualquier cosa que usted esté imaginando, pues no solo colará, sino que los habrá que formulen magníficas coartadas con apariencia de razones lógicas y evidentes. Que lo mismo te admiten que esto no da para más, que la cuadratura del círculo taurino depende de que el círculo sea un poco cuadrado y el cuadrado un poco circular, que es que tal o cuál es muy buena gente, que un día se lo encontraron en una charcutería y pidió la vez como todo hijo de vecino. Y el que no quiera ver tanta bondad y tanta capacidad es que es un malaje y, ¿qué tiene que hacer? Que se vaya.

Y venga a echar gente y a echar gente y que no paremos de echar gente. Que igual se piensan que están seleccionando, pero no, esto no es hacer selección de lo bueno, esto es quedarse solo, cansar a la gente y obligarles a que respondan con un ahí te quedas. Que a nadie se le escapa que esto de los toros cada vez está más alejado de la vida social, que hasta el escuchar a un presentador de radio o televisión hacer referencia a algo taurino con toda idea es para celebrarlo con pompa y circunstancia. Y de los que aún aguantan en esto de los toros, no se empeñen en empujarles y empujarles hasta el punto de hacerles sentir que esto ya no va con ellos. Escuchen a todos, incluidos a los que no se interesan por este mundo. Entérense por qué esto no les atrae, si conocen aunque sea de refilón algo del toro; y de los que están dentro, escúchenles, intenten saber de sus gustos, sus pasiones, sus anhelos en todo lo que tenga que ver con el toro. Más comunicarse y menos aislarse, aunque crean que son ustedes los que excluyen. No se queden solos en el desierto. Pero seguro que no están por la labor y no solo no cambiarán de idea, sino que insistirán e insistirán en tan nefasta idea de que quién no esté de acuerdo, que se vaya.

Enlace al archivo de programas  de Tendido de Sol:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol_sq_f1254883_1.html

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