Vaya torito, ¡ay! torito bravo, lleva botines...
Con lo felices y tranquilos que estábamos, con esa
tranquilidad que nos inundaba, a lo más que nos arriesgábamos era a que un
torete achuchara un poco a un torero. Nosotros llegábamos a nuestro sitio,
empezábamos a charlar con los compañeros de andanada y así hasta que
desinflábamos la almohadilla en el último de la tarde. Pero en la tarde más
larga de lo que llevamos, fue precisamente en el último cuando salto la liebre.
Se anunciaban toros de Bañuelos, de los que se echaron dos
para atrás, y pudieron haber sido más, si no es por eso de no tener que
devolver el dinero de las entradas. Luego en el ruedo se devolvieron otros dos
más, convirtiendo la corrida en una feria de muestras del ganado. El primero,
del hierro titular, se cruzaba por el pitón derecho. En el caballo cabeceó el
peto de principio, empujando de lado, para después sucumbir y dejarse sin más.
En la segunda vara, ya con la boca abierta, se volvió a dejar, para después
salirse suelto. Avanzando la lidia también empezó a cortar por el pitón
izquierdo, defectos que no se le corrigieron, y mucho menos con los banderazos
de Zotoluco. Salió otro Bañuelos en segundo lugar, que fue devuelto en
banderillas cuan do el señor presidente se dio cuenta de que no iba a colar. En
su lugar un veragüeño de Aurelio Hernando que salio olisqueando, muy rebrincado
y defendiéndose. Un primer puyazo yendo suelto, derribando al piquero y
buscando refugio en terrenos del 1. En la siguiente vara evidenció su
mansedumbre corneando el peto y empujando más con genio que otra cosa.
Peligroso esperando en banderillas y sin querer nada con la muleta. Recortando
por el derecho, violento y derrotando continuamente, medio admitía un primer
pase, pero nunca el segundo, revolviéndose muy rápido. El tercero, que era del
hierro titular, cayó redondo al dañarse una mano, fue apuntillado en el ruedo y
fue sustituido por uno de Carmen Segovia que salió muy parado, esperando en
toriles a ver qué pasaba. No quería capotes, cabeceó mucho en el caballo y se
fue rápido en el segundo encuentro. Se dolió mucho en banderillas y solo
admitió los muletazos en terrenos de toriles. El cuarto, el otro de Bañuelos
que completó la lidia, acudió al caballo con alegría, se le tapó la salida y en
cuanto pudo se fue suelto. En la segunda vara, desde más lejos, tardeó y cuando
se arrancó derribo al caballo. Le volvieron a llevar una tercera vez,
recibiendo un buen puyazo en todo lo alto por Nacho Meléndez, para a
continuación volver a irse suelto. Notó para mal los palos y no se le quitó el
vicio de venirse por el pitón derecho. La falta de mando propició que se
adueñara de la situación, ganando la partida totalmente a EL Zotoluco. El
cuarto de la tarde de Couto de Fornilhos, basto de presencia, cabeceó en el
peto empujando de lado mientras le tapaban la salida, para recibir un picotazo
en el segundo encuentro. Esperando en banderillas ya mostró su condición,
quedándose parado el resto de la lidia.
Y salió el sexto, otro de Couto de Fornilhos, que recordaba
al novillo de días antes. Pero tuvo que ser devuelto tras despanzurrarse debajo
del caballo. Si ya se habían marchado muchos espectadores, esto ya fue
definitivo, más desfiles por escaleras y pasillos. Iba a salir uno de una
ganadería que ni se veía en el cartelón, que por otra parte casi ni nos lo
dejaron ver. Era de Hnos. Domínguez Camacho. Y salió un cinqueño con pinta de
novillo. Protestado mientras correteaba por el ruedo, con mucha codicia
buscando los capotes, acudió al caballo para recibir un puyazo muy trasero; empujaba
con verdadera saña, metiendo bien los riñones, muy fijo, le taparon la salida y
le dieron bastante y bastante fuerte. Volvió al caballo con alegría, esta vez
con el palo en buen sitio. Continuó empujando, encelándose mucho en el peto. A
nadie le quedaba duda ya de esa bravura y casta que atesoraba en su interior,
aunque escarbó y se dolió en banderillas. Pero de nuevo disipó las posibles
dudas al querer comerse la muleta de Morenito de Aranda, a Morenito de Aranda y
cualquiera que hubiera pasado por allí. La falta de castigo, a pesar de lo que
recibió en el caballo, y la falta de capacidad para la lidia de su matador, no
ahormaron la embestida y no le quitaron n molesto calamocheo, ni esas
embestidas rebrincadas. Al final él fue el verdadero triunfador de la corrida,
un novillote llamado Estío, que no alcanzaba los 490 kg. pero que despertó a
todo el mundo, siendo hasta el momento el toro de la feria.
Quien no creo que vaya a obtener ningún premio es El
Zotoluco, perdido toda la tarde, esperando el toro dócil y sin ser capaz de
lidiar a ninguno de sus toros, permitiéndoles que poco a poco se le subieran a
las barbas, sin decidirse tan siquiera a machetear por bajo a sus oponentes.
Quizás a la vista de esto, alguien se pensará volver a traerle a Madrid, no
solo en San Isidro, sino en cualquier festejo de la temporada.
Se esperaba a Diego Urdiales como agua de mayo, uno de los
toreros más serios y con mejor aptitud de todo el escalafón. En su primero
trató de meterle en la muleta, pero lo más que consiguió a pesar de la porfía,
fue darle el primer pase apurado, para en el segundo contentarse con esquivar
las arremetidas del Veragua, que se revolvía de mala manera. Muchos intentos
que al final no tuvieron fruto. En su segundo ni eso ante un toro muy soso y
parado. Lo intentó y hasta llegó a ponerse pesado, como si no quisiera aceptar
la evidencia de lo que tenía delante.
Morenito de Aranda fue el triunfador de la tarde y el que al
mismo tiempo desaprovechó una oportunidad única. En su primero, el sobrero de
Carmen Segovia, demostró lo que es cuidar un toro, que no quiere decir que se
le aguante para que no se caiga y conseguir que cuele el inválido. Antes las
dificultades que presentaba el veragüeño se fue a meterle en los vuelos del
capote, recogiéndolo por bajo y rematando con una media muy torera. ¿Quién ha
dicho que la lidia, la efectividad y el arte no pueden ir en el mismo paquete?
Pues Morenito demostró que esto es posible y hasta necesario. Aguantaron al
toro sin llevarlo al burladero del seis a derrotar. Se le puso en suerte en el
caballo con pulcritud, incluso venciendo las dificultades que opuso cuando ya
sabía lo que daban allí. Ya en el último tercio se lo fue sacando de la
querencia con suavidad y muletazos por ambos pitones. Instrumentó un tanda de
naturales con altibajos, en los que el toro le protestó. No había otro remedio
que darle sus terrenos y se fue a toriles. Una primera tanda por el derecho
aseada, otra mejor con buenos muletazos y una mejor aún por el mismo lado.
Después de una estocada algo delantera y de descabellar, no sin complicaciones,
recibió una oreja.
Fue en su segundo donde comenzó su calvario. Incluso podría
pensarse que se confió ante ese novillote de los Hnos. Domínguez Camacho,
pegajoso y complicado de quitárselo de en medio. En banderillas el público hizo
saludar a Luis Carlos Aranda tras un par marca de la casa y su matador le
reconoció su labor públicamente, brindándole el toro. Empezó su labor por
abajo, pero quizás lo debió hacer con mayor contundencia, con más castigo y
hasta que el toro hubiera dado muestras de estar preparado para el toreo
bonito. Entraba a la muleta rebrincado y calamocheando, Morenito le instrumentó
dos derechazos templados y con mando, pero a partir de ahí se vio superado por
ese vendaval de bravura y cuando quiso reaccionar, el novillote ya se había
hecho el amo. Pocas cosas hay más emocionantes que un toro bravo y encastado.
Pero esto no sacia la sed del aficionado, todo lo contrario, se quiere más y
más y puestos a pedir y siendo generoso, yo todavía espero esa novillada de
Moreno Silva en manos de cualquiera de los del G- 10. Pero si alguien comparte
este deseo, que espere sentado. Yo ya tengo el sillón preparado y hasta un
banquito para estirar las piernas.
8 comentarios:
Enrique:
Te leo y, al terminar, me pregunto: ¿Por qué me sorprenderá tanto una crónica así? Y es que en tu serie de San Isidro estás describiendo el comportamiento de cada toro, con detalle y para ponerlo en relación con lo que hagan los toreros.
Y eso (quizás con la excepción de Barquerito y algún bloguero) que tendría que ser lo corriente, se ha convertido en excepcional.
Gracias por enseñarnos a ver el toro. Un abrazo.
Al final de la tarde, la torería la mostraron los de la plata. Nacho Meléndez y Luis Carlos Aranda fueron los que se llevaron las ovaciones más sinceras y cerradas (no cuento aquí las de don Florito), por presentar en el ruedo lo que es el toreo puro y duro... ese que dicen los más, que es una alucinación que padecemos los que debiéramos ser residentes permanentes del frenopático y estar vedados de asistir a las plazas de toros... pero momentos de esos demuestran que sí existe y allí está...
Juan:
No te creas, que a veces también me sorprendo yo, por no decir siempre, jajaja. No lo sé, será la idea que tenemos cada uno de esto y será que los dos coincidimos, lo que debería preocuparte.
Un abrazo
Xavier:
Pues ya ves y normalmente, cuanto más toro hay, más toreros se sienten, aunque no todos. Dirás que estoy de atar, pero en la eterna tarde de ayer, yo no me desesperé como otras tardes más cortas. Es más, al final tuvimos el gordo de la lotería. Y como dicen siempre, el premio nos tocó a todos, estuvo muy repartido.
Un saludo y me voy a por la de hoy.
Enrique:
Pues el ultimo de la tarde nos sorprendió a todos gratamente, pues con una tarde tan larga y plomiza nadie y iba a presagiar que íbamos a tener un final así.
Buena crónica una vez mas, donde el toro es el eje principal de tus argumentos.
Un abrazo
El "novillote" era para tirar la moneda al aire Enrique, y Morenito no quiso tirarla. Esperemos que algun ganadero remedie que este "Estio" sea el mejor toro de la feria, lo que querrá decir que va a haber toros de mejor calidad, que ya es decir, aunque para muchos de Madrid, lo del toro sea cuestion de kilos. Afortunadamente no todos.
Me alegro por los ganaderos. Es una familia bastante humilde y abierta a todo el mundo. Aqui en Huelva siempre estuvieron, y estan, al servicio de la Escuela taurina y de los profesionales del toro. Siempre tuvimos las puertas abiertas de su casa en Cumbres Mayores.
Gracias por las crónicas. Por lo menos nos damos cuenta que lo que vemos en casa hay mucha gente que lo ve igual que nosotros.
Un abrazo.
Diego:
Ya digo que a pesar de lo larga que fue la tarde, ha habido otras de figuritas que se me han hecho más pesadas todavía. O será que el caramelo final me ha dejado un buen sabor de boca.
Un saludo
Marín:
Pero ya sabes que no te puedes fiar, que las cosas no son como nosotros las vemos, que estamos muy equivocados. Morenito es como si se hubiese confiado con el pequeñajo, pero mira por donde que dentro llevaba todo lo que el aficionado desea. ¿Tú crees que a este toro se la habría indultado por ahí?
Un saludo y enhorabuena a los ganaderos
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