viernes, 25 de mayo de 2012

Como apiolar mascotas


Manolo Martínez, un torero mexicano que sí sabía lo que se hacía

Esto está tomando un rumbo tan extraño, tan impredecible, que a priori es complicado atisbar donde está la meta; por no saber, no se sabe si hay meta o no. Algunos dicen que al final hay un precipicio, otros que cuanto peor, mejor, pero lo que sí es cierto es que uno cada día se acuerda más de aquello de “ver para creer”. En la corrida de los Cuvillitos escuché como una señora pedía que no se le picara más al torillo, que pobrecito; mientras jaleaba todo lo que hacían los de las medias rosas, como si estuviera viendo a su niño y sus amigos del colegio jugando en el patio con un perrito al que mareaban. En cualquier momento esperaba que la señora les regañara a los toreros y les dijera que ya valía con jugar con el toro.

Visto así, como si estos traviesillos estuvieran molestando al perro de la vecina, esto de los toros se parece ya más a una travesura de niños; los que meten la mano en la pecera, los mismos que molestan a un gato, le dan chocolate al hamster, sueltan al canario por la habitación, o le dan vodka al conejito blanco de la abuela. La corrida de toros es simplemente como fastidiar a una mascota. Una mascota dulce, bonachona y de peluche.

Algo así han son estos animales de Cuvillo que tanto se seleccionan; aunque que no se me malinterprete, que no es que sean minuciosos en la tienta, que no lo parece, sino que para juntar seis hay que ver la intemerata, para luego echar al ruedo una cosa indecente que quieren que pase como toro de lidia. ¡Qué bromista es este chico! Ya sabemos que hoy los toros no se pican, ese es un mal muy extendido, ya sabemos que cuando aparecen las figuritas, la tónica es hacer que se aprieta, pero sin apretar, pero estos rebasan el límite de largo. El primero, que fue el que más lámina de toro lucía, más por la cara que por la caja, recibió un puyacín de lado y trasero y otro ni señalado. Molesto con las banderillas, muy flojito, iba y venía mientras se esperaba que se fuera al suelo en cualquier momento. El segundo no se aguantó en pie y fue sustituido por uno de Carmen Segovia al que nadie logró fijar en los capotes, se quiso quitar el palo, primero fue al relance y luego lo metieron casi debajo del peto, al que corneó sin compasión. Esperando en banderillas, doliéndose de estas, entraba a la muleta como un mulo, sin humillar y sin codicia. El tercero, con pinta de ciervo, inmediatamente se refugió en tablas; dos picotazos y a dejar pasar el tiempo bajo el peto. En la muleta incluso llegó a molestar a su matador. El manso cuarto apretó un poco al salir, aunque más por la falta de pericia del matador, que por su mala condición. Picotazo trasero del que escapa y vuelve de nuevo, cabeceando, y un arañazo trasero como segunda vara; en el último tercio se hartó de ir y venir, permitiendo que el matador diera un curso completo de vulgaridad, llegando el público a aplaudir a este manso en el arrastre; quizás por ser la mascota que querrían tener en su casa para ponérselo sobre las piernas mientras ve la tele. Al quinto ni se le regañó en el caballo, a lo que respondió dando cabezaditas al peto. Siempre amenazando con echarse, al final aguantó en pie hasta que recibió un pinchazo trasero. El sexto, una sardina abecerrada fue devuelto y suplido por otro de Salvador Domecq. Mal lidiado o mejor dicho, nada lidiado, empujó en el caballo con la cara alta y cabeceando. Aunque manso, al final se vino arriba en la muleta y le complicó las cosas a Diego Silveti, entre coladas y desarmes.

Los matadores estuvieron a la altura de las circunstancias, o sea vulgares, superficiales y sin dar un solo pase bueno de verdad, tanto con el capote como con la muleta. Monsieur Castelá se mantuvo en esa burbuja místico artística en que vive, ajeno a todo lo que pasa a su alrededor. Él llega, se pone delante de este ganado infame y se pone a pegar pases echándose para atrás con el capote, escondiendo la pierna con la muleta, sin templar, a base de trallazos y sin idea de confeccionar una faena con algo de lógica. Pases y pases sin orden ni concierto, siempre sin rematar, estirando el brazo, lejos del toro y por supuesto siempre con el pico de la muleta. Descolocado durante toda la lidia y permitiendo que el ruedo sea un mercado persa en el que se echan el toro de unos a otros, sin preocuparse de fijarlo o de colocarlo en el caballo. Pero él a lo suyo, unas chicuelinas apartándose siempre o un bajonazo tras el cual se adorna como si hubiera matado como Mazzantini. En su segundo se hartó de pegar pases. Empezó citando de lejos y pegando banderazos ante las embestidas del Cuvillito. Pases sin rematar, retirando la muleta de golpe, los pases por detrás, derechazos y naturales citando muy fuera de cacho, mucha carrera, arrimón final, vulgar, aburrido, hasta oír el primer aviso antes de entrar a matar. Un bajonazo y una entera trasera, lo que no desanimó al público a pedir la oreja. Un vecino de localidad afirmaba incluso que era la mejor faena de la feria ¡Vágame Dios! Y volvieron a ovacionar, esta vez calurosamente, a un manso.

Daniel Luque no sé si debería hacerse banderillero o sacárse una carrera con futuro, una de esas de CCC, para que no tenga que salir de casa, no vaya a ser que se encuentre con alguien que le anime a volver a torear. Solo unas verónicas aseadas, lo demás toreo moderno en toda su plenitud incurriendo en todos sus males imaginables, sin hacer caso al toro y retorcido; arrimones, pico, lejanías y esa larga retahíla tan repetida. Hasta hizo eso de matar con el descabello y no con la espada. Un primor.

El confirmante, otro más, Diego Silveti, se puede aplicar el cuento de los demás, aunque aún cabe la esperanza de que mejore. Parece difícil, pero no imposible, bastaría con que aprendiera a dominar a los toros y que no se le subieran a las barbas al tercer muletazo. Lo de la variedad con el capote está muy bien, pero haciendo las suertes como se debe, no al aliguí. Otra tarde más en la que muchos aficionados se plantean muchas cosas sobre esto de las corridas de toros. Quizás la primera debería ser la segregación de la fiesta de siempre de este espectáculo vacío de contenido y sin sentido. Apartarnos de todo lo que se parezca a esos torillos que podrían alimentarse con Catshaw, de esos toreritos de pitiminí, tan ignorantes como inoperantes, necios y soberbios, y por supuesto de esos ganaderos a los que les vale todo y que sacan pecho cuando una masa ignorante les aclama mientras se hinchan a pipas y cubatas.

14 comentarios:

Luis Cordón Albalá dijo...

A mí este timpo de "trampas", Enrique, ya sabes que no me van. Así que el pañuelito se quedó en el bolsillo esperando un resfriado o un apretón.
Un abrazo

Xavier González Fisher dijo...

¡Ay Dios Enrique!, traes de nuevo a Manolo Martínez... hace 16 años que hizo "el último paseíllo" y si a los 16 años le sumas los otros 6 que tenía sin torear, resulta que es casi un cuarto de siglo el que llevamos huérfanos de un referente, porque "acá de este lado" (como dice una canción nuestra), sigue siendo la "vara de medir"...

Así que, como verás, también nosotros tenemos razones para lamentarnos... o para tomar pildoritas.

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
Entre la juanpedrada y la de cuvillo de ayer, vamos apañados, pero claro, con las supuestas figuras que podemos esperar, porque si al menos tuviesen motor y apretasen pues la presentación pasaría a un segundo plano.

Lo que yo no entiendo es una cosa, y a mí que me lo expliquen... ¿que hace cuvillo 2 tardes en Madrid? lo mismo me da que la segunda saga se llame feria aniversario, que arte y cultura, o que sea la prolongación de la sala Rociera Alcalá 202 donde la gente guapa y de clavel poblara los tendidos despues de jartarse a cubatas y e iran las féminas de furor uterino a lucir mini falda....

Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Luis:
es una pena que no nos podamos llevar una alegría y encima los conformistas nos cuelgan el cartel de intransigentes, perfeccionistas e inconformistas, pero lo único que queremos es ver torear bien y luego, si acaso, bonito.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Todos estamos huérfanos de referentes y lo único que parece estar claro es que cada día que pasa solo estamos más lejos de ellos.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Diego:
Yo a eso del motor le llamo casta, porque así las embestidas son más emocionantes y el toreo adquiere más valor.
Lo del Cuvillito, pues está muy claro hombre, es la recompensa al fracaso del año pasado. Fueron otras dos y juntando todos, no lograban medio componer un a corrida de toros medianamente presentable. Luego lo del comportamiento es para que lo dejemos de lado y nos vayamos a la sala rociera a dar palmas, más que nada para que no se nos olvide como es eso.
Un saludo

Anónimo dijo...

No opinaré de la corrida en sí porque no la ví en la plaza pero sí quisiera repetir una vez más lo que hemos dicho muchas veces: esto está casi acabado a todos los niveles.

Hay una dejación total de funciones por parte de la Comunidad de Madrid y la afición de Madrid sigue abotargada, incapaz de decir esta boca es mía cuando le han robado la cartera una vez más. La huelga que se prepara para la semana próxima y la siguiente por parte del personal de la plaza nos privaría de dos corridas muy de nuestro gusto: Escolar y Adolfo Martín.

No para ahí la cosa, se rumorea algo que (mira que me jode ser profeta) ya hemos dicho antes: quieren sustituir los festejos veraniegos por conciertos musicales.

Con todo el dolor de mi corazón, me estoy planteando dejar mi abono y sacar (si es que lo logro) sólo las 5 o 6 que me apetecen ver.

¡Qué triste historia!

Saludos
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Parece que se empiezan a dar los pasos definitivos primero para acabar con la temporada de Madrid, después con la fiesta tal y como la conocíamos hasta ahora y después, quien sabe, si con la Fiesta en si. Y te digo una cosa, Puede que sean las palabras del que no cree que esto desaparezca, que sí que lo creo, pero ahora mismo, si se prohíben las corridas de toros, tal y como son ahora, a mi me importa un pito, que las prohiban. Nos meteremos de lleno en los recuerdos, podremos idealizar lo que nos dé la gana, sin que estos asalta plazas y esos nuevos aficionados, tan ignorantes como listos se creen ellos, nos vengan con sus monsergas estúpidas a más no poder.
Un saludo y gracias por aparecer aún por aquí. Aprovechemos lo que nos queda

MARIN dijo...

No sé Enrique, pero parece que Cuvillo se reserva los toros que mas o menos se mueven para Jerez, el Puerto o Huelva. Aquí se mueven igual que en Madrid, no creas, pero se jalean mas y parecen mas "toros".

No sé si te diste cuenta del detalle tras el tercio de varas del sexto (bis) de Salvador Domecq. El picador, otro de Huelva, Juan Antonio Carbonell. Este no habla por no ofender, pero ayer tras señalar solamente al de Salvador Domecq, parte del tendido del 8 se encaró con Carbonell. Y yo me pregunto ¿que le recriminan al picador si este trabaja para el matador?. Pues menos mal que el bueno de Carbonell no apreto un poquito mas, sino os quedais sin torillo.

Un saludo.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Puede parecer un contrasentido, pero yo prefiero que aprieten lo que tendrían que apretar en un toro con el poder lógico de un toro, y si se cae, que se caiga y si no puede moverse después, que no se mueva. ¿Crees que la gente soportaría que los toros se derrumbasen todos los días durante un mes y año tras año. Quizás entonces todo el mundo se daría cuenta del fraude y habría que tomar otras decisiones. Pero de momento todo esto se va tapando, la gente no se da cuenta de la gravedad de la situación y se va manteniendo el fraude. En estos días están pasando cosas que pueden acelerar el que esto se acabe definitivamente. Y mira lo que te digo, y sé que te harás idea de como estoy para decir esto, pero si hoy hubiera un referéndum para abolir la fiesta, ahora mismo yo votaría que sí. Esto me parece una crueldad, un abuso y un sin sentido. Otra cosa sería si aparece el toro, entonces esto pegaría un vuelco espectacular y a lo mejor hasta viviría un renacimiento, porque el toro es el que todo lo puede. Cambiarían los nombres, pero eso no nos importa, eso es cosa de los que se están forrando a causa de esta ruina. No sé, pero me parece que nos quedan unas cuantas Barcelonas.
Un saludo

Anónimo dijo...

Enrique, calco tu respuesta a Marín porque has dado en el clavo. Enmarca la respuesta...

Y una cosa muy acertada que ha dicho Marín, lo de ensañarse con el picador. Ese es uno de los grandes males, a ver cuando se dan cuenta de una vez de que el culpable no es el picador sino el matador. Es él quien ordena dónde, cómo y durante cuánto tiempo quiere que se le pique al toro. A ver si aprendemos a valorar en su justa medida las cosas y cuando veamos que un picador aprieta duro, barrena y tapa la salida, le metemos caña al matador y abucheamos su nombre, no al del pobre asalariado. Así es como nos podemos dar cuenta de lo mucho o poco que quiere torear con la muleta. ¿Acaso no se dan cuenta que los mismos que aquí pican mal luego son los mismos que ganan premios en Francia? ¿O es que allí las puyas llevan incorporada mira telescópica?

Saludos
J.Carlos

Enrique Martín dijo...

J. Carlos:
Hace casi un siglo decía lo mismo Corrochano, igual, que el público miraba a quien no tenía la culpa, que el que mandaba era el matador, no el del palo. Pero es más fácil mirar al dedo que señala la luna, que a la luna.
Un saludo

MARIN dijo...

Menos mal J.Carlos. Ya me veia otro bicho raro que veia cosas donde no era.

Gracias.

Enrique Martín dijo...

Marín:
No te esfuerces, si ya sabemos que eres un bicho "mu" raro. Y que te gustan unas cosas más raras aún, como eso del toro íntegro, el campo y otras excentricidades más. Pero bendita rareza.
Un saludo