miércoles, 30 de mayo de 2012

Se apagó el toreo


Julio Aparicio, el toreo que se va consumiendo


El torero ya no está, pero no por eso dejará de ser torero. Julio Aparicio enseñó a todo el mundo que el toreo no se aprende en los libros, que no es solo pegar pases, cortar orejas y salir de cualquier manera por la puerta grande, el toreo es mucho más, es un sentimiento, es una filosofía y una forma de vida. Aunque unos viven para el toro y otros del toro, pero eso ahora queda aparte. Todo queda a un lado cuando un torero decide cortarse ese exclusivo distintivo que identifica a los toreros. Muchos verán que solo es un añadido, una parte del vestido de torear, pero la coleta simboliza lo que es ser torero; torero no se es de la noche a la mañana, como el que decide cambiar de camisa, de zapatos o de bar para tomar el café. El torero se va haciendo poco a poco, a fuego muy lento, tan lento como tarda en crecer esa coleta, después de mucho tiempo, después de muchos enganchones, para al final acabar portando esta extensión como el que carga con una larga vida delante del toro. Por eso al pedir a tu peón de confianza, a un familiar o amigo de verdad que tome las tijeras es pedirle que te ayude a cerrar una historia llena de ilusiones, sufrimientos y que el torero vive como un sueño, una lucha contra la muerte para sentir la vida. Pero el torero, cuando alcanza llega a serlo, nunca se despoja de esta distinción. Y Julio Aparicio lo será para siempre, igual que Julio Aparicio padre, con quien me crucé a la salida, y que como los grandes, como los toreros buenos, no podía reprimir el que los ojos se mojaran las mejillas de los recuerdos del niño vestido de luces. Será por esto que el toreo es tan grande.

Pero ya digo que esto no se aprende en los libros, ni lo pueden enseñar los que ven en esto solo un negocio o la satisfacción de una vanidad mundana alimentada por la ignorancia y la estupidez. Quien no sé si ha aprendido o no esta forma de vivir es David Fandila, El Fandi, uno de los toreros más toscos del escalafón y de lo que menos pureza tienen a la hora de mover los engaños. También puede ser que no dé para más que para lo que hace. Muchas facultades, simpático como el que más, pero autor de un toreo superficial y vacío. Recibió a su primero con una larga de rodillas y varias verónicas rectificando siempre. Galleo por chicuelinas citando y apartándose un paso a un lado, en lugar de desviar la trayectoria del animal. A su primer inválido de las Ramblas no se le pudo ni picar, le colocó bien en el segundo encuentro, para recibir un segundo picotacito. Luego en banderillas solo confirmó una cosa, que corre mucho. A toro pasado, a veces pasadísimo. Pero lo malo no son las carreras en el segunde tercio, lo peor de todo es que cuando coge la muleta tampoco se para, se mueve hasta cuando está pasando al toro, es como si sufriera vigorexia taurina o el baile San Vito, versión muletera. Luego si nos ponemos a añadir, podríamos hablar de esos pases en los que no torea y que vacía allá a lo lejos, apuntando a las Alpujarras. Al segundo, que empujó con la cara muy alta en el caballo y que le dieron para ir pasando en la segunda vara mientras le tapaban la salida, le tanteo con mantazos de capa. De nuevo cogió los palos y demostró su ansia de superación, si en el primero ya estuvo para taparse, en el segundo estuvo aún peor, con un tercer par en que se fue tanto que no encontró toro ni en la primera, ni en la segunda pasada. Faena de muleta casi calco de la del segundo de la tarde. El toro iba y venía a su voluntad, pues jamás el granadino le indicó “por aquí”. Se puede decir que lo mejor de su actuación fue el momento en que cortó la coleta a Julio Aparicio, aunque una voz mal pensada cerca de mi le decía que esta vez no se desviase tanto como lo hace con los palos, no fuera a ser que le cortara una oreja al compañero.

Miguel Ángel Perera, este torero que se llama igual a uno que hace unos años interesó al público de Madrid, no se sabe si vino a torear o a castigar a la parroquia venteña. Exquisito tomándose precauciones y aliviándose hasta para mojar las telas, no vaya a ser que tengamos un disgusto que no buscamos. Bastante disgusto demuestra él durante toda la tarde; parece que viene “obligao”, y no se da cuenta que para venir así, preferimos que no venga, que no hay que pasar malos ratos sin necesidad. Al tercero, pobre de cabeza, lo recibió a pies juntos, no vaya a ser que al abrir el compás suceda algo irremediable y bochornoso. Lo de llevar al toro al caballo no entraba en sus planes, así que no insistiremos sobre ello. En el primer puyazo, perdón, en la primera simulación de puyazo le taparon la salida, mientras el animalito se quedaba roque apoyado de lado contra el peto. En el segundo no llegaron ni a señalarle el puyazo. Quite por chicuelinas de Perera, con menos sentido que una nevera en el Polo, como los muletazos que siguieron, esparcidos en cantidad por la arena de Madrid. Con una parsimonia desesperante para ensalzar su labor, lo malo es que lo que ensalzaba era para esconderlo debajo de la alfombra. Pero fue en el sexto en el que se encontró a gusto, con novillote entrado en carnes, como nos gusta en esta plaza, los cebones más propios del matadero e ideales para sacar filetes gorditos. El pobre animalito iba escasito de fuerzas y tropezaba con el aire, aunque también puede ser que los areneros dejaran hoyos intencionadamente; esto habrá que analizarlo detenidamente. Suerte tuvo el matador de que el animalito no tuviera ni casta, ni malicia, sino podría haberse lamentado de sus dudas con el capote, haciéndole garabitos en la cara, pero el de Las Ramblas ni se enteró. Fue tocar el peto y ¡brrroooummmm! se derrumbó. Venga otra vez al caballo, a ver si ahora va a ser posible. Allá que fue y ya el picador tomó sus precauciones y casi ni le tocó con el palo. Eso es consideración. Acto seguido el extremeño tomó la muleta y comenzó el segundo pase de su actuación. Mantazos con el pico, mandando al toro allá a lo lejos, incluso más lejos de lo que se lo pasaba, retorcido. Al natural imagínense un corta y pega de lo anterior y de lo anterior y de lo anterior y… Lo siento, me contagié. Solo acompaña las embestidas y tanto abría la ventana, que el toro se le viene al hueco, pegándole un incómodo achuchón. Pero ya estaba caliente, se desmelenó y empezó con su repertorio más popular, alcanzando las más altas cimas de la vulgaridad, el destoreo y el sinsentido. Arrimón y mantazos que hacían vibrar a los paisanos que tanto le quieren y que no le tienen en cuenta los defectos, le quieren como es, que así debe ser el cariño. Pinchazo y entera, petición de oreja que el presidente no concedió, con toda la razón del mundo, porque a veces se nos olvida que un pinchazo o estocada defectuosa hacen que se pierda un trofeo, precisamente el que otorga el público y que la segunda oreja, o la primera en este caso después del fallo, es por decisión del usía del palco.

El que abría plaza, que hoy lo he dejado para el final, era Julio Aparicio. Volvía a Madrid en una situación incómoda después del escándalo del último día. Se decía que no vendría, pero allí estaba. Empezó con ganas, parecía que estaba decidido a limpiar su imagen, unas verónicas a su estilo, pero con pasito atrás, excepto en una por el pitón izquierdo. El manso fue al caballo para no parar de cabecear el peto, queriéndose quitar el palo como fuera. Mientras el matador andaba por allí, mal colocado. Más cabezazos en la segunda vara, en la que el toro se rompió un pitón; ¿de qué estará hecha la guata de los petos? Los pitones parecían dos platanitos inofensivos. Bien Ángel Otero con los palos, para dar paso a los muletazos de tanteo, más para perder tiempo que para ver cómo iba el animal. Bajonazo fulminante y se acabó. Al inválido cuarto le sustituyó uno de Fraile Mazas; corretón, bien parado por Ángel Otero, mientras el matador se inhibía de la lidia. En los dos encuentros con la acorazada de montar le dieron más castigo del esperado y hasta del necesario. Trapazos de aliño para machacar al toro, media estocada, dos descabellos y fin de una historia. Este Madriledo, número 15 de Fraile Mazas, 527 kg., ha sido el último toro que ha matado Julio Aparicio.

No nos quedaremos ni con la escasa fuerza, presencia y mansedumbre de sobra de los de Las Ramblas, ni con el continuo ir y venir y volver a venir de El Fandi, ni con la parsimoniosa vulgaridad de Perera, hoy será el día en que Julio Aparicio se cortó la coleta, el día en que al abandonar la plaza unos le aplaudieron como reconociendo a una carrera, al torero que ha sido, mientras otros no veían más allá de sus almohadilla y abroncaban al torero que apagó el toreo.

17 comentarios:

Diego Cervera Garcia dijo...

Enrique:
18 de Mayo de 1.994, Torremolinos (Malaga) y un chaval de 13 años llamado Diego Cervera hizo un pacto con sus profesores y con el permiso de sus padres de no realizar actividades por la tarde en el viaje de fin de curso.

18 de Mayo, día de playa por la tarde, pero mía se me ocurrió que la playa es para el mes de Julio y Agosto, y que mejor que hacer que estar en el bar del hotel viendo la feria de San Isidro...

Duende, hechizo, naturales encajados de autentico desmayo con las muñecas rotas y la mano muy baja....Cada natural era un cartel de toros, un derroche de poesía...

Era tal locura la que había en el bar, que hasta el camarero perdió las composturas, y entonces, si se pararon realmente los relojes del tiempo.

No hubo playa esa tarde (ni ninguna) no hubo cena, pues el bufet del hotel cerraba a las 21:15 horas, pero hubo una faena que marco un punto de inflexión en mi vida, y que me hizo comprender realmente de que el arte no entiende de tecnicas, ni de razones, ni posiciones, simplemente es arte en estado puro y cada uno opine lo que quiera....

¿tu te perderías una tarde de San Isidro por ir a la playa? yo en esa época no, ahora con los petardos que hay anunciados en los carteles a bombo y platillo si

Un abrazo

Manuel dijo...

Mi desconocido amigo, ya peino canas y por azar hace una semana leí su "blog" y lo añadí en favoritos toros por casualidad, hoy he querido entrar para ver que opinaba de lo sucedido con Julio Aparicio y no voy a entrar en valorar dicho tema, pero al seguir leyendo me he quedado de piedra sobre el juicio que hace del diestro José Fandíla y su comentario "Quien no sé si ha aprendido o no esta forma de vivir es David Fandíla, El Fandi, uno de los toreros más toscos del escalafón y de lo que menos pureza tienen a la hora de mover los engaños. También puede ser que no dé para más que para lo que hace...".
Mire usted creo que puede gustarle o no el toreo de dicho señor, pero le recuerdo que el añadido que lleva, como el que cortó a su compañero, no creo se lo hayan regalado en una feria y se merece, aunque usted le critique, el respeto de dicho añadido.
Desconozco si algún maestro de la sintaxis le ha escrito sobre su forma de escribir, yo desde luego no lo haré, pero supongo a ojos de dichos maestros literarios no sea usted un Lope de Vega, ello no es óbice que el hecho les diese derecho a llamarle junta letras o cualquier otro adjetivo calificativo de mal gusto.
Mi querido desconocido amigo, puede no gustarle David (luego le explico lo que me gusta) pero ¡por favor! trate a quien se pone delante de un toro con el respeto que se merece
Titula usted su articulo "Se apagó el toreo", yo creo que no, se habrá apagado el toreo de Aparicio pero no el toreo, el toreo existía antes de Aparicio hijo, antes de Aparicio padre y antes de Aparicio abuelo y ojalá siga existiendo por muchos años.
Y ahora lo prometido:
a.- Toros, no elefantes. Cada rama tiene su grosor y cada encaste su peso.
b.- Toreros, todos para mi un respeto. Como creo le gusta este mundo, le diré, bucee y busque lo siguiente: Plaza de Toros de Murcia, "creo" este cartel Antonio Ordoñez, Diego Puerta y Miguelin, primer toro oreja con protestas al maestro Ordoñez, la deja sobre el hormigón de la barrera, segundo toro(4º) dos orejas y clamor ¡aquel día aprendí como me gusta el toreo!.
Un saludo y un abrazo de un simple admirador de los "añadidos".

Xavier González Fisher dijo...

Enrique: Yo creo que con Aparicio hijo, estaba "apagado" desde hace muchos años... veo que tenía legión de seguidores, pero pocao ánimo para llenar sus expectativas... Lo de ayer debió ser hace mucho... un nombre ilustre no se arrastra por el suelo de esa manera.

Enrique Martín dijo...

Diego:
Yo no me lo perdería, por supuesto, pero es que yo por no ir a la playa soy capaz de ver el "Sálvame", aunque duela.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Manuel:
Le agradezco su visita y su comentario, así como la forma en que lo ha hecho. Claro que respeto a Fandi y a todos los que se visten de luces, por supuesto, pero lo que no tengo por todos es admiración, ni mucho menos. Y la forma que tiene el Fandi me parece vulgar y que destroza cualquier idea posible de toreo. Quizás la diferencia puede estar en que la gente considera que torea todo el que pega pases, clava banderillas o mata un toro con una espada. Entonces, si esa actividad no se realiza conforme a unos cánones, es perfectamente criticable y si además se convierte en su forma habitual de proceder, pues entonces el problema es mayor. En el primer caso puede ser que se tenga un mal día, pero en el segundo es que hay un concepto de partida erróneo.
Claro que ha habido toreo antes que Julio Aparicio, faltaría más, lo que no tengo tan claro es que vaya a haber muchos más en el futuro. Simplemente por su forma de proceder en estos momentos ya da una idea de su concepto de la torería. Y al irse él se va uno de los pocos que estaban de acuerdo al toreo de siempre. Empiezan a ser rara avis y ahora los que mandan son los profesionales, las figuras, los millonarios que actúan según la cuenta de resultados y los que se valen del toro para sacar beneficios en otras actividades, pero no son lo que siempre ha sido un torero.
Lo de toros y no elefantes creo que está condicionado por un prejuicio que en este caso no está justificado, pues creo que en el blog he dejado claras mis ideas, aunque no le voy a pedir que se lea entradas antiguas, me parecería una crueldad por mi parte.
Sobre los toreros y esos gestos es precisamente por los que la mayoría de los toreros actuales me infunden respeto, pero no admiración, eso es algo muy distinto.
Si no tenía claro que no soy Lope, creo que en esta respuesta se lo dejado muy claro, ando más cerca de los junaletras, que de los que saben crear sensaciones con las palabras. De momento me tengo que conformar con ser un simple aspirante a los de juntar letras. Cada uno tiene que saber sus limitaciones.
Un cordial saludo y le espero en próximas ocasiones.

Enrique Martín dijo...

Xavier:
No me refería tanto a Aparicio, que dejó de ser lo fue hace mucho, sino a lo que representan estos toreros con una idea de esto más próxima a lo clásico que a lo que se nos viene encima. Y tenía seguidores, pero no tanto como quizás parezca.No como otros toreros de otros momentos. Lo que si ocurre es que para muchos es su primer referente de torero artista y con duende y de repente se les ha ido.
Un saludo

fabad dijo...

Enrique, en Vic he sabido de la mala feria de Madrid. Lo que hoy ha hecho Castaño (que es parte de un número artístico que agradezco mucho por como está esto) es habitual en Céret y en Vic. Cuando he visto a Madrid vibrar he pensado que nos conformamos con poco... pero no nos dan ¡ni eso!.
Habría que hacer una huelga general y decir ¡QUEREMOS VER TOROS Y TOREROS ORTODOXOS!. No me molestan los otros pero ya no soporto la mentira generalizada (Manzanares, Juli, Perera...)

Enrique Martín dijo...

Fabad:
Que envidia me das. Pues tienes razón, nos conformamos con poco, ni tan siquiera pedimos toros bravos y toreros artistas, nos basta con el toro y el torero. Que ya es mucho hoy en día. Los geses aburren, porque tienen una idea de esto muy limitada, muy sesgada según lo que unos opinan que gusta al público, pero queda demostrado que cuando se ven otras cosas, provocan el entusiasmo generalizado.
Un abrazo

Unknown dijo...

Buenas! Tienes algo en contra de Perera? Otra cosa no me explico, pues si lo viste mal, que venga Dios y lo vea. Obligado? No lo vi así en ningún momento, ni yo ni la mayoría del público de Las Ventas. Ojalá q tu 'amigo' hubiera estado la quinta parte de como estuvo el extremeño.
Y ahora vas y me inhabilitas el comentario, q es lo que siempre soléis hacer.

Unknown dijo...

Buenas! Tienes algo contra Perera? Porque si no, otra cosa no me explico. Si estuvo mal, que venga Dios y lo vea. Obligado? No lo vi así, ni yo ni la mayoría de Las Ventas. Ojalá tu 'amigo' Aparicio hubiera estado la quinta parte de como estuvo Perera.
y ahora vas y me inhabilitas el comentario, cosa que se suele hacer muy habitualmente

Manuel dijo...

Sr. Martín, libreme Dios de llamarle junta letras ¡en absoluto! le ponía el ejemplo, me dolería profundamente así lo hubiese entendido.
El dirigirme a usted es por la demasiada acritud (que diría el otro Guerra) que noté en su referencia al Fandi nada más.
Creo que nuestros gustos son bastantes similares, aunque discrepemos en otras.
Mire yo he visto en Valencia a El Cordobés I sacudirse las zapatillas y montar una bronca de mil demonios, volver y poner al público en pie aplaudiendo a rabiar sólo por un gesto de su mímica (yo en ese momento fui por agua que hacía calor ¡ya me entiende!).
Estoy con usted que cada vez hay menos "de los nuestros", mire yo lo comparo con los mensajes que mandan a la tele ¡hay cada falta de ortografía! y dirán que saben escribir...pero vaya modo, en lo taurino pasa igual.
Y para terminar una anécdota, durante unos años viví los toros por dentro a nivel ganadero y vi ¡tanta miseria!, ¡tanta putada!, ¡tanto o me haces esto o no toreamos tu corrida!, etc. que desde entonces me alejé del mundo del toro, me gustan a rabiar pero dejé de pagar por ver torear, será triste pero es así,veo por la tele la feria de Madrid y poco más, casi siempre lo que sale de chiqueros está muy manipulado, desafortunadamente los apoderados son quien mandan en este cotarro.
Un abrazo y espero ¡¡¡sobre todo que no entendiese le llamaba "eso"!!!, le iré leyendo y quizás a veces asome mi escritura por la tronera de este burladero suyo.

David Campos dijo...

Enrique:

Qué agradable es, entrar aquí y leer a alguien que entiende y vive el toreo como tiene que ser, alguien que sabe reconocer que, aunque las cosas salgan mal, hay una gran trayectoria artística detrás de un torero, al que se nota que le cuesta un mundo respirar entre lance y lance., pero que como tú dices, el toreo le sale de dentro porque nació para esto.
Una verdadera pena, que haya tanta gente que no sepra ver el toreo como debe ser. Mucha suerte desde aquí para quien no dejará de ser torero aunque se empeñe. Mucha suerte a quien nos ha hecho disfrutar tantas veces. Mucha suerte a Julio Aparicio.

Un saludo!

Enrique Martín dijo...

David:
Muchas gracias por tu comentario. Creo que siempre hay que medir las cosas y darles su justa respuesta. Evidentemente Aparicio estuvo bochornoso en las dos tardes, pero en lugar de empezar a engañar, a engañarse y a buscar excusas, decide por si mismo cortarse la coleta. Un gesto de torería, en el que domina el sentimiento que le brota de dentro, al que sale de la cartera. A partir del tijeretazo yo creo que ya no había lugar a quedarse en esa tarde. Automáticamente el momento adquiría un mayor dimensión y había que pensar en una vida de torero. Me uno a tus deseos de buena suerte para él.
Un abrazo amestro

Enrique Martín dijo...

Manuel:
Seguro que le entendí mal, pero tampoco se preocupe por lo de juntaletras, hay que ser consciente de lo que se es. No tenga mayor cuidado. Me hace gracia lo de "ir a por agua", uno que me enseñó esto decía que era el momento de los anuncios y sacaba el periódico para aprovechar el tiempo. Lo de El Fandi puede ser, no le digo que no, porque a veces uno escribe y es el que lo lee quien mejor percibe lo que se quiere transmitir. Pero ya es hartazgo y no entender como año tras año nos traen ciertos toreros, que actúan muchas tardes, pero que no torean ninguna. En cambio hay otros y otras ganaderías que nos gustaría ver, pero que no es posible porque hay que aguantar estos carteles. No tengo nada contra el torero, pero sí contra su forma de hacer. Y entiendo que haya que poner toreros para todos los gustos, pero es que siempre son los mismos y los que nos gustan en Madrid, no los ponen.
Un abrazo y muchas gracias por visitarnos de nuevo, tendrá siempre la puerta abierta y si hay que llamarme "eso", pues igual es porque me lo he ganado, que nadie es perfecto y el que suscribe, menos que nadie. Yo no me lo tomo mal y mucho menos cuando compruebo el tono en que se hacen las afirmaciones.

Enrique Martín dijo...

MARIA ESTHER:
Ya ve que aquí no se inhabilita nada, ni a nadie, faltaría más. Con Miguel Ángel Perera no tengo nada personal, pero sí con su forma de actuar en el ruedo. En esta plaza le aclamamos hace años y hasta disfrutamos con su toreo, pero de bastante tiempo para acá parece eso, que viene obligado y que su actuación para más dirigida a fastidiar a los que protestan que a demostrar que es un torero que sabe hacer bien las cosas. Pero además no nos calla con toreo del bueno, lo hace con un destoreo ventajista y vulgar, obviando las condiciones del toro, que para mí es el origen de todo. Y no fue la mayoría del público el que le aplaudió, ni mucho menos, pero aunque hubiera sido yoda la plaza, si yo opino justo lo contrario, lo diré, porque esto no se trata de estar de acuerdo con unos o con otros. ¿Estaré equivocado? Pues lo más fácil, pero es lo que pienso y mi idea de lo que es el toreo, que nada tiene que ver con dar un millón de pases.
Desafortunadamente, Aparicio no es mi amigo, me encantaría para así poder hablar de toros con él tomando un café. Eso sí, le aseguro ue aunque fuéramos amigos, si una tarde estuviera mal, se lo diría y lo escribiría, aunque solo fuera por lealtad a un amigo y sobretodo por lealtad a la Fiesta de los toros, que con tantas buenas palabras se nos está yendo al garete.
Un saludo

maria esther dijo...

ENRIQUE MARTÍN:
Pues parece lo contrario, con todos mis respetos, porque no he llegado a leer nada malo de Aparicio, incluso llegas a decir que fue su tarde...y eso que 'su tarde' fue catastrófica, si llega a redondearla le pones un marco!
En cuanto a El Fandi, no te voy a replicar pues, para mi entender, se dejó ir al 5º.
Pero en cuanto a Perera, disparidad de opiniones. Respeto la tuya, pero no la comparto en absoluto. Si torear de verdad, con los muslos pegados a los pitones, dándose un arrimón de 'la ostia' (sin necesidad alguna), jugándose la vida como un tío y toreando con ese temple y suavidad al lote que le tocó (que no valió para nada) sigues diciendo que estuvo vulgar...tendré que plantearme recibir unas clases taurinas para cambiar mi concepto del toreo.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

María Esther:
SObre Aparicio creo que ya está dicho todo lo malo posible, simplemente que cuando un torero decide cortarse la coleta en el ruedo, en ese momento ya no se para uno a juzgar una tarde, tarde nefasta que además ha sido el detonante de una decisión muy importante. A partir de ahí creo que hay que pasar a valorar toda una carrera y no cuatro toros malísimos. Esa es mi idea de esto y lo que me enseñaron desde pequeño.
Sobre Perera y ese arrimón, lo siento pero yo no valoro eso de la misma manera. En el rodaje de "Tarde de Toros", Domingo Ortega le decía a un señor que se tenía que dejar coger, que se pusiera todo lo cerca posible, porque así se corre menos peligro, porque de primeras el toro te despide y no te ha medido para cogerte y calarte. Temple puiso poco, pues temple no es acompañar la embestida a un moribundo, es es hacer de sanitario, igual que torear no es acompañar esa embestida y ponerle la muleta como si fuera una zanahoria para que la siga en linea recta, mientras que estira el brazo una barbaridad para que el toro pase muy lejos. Arrimón y el toro se lo pasa a un metro, algo no cuadra. Y por si fuera poco, empleando solo el pico de la muleta y escondiendo la pierna de salida. Eso no entra en mi idea de treo y torería. Pero cada uno puede disfrutar con lo que quiera. Para mi todo eso es vulgar y de plaza de talanqueras. Además, él sabe que en Madrid eso no gusta ¿para qué lo hace? En cada sitio lo suyo. Y si va a tomar esas clases, igual también me vendrían bien a mí.
Un saludo