Cuando los peones se fajaban con los toros. |
Dirán que he perdido la cabeza, pues es verdad, hace mucho,
tanto que hasta dudo si algún día llegué a tener juicio, pero es otra cosa, que
no tiene nada que ver con esto. ¿Qué me dirían si les digo que han lanzado al
mercado un tractor de competición, con una línea muy deportiva, con una
aerodinámica de última generación y que con sus alerones en “V” consigue una
mayor adherencia al suelo? Pues, ¿por qué me tengo yo que creer que Juan del
Álamo ha cortado una oreja a ley y que ha triunfado en Madrid haciendo el
toreo? Aunque pensándolo bien puede que sea más inviable lo del tractor. Lo
otro, lo del salmantino, hay que verlo con perspectiva. Este es un torero que
de novillero parecía que iba a comerse el mundo, pero por una serie de
circunstancias vio como se le empinaba el camino y como todo se complicaba más
de lo previsto. U torero muy seguido por el paisanaje, que en un momento
crítico consiguió cortar una orejita en Madrid. Esto se repitió en diferentes
tardes y como en la de la segunda de feria, un público bonachón, nada exigente
y un presidente benévolo y de pañuelo fácil hicieron que se recompensara en
exceso una faena a base de abusar del pico de la muleta, con ambas manos, de
descargar descaradamente la suerte y de acabar con una estocada defectuosa.
Pero es lo que tienen esos toreros que conectan rápido con
el tendido. Ya en las verónicas de recibo a su primero, la masa se empezó a
despertar y jaleaba hasta la última de la serie y la media que fueron ejecutadas
independientemente del toro, como si este no estuviera por allí. Pero bastante
tenía el animalico con aguantar en pie, como para fijarse en la tela rosa. Fue
devuelto tras despanzurrarse debajo del peto del caballo y sustituido por un
jamelgo del Vellosino. Ideal para el triunfo del toreo moderno y además, con
unas orejas como para alimentar a todo un grupo folklórico de jotas acrobáticas.
Empezó echando las manos por delante, solito iba al caballo, lo mismo cerca de
la puerta de toriles, que en el sitio habitual de picar, se sale de la suerte y
vuelve al peto para pegar otro empellón que se le había olvidado. Y nadie era
capaz de fijar mínimamente a aquello que vagaba por el ruedo buscando un bar de
tapas. Lástima de una lidia simplemente correcta, lástima de esa casta que hace
que el toro acuse todo lo mal hecho y que obliga al torero a aplicarse a base
de bien. Así se evitaría que un torero, Juan del Álamo en este caso, pudiera
haber “triunfado” con unos trapazos por bajo, trallazos sin más, con mucho pase
abusando del pico de la muleta, escondiendo la pierna de salida y sin cargar la
suerte, pasándose el toro a una distancia más allá de lo aguantable y pegando
respingos llenos de vulgaridad. Y si algo faltaba se termina de un bajonazo
trasero y punto. Orejita que en otros momentos, y con suerte, habría sido un
pesado silencio, pero el público que quizá no llenaba ni los tres cuartos de
Las Ventas, tenía ganas de probar la caldereta de oreja.
Pero esto había que completarlo, y que mejor que con una
puerta grande, aunque fuera pequeñita. En el sexto parecía que quería dar gusto
a los “güenos aficionaos” y hasta intentó mostrar sus dotes de buen lidiador. Un
toro que buscaba la salida fue puesto de lejos. Eso no se arranca, decían
algunos, y con síntomas de mansedumbre, de repente se arrancó con cierta alegría
a la llamada del picador. Cabeceo en el peto y se fue del peto. Una segunda
vez, desde más cerca, volvió a arrancarse para recibir el palo de Óscar Bernal,
que se agarró bien en los dos encuentros. Lo único que yo digo es que ¿por qué
eso de poner al toro de lejos en la primera vara y luego lo vamos acercando en
las siguientes? Siempre entendí que la cosa era al revés, la primera de cerca,
para que supiera el toro lo que daban allí, y luego ir ampliando la distancia,
para ver si el animal elegía la pelea o la huída. Se le dieron muchos capotazos
en el segundo tercio y ya mostraba ciertos inconvenientes, esperaba por el pitón
derecho y empezaba a defenderse por ahí. Muletazos desabridos por ambos lados y
en uno por el lado izquierdo, el torero se vio prendido y sobre los lomos del
de Martín Lorca. ¡Caramba! Pico y marcha atrás, demasiada tosquedad, sin
rematar nunca y otro gañafón por el izquierdo, mientras que por el derecho se
colaba a la mínima. El salmantino optó por el recurso del arrimón, manoletinas
y un metisaca en los blandos, para acabar tres intentos más tarde y tras
escuchar un aviso. La honra de Madrid quedaba más o menos a salvo, aunque antes
hubieran magreado con zafiedad sus carnes ya demasiado magulladas por las
zarpas de tanta zafiedad y vulgaridad.
Muchos esperábamos volver a ver a Ángel Teruel, pues el año
anterior nos dejó con un buen sabor en el paladar, pero puede que sea el año
transcurrido, mayor experiencia y aprendizaje, que ya hasta domina las maneras
modernistas. Su primero hasta parecía que cumplía en el caballo, pero llegó la
hora de la siesta y, ¿qué mejor lugar para dar una cabezadita que debajo del
peto? A la vista de las circunstancias, en el segundo paso casi ni le señalaron
el puyazo, topó al caballo y adiós muy buenas. Muletazos por bajo para sacárselo
a los medios y fin, porque lo del piquito y cierta prisa, no merece más. Bajonazo
pescuecero y a seguir. Y siguió, con un inválido hasta del rabo al que nadie se
dignó a sujetar. le taparon en el caballo y empujaba cuando la cosa iba en
dirección a los medios, queriendo irse aunque fuera por encima de caballo y
caballero. Castigado de nuevo en el segundo encuentro, cortaba por el lado
derecho en banderillas. Le costaba mantenerse en pie en el último tercio,
mientras Teruel se ponía pesado con muletazos deslavazados y aburridos. Mal de
nuevo con la espada y a esperar a mejores días.
Por su parte Miguel Tendero, torero que llega al público por
sus maneras, que no por su toreo, dio un curso de cómo no se debe tratar a un
toro. Trapazos que más bien parecía que quería echar al toro por tierra, que no
recogerlo y meterlo en los capotes. Un galleo haciéndole cosas muy feas al
animal, para ponerlo de lejos al caballo. El de Martín Lorca fue al paso, sin
ningún afán de lucha. Corneaba el peto mientras le tapaban la salida. Mal
colocado y de cerca en la segunda vara, le vuelven a tapar la salida, sin
apenas rozarle con la puya. Muy flojito, echando la cara arriba por el pitón
izquierdo, banderazos, derechazos a distancia, muletazos de uno en uno, como si
intentara crear una tensión que se antojaba imposible con aquellos elementos
allí mismo. El quinto anduvo suelto, como es preceptivo en los fundamentos de
la Tauromaquia 2.0, dejémosle a su aire y luego ya… si eso luego ya… Acusó el
picor de los palos, cara arriba y en la muleta Tendero se puso ceremonioso, con
una parsimonia que no venía a cuento, mientras se pensaba por dónde meterle
mano a aquello.
Todo resulta tan igual, tan previsible, tan soso, tan aburrido
y con tan poca gracia. Uno llega a no saber que decir, porque todos los días es
lo mismo. Un ganado descastado, con demasiados tintes de manso, que a lo mejor
decide embestir en la muleta haciendo creer a muchos que es bravo, pero no. Unos
toreros que se traen el guión de casa y que no se lo saltan ni bajo presión
judicial y el que lo hace, la mayoría de las veces es en un momento en el que
no cuadran las genialidades. Yo de momento descansaré con los escolares, un
hierro que me gustaría ver, al menos se espera emoción, pero mi pasión
rojiblanca me llevará al Manzanares, a ver si tantos años después nos llevamos
una alegría los del Aleti. Y si ven un tractor aerodinámico y de competición,
pues ya saben, eso es que del Álamo…
8 comentarios:
Enrique, como casi siempre, estamos de acuerdo (me temo que esta vez en todo, va a parecer que te hago la pelota, jeje).
Angel Teruel mejor que no repita. A Tendero le regalaron una orejita los paisanos el 4 de Mayo por el simple hecho de acompañar la embestida con temple a un toro pastueño que no ofrecía ningún problema. Eso sí, muy despegado en los dos primeros muletazos para luego no quedar tan lejos en los últimos pero ni mucho menos fueron ceñidos sino más bien periféricos. Ayer hizo lo mismo pero en su peor versión. Otro que tampoco debería volver.
Capítulo aparte Juan del Alamo, cierto es que pegó muletazos por bajo y templados pero la forma de torear es lo que cuenta y ahí es donde el destoreo estuvo patente, toreando además muy inclinado. Me pregunto qué hubiera pasado en los tendidos si el que estuvo en el ruedo en vez de ser Juan Del Alamo hubiera sido El Juli, que en ese sentido hace lo mismo. La bronca hubiera sido monumental. Señor Del Alamo, enderécese usted, toree y la afición le reconocerá como merece.
Del ganado poco que decir pero sí de la absurda moda de la afición de querer hacer pasar por bravos toros que van al caballo desde más o menos distancia pegando un arreón y huyendo despavoridos, no digo ya al ser picados, sino al sentir el frío de la puya en sus carnes. Después vendrá uno de Adolfo o Escolar o el que sea, hará lo mismo sin cumplir en ninguna de sus varas y querrán declararle el toro de la feria.
Saludos y espero que hoy tengamos suerte con los albaserradas
J. Carlos
Yo creo q en el toro de la oreja estuvo con el capote correcto y bien con la derecha aunque bajara mucho en calidad al natural q no dio ni uno bueno, mato bastante bien, lo peor de todo fue la carrera hacia los medios cuando doblo el toro, que poco me gusta que hagan eso los toreros...
P.D. Aupa Atleti!!!!
J. Carlos:
Ahí le has dado, parece muchas veces que si nos cambian el muñeco es malo y si nos ponen a otro, lo mismo es bueno. He escuchado muchas buenas opiniones de del Álamo, y he tenido que aguantar mis regañinas, pero yo sigo en mis trece. Esas posturas y esas precauciones con ese toro. ¿Te acuerdas cuando al torero se le juzgaba en medida del toro? Y luego viene la psicosis de los toros. Son de este o aquel hierro, todos buenos, son del otro, todos malos. A ver si va a ser que no tenemos los criterios claros. Y me incluyo en esto último.
Un saludo
Molina:
Aúpa Aleti, por supuesto. Con el capote no anduvo mal del todo, pero es un torero que parece que no acaba de lanzarse a hacer las cosas con corrección, aparte de que en algunos casos, como en eso de poner el toro al caballo, no parece conocer los fundamentos de la suerte.
Un saludo
Enrique, me echarás de menos por aquí. Es que entre lo liadillo que estoy y que desde que quite el Plus, pues estoy bastante desconectado la verdad.
De la tarde de ayer, esperaba ver de nuevo el resultado de Angel Teruel, que me gustó mucho el año pasado, pero por lo visto fue un espejismo.
No sé si esta tarde has estado en el Calderón o en las Ventas. De todas maneras voy a esperar a ver que nos puedes contar de los Escolares y sobre todo de Robleño con su primero de hoy, que estos si que los he visto.
Ah, por cierto, sigo en mis trece y el domingo que viene te llamo para celebrar el titulo de liga.
Un abrazo en rojiblanco.
Don Enrique: A Usted la hora de la siesta le pilla en la plaza y según confesión propia (¡bendito WhatsApp!), sin haber merendado; a menda le pilla antes de comer y lo que ve uno en el sucedáneo del Plus que obtiene uno por estos pagos, es más efectivo que un Nembutal para conciliar el sueño.
Recomiéndole llevar a la plaza un bocata y un almohadón (en lugar de almohadilla) y le ofrezco tomar "los sagrados alimentos" post-festejo con moderación, porque después de un sesteo, generalmente el apetito se vuelve feroz.
¿A que a la "trinca infernal" de Napoleón y asociados le convendría abrir una clínica para aquellos que padecen de problemas del sueño?
Un abrazo y mi solidaridad desde Aguascalientes, México.
Marín:
Yo ando ahora un poquito atosigado y buscando horas para llegar a todo, pero los comentarios de los amigos, de los buenos, son esas cosas que a uno le dan fuerzas. Ya ves que no estuve en los escolares, ni tampoco me pudiste llamar, tendrá que ser más tarde.
UN ABRAZO
Xavier:
Muchas gracias. ¿Te imaginas lo que dirían de nosotros hace años por estar con el telefonito en la mano durante la corrida? Directamente excomulgados, pero ahora es más que comprensible todo esto. Y perdona si no atiendo los mensajes en su momento, pero con tanta petición de orejas y ese alboroto que se monta, uno no oye el aviso y así pasa.
Un abrazo
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