Esto nunca se puede llamra arte
¡Ahíii vaaaa!
El julipie y la cumbre del mando y del dominio
No creo que se vaya a manchar el traje, será por si hay foto de indulto
Malamente saldremos así del bache ¿no?
Uno va, se plantea más en serio que nunca el parar, lo anuncia para que se entere todo el mundo, recibe el calor de muy buenos aficionados, se queda todos los buenos deseos que le han hecho llegar a través de Toros Grada Seis y a las primeras de cambio, imitando de mala forma a grandes maestros del toreo, sin su grandeza, sin su forma de hacer y lo que es más importante, sin haber aportado nada al toreo, al contrario que los Rafael el Gallo, Domingo Ortega, Manolo Vázquez, Antoñete, Camino y tantos otros que se cortaron la coleta, pero que se dejaron el pasador preparado para por si acaso.
Pues este es mi por si acaso, aunque seguiré con mis intenciones de calma y sosiego. Esta panda que está poniendo todo su empeño en hundir el toreo no ve límites a sus desmanes. El indulto de León no ha sido nada más que la espoleta que me ha hecho explotar. ¿Cuándo se estarán quietecitos de una santa vez estas figuras del toreo que llevan años mendigando el reconocimiento de la afición, de esa gente que vive por el toro sin sacar provecho de él, de esos que nada esperan y nada pueden recibir a costa de un perverso halago? Tenéis a los cautivos en vuestra mano, pero no tenéis a los que más deseáis. Os consideráis dioses, héroes de la antigüedad, pero nunca las figuras de la tauromaquia fueron tan cuestionadas como lo sois vosotros. Nunca supuso tan poco un triunfo en Madrid, esa plaza que no os entiende, que os tiene manía y que no sabe de vuestras glorias toreras, esa de la que no salís a hombros, os sacan a cuestas como pesados fardos. No voláis sobre los hombros de una afición entregada. La misma que no hace mucho veneraba a César Rincón por su verdad, que se entregó dos tardes a José Tomás mientras todavía tenía el corazón encogido, la que respeta y se esfuerza en hacer eterno a Frascuelo, la que cuando hay un toro en el ruedo rebaja sus exigencias y cae rendida a quien se le enfrenta y le vence. Pero por decreto no señores, aquí no se obliga a nadie a que le impongan gustos de baratillo, aquí hay que ganárselo. Y puede que llegue el momento en que todo esto pegue un vuelco tal que no lo conozca ni la madre que lo parió, y que volvamos al toro, que es el único importante; sin él ninguno de vosotros vale un duro. Y si ahora solo tenéis torería para el medio toro, pues igual como mucho valéis diez reales, que no es ni un céntimo de euro. ¡Menuda cotización!
En León un pegapases que desconoce cualquier asomo de la lidia, indulta un toro; en Granada se condena a los espectadores a una pasarela Cibeles de borregos desmochados; en Alicante se os cuela un paria del toreo y os pega un repaso de arriba abajo, mientras las figuritas se miran los alamares; en Málaga se echa a patadas de su casa a un joven torero que quiere ser algo; y mientras hay toreros que se van dejando los muslos en los pitones de los toros, aunque sin ese glamour y esas excentricidades de estas figuras de opereta.
Todo es maravilloso, grandioso, histórico y no se cuantos adjetivos más vaciados de significado, pero ya no interesáis, no llenáis las plazas ni juntándoos a todos en una misma tarde. En los carteles estáis vosotros, los borreguitos de turno y Portland, Holcim o Cemex. ¿En que se traduce el tirón que debería tener vuestra maestría y majestuosidad? En plazas con el cemento al aire, como vuestras vergüenzas.
Es difícil hacer tanto daño a algo tan bello y tan extraordinario como es la fiesta de los toros, el rito de la tauromaquia, las corridas de toros, el toreo o simplemente los toros, que cada uno tome el término con el que más se identifica. Estamos provocando la extinción del toro de lidia, sustituyéndolo por un animal que según las manifestaciones de estos sabios del toreo, no lleva dentro el instinto de embestir, ni la acometividad sobre la que nace el toreo. Hay que hacerles que embistan, no dirigir las embestidas. Por selección hay que inocularles la toreabilidad. Valiente sandez. Se están eliminando todos los indicios de toreo verdadero que pudiera servir de espejo a los toreros de mañana. Los chavales ya no quieren imitar la forma de torear de este o aquel, no admiran el poderío, el arte, el mando, el ser buen lidiador o el conocedor de gran número de suertes del toreo, ahora solo quieren tener su dinero y su capacidad para mangonear, quitar y poner y decidir que nombres le acompañaran en los carteles. Esto es lo que hay.
Mientras seguiremos aguantando esta sarta de vulgaridades, fraudes y pantomimas, y seremos testigos de cómo las fotocopiadoras echan humo repitiendo carteles y repitiendo crónicas, titulares y triunfos. Seguiremos pensando que ese torero solo tiene un bache, que dura siglos y mientras el camino escogido es el del lado oscuro del toreo; a otro se le consiente porque ya ha vuelto como clon de JT y se le jalea lo que a otros no se les tiene en cuenta; también está el que vive de lo que pudo ser y nunca llegó a alcanzar y que despacha a los públicos no afines con una mirada de perdona vidas; luego el que paraba los relojes, pero que desde hace tiempo ni adelantan ni atrasan, mientras podemos contemplar cómo el matador está completamente fuera de tipo; el correcaminos, que pone mucha voluntad, pero para ser velocista; el maestro indultador que sale por la Puerta de Madrid casi a hurtadillas mientras no sale de su asombro; el magnánimo maestro que definitivamente se ha instalado en su burbuja y que mientras contempla los resultados de su obra se esfuerza en seguir estirando su carrera por carreteras comarcales; el incomprendido dios del toreo, rey de los trucos y alivios ante el medio toro; el figurín que ahora indulta un toro y que no es capaz de seguir la lidia ni con apuntador; todos esos que se agruparon para presionar al Sumsum Corda hasta conseguir su último capricho, las mesas hechas astillas que solo pretendían obtener más privilegios y los corifeos de los medios que parece que solo quieren alcanzar la edad de jubilación sin importarles un pepino lo que quede detrás.
Como si fuera el imperio romano o el español, galopamos hacia la decadencia con paso firme y seguro. Ojalá que alguien abra los ojos y le dé tiempo a pegar un volantazo y cambiar el rumbo. Yo me vuelvo a mi retiro y prometo que el día en que decida seguir regularmente lo haré con bastante menos amargura, entregándome a todo aquello que un día me hizo caer hechizado en los brazos de algo muy grande. Pido disculpas por esta vuelta repentina, pero creo que una cosa es decir que uno se lo va a tomar con más calma y otra quedarse callado, haciendo el Tancredo, y abandonar esto que para algunos de nosotros es muy importante. Tan importante como que en muchos casos es la herencia más valiosa que nos dejaron nuestros mayores, a los que no les fue posible legarnos tierras, empresas o una finca en Salamanca.
PD: No están todos los referidos en las fotos, aunque creo que éstas ya son suficientemente elocuentes. Fotos que debo agradecer a un buen aficionado que ha tenido la gentileza de prestármelas. J. Carlos, va por ti.