martes, 7 de enero de 2014

A don Nicolás Fraile Martín. Como el árbitro que se aparta para poder ver el jaleo

El Campo Charro echará de menos a Nicolás Fraile


Eso parece que ha hecho don Nicolás Fraile, el ganadero de Valdefresno, hacerse a un lado para poder ver con detalle el jaleo en el que se encuentra inmerso el mundo del toro, que si unos no quieren ir a Sevilla porque no se les respeta, que si otros se parten la cara a guantazos, que si la tele. Mientras, este ganadero se marchaba a los cielos para poder volver a encontrarse con los suyos que le precedieron, con aficionados, maestros y compañeros en esta pasión de criar el toro de lidia. Cuántas tientas podrá organizar allá arriba invitando a matadores de verdad a probar sus vacas celestes, esas que luego parirán esos Lisardos de pitones escandalosos, los feos y toscos de Valdefresno, con ese pecho y esa cabeza que parecen la proa de un tanque de asalto. Las tientas y los herraderos a los que acudirá mi padre, aunque ya no será avisado por la abuela, que había visto herrar los caballos de picar, para que todo estuviera a punto.

Ya me decía Rosa, la que me tiene al día de lo que pasa en Tamames, que Nico estaba pachucho, que si le internaban o le mandaban para casa, pero cada vez con menos esperanza. Hablaba de él como uno de la familia, porque así lo sentían mutuamente, lo mismo para ir a bodas que a funerales. Esta vez toca lo peor, y ya no le volverá a ver entrar en el Casino, detrás de la iglesia, por donde tantas veces se pasó, sólo, con los hermanos, con matadores de fama, cuando iba Julio Robles a comer cosido. Pero ya, ni el casino es tal. Cambian los tiempos, cambian las personas, pero quedan los recuerdos, sobre todos los buenos.

Seguro que seguiremos viendo la divisa de Valdefresno en la plaza de Madrid, con esos toros que engañan a los aficionados impacientes de nuevo cuño, esos que de salida ya dictaminan que el animal es manso, bravo o vaya usted a saber qué y que no se apean del burro tan fácilmente, pues ellos tienen “muy buen ojo para los toros”. no es nada raro ver a uno de estos Lisardos salir escapando del aire, respingados de los capotes como alma que lleva el diablo, y ya se sabe, mansos, pero mansos, mansos. Si ya hasta piden que los cambien en esta tauromaquia de nuevo cuño, pero es entrar en las telas y el animal pasa de cobardón a no tan manso, parece que hasta toma los capotes con cierto agrado y hasta puede que se entreguen en sus embestidas. En el caballo se comportan como lo hacen los toros de lidia, los bravos aprietan al notar el palo y los mansos se lo quieren quitar a toda costa. ¡Vaya perogrullada! Puede, pero acostumbrados a ver animales que llegan y se van sin que allí pase nada, hacen que lo lógico se convierta en extraordinario. Luego en la muleta pueden ofrecer embestidas de dulce, regalos para matadores que sepan aplicar los secretos del toreo, el temple y el mando. Y si la fuerza les acompaña, pueden ser toros de escándalo, con calidad y no exentos de casta. Pero las fuerzas, ¡ay esas fuerzas! Ese era el mal que desde hace años planea sobre este hierro. Aquellos toros de El Puerto de San Lorenzo que en su tiempo adquirieron fama de duros, pero que después de ser elegidos por las figuras, será una casualidad, empezaron a flojear y medir el suelo con sus lomos demasiadas veces. El problema heredado por las divisas que nacieron de la ganadería madre.


Dirán que qué tiene que ver todo esto con el fallecimiento de Nicolás Fraile; pues a mi juicio, que puede ser discutible, tiene que ver todo, pues creo que no hay mejor homenaje a un ganadero que recordar su obra, su trabajo y su aportación al toro, como es el aguantar con un encaste en vías de extinción, como lo están otros que fueron parte de los cimientos de la Fiesta. Yo prefiero hablar del toro a hacerlo de cómo unos señores pretenden mantener e incrementar sus privilegios, llegando incluso a echar mano del chantaje, exigiendo el cambio de empresa en la plaza de Sevilla, como si ellos estuvieran limpios de todo pecado. O hablar de que un señor de la prensa y un banderillero quieren arreglar sus divergencias a tortas. Ya se sabe, ¿para que hablar cuando se puede solucionar a mamporros? Pues eso, ya puestos, pongamos un ring y que se aclaren allí los convenios del sector, lo de esa supuesta trama mexicana que acecha como un fantasma que pocos ven, los litigios televisivos  y ya puestos, se podrían confeccionar así los carteles de las ferias que vienen. Yo seguiré recordando los ratos que he pasado apoyado en la tapia de El Pilar, Fraile Mazas, la Ventana del Puerto, el Puerto y por supuesto Valdefresno, de los cantos de los toros al sol que se hacen más presentes a medida que vas acercándote a la finca o de aquella tarde de la Feria de San Isidro en que encontré a Nicolás Fraile que se marchaba de la grada y al que pude saludar fugazmente. Pero él se ha apartado, ha tomado distancia para contemplar todo con más claridad desde allá arriba, como el árbitro que se aparta para poder ver el jaleo. Don Nicolás Q.E.P.D.

8 comentarios:

J. Cisneros dijo...

Como siempre un escrito fantastico Enrique, mas que un articulo creo es el sentimiento de una buena persona hacia uno de los ganaderos mas puros que ha tenido la cabaña brava-

Xavier González Fisher dijo...

Don Enrique: Por lo que leo y lo que he visto, esta sí que es una verdadera pérdida y no lo otro que hace que los feriantes que acostumbran batir palmas se desgarren las vestiduras. Un abrazo.

Oscar dijo...

Me he enterado del fallecimiento hoy al leerte.

Que en paz descanse. Tal y como están las cosas, seguramente allí arriba con bastantes menos sobresaltos que aquí abajo.

Manolo Troya dijo...

Que bien escribes bandido.

Un Saludo Maestro.

Enrique Martín dijo...

José:
Muchas gracias. Ya sabes que aunque no como otras personas que tengo muy cerca, existe un lazo que me une especialmente a esta familia ganadera, más por el lugar en que están y por mi padre, que por mi relación personal con ellos, que la considero muy limitada.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Pues ya ves, un señor que apostó por un toro y lo ha mantenido hasta sus últimas consecuencias. Y también creo que significa algo el que el aficionado se esté volcando. Al final las cosas saltan solas.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Óscar:
Con todos los que se nos están yendo, allí arriba van a poder montar corridas, tertulias, tientas y lo que surja, siempre con el toro. Ya me veo a San Pedro cogiendo la muleta.
Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Manolo:
Muchas gracias. Por lo de maestro y sobre todo, por lo de bandido.
Un abrazo