domingo, 14 de agosto de 2016

No voy a Valladolid por un capricho de José Tomás


 
Echaban en cara a "Rafaé" que su pase del celeste imperio era para engañar a los públicos como a chinos. Igual toda la "tauromaquia" de algún maestro nace allá por dónde nace el Sol.
¿Se puede ser más malaje? Esto no tiene nombre, ni apellidos, ni tan siquiera un alias que impresione. La que le ha hecho el fenómeno José Tomás al magistral Enrique Ponce, que para un día que que tenía libre en su agenda, se le emperejila al señor Román Martín, don José Tomás, torear ese día en la plaza del paseo de Zorrilla. ¡Bueno, bueno, bueno! Por menos se montó la Guerra de los Cien Años. Que no seré yo el que alabe a José Tomás por hacerle la cusqui a Ponce, pero ya se sabe, la puñetería es una avenida de doble sentido; tres carriles de ida y tres carriles de vuelta. Igual alguno recuerda aquellos días en los que se vio solo peleando contra la televisión y su poder ilimitado a la hora de retransmitir los festejos al margen de los toreros, mientras sus compañeros, incluido el señor Ponce, se plegaban con extrema docilidad. Hasta puede que le quieran hacer pagar aquellas opiniones que no ocultaba el maestro valenciano sobre el toreo de José Tomás, que le parecía más demencia que verdadero toreo, porque el toreo bueno, el de calidad exquisita, parecía reservado en exclusiva para si mismo. Que no me parece bien ningún tipo de venganza, pero a estas alturas, no nos echemos las manos a la cabeza entre lamentos.

Quizá el maestro Ponce se haya despertado de repente de un dulce sueño en el que se creía la cima indiscutible del arte torero desde sus inicios hasta el momento presente. Que resulta que en caso de tener que elegir, el señor Matilla prefiere asegurarse el lleno absoluto con el de Galapagar, que el glamour empalagoso del magistral Ponce. ¿Pero esto qué es? ¿Por qué este desplante? Pues hombre, don Enrique, piénseselo un poquito, aunque no creo que lo vaya a hacer, pero mientras usted se mantiene en ese camino de ñoñería de baldosas amarillas, mientras usted sigue encantado de haberse conocido y se asombra de su grandeza, de alcanzar cotas de perfección a las que solo usted cree tener acceso, otros optan por firmar en esa fecha a José Tomás. Seguro que este podría haber elegido cualquier otra fecha, pues como bien afirma usted mismo, él no torea todos los días. Ya ve, igual es que no le hace falta y se anuncie dónde se anuncie, en Valladolid, Lima o Villamorteros del Monte, siempre llena. Y su elegancia, su clase, su jarte y toda esa monserga que usted pasea, no asegura el no hay billetes. Que somos así de necios, que no sabemos apreciar el caviar de su toreo.

Señor Ponce, que entre las largas distancias, las periferias y el amaneramiento de su quehacer, de luces o de etiqueta, y las apreturas, el ay, la firmeza, el cargar la suerte y el toreo de siempre, parece que los hay que se inclinan por esto último. Si ya lo decía el genio de Rafaé, si es que hay gente pa’ to’. Pero tranquilo, no se ofusque, porque seguro que va encontrar consuelo en los medios oficiales que le son tan afines, en el taurineo militante, en los aspirantes a ser reconocidos como excelsos “afisionaos” de fino paladar; verá como esos afearán el gesto de José Tomás y el de Matilla. Aunque, ¿no cree que el madrileño ha hecho lo que otros muchos quisieran poder hacer, pero no pueden por razones más que evidentes? Pero esa fuente de magisterio que es el señor Ponce no queda conforme con hacer pública su pataleta, que empieza por lo de que el arte es subjetivo, que no es mejor torero el que más gana, por si a alguien no le había quedado claro que estaba, en terminología de parvulario, rabioso. No, caballero, no vaya por ahí, que igual también sale perdiendo, no confunda su “elegancia” distante y displicente con el arte del toreo, que puede vestir smoking para llevar a término su numerito, que igual le sueltan eso de que aunque la mona se vista de seda...


Tengo la absoluta seguridad de que sus palmeros de la tele de los toros y los demás medios afines al régimen, le aclamarán, le seguirán poniendo ojitos, pero no se fíe, porque como un día se le ocurra al de Galapagar concederles dos entrevistas y un amplio reportaje para llenar espacio en la tele o en la radio, ya puede darse por pateado en el final de su espalda. Y aparte de estos mercaderes del toreo que se arriman al sol que más calienta, no pretenda que el aficionado le empiece a dorar la píldora a estas alturas. Piénselo usted, posiblemente no habrá aficionado que allá en la noche de los tiempos no se manifestara poncista, aquí tiene a uno, sin ir más lejos, pero sus devaneos con la trampa, con la mentira en su toreo, con ese alargar el brazo, con elegancia, por supuesto, con ese machacar ganaderías, con ese vivir en el planeta de Poncilopodis, todo esto y más, le han apartado de su toreo, de su tauromaquia como se dice ahora. Que usted está convencido de su divinidad, pero lo mismo que ese aficionado no soportó sus maneras, los empresarios van a por el que les llenaría no una, sino tres plazas y son estas no otras causas las que le dejan a usted fuera, así que piénseselo más despacito cuándo se le vuelva a pasar por la cabeza tal... pensamiento, eso de “no voy a Valladolid por un capricho de José Tomás”.

6 comentarios:

Antonio Fernández Box dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Enrique, el otro día estuve viendo el video de Lironcito y como cargaba la suerte y se cruzaba, incluso le dio un revolcón que Yo creo que hace muchos años que no le dan ninguno, y es que como decía el maestro Paco Camino como torea ahora puede estar toreando hasta los noventa años. Yo creo que esto ha sido un ataque de ego, una pataleta, pero es que desde lo del esmoquin me lo espero todo de este señor. Ahora se rasga las vestiduras por algo que sabemos todos los que conocemos este mundillo y es que se torea mas en los despachos que en la Plaza, y que seguro que él también ha echo valer su condición de figura para elegir fecha y ganadería.
Estoy deseando que volváis de vacaciones con vuestro programa.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

La/El que más se acalora es el que le gusta ver vestirse a los toreros y si no lo aceptan los critica.Lo sucedido es como lo comenta muy bien señor Martín.El que llena la plaza es el que manda y Matilla que no es un santo lo mandó a tomar por saco al del capote con estoquillador.
J.A.X.

Anónimo dijo...

"...soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos... En el año 1949 Luis Miguel Dominguin durante la Lidia del cuarto de la la tarde y viendo que el sevillano Manolo Gonzalez está"Armando el taco", al rematar una serie de redondos, levanta el dedo indice y se proclama el número uno de la torería....el escandalo fue monumental. Qué duda cabe que las rivalidades son la salsa del toreo, muchos han sido los enfrentamientos y competencias a lo largo de la historia, de ello sacó provecho el aficionado, Belmonte y Joselito, Manolete y Arruza o cualquiera de los tantos otros. Tomás y Ponce también protagonizaron su particular batalla en las temporadas 1998/2002 que claramente ganó el de Galapagar, cabe recordar ,ahora, que debido a la "correosa" personalidad del que fuera su apoderado entre el año 1999 hasta el 2002, y fue junto a este con quien libró la batalla por los derechos de imagen de los toreros, padeció Tomás una campaña que alcanzó tintes de linchamiento que le pasaron factura en los despachos y en los ruedos. Mientras que a otros competidores de J.Tomas que acreditaban menor clase, menor valor y menores triunfos en plazas importantes, pero...mayor y mejor sometimiento a los dictados de las empresas y mayor complacencia con algunos medios de comunicación...
Dicho lo cual, sacamos en limpio que la batalla oculta por el control es encarnizada y cada quien juega sus bazas, sólo cabe esperar que hoy como ayer, el aficionando pueda "sacar tajada" de todo este trajín, quiero decir, un mano a mano como Dios manda, sin abrazos ni besitos en el callejón, con ganado de postín, con toros de esos que permiten el lucimiento...que tal Victorino??, que ha indultado varios este año.
Sea como fuere, José Tomás se ha ganado el respeto de la afición y con su sangre lo ha pagado y yo me lo imagino cómo en esa escena de la película:
"...estoy aquí para comunicaros que la vida, tal y como la habéis conocido, ha terminado. Más vale que os vallais al pueblo está noche a reíros y a hacer el gilipollas o a restregar vuestras pichitas contra vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero. Pero sea lo que sea hacerlo, porque mañana a las seis de la mañana vuestros culos serán míos...."
El Sargento de Hierro
Director Clint Eastwood
Actores Clint Eastwood, Marsha Masón, Everet McGill, Mosses Gunn, Eileen Heckart, etc,
Género Dramático, Comedia, Guerra, Accion
Estreno1986.

Saludos desde Almería, Ängel.

Anónimo dijo...

La Lirio estuvo desde las cinco de la mañana primero en la cola esperando al sargento de hierro.En Colombia maltrató a un aspirante a novillero por que le paró los pies con lo de verlo vestirse.
León de Natuba.

Unknown dijo...

José Tomás no quiere ni oír hablar de Enrique Ponce. Hay que tener más agallas y menos complejo para enfrentarse a él en una plaza de verdad con unos toros de verdad Convirtió el homenaje a Victor en una becerra da en la que todos fueron con su torito bajo el brazo, le dieron cuerda y hala! A "arriesgar". Eso se acabó en 2002. Ahora a disimular. Ponce lleva XXVIaños dando el callo. No tiene que demostrar nada
Saludos
Pepe

Enrique Martín dijo...

Pepe:
Hombre, le leo lo que dice de Ponce y de verdad que pienso que está hablando de otro señor y no de Ponce. Un torero que se ha escondido cuándo la cosa no le venía a medida, que ha machacado ganaderías para adecuarlas a sus maneras y que hace muchos, pero muchos años que tomó el camino del truco y la trampa. Muy elegante, pero con una trampa impresionante. Y quizá esos miedos de José Tomás a los que se refiere, habría que trasplantarlos precisamente al señor Ponce.
Un saludo