miércoles, 24 de enero de 2018

Señora Carmena, me tienen hecho un lío


Si quieres ser torero, te compras un libro y te vas a tu casa, ¡Ea! Fuera de aquí.

Que nada, que se le ha puesto ahí cerrar la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid. Que ayer era que aquello era un servicio público y ahora, en público, la dejan sin servicio. Que yo entiendo que a usted no le gusten los toros, está en su derecho, pero de verdad, que eso me importa un bledo, como si no quiere ni entrar en el Museo del Jamón, porque hay una cabeza de toro en la pared. Que es usted muy dueña, pero una vez que usted toma el bastón de mando del Ayuntamiento de Madrid, no le queda otra que regir la Villa y Corte vigilando por el bienestar de sus ciudadanos. Y mire si seré comprensivo, que hasta admitiría que nos dijera que no hay dinero y que resulta inviable su financiación, porque a partir de ese momento, hasta podría hacerse el camino de buscar recursos para que la escuela siguiera adelante. Pero no, la cuestión es sacar el saco de las moralinas y pretender que todos pasemos por el aro. Que le repito, que sus gustos, los de la señora Meyer, los de la señora Sabanés o los de cualquiera que compongan la Junta de Gobierno, nos importan un bledo, pero no uno pequeño, uno gigantesco.

Por otra parte, resulta evidente que usted no está muy al día de esto de los toros, que tampoco tiene por qué. Primero, porque se ha cargado usted solita con un muerto que ya estaba de cuerpo presente cuándo le dieron el bastón ese que tiene ahí a un lado de su mesa. Habría bastado con que dejara la pelota en el lado del taurinismo, para que nadie la hubiera recogido. ¿No ha visto lo que ha pasado en Barcelona? Pero igual prefiere engañarse, cómo se engañaron los antis en Cataluña, y ponerse la medalla de terminar con ese foco de malicia, vicio, degeneración y foco de perversión, la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Eso, en terminología deportiva se podría llamar estar de palomero. Y por otra parte, si hubiera un mínimo de esa voluntad que exhibió, según parece, cínicamente, seguro que se habrían encontrado soluciones, porque las hay. Y vuelvo a la cuestión económica, que aunque pueda parecer importante, es absurda. ¿Por qué? Pues bastaría hacer un listado de otras cuestiones que igual no gustan a otra gente y que según esta forma de actuar, también deberían desaparecer. ¿Por qué se dedica dinero a las escuelas de música, si a mí no me gusta la música? O a las bibliotecas, pues yo ni leo, ni sé leer, o las bandas de música en las fiestas populares, porque yo soy un seta, o la iluminación navideña y cabalgatas de Reyes, porque yo me voy a pasar las fiestas al pueblo de mi cuñado y no lo disfruto, o el carnaval, porque me ofende e irrita la gente disfrazada, o a los desfiles del Orgullo, porque aquí “semos toos mu machos”, o a la seguridad de la policía municipal los días de fútbol en el Metropolitano, porque ni me gusta el “fúrgol”, ni las rayas rojas y blancas y así podríamos llegar al infinito del absurdo y lo que es peor, de la estupidez. Y además, tendríamos una ciudad pobre, mísera, rácana y sin ninguna identidad, o mejor dicho, sin un mínimo rasgo de su propia identidad. Nos arrancarían el alma, que es lo que está haciendo usted o su “equipo” con los toros.

Pero ya le decía que no se vanaglorie de ser la enterradora del Batán, no sea tan ingenua, que como buenos demócratas, hay que reconocer el mérito a los demás, aunque sean del partido de enfrente. Que ahora va el señor Martínez Almeida a la concentración que se ha producido en el lugar del delito y nos suelta una perorata en defensa de la “Tauromaquia”, de la tradición y de no sé cuántos lugares comunes más y encima cosecha una calurosa ovación, teniendo que salir a recoger las palmas al tercio. ¿Se puede tener mayor descaro? O no, perdón, lo mismo es que a este señor tampoco le ha interesado nunca antes esto de los toros y no está enterado de los antecedentes que han llevado al Batán a la situación actual. Porque lo de la Escuela de Madrid no es sino la guinda a una trayectoria llena de éxitos en eso de desmonte y demolición de la historia, la tradición de la que él habla, aficiones que allí despertaron y las ilusiones de los propios alumnos. Debe ignorar este señor la gestión de quienes permitieron que se dejaran de exhibir los toros de San Isidro en el Batán, los que claudicaron ante los caprichos de figuras y ganaderos a que allí se expusiera el ganado, los que permitieron que aquello se fuera deteriorando hasta el punto de estar en ruinas, que resulta que son correligionarios de los mismos que no gastaron un duro en el mantenimiento de la plaza de Madrid, que si acaso le daban una mano de pintura y a tirar, de los mismos que consienten a un señor que haga lo que le dé la gana al adjudicatario de la plaza, los mismos que permitieron la degradación de esa misma plaza durante años. Y no puedo olvidar a otros miembros de la corporación municipal que tanto dicen hacer por los ciudadanos, pero que al final parece que cómo ocurre con otras formaciones, solo se preocupan de la maquinaria para ganar votos y elecciones. Y, ¿qué me dicen de los que en su día pusieron en marcha la escuela y que mientras ven cómo se desmantela su obra miran a Marte, a ver si hay vida inteligente? ¿Vida inteligente? Y miran a Marte. Será porque aquí, en la Tierra y en este Madrid de mi alma, ya no hay esperanzas de que se pueda dar el caso. Es tal el barullo, que los ciudadanos ya no sabemos si tirarnos al metro o a la… Si tampoco hay ya taquilleras/os. Que no sabemos si pedir auxilio o gritar socorro y dónde hoy dicen fas, mañana dicen nefas. A ver si va a poder ser, pero poco a poco, empecemos por lo de la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid; señora Carmena, me tienen hecho un lío.

Enlace programa Tendido de Sol del 21 de enero de 2018:

2 comentarios:

MARIN dijo...

Desgraciadamente Enrique, solo queda que los madrileños/ñas disfruten de lo votado.

Un abrazo

Enrique Martín dijo...

Marín:
Pues así llevamos veintitantos años, disfrutando de lo votado y sin quitarle culpa a esta señora, yo te pregunto, ¿quién es el responsable en la lidia de un toro de su muerte, el matador o el puntillero? Pues esta es la puntillera. Que los otros hasta se presentan allí con yoda la jeta del mundo, a decir que cuándo ganen, devolverán el Batán. ¿Y qué hicieron durante esas dos décadas en Ayuntamiento y Comunidad? O igual es que en su callejero no venía el Batán. Que todo puede ser.
Un abrazo