Si quieres ser torero, te compras un libro y te vas a tu casa, ¡Ea! Fuera de aquí. |
Que nada, que se le ha puesto ahí cerrar la Escuela de
Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid. Que ayer era que aquello era un servicio
público y ahora, en público, la dejan sin servicio. Que yo entiendo que a usted
no le gusten los toros, está en su derecho, pero de verdad, que eso me importa
un bledo, como si no quiere ni entrar en el Museo del Jamón, porque hay una
cabeza de toro en la pared. Que es usted muy dueña, pero una vez que usted toma
el bastón de mando del Ayuntamiento de Madrid, no le queda otra que regir la
Villa y Corte vigilando por el bienestar de sus ciudadanos. Y mire si seré
comprensivo, que hasta admitiría que nos dijera que no hay dinero y que resulta
inviable su financiación, porque a partir de ese momento, hasta podría hacerse
el camino de buscar recursos para que la escuela siguiera adelante. Pero no, la
cuestión es sacar el saco de las moralinas y pretender que todos pasemos por el
aro. Que le repito, que sus gustos, los de la señora Meyer, los de la señora
Sabanés o los de cualquiera que compongan la Junta de Gobierno, nos importan un
bledo, pero no uno pequeño, uno gigantesco.
Por otra parte, resulta evidente que usted no está muy al
día de esto de los toros, que tampoco tiene por qué. Primero, porque se ha
cargado usted solita con un muerto que ya estaba de cuerpo presente cuándo le
dieron el bastón ese que tiene ahí a un lado de su mesa. Habría bastado con que
dejara la pelota en el lado del taurinismo, para que nadie la hubiera recogido.
¿No ha visto lo que ha pasado en Barcelona? Pero igual prefiere engañarse, cómo
se engañaron los antis en Cataluña, y ponerse la medalla de terminar con ese
foco de malicia, vicio, degeneración y foco de perversión, la Escuela de
Tauromaquia de Madrid. Eso, en terminología deportiva se podría llamar estar de
palomero. Y por otra parte, si hubiera un mínimo de esa voluntad que exhibió,
según parece, cínicamente, seguro que se habrían encontrado soluciones, porque
las hay. Y vuelvo a la cuestión económica, que aunque pueda parecer importante,
es absurda. ¿Por qué? Pues bastaría hacer un listado de otras cuestiones que
igual no gustan a otra gente y que según esta forma de actuar, también deberían
desaparecer. ¿Por qué se dedica dinero a las escuelas de música, si a mí no me
gusta la música? O a las bibliotecas, pues yo ni leo, ni sé leer, o las bandas
de música en las fiestas populares, porque yo soy un seta, o la iluminación
navideña y cabalgatas de Reyes, porque yo me voy a pasar las fiestas al pueblo
de mi cuñado y no lo disfruto, o el carnaval, porque me ofende e irrita la
gente disfrazada, o a los desfiles del Orgullo, porque aquí “semos toos mu
machos”, o a la seguridad de la policía municipal los días de fútbol en el
Metropolitano, porque ni me gusta el “fúrgol”, ni las rayas rojas y blancas y
así podríamos llegar al infinito del absurdo y lo que es peor, de la estupidez.
Y además, tendríamos una ciudad pobre, mísera, rácana y sin ninguna identidad,
o mejor dicho, sin un mínimo rasgo de su propia identidad. Nos arrancarían el
alma, que es lo que está haciendo usted o su “equipo” con los toros.
Pero ya le decía que no se vanaglorie de ser la enterradora
del Batán, no sea tan ingenua, que como buenos demócratas, hay que reconocer el
mérito a los demás, aunque sean del partido de enfrente. Que ahora va el señor
Martínez Almeida a la concentración que se ha producido en el lugar del delito
y nos suelta una perorata en defensa de la “Tauromaquia”, de la tradición y de
no sé cuántos lugares comunes más y encima cosecha una calurosa ovación,
teniendo que salir a recoger las palmas al tercio. ¿Se puede tener mayor
descaro? O no, perdón, lo mismo es que a este señor tampoco le ha interesado
nunca antes esto de los toros y no está enterado de los antecedentes que han llevado
al Batán a la situación actual. Porque lo de la Escuela de Madrid no es sino la
guinda a una trayectoria llena de éxitos en eso de desmonte y demolición de la
historia, la tradición de la que él habla, aficiones que allí despertaron y las
ilusiones de los propios alumnos. Debe ignorar este señor la gestión de quienes
permitieron que se dejaran de exhibir los toros de San Isidro en el Batán, los
que claudicaron ante los caprichos de figuras y ganaderos a que allí se
expusiera el ganado, los que permitieron que aquello se fuera deteriorando
hasta el punto de estar en ruinas, que resulta que son correligionarios de los
mismos que no gastaron un duro en el mantenimiento de la plaza de Madrid, que
si acaso le daban una mano de pintura y a tirar, de los mismos que consienten a
un señor que haga lo que le dé la gana al adjudicatario de la plaza, los mismos
que permitieron la degradación de esa misma plaza durante años. Y no puedo
olvidar a otros miembros de la corporación municipal que tanto dicen hacer por
los ciudadanos, pero que al final parece que cómo ocurre con otras formaciones,
solo se preocupan de la maquinaria para ganar votos y elecciones. Y, ¿qué me
dicen de los que en su día pusieron en marcha la escuela y que mientras ven
cómo se desmantela su obra miran a Marte, a ver si hay vida inteligente? ¿Vida
inteligente? Y miran a Marte. Será porque aquí, en la Tierra y en este Madrid
de mi alma, ya no hay esperanzas de que se pueda dar el caso. Es tal el
barullo, que los ciudadanos ya no sabemos si tirarnos al metro o a la… Si
tampoco hay ya taquilleras/os. Que no sabemos si pedir auxilio o gritar socorro
y dónde hoy dicen fas, mañana dicen nefas. A ver si va a poder ser, pero poco a
poco, empecemos por lo de la Escuela de Tauromaquia Marcial Lalanda de Madrid;
señora Carmena, me tienen hecho un lío.
Enlace programa Tendido de Sol del 21 de enero de 2018:
2 comentarios:
Desgraciadamente Enrique, solo queda que los madrileños/ñas disfruten de lo votado.
Un abrazo
Marín:
Pues así llevamos veintitantos años, disfrutando de lo votado y sin quitarle culpa a esta señora, yo te pregunto, ¿quién es el responsable en la lidia de un toro de su muerte, el matador o el puntillero? Pues esta es la puntillera. Que los otros hasta se presentan allí con yoda la jeta del mundo, a decir que cuándo ganen, devolverán el Batán. ¿Y qué hicieron durante esas dos décadas en Ayuntamiento y Comunidad? O igual es que en su callejero no venía el Batán. Que todo puede ser.
Un abrazo
Publicar un comentario