sábado, 16 de agosto de 2025

Lo de toros de El Torero ya era una pista

Toros buscan toreros amigos con disposición para darles muchos pases, que ellos están por colaborar... pero algo tendrán que poner los de luces de su parte.


Última corrida de toros en Madrid antes de la feria del caballo. Que no es que se puedan comprar un equino después de arreglar el precio y un apretón de manos, no. La cosa es que la empresa Plaza 1, en su afán por apartar, desilusionar, defraudar y maltratar casi por igual a la plaza de Madrid, como al aficionado de Madrid, desde hace años decide que la segunda quincena de agosto sea para goce de los amantes del galope y toros desmochados. Pero vayamos con lo que toca, una corrida de El Torero, que era para los toreros, como dicen los modernos, pero lamentablemente los de luces no se han debido enterar, nadie les avisó. Que será que han llegado con el tiempo justo a la plaza y nadie les ha avisado. Que eso de toros para el torero ya es algo que hace que a algunos aficionados se les pongan los pelos de punta. Pero no se crean, que también los habrá que afirmen con toda la autoridad de la que ellos mismos se invisten, que eran toros de vacas. Los mismos que luego te vienen con lo de la variedad de encastes, de la importancia del primer tercio y que si a un borrico que cantó la gallina no lo ponen una tercera vez al penco, sueltan eso de que nos están robando el primer tercio. Que pueden ponerse a discutir con ellos de esto o de lo otro, que si no les das la razón te dirán que no tienes ni idea, que es muy posible, y que eso ha sido así de toda la vida de Dios, que es muy posible que no, pero no esperen coherencia; se iban a cansar esperando.

Lo de El Torero, procedencia Domecq, como casi todo, con mucha leña, correctamente presentados, sin alardes, pero que ya me gustaría que esto fuera la tónica habitual, además con mucha leña. Otra cosa es el comportamiento irregular de los animales. Los impares y el sexto han manseado en el caballo, cabeceando en el peto y alguno hasta queriéndose marchar de la pelea. Segundo y cuarto, hasta parecía que no rehuían la pelea, pero como sucedió al segundo, un jabonero, tuvo la mala suerte de que le tocara un partelomos de la acorazada montada. Mal picados, haciéndoles la carioca, tapándoles la salida, sin ponerlos jamás en suerte, sin cuidar ni terrenos, ni distancias, lo cual tampoco debía importar ni a los de luces, ni a sus partidarios, porque lo importante venía después, los trapazos muleteros.

Confirmaba la alternativa el mismo que encabezaba el cartel, Lama de Góngora, que ya de salida mostró su poca pericia capotera y la nula para llevar la lidia. Pero lo fetén era la muleta, y aquí viene lo de toros para el torero. En los medios, el animalito empezó a ir una y otra vez detrás del trapito que el espada movía aceleradamente, que por un instante hasta pareció que medio conducía la embestida, pero a esa aceleración y asomo del toreo ventajista con el pico, hubo que sumar el que acabara alborotado. Trapazos en línea con la muleta atravesada con la zurda, muy fuera y sin dominar por abajo el viaje. Más trapazos apelotonados y siempre a lo que el toro decidía. Bajonazo y fin de la cuestión, pero algunos pensando que a alguien se le había ido un toro de esos que tanto piden. Que si ya decimos que con ritmo y formal, les consiento que me lapiden en la plaza pública, pero es para que los modernos me entiendan, aunque servidor no entienda esta terminología. Había que echar el resto y en el cuarto salió a quemar las naves. A portagayola y el toro que salió por la derecha sin reparar en el caballero de luces. Más o menos salió del paso con una larga de rodillas, pero nada de en la puerta de la jaula. Nadie paraba al corretón que circulaba por el ruedo a su capricho. Y ya en el último tercio, quién corría era el espada. Trapazos trallaceros y sin parar quieto un momento, evidenciando que la incapacidad para sujetar y poder al toro. El animal se quería ir, que le había gustado eso de irse de gira. Una tanda medio sujetándolo, pero siempre con prisas, sin templar en ningún momento, citando desde muy fuera, sin que aquello lo arreglaran más trapazos con la zurda y por supuesto, mucho menos un bajonazo indecente.

El padrino del confirmante era Rafael Serna, quién también probó eso de la portagayola, que convirtió en un todos al suelo. Manteo rectificando en cada sacudida de capote, para continuar con una ineficaz lidia. Comenzó el trasteo rodilla en tierra para pasarlo por abajo, escupiendo al toro de la suerte. Trapazos demasiadas veces tropezados con la diestra, siempre con el pico y sin tan siquiera apuntar una idea de temple. Con la izquierda más atravesar el engaño y más enganchones entre carrera y carrera, evidenciando una absoluta falta de ideas para poder a aquel animal que como piden los modernos, se movía, aunque quizá no como se requería, que iba a su aire; claro, si nadie le enseñó, qué se esperaba. En el quinto, otra portagayola y otro cuerpo a tierra. Se dolió del castigo durante la lidia, pero era llegar al último tercio y de nuevo el milagro, iba y venía, sin que su matador fuera capaz de hacerse con él. Trapazos, enganchones y siguiendo el guión que mandaba el de El Torero, hasta acabar Serna aperreado de mala manera.

Y cerraba el cartel José Fernando Molina, que tiene una gran virtud, que con un toreo vulgar, tramposo y sin fundamente, aparenta que hace, lo que provoca el entusiasmo sobre todo de los partidarios, que acabaron jaleándole hasta los enganchones. Si eso no tiene mérito, ya me contarán. Que ni Anthony Blake emboba mejor a las masas. Con el capote siempre, en cada lance, enmendándose. Lidia nefasta, sin poder evitar que el toro vaya a su aire y acabe en el que guarda la puerta. Que lo importante era lo del final, la muleta. Trapazos retorcido tirando de pico y corriendo para recolocarse a cada pase. Mucho enganchón y otro que no podía hacerse con aquellas embestidas, siempre muy fuera, para acabar citando y moviéndose él en lugar de hacer que pasara el toro. Muy bailón y muy vulgar, aunque ya digo, a los partidarios les llenaba el ojo, aunque si demasiado entusiasmo. Al cornalón sexto le recibió primero a pies juntos y después con el compás abierto, pero siempre con el pasito atrás, pero para esos fieles, la apariencia era como si estuvieran viendo al mismísimo Curro Puya, con perdón. Pero oiga, que había que cortar algo, aunque fuera la respiración. Y como él creía que con una orejita le ponían en San Isidro, pues allá que se fue muleta en mano de rodilla, que me lo paso por el culo, que le tiro naturales echándolo para fuera, vulgar, pero efectista. En pie con la derecha, venga picazo y lo mismo por el izquierdo, venga enganchón que te crió, mano alta, más enganchones y el personal en mitad del delirio. Que eso de jalear los enganchones ya dice bastante de la concurrencia. Siempre fuera, poniéndose ya pesadito, que no veía el momento de parar aquel delirio talanquero. Pero el no ser tan eficaz con los aceros, hizo que el personal se enfriara y ni tan siquiera hubo la tradicional y populachera vuelta al ruedo en el sexto, cuando los tendidos casi se han vaciado. Una corrida propia de la modernidad, para que los de luces se hubieran explayado, pero nada, que no se enteraron y eso que lo de toros de El Torero ya era una pista.


Enlace programa Tendido de Sol Hablemos de Toros:

https://www.ivoox.com/podcast-tendido-sol-hablemos_sq_f11340924_1.html

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