Qué falta hace que las nuevas generaciones aprieten
Otra más y otra menos. Acumulamos una decepción más, otro
fraude, otro engaño, el timo de la estampita y el toco mocho, se volvieron a
reír en nuestras barbas, nos hicieron burla y nos robaron el dinero y la
ilusión. Da igual que se anuncien toros de uno u otro encaste, que lo que sale
por toriles es una verdadera birria. Y que nadie tome el rábano por las hojas y
se apresure a afirmar que todas las ganaderías están mal y que lo mejor son los
Domecq que de vez en cuando echan uno que “vale”. No, ni mucho menos, quizás el
problema sea dónde se van a comprar los toros y lo que se va a pagar por ellos.
Si metemos la mano en el saco de siempre, el de la fruta podrida, es difícil
que saquemos una manzana a la que se pueda dar dos bocados.
También se habla de las figuras y los toreros humildes, los
que llevan años y los que están empezando. ¿Por qué no diferenciamos entre los
profesionales y los que tienen afición? Porque la juventud que viene no quiere
comerse el mundo, no se quiere hacer rica, simplemente aspiran a entrar en ese
circo del toreo moderno y echarse a dormir. No tienen la ambición de un torero,
se conforman con la aspiración a ser profesionales; a fichar todos los días y a
recibir su dinero sin tener que plantearse más.
La cosa ya empezó mal, de los de El Vellosino fueron
rechazados en el reconocimiento previo y solo pasaron dos, el resto de la
corrida se completó con cuatro de Valdefresno. El primero produjo el espejismo
de ser algo diferente. Empujó con fijeza en la primera vara, pero en la segunda
se derrumbó debajo del peto. El segundo, de la ganadería titular, era un cebón
inválido que ya manseó en el caballo, al igual que su hermano que hizo cuarto,
que se notó los palos que le picaban y luego estuvo constantemente queriendo
buscar el abrigo de los toriles. Los demás de Valdefresno, de tipo basto y
anovillado, se tapaban detrás de una arboladura descomunal, pero eso no es lo
que se quiere. Tiene que haber un equilibrio. No se quiere el ciervo toro, se
desea ver el toro. El tercero tuvo fijeza en el caballo, pero sin un gramo de
fuerza. Al segundo encuentro llegó su derrumbe, y más tarde se dolió en
banderillas. En la muleta fue, según el argot moderno, un toro colaborador,
sirvió, pero ya había demostrado claramente lo que era como para felicitarse
porque se dejara dar pases. Los dos últimos lo mismo corneaban el peto que se
dormían debajo del pica. Luego ante la inhibición de sus matadores uno se fue
apoderando de la situación y el otro marcó a todo el mundo el camino de chiqueros.
Las jóvenes promesas que el año que viene seguro que
volverán por aquí y el siguiente y el otro y el otro, dieron un paso más en el
aburrimiento y desesperaron al personal. Ellos que venían a estar en
profesionales, a estar por encima de sus oponentes y a no se cuántas bobadas
más que repiten como si fueran loros de feria, pero que no pensaron nunca en
sentirse toreros. Con una alarmante y desvergonzada falta de afición. Matías
Tejela volvió a conseguir que nos hiciéramos aquella pregunta eterna: ¿qué
pinta este aquí? No es capaz de poner un mínimo orden durante la lidia, siendo
él el primero que se queda descolocado y vagando por el ruedo como un bulto
sospechoso. Lo de poner el toro en suerte es un imposible para él, ni se lo
plantea, y en el mejor de los casos, o permite que el toro vaya al relance o
considera que el sitio de picar es donde el animal se pare por un momento;
luego ya moveremos el caballo donde convenga. En su primero desaprovecho lo que
tenía el de Valdefresno a base de trallazos destemplados y pases al viento sin
sustancia, mientras el toro le toreaba a él. En su segundo quiso hacer creer
que el toro no valía, que era verdad, pero no por el motivo que el alacalaíno
suponía. Era como si le hubiera salido un marrajo, pero lo que pasaba es que
pedía alguien que se creyera torero por unos minutos y le despachara
decorosamente. Pero tranquilos, que Matías volverá para mortificarnos con su
insustancial verborrea taurina.
Miguel Tendero, quien hace años parecía tener como máxima
ambición el ser el mejor torero de su barrio, parece que ya se ha dado cuenta
de lo complicado de esta empresa y se conforma con ir a la plaza vestido de
luces, como el que va a una fiesta de disfraces, que se pone el traje, pero no
le hace falta saber de lidias, de mando, ni de torear con cierto criterio.
Trapazos sin temple terminados como si flameara una bandera, dando vueltas en
torno a si, sin caer en la cuenta de que el toro se está adueñando de la
situación, mientras el matador queda hipnotizado en los vuelos de la muleta; el
mundo al revés. Otro candidato a rellenar un hueco que podría muy bien ser
cubierto por alguien que quisiera ser torero.
Juan del Álamo, aquella esperanza del campo charro para
recoger el cetro abandonado del toreo salmantino, el prometedor novillero que
ocupó los puestos más altos del escalafón y que tanto prometía, volvió a
defraudar una vez más. No es de recibo que un matador parezca el supervisor
ejecutivo de los subalternos y que deambule por el ruedo detrás de ellos, como
un jefe tocanarices. Para luego tirar por el desagüe las nobles embestidas del
primero de El Vellosino, a base de trapazos desde la lejanía, entre
alargamientos de brazo y retorcimientos, mientras metía el pico de la muleta
entre los dos pitones, sin demostrar pudor alguno. Ya se veía con una orejita
en la mano, una orejita de esas que ahora se dicen de peso, como si así
creyeran que se tapaban las vergüenzas del profesional de turno. Pero como si
no quisiera que hubiera disputa en los tendidos, pegó un sartenazo que hizo
guardia y que los peones se esforzaban en esconder. En el sexto más de lo
mismo, fuera de cacho durante las dos faenas y sin criterio taurino alguno.
Que estén tranquilos los propietarios de las ganaderías
comerciales y los mentores de las máximas figuras históricas de la Tauromaquia
2.0, que de momento no hay nadie que lleve tan bien el fraude como ellos.
20 comentarios:
Enrique, me he propuesto no hablar de las tardes de toros y por ahora me aguanto bastante bien.
Si me ha llamado la atención de lo que dices de si alguno tiene ambicion de SER TORERO. Creo que algunos ni se lo han planteado aún. Alguno habrá por ahi con alguna ambición mas allá del dinero.
En fin, que me embalo. Un abrazo.
Me sorprende,me gusta y me rejuvenece encontrar en una crónica de toros, que más de la mitad se dedique a mostrar las características y el comportamiento de los animales.Cosa prácticamente desconocida en los escritos o comentarios de los plumillas que se dicen profesionales,aunque no sabemos muy bien de qué..o a lo mejor sí.
Lo demás se nos dará por añadidura.
Mejor te hubieras venido a ver a Víctor Puerto. A ratos toreó en serio...
Marín:
Puede que a veces yo también me embale, pero no puedo con los que enfocan esto como un trabajo o una profesión. Creo que es infravalorar lo que es ser torero y mucho más matador de toros. La cantidad de toreros con ganas que no se pueden vestir de luces, precisamente porque estos les tapan el camino.
Un abrazo
Franmartín:
Pero eso será porque uno no es profesional. A mí me importa y me divierte mucho fijarme en el toro, pero también me gusta ver torear bien, mucho. Es lo bueno del blog, que uno puede dedicar más espacio a lo que le divierte.
Un abrazo
"Toro colaborador", qué gran oxímoron Enrique.
Buenísima tu crónica, me ha encantao.
Nos vemos en la grada.
Un abrazo,
Óscar
Xavier:
Mejor me habría ido para allá, aunque no hubiéramos ido a ver a Puerto.
Un saludo
Óscar:
Pues ya ves, es lo que uno cree que ve. Te espero allí arriba.
Un abrazo.
Enrique:
No puede ser no!!! no no no!!! si yo vi una gran corrida de toros, donde toros y toreros estuvieron en un momento envidiable. ¿que blandearón los del Valdefresno en el caballo? uffff eso te pasa por ponerte a comer pipas y a charlar con los vecinos....
Y de los espadas ni hablar, yo me quede realmente impresionado del momento en el que esta cada uno.
Tejela cada día con mas oficio y mejores maneras.
Tendero viene pidiendo paso con mucha verdad y pureza.
Y el Salmantino esta en un momento crucial donde se puede ver integrado en todas las grandes ferias porque es un torero nuevo pero mas que necesario
Mira que te lo digo, que no te despistes, que te me despistas de chachara y ves mansos y flojos a los de Valdefresno.
Un abrazo!!!
Ya se lo dije y se lo reitero, aquí tiene Vuecencia su casa...
Si relees las Crónicas de los antiguos Revisteros,comprobarás que el toro y su comportamiento, se llevaban gran parte del espacio.En Sevilla hace algunos años, había tertulias taurinas después de las corridas en distintas emisoras,donde se analizaba con todo detalle el toro y su comportamiento,me viene a la memoria una de Filiberto Mira ,ya fallecido.
Si el lector ,en un blog o cuaderno, en papel prensa, u oyente o espectador en medios audiovisuales,no sabe como era y como se comportó el verdadero protagonista, el Toro,malamente va a poder valorar adecuadamente a su partenaire,el Torero.No tengo ni que insinuarte, que no es ni parecido ponerse delante y producir arte con un Toro, que con la Beata de Santa Maria del Baptisterio que es lo que sale en casi todos los sitios.
Es natural que los voceros que hoy hacen yambos y ditirambos en la prensa y en los demás medios ,digamos profesionales por decir algo,se salten tan trascendental capítulo,así como la lidia,colocación de los actuantes,desarrollo y ejecución de la suerte de varas.En primer lugar, porque para eso hay que saber y ser un aficionado íntegro y segundo porque casi ni existe y mucho menos se valora.
Van a cantar las excelencias de los naturales ,derechazos , la muerte lo más rápida posible del toro.Y la verdad es que a la generalidad de los espectadores actuales,incluyendo Madrid y Sevilla ,con eso les basta para ir más contentos que unas pascuas.
Una Crónica de toros sin un pormenorizado detalle del toro y su comportamiento y del desarrollo de la lidia,de la suerte de varas y de la forma de matar,no deja de ser un panfleto, indigno de unos tan cacareados profesionales, que con su pan se lo coman.
Claro que para eso tiene que haber toro,torero,lidia y suerte de varas.
Diego:
Pues si tú me dices eso, yo me lo creo. creo que las pastillitas azules me están devorando los sesos, jejeje.
Un saludo canalla.
Xavier:
Pues hazme sitio, que voy para allá. Eso sí, no me pidas fecha de llegada.
Un saludo
Franmartín:
En el cierre has desmenuzado toda la crítica actual. Sobre lo que comentas, parece mentira y hasta ilógico que no sea como dices, pero desafortunadamente, así es. Nos enseñan una patita y ya nos tenemos que imaginar la vaca entera. Yo intentaré hacerlo como sé, que tampoc es para tirar cohetes.
Un saludo
El sitio está hecho, las camas tendidas y con sábanas limpias y el refrigerador (nevera), repleto. Tengo el bar lleno también, así que ponte el bañador y comienza a nadar, que algún día terminarás de cruzar el Atlántico... ¡ánimo!
Otro plomo de tarde ... este es uno de los carteles que hacen que la feria de San Isidro sea un buen negocio, para la empresa claro.
Lo peor es que Tejela tiene otras dos tardes en San Isidro. Este torero-cromo que hace unos años toreba al natural, ahora se dedica a pasar de puntillas por las ferias, ocupando el puesto de por ejemplo Sergio Aguilar o Juan Mora.
Saludos.
Amen franmartin, amen.
Xavier:
Ya estoy nadando.
Un saludo
Isa:
Lo de Tejela es difícil de pasar. Es uno de esos ejemplos de torero que entra en el círculo de poder, que no molesta, no cobra mucho, sigue la norma y a cambio tiene contratos y se enfrenta a toros más o menos comoditos.
Un saludo
Marín:
Pues amén.
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