martes, 27 de noviembre de 2012

Madrid se empequeñece, ¡El derecho a mi grada!

Tanto se molió los sesos el genio de Gelves en el diseño de Las Ventas y a lo mejor a los señores de Taurodelta les bastaba con el aforo de la Carretera de Aragón.



Qué bonita está quedando la obra de la tapadera de la plaza de Madrid, qué gran obra, tapar la plaza de toros de las Ventas del Espíritu Santo; ¿será para que no se escape la pestilencia de lo que allí dentro están cociendo unos negociantes sin alma, ni afición y que han demostrado con largueza el tamaño de su ineptitud? Solo han sabido hacer negocio a base de recortes en los derechos de los aficionados, en la grandeza de la Fiesta y ahora ya no únicamente en la integridad de la que se decía que era la primera del mundo, sino en su capacidad. Además de contar con la complicidad de la administración autónoma, rebajándole el canon, permitiendo que apliquen el incremento del IVA con una diligencia propia de los sabios, haciendo oídos sordos, cerrando los ojos y aceptando una programación de festejos infame e insultante dando asilo a toda la vulgaridad que campa por la Fiesta. Miren que ya no digo nada de la reducción de festejos, que también, pero cuando uno se estrella con el coche, se rompe la pierna por tres sitios, sufre lesiones internas en riñones, intestinos, bazo, estómago y pulmones, despierta a duras penas del coma inducido y tiene que pasar más de un mes en cuidados intensivos, ¿le va a preocupar un esquince en la muñeca? Pues esa merma de festejos, comparado con el resto, es un esguince de muñeca.

Qué pena que toda esta hermosura que heredamos de nuestros mayores, ese vínculo que nos mantiene unidos a los que ya se fueron, que reúne a amigos, que establece unos lazos muy especiales con los que vienen detrás, que produce el encuentro entre generaciones, entre regiones, ciudades y gentes de ambos lados del mundo, todo esto, todo, ha caído en manos de unos inútiles con malas intenciones, apoyados y coreados por estúpidos que se creen las necedades que quieren convertir en el nuevo dogma de la Fiesta.

Uno no deja de escuchar a toda esa panda de idólatras del becerro de oro de la empresa de Madrid, que son un prodigio de gestión, de organización y de todo lo que se nos ocurra acabado en “ción”, pero si nos detenemos unos momentos en analizar a grandes pinceladas su labor en Madrid, nos damos cuenta de que son los gestores y organizadores idóneos de la ruina que ellos mismos han creado. Es como si desde el primer día hubieran puesto todo su esfuerzo en hacer de la plaza de Madrid una plaza a su medida. Lo contrario de lo que podría pedir la lógica, que ellos alcanzaran el nivel de exigencia y compromiso propio del coso de la calle de Alcalá. Empezamos con un declive notable en cuanto al ganado anunciado. En un principio la excusa era que querían dar a conocer nuevos hierros, lo que no está mal del todo, pero hecho con mesura y conservando lo mejor de los ya conocidos, sin llegar a exiliarlos de Madrid. Pero enseguida se les vio el plumero. Lo que pretendían no era otra cosa que comprar barato y venderlo como si fuera bueno. Si tantas ganas tuvieran de descubrir nuevas vacadas con posibilidades, no se empeñarían en traer año tras año a ganaderías que han fracasado estrepitosamente cada mes de mayo, incluso hasta dos veces. ¿Qué me dicen si no de Núñez del Cuvillo? Aunque después de las bobadas que he leído que dice el propietario de este hierro, uno ya está preparado para todo. Si uno además se para a ver lo que sale de cada camada por esas plazas de Dios, no tiene que fijarse mucho para darse cuenta de que a Madrid ya no viene lo mejor de cada casa. Pero claro, es que los bombones hay que pagarlos, no solo bien en cuanto a la cantidad, sino a tiempo. Ellos apalabran y apalabran pero no sueltan la mosca y si entre medias asoman los mozos peñistas de Brazabuey y ponen la tela por delante, ¿a que no saben donde irán los toros que apalabraron los señoritos de Taurodelta?
Monta su peña de San Isidro, el Aniversario/ Arte y Cultura/ Timo de la estampita y Otoño y ya se han cansado. Ya la ciencia no les da para montar corridas de toros en junio, ni casi en julio, se inventan rollos macabeos para disfrazar los detritus taurinos con apariencia de novilladas con novilleros que están más para aprender a coger los trastos que para torear en Madrid, y así van trampeando. Porque no nos engañemos, lo de la feria en mayo es poner sobre la mesa los toreros afines, los que apoderan ellos mismos o los capos de otros clanes que harán lo propio con los suyos, sin opción a poder ver a José Tomás o a otros toreros del gusto de Madrid, aunque cobren dos pesetas. Lo del ganado no supone ningún inconveniente, porque si no vienen los figurines con sus mochuelos debajo del brazo, siempre habrá una de cada hierro de los Lozano, de las franquicias Fraile o todo lo de Juan Pedro, bien por vía familiar, bien por vía ladrillera de nuevo rico con ansias de figurar.

Piden que se organicen menos festejos, que la temporada empiece más tarde, que acabe más pronto, claman por evitarse las novilladas del verano porque dicen que no son rentables, que no va nadie; lo cuál es absolutamente cierto, pero claro, es que el aficionado de Madrid va a los toros a ver toros, no a pasar la tarde. Si lo que le dan no interesa ni a los mozos de Brazabuey, ¿cómo van a pretender que vayan los más fieles a la piedra venteña? Y ahora se inventan lo de la tapadera, pero dejando fuera las gradas y andanadas. Hace unos años se hablaba de posibles soluciones para ampliar el aforo de las Ventas y ahora lo reducimos drásticamente, ¿pero qué es esto? Cuando no empiezan los sesudos taurinillos a pedir que se disminuyan las dimensiones del ruedo. Señores, la cosa está muy clara a estos caballeros les viene todo esto muy grande. Si empezamos quitando calidad en la tela del traje, reducimos el forro, eliminamos el chaleco, aunque se pierda elegancia, los zapatos los compramos en un mercadillo, hay que cortar las mangas, la pernera del pantalón y meter de la sisa, entonces blanco y en botella, que les viene muy, muy grande, que ellos iban para organizadores de fiesta camperas y les han tomado por empresarios taurinos. Pues si todo esto no les vale, márchense, déjenlo, olvídense de nosotros y de nuestra plaza, instálense la tapadera en el baño de su casa, inviten a sus torerillos a una barbacoa en su jardín y que se lleven allí a sus mascotas para hacerles cucamonas, déjennos en paz. Que no pedimos más, que lo único que queremos es poder ir a los toros y ejercer el derecho a sacar nuestra entrada de grada o andanada. Que porque a ustedes los dedos se les hagan huéspedes y no les dé su solvencia para manejar una plaza con casi 24.000 asientos, no es para que lo suframos los demás. Ustedes se preparan bien, se pasan unos añitos estudiando, hincando los codos, y luego vuelven, pero mientras, quédense en sus artes, sus culturas y sus mandingas ferroviarias. Que lo único que consiguen es que aficionados que viven para esto, que arrastran a la familia, que les aguanta su pasión con santa paciencia, que envenenan con el toreo a amigos y conocidos, que nos plantemos y digamos ¡ABOLICIÓN de la TAUROMAQUIA 2.0, YA! 

6 comentarios:

Cárdeno dijo...

Se te nota muy enfadado..., y con toda la razón, Enrique..., personalmente hace ya tres temporadas que desistí de luchar contra los molinos (muy a mi pesar)... la ultima, me acordare siempre, ... sustitución de Adolfos por Domecs.... Bestial.

La Ventas a sido la Plaza que mas alegrías, conocimientos y amigos me ha dado, la única que me podía decepcionar…, y lo ha hecho hasta decir basta.

Muchos ánimos para la Afición Venteña.

Nos vemos por las Plazas.

Xavier González Fisher dijo...

Si mira, ahora va a resultar que los que tiraron Carabanchel se equivocaron...

Porque con la tapadera esa, según leo, Las Ventas queda más o menos con la capacidad de la extinta "Chata"... y con la calidad de los esperpentos que cuentas, pues anda más o menos por las mismas, aunque hubo días en los que en Vista Alegre se veía al toro y al toreo.

No cabe duda, "las ciencias avanzan que es una barbaridad"... aunque las barbaridades las hagan otros.

J. Cisneros dijo...

Como siempre genial amigo Enrique, tocando la techa justa en el momento justo. Un saludo

Enrique Martín dijo...

Cárdeno:
¿Enfadado? Noooo, o sí, para qué negarlo. Como bien dices, son ya muchas las decepciones, pero yo sigo cometiendo el mismo pecado, voy y vuelvo a ir, aunque tengo que reconocer que los que se han marchado lo han hecho con toda la razón; o quizás para ser más exacto y perdona si te no suena bien, pero creo que os han echado, han echado a buenos aficionados que no aguantaban más. Os han empujado fuera de la plaza como si fuerais apestados y la realidad es que con estas marchas se ha abierto la puerta a esta debacle de la plaza. Bueno, no te quiero cansar más, que me lío otra vez.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Xavier:
Ya no se ven toros ni en el Museo de Ciencias. Ahora la tapadera, ahora que no, ya no se ponen de acuerdo ni los jefes de los clanes. Adelantos no sé, pero barbaridades, para regalar.
Un saludo

Enrique Martín dijo...

Pepe:
Muchas gracias por tus palabras y por pasarte por aquí a echar este rato, al menos anima el que te hagan caso los que saben de esto.
Un saludo