jueves, 30 de mayo de 2013

Hola, ¿ke ase? ¿te duermes o ke ase?

El Fandi no se puede asomar al balcón, él sale a hacer deporte al jardín


Que ilusión, la feria de San Isidro, una montonera de tardes yendo a los toros, toreros de todas partes, toros todos igual de mansos, un frío que pela las orejas, un presidente que no se entera de que los inválidos no se torean, el público que lo mismo se pone a hablar a voces con uno tres tendidos más para allá, que llama al de los refrescos, que se te levanta y se va, importándole un pito si molesta o no molesta, o si puede salir o no, y para colmo, si después de tirarte allí horas tienes necesidad de ir al excusado, una de dos o te asfixias, evacuas y te vas a urgencias a que inyecten un antiestamínicos y te enchufen a unos aerosoles de rosas y gladiolos, o te aguantas y por no “disfrutar” de tanta inmundicia y suciedad, esperas a llegar a tu casa dentro de una hora o más. No me dirán que no les da envidia que uno pueda ir todas las tardes a los toros y ustedes no. Ya ven, uno que es un privilegiado. Y con el frío que hacía, no saben las ganas que dan de tomarse un Cola Cao bien calentito con magdalenas.

Uno ya iba con sus precauciones, porque eso de ver a El Fandi siempre me ha producido cierto agotamiento, y no acabo de entender por qué. Si da gusto verle con su primer novillo de Jandilla, regordete y todo, que hasta ha parecido que empujaba en el caballo tras picarle trasero, aunque después corneara el peto. Y ojo, que con todo lo que pueda parecer, el granadino ha colocado a sus toros frente al picador en sus dos toros, siempre de un capotazo, ni lo ha dejado a su aire, ni al relance, ni nada, y eso hasta el momento no lo ha hecho nadie, que conste. Luego, en su “especialidad”, las banderillas, pues ya no podemos felicitarnos tanto. Poca diversión con tres pares a toro pasado y algunos pares clavados hasta en la paletilla, en su primero y dos corriendo hacia atrás, facilitándose el momento del embroque según le venga mejor, y uno al violín, sacándose los palos del cogote. Con la muleta estuvo soso y aburrido en su primero, muy ventajista y fiel al más puro estilo de la Tauromaquia 2.0. En su segundo, de Las Ramblas, y que era el que más aspecto de toro lucía, empezó queriendo lucirse con un galleo para llevarlo al caballo, pero tanto apartarse al final han deslucido su labor. Con la muleta ha empezado de rodillas con trapazos muy acelerados, para continuar con un repertorio que antes no gustaba en Las Ventas, aunque ahora ya no se puede asegurar nada, todo depende del número de visitantes que acudan a la plaza cada día. Muchos trapazos, muchas carreras y por fin, un gran bajonazo que casi despezuña al animal.

Daniel Luque, ese torero que parecía que ni sí, ni no, sino todo lo contrario, ahora se ha quedado en “todo lo contrario”. No se sabe para donde va, ni tan siquiera si va. Al sobrero del Torreón, ese que salió con el pitón izquierdo astillado, no le ha puesto bien en suerte ni una vez, en el mejor de los casos ha empleado el “ahí te quedas”, fácil, pero poco vistoso. Con la muleta ha desgranado una faena llena de suavidad, pero sin sustancia alguna, algo así como tomarse un volován de nada a los finos aromas del hielo picado de Sierra Morena. Eso sí, nos ha hecho gastar el tiempo hasta que ha soltado un bajonazo tras dos pinchazos. En el quinto, un Jandilla en el más puro estilo anovillado del hierro, después de que no se le haya picado prácticamente nada, se ha liado a dar trapazos enganchados con la derecha, con carreras y enganchones, le ha acortado las distancias hasta ahogarle, trallazos, pases de uno en uno y sin conseguir enterrar ni media espada, ha descabellado, porque para eso él es el maestro.


Menos mal que nos quedaba Jiménez Fortes, una figura en ciernes, que con toda seguridad vendría a comerse el mundo; pues ni lo ha empezado, se lo ha dejado para otro día, quizá acompañado de patatas y ensalada, o muy hecho. Lo malo será que no haya otro día, porque tanta desgana, tanta sosería y tan poco oficio no se yo si le servirán para ganarse muchos contratos. Que no es lo mismo naturalidad y desmayo, que abulia y mandanga. Vale que toreó a la verónica sin mover un pie, pero hombre, los brazos hay que jugarlos con al de gracia y llevando al toro toreado, no mandarle a Cádiz y Ponferrada, alternativamente, según para donde sacuda la manta. En la primera vara no se puede decir que picaran al toro muy trasero, sobretodo para lo que se frecuenta; el animal ha empujado y casi da con el jinete en el suelo, pero éste se ha agarrado al palo con uñas y dientes y ha aguantado montado. En el segundo puyazo, tras una vuelta de campana, el toro ha tardeado bastante en tomar de nuevo el caballo, para al final recibir un picotazo señalado. En la faena de muleta, tras unos trapazos del maestro y las caídas del Jandilla, casi más por los trallazos que por la falta de fuerza, que también, ambos, toreador y toreado, han decidido echarse una siesta. Que sueño más bueno debían tener, porque Jiménez Fortes parecía dispuesto a alargar la faena hasta la hora de la cena. En su segundo, el último del suplicio, más mantazos a discreción, mala colocación en el primer tercio, estorbando, mientras el picador se veía en el suelo, quizá era la venganza a esa puñalada en la paletilla. En la segunda vara, o lo que sea, el toro cabeceaba y al final se marchó suelto. Quite por gaoneras, primero un latigazo que echa al toro por los suelos, pero insiste y al final completa un quite repleto de enganchones. Que está muy bien eso de insistir, pero hay que saber cuando. Ya en el primero de Luque se puso pesado con un quite que acabó con el toro en los corrales, cosa que debió encantar al matador del toro, y que le volvió a pasar en el que salió en su lugar, llegando a obligar al sevillano a iniciar el camino para decirle que ya era suficiente. Con la muleta siguió aburriendo, vulgar, muletazos ventajistas y ni pizca de emoción, arte o algo que pudiera despertar su emoción. La plaza casi medio vacía, unos por escapar del agua y otros igual es que se habían ido a urgencias a que les pusieran el suero de la alegría. Afortunadamente, acabó decidiéndose a matar al toro y cerrar una tarde insufrible.

2 comentarios:

MARIN dijo...

Pues no te arriendo las ganancias Enrique, y despues de verlo, perdón, de sufrirlo por la tele te puedo decir que no te envidio en nada. El año que viene, otras dos de Jandilla... que malo soy ¿no?.

Un abrazo y que te sea leve. Esperemos que lo que queda suba un poco mas los ánimos.

Enrique Martín dijo...

Marín:
Jandillas o Núñez del Cuvillo, todo depende de si al comprar unas u otras, si te regalan un balón de playa o un baticao.
Un abrazo