Como si hubiera perdido a El Juli o a su Roberto, el toro busca en las profundidades de la Tierra |
Ahora decides dejarme de lado, apartarme de tu destino y
empezar otro camino por tu cuenta. Está bien, esa es tu decisión, la respeto,
pero eso no quiere decir que no pueda borrar tantos recuerdos contigo, tantos
momentos dulces, esos instantes en que te veía en la cima del mundo, yo era
feliz, porque sentía que tu gloria se apoyaba en mis espaldas, en mis esfuerzos
y, si me apuras, hasta en mis vergüenzas, pero valía la pena. Todo se me hacía
poco si era para ti, porque tú eras mi razón de vivir. Tantas tardes
susurrándote cosas al oído, tantas veces gritando al viento ¡ya, ya, ya,
ahoraaaa! Y esa cara de satisfacción que vencía a tu agotamiento empapado en el
sudor que brotaba de tu entrega, de esa generosidad que solo podía nacer de un
ser como tú. Yo te veía como un Dios al que los ángeles se llevaban en volandas
camino de la gloria.
¿Qué haré ahora sin ti? Pues seguiré adelante, porque eso es
ley de vida. Quizá encuentre otra persona que ocupe tu puesto, pero no tu
sitio, tú eres y serás único para mí. Ya sé que te costaba y te cuesta explicar
tus sentimientos con palabras, a veces te cuesta hasta hablar, no eres un
consumado orador, pero da lo mismo, tus hechos ya eran más que suficientes, con
tus hechos yo ya me sentía enriquecer, tenía la sensación de estar acumulando
un tesoro digno de un rey. Porque tú eres un rey, heredero de una dinastía de
héroes de la antigüedad. Un ser todopoderoso y juntos podíamos dominar el
mundo, nada se ponía en nuestro camino, nadie osaba hacer tal cosa, porque si
así fuera, lo apartábamos desterrándolo a los confines del mundo. Nuestra
fuerza iba más allá de nuestra tierra, atravesaba mares, océanos y se
desplegaba en nuevos mundos, con la autoridad y decisión que solo ostentan los
elegidos.
Quisieron hacerte sombra, quisieron empequeñecer tus
méritos, pero no pudieron. Tú y yo juntos podíamos con todo, nuestros lazos
eran tan fuertes que no había espada que los pudiera romper. Ni las palabras de
los necios, ni el dinero de los adinerados, ni los argumentos de los que se
dicen sabios, porque el pueblo, ciego por tu resplandor, solo obedecía a tus
mandatos. Reunías a toda tu corte para anunciarles las buenas nuevas en tu
trayecto, tus apariciones casi milagrosas, heroicas, sublimes, divinas. Ni
finos artistas, ni dementes sin razón, ni delicados oribes, ni tan siquiera
destajistas a sueldo podían acceder a tu trono.
Pero ya todo se ha terminado, tú has querido que me apee en
la próxima estación, que coja mi maleta y me marche. Buscaré otra compañía,
buscaré otra pareja intentando volver a sentirme rico, me entregaré sin
escamotear un gramo de mis energías en esas mañanas en las se empezaba a jugar
el futuro, intentaré poner mis exigencias por encima de la razón si es preciso,
hasta por encima de las leyes, la honestidad y el decoro, igual que hice
contigo, pero no creo que sea lo mismo y no lo será porque quien te suceda no
tendrá esa fuerza, ese apoyo incondicional, hasta ciego de tantos a los que
hechizaste con tus juegos malabares. Trucos que parecían casi mágicos, aunque
no lo fueran, pero que embelesaba a las masas, a esas mismas que los voceros
encandilaban con razones que ni ellos se creían, que ni ellos entendían, pero
que deleitaban a todos.
Hasta aquí hemos llegado, esta ha sido la última etapa. Nos
quedan varios puertos en los que atracar, pero sabiendo que esta vez, el final
no es un punto y seguido, esta vez será un punto y final. Julián, siempre tuyo:
Rober.
PD: Con lo que yo he sido para ti
3 comentarios:
La viuda corpórea al leerlo no va a conciliar el sueño buen tiempo.
Es incondicional del tumbatoros.
J.De La Riva.
¿¿Orgullo GAY'??
DEL ORGULLO GAY?????????
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