lunes, 17 de octubre de 2016

Ya no nos quieren, Manolito

A alguno le ha saltado todo por los aires y no precisamente por asomarse al balcón


¿Se imaginan a Napoleón Bonaparte recogiendo sus carpetas, sus uniformes, sus condecoraciones, sus pantuflas y su bata de paño para dirigirse a Santa Elena? ¿O a esos reyes que de la noche a la mañana casi solo pudieron coger el cepillo de dientes camino del exilio, mientras los revolucionarios de turno proclamaban repúblicas y abatían monarquías?  ¿Y a ese entrenador que con el equipo último de la tabla, se ve obligado a marchar y no le dejan llevarse ni el chándal, ni las chanclas para la ducha, porque llevan el escudo del equipo? Dramas incomparables con lo vivido por un padre, un hijo y un señor con gafas, que de golpe entendieron el significado de la “toma de la Bastilla”.Han sido instantes dramáticos, trágicos, diría yo, los que han protagonizado Choperita papá y Choperita hijo, escoltando al jefe Matilla. Si estaba todo hecho, todo atado y bien atado y ¡zas! Hocicazo contra el terrazo made in Porcelanosa de las Ventas.  Se quiso ser discreto, pero siempre existe una rendija por la que alguien ve lo que se supone que nadie debería ver. Yo conocí al que sabía de la existencia de una y que me contó con pelos y señales lo que vio a su través. ¡Estremecedor!

El jefe:             Niño, date prisa, que todavía nos pilla el francés a mitad de mudanza.

El Niño:           Papa, ¿va a venir el tío Simón? ¿No le esperamos?

Il consigliere:   Este niño es...

El jefe:            Antonio, déjalo ahí, que él no tiene la culpa

Il consigliere:  No, si culpa no tiene, pero es que...

El jefe:            He dicho que lo dejes

El Niño:          ¿Y por qué él lo puede dejar y yo no? Papa

El jefe:            A ti te he dicho que deprisa y no rechistes.

El Niño:          ¡Jo! No entiendo nada, Yo a correr y el tío Antonio a dejarlo y encima no esperamos al tío Simón, que seguro que me trae alguna sorpresa

Il consigliere:   De eso no me cabe la menor duda, una sorpresa y grande es la que nos ha dado el muy h...

El Niño:          ¿Síii? Yo quiero ver la sorpresa, ¿Qué es? ¿Qué es?

El jefe:            ¡Niño!

EL Niño:         Vale, vale, ya me doy prisa, solo quería saber cuál era la sorpresa. ¿Es de comer? ¿Es de ponerse? ¿Es de...

El jefe:            ¡Es de leches...

Il consigliere:   ¡Calma! ¡Calma! Se supone que el niño no tiene culpa.

El jefe:            Sigamos y punto, cada uno a lo suyo


Se hizo el silencio en la estancia, pero no duró mucho tiempo, más bien no duró ni dos suspiros y un cuarto.

El Niño:          Papa

El jefe:            ¿Qué quieres ahora?

El Niño:          ¿Qué hago con la invitación a mi cumple del tío Simón?

Il consigliere:  ¡Hombre! Si hasta iba a ir al cumple del...

El jefe:            La tiras, la rompes, te la comes, haz lo que te salga de los...

El Niño:          Vale, vale, ya me callo.

De nuevo el silencio más que efímero

El Niño:          ¿Entonces...

El jefe:            Entonces, ¿qué?

El Niño:          Que si no le invito a mi cumple, igual se enfada y yo no quiero que se enfade conmigo el tío Simón.

El jefe:            El tío Simón ya no es tu tío, ¿te enteras?

El Niño:          ¿Se ha divorciado? ¿Nos hemos divorciado nosotros?

Il consigliere:  De alguna manera sí, el tío Simón se ha portado mal y ya no somos amigos, porque el tío Simón nos ha dado bien por...

El jefe:            Aquí no se ha divorciado nadie, ya no es tío de nadie y se acabó

El Niño:          ¿Y se puede dejar de ser tío? Tío Antonio, tú no vas a dejar de ser tío, ¿verdad?

Il consigliere:  No, claro que no, ¿cómo iba a dejar yo de ser tío?

El jefe:            ¿Podemos dejar los parentescos y acabar de recoger todo? Veo que todavía nos pilla con todo manga por hombro.

EL Niño:         Entonces, si ya no es tío, ¿ya no va a volver a venir a sentarse con nosotros?

Il consigliere:  Somos nosotros los que ya no nos vamos a venir a sentar más, nos vamos, nos han echado, el tío Simón nos la ha jugado y nos ha echado.

El Niño:          ¿Adónde nos ha echado?

Il consigliere:  A la rúe

El Jefe:            A la p...

Il consigliere:   A la calle, niño, a la calle, ya no quiere ser nuestro amigo, ahora es amigo de un señor que tiene barcos y aviones.

El Niño:           Bueno, pues si no quiere ser nuestro amigo, da igual, porque nosotros somos amigos del señor del sombrero, ese que habla raro y que tiene de todo, de todo, más que el amigo del tío Simón, el de los barcos y aviones... y seguro que también autobuses...y coches... y trenes... y...

El jefe:            ¿Quieres darte prisa?

Il consigliere:  Te juro que no sé si voy a poder aguantar mucho más, o le callas tú o me tiro a los cabestros

El Niño:          No puedes, jajajaja, no puedes, se los ha llevado Florito a su casita de invierno, para que estén calen...

EL jefe:           ¡Basta!

El Niño:          Vale, vale, ya me callo.

Il consigliere:  Gracias

El Niño:          Entonces, ¿ya no vendremos en San Isidro?

El jefe:            ¡No!

El Niño:          ¿Y si el tío Simón, perdón, el que era el tío Simón nos regala unos abonos?

Il consigliere:   No los toques, que pueden estar envenenados con cicuta

El Niño:          ¿Envenenados? ¡Qué malo! Pero sí que podremos ver la feria por la tele, porque seguro que el tío Manolo nos deja que enchufemos la tele al camión de la tele que ponen ahí fuera

El jefe:            El tío Manolo tampoco es tío, el tío Manolo es amigo del tío Simón

A lo lejos se oía un rumor, una voz entre alegre, indescifrable y escupiendo palabrejas indescifrables, que provocaron una fúnebre palidez en los presentes, excepto en el Niño, que no pudo evitar la sorpresa.

Simón:             Bonjour, hola, hola, hola, vengo a ofgesegos bgindag conmigo con shampán, pog el futugo y pog nuesstga etegna amistad, pogque pog ensima de todo está la amistaz y la familia; ven aquí, Manolito, con el tío Simón

El Niño:          ¿Pero no era que el tío Simón ya no es tío?

Il consigliere:   Anda que no tiene tíos el pájaro.

El jefe:            Sí, muchos tíos, pero solo un padre y ese soy yo... para mi suerte y tú desaparece

El Niño:           Pero... ahora tengo menos tíos que hace un rato y encima tengo que recoger para irnos de aquí y encima no me van a dejar entrar en San Isidro y encima...

El jefe:             Sí, Manolito, sí, encima, encima, encima y otro encima, porque, ¿sabes una cosa? Que nos han dado la patada el tío Simón, el del sombrero, el tío Antonio a no mucho tardar y hasta los azulejos de las Ventas, porque aquí ya no nos quieren, Manolito.


Enlace programa Tendido de Sol del 16 de octubre de 2016:
http://www.ivoox.com/tendido-sol-16-octubre-de-audios-mp3_rf_13342950_1.html

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